El llamado Himno de la Perla se encuentra en algunas versiones del apócrifo Los Hechos del apóstol Tomás. Es un texto interesante porque expresa de manera simple y concreta la experiencia gnóstica. Además, es un texto altamente simbólico. La casa del Padre en el Este representa la morada celestial; la serpiente en la forma de un círculo cerrando la tierra al dragón del caos original, el principio del mal en este mundo. En el Pistis Sofía (Cap 126 p. 207 Schmidt) dice: Las tinieblas exteriores son un inmenso dragón cuya cola está en su boca. Los Hechos de Tomas en un pasaje independiente al Himno de la Perla caracteriza a este dragón a través de uno de sus hijos: Yo soy el retoño de la serpiente e hijo del Corruptor. Yo soy hijo de quien…se sienta en el Trono y tiene dominio sobre la creación bajos los cielos…quien encierra la esfera, ….quien está afuera, rodeando el océano, cuya cola descansa en la boca (32). Otros símbolos gnósticos pueden ser, el mar o el agua, que representa el mundo de la materia y las tinieblas dentro del cual la divinidad ha caído. Así, los Naasenos interpretan el Salmo 29,3.10 como Dios habitando el abismo y Su voz sonando sobre las aguas aclamando: Las muchas aguas es el mundo de muchas formas de la generacón mortal a donde el dios Hombre ha caído y desde sus profundidad clama al Dios supremo, el Hombre Primordial, su original incorrupto (Hippol. V. 8.15). A su vez, Egipto, es un símbolo común del mundo material no solo en el gnosticismo sino que en otras corrientes. La historia bíblica de la Israel cautiva y liberada desde Egipto es la base de esta interpretación que era tan querida entre los gnósticos. Así, Egipto pasa a ser el símbolo del mundo de la materia, la ignorancia, y la religión perversa. Todos los ignorantes, aquellos que carecen de conocimiento, son egipcios [Hippolytus (V. 16. 5)]. Otro símbolo del Himno lo encontramos en el vestido impuro, cuyo propósito era ayudar al protagonista a pasar desapercibido entre los egipcios, es también bastante común. El salvador viene a este mundo, tomando distintas formas, de manera que los gobernantes del mundo no le reconocen. Los egipcios no reconocen su origen y su misión y están ansiosos de hacer de él uno de ellos. Y el éxito aparente que obtienen se explica, precisamente, al cuerpo que ha adoptado el Salvador. La carta es otro símbolo gnóstico presente en el Himno de la Perla. La voz de esta carta o mensaje se identifica con el “llamado” que es capaz de despertar la conciencia del protagonista. Su plan de salvación llegó a ser como una carta, su voluntad descendió desde lo alto y fue despachada como una flecha que se conduce hacia abajo. Muchas manos alcanzaron la carta para arrebatarla, para tomarla y leerla; pero ella eludió sus dedos. Ellos estaban asustados de ella y del sello que contenía, y es que no tenían el poder de romper el sello porque la fuerza de ésta era más grande que ellos (Odas de Salomón XXIII). Consideremos también la conquista de la serpiente y el ascenso al lugar de origen. La manera en que el mensajero supera a la serpiente y toma el tesoro que esta guardaba es apenas contado en nuestro Himno. Sólo se nos dice que la serpiente cayó dormida, es decir la misma experiencia que el protagonista experimentó en Egipto. En algunas fuentes es producto de un encantamiento o talismán, en otras es el simple hecho que la luz es como un veneno para las tinieblas, lo mismo que éstas lo son para la luz. Como sea, el ascenso comienza cuando el hombre se deshace de sus vestidos impuros y es guiado por la carta, que es luz y voz al mismo tiempo. Estas cualidades también se explican a través de la función de la Verdad en las Odas de Salomón: Yo ascendí hacia la luz como si fuese en el carro de la Verdad, la Verdad me guio y me llevó. Ella me llevo sobre los golfos y los abismos y traspasó con migo los valles y desfiladeros. Ella llego a ser un puerto de salvación y me llevó en los brazos de la vida eterna (Ode XXXVIII, 1-3). Los vestidos celestiales también es un símbolo común. En la liturga mandea para los muertos se lee una formula standart: Yo voy al encuentro de mi imagen y mi imagen viene a encontrarme a mí; ella se preocupa y me abraza como si yo estuviese volviendo desde la cautividad (G 559). Por ultimo nos queda compartir sobre la Perla. ¿Qué significa? Difícil respuesta. Para algunos intérpretes tiene que ver con la condición del alma y su destino; para otros tiene que ver con la identidad del héroe; para otros es el objeto del viaje con independencia de la identidad del héroe; para otros la integración del recorrido con la identidad verdadera del protagonista.
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