Para Filón de Alejandría la Torá viene de Dios. Dios es el verdadero legislador (Sacr. 131; Det. 68; Mos 2.48; QE 1.42; Spec. 2.129). El modelo de la Torá es la ley eterna. En ese sentido la Torá existe por debajo de la ley de la naturaleza que existe en el ámbito del logos y que es, en algún sentido, el logos mismo. La Torá estaría un poco por debajo de la ley natural por cuanto es escrita y se encuentra, como copia de la verdadera, en un estado corruptible. Sin embargo, la Torá es por lejos la mejor ley escrita. Es la que todo hombre necesita por cuanto es una copia de la ley de la naturaleza (Opif. 3,69, 71; Abr. 3; Mos.2.11, 13,48). La Torá de ninguna manera contradice la ley de la naturaleza implementada de manera divina en la creación (Opif.3). La Torá hace que aquellos que la observan sean bondadosos con su prójimo (Spec. 2.104). El prosélito que obedece la Torá llega a ser de inmediato temperado, modesto, etc (Virt. 182).
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