La teología de la Alianza implica la elección de Dios en relación al pueblo de Israel. Si éste último le es obediente, entonces tendrá vida y sabiduría, tierra, vida larga y descendencia. Al igual que Dios ordena y vence a las fuerzas del caos representadas por las aguas en el relato del Gn, en el Ex conduce al pueblo por las aguas del mar rojo. Es una victoria de implicancias cosmológicas como leemos en el Sal 77, 15-20:
Tú eres el Dios que obras maravillas y mostraste a los pueblos tu poder.
77,16: Con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José.
77,17: Te vio el mar, oh Dios, te vio el mar y tembló, las olas se estremecieron.
77,18: Las nubes descargaron sus aguas, retumbaron los nubarrones, tus rayos zigzaguearon.
77,19: Rodaba el estruendo de tu trueno, los relámpagos deslumbraban el mundo, la tierra temblaba y retemblaba.
77,20: Tu camino discurría por las aguas, tu sendero por las aguas caudalosas, y no quedaba rastro de tus huellas.
Esta idea de un Dios poderoso y liberador encuentra eco en otros textos veterotestamentarios: Is 10, 24-27; 11, 11; 63, 7-14; Jr 16,14-15; 23, 7-8; 31, 31-33; Mic 7, 14-17. Cabe llamar la atención, como ya lo hicimos en otra entrada, que la figura de Moisés en el relato refleja la de un siervo obediente, que confía en los mandatos de Dios, y que no destaca por sus aptitudes de liderazgo (habla mal, el pueblo le desconfía) (Ex 14). Como Abraham, es un mero instrumento. Esta imagen cambiará bajo la influencia helenista cuando la imagen de Moisés se enaltece como un héroe nacional que juega el papel definitivo en el paso del mar rojo. Para Filón de Alejandría es una desición de Moisés la que hace que el pueblo se dirija a Canaán por una ruta alternativa para que no puedan volver a Egipto en el caso que encuentren oposición en el camino. Las oposiciones que sufre Moisés de parte del pueblo, para Filón, sólo subrayan la extraordinaria capacidad de liderazgo del héroe. Esto es particularmente cierto cuando va guiando al pueblo hacia el mar rojo (Vida de Moisés, 1. 29-32). Para el filósofo Moisés es el mejos legislador entre todas las naciones, mejor de hecho que todos los que han existido entre los griegos o bárbaros, y es que sus leyes son más excelentes y verdaderamente vienen de Dios (Vida de Moisés 2,3-4). Y es que estas leyes buscan alcanzar la armonía del universo y están de acuerdo con los principios eternos de la naturaleza (Vida de Moisés 2,10). Algo parecido podemos decir de Josefo, quien si bien subraya más la acción divina si lo relacionamos con Filón, de igual modo presenta a Moisés de una manera extraordinaria. Por ejemplo, la fe de Moisés en Dios no tiene parangón. Éste confía que si Dios quiere, podrán huir de los egipcios volando por los aires.
Tú eres el Dios que obras maravillas y mostraste a los pueblos tu poder.
77,16: Con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José.
77,17: Te vio el mar, oh Dios, te vio el mar y tembló, las olas se estremecieron.
77,18: Las nubes descargaron sus aguas, retumbaron los nubarrones, tus rayos zigzaguearon.
77,19: Rodaba el estruendo de tu trueno, los relámpagos deslumbraban el mundo, la tierra temblaba y retemblaba.
77,20: Tu camino discurría por las aguas, tu sendero por las aguas caudalosas, y no quedaba rastro de tus huellas.
Esta idea de un Dios poderoso y liberador encuentra eco en otros textos veterotestamentarios: Is 10, 24-27; 11, 11; 63, 7-14; Jr 16,14-15; 23, 7-8; 31, 31-33; Mic 7, 14-17. Cabe llamar la atención, como ya lo hicimos en otra entrada, que la figura de Moisés en el relato refleja la de un siervo obediente, que confía en los mandatos de Dios, y que no destaca por sus aptitudes de liderazgo (habla mal, el pueblo le desconfía) (Ex 14). Como Abraham, es un mero instrumento. Esta imagen cambiará bajo la influencia helenista cuando la imagen de Moisés se enaltece como un héroe nacional que juega el papel definitivo en el paso del mar rojo. Para Filón de Alejandría es una desición de Moisés la que hace que el pueblo se dirija a Canaán por una ruta alternativa para que no puedan volver a Egipto en el caso que encuentren oposición en el camino. Las oposiciones que sufre Moisés de parte del pueblo, para Filón, sólo subrayan la extraordinaria capacidad de liderazgo del héroe. Esto es particularmente cierto cuando va guiando al pueblo hacia el mar rojo (Vida de Moisés, 1. 29-32). Para el filósofo Moisés es el mejos legislador entre todas las naciones, mejor de hecho que todos los que han existido entre los griegos o bárbaros, y es que sus leyes son más excelentes y verdaderamente vienen de Dios (Vida de Moisés 2,3-4). Y es que estas leyes buscan alcanzar la armonía del universo y están de acuerdo con los principios eternos de la naturaleza (Vida de Moisés 2,10). Algo parecido podemos decir de Josefo, quien si bien subraya más la acción divina si lo relacionamos con Filón, de igual modo presenta a Moisés de una manera extraordinaria. Por ejemplo, la fe de Moisés en Dios no tiene parangón. Éste confía que si Dios quiere, podrán huir de los egipcios volando por los aires.