La destrucción del segundo Templo marcó un hito muy importante en el desarrollo del temprano cristianismo. Reforzó la tendencia paulina de un cristianismo ad gentes, abierto a la incorporación de los gentiles sin necesidad de la circuncisión. Ahora bien, en la Jerusalén devastada permaneció un grupo cristiano, probablemente descendientes de los cristianos relacionados con Santiago el hermano del Señor, que continuó desarrollándose cada vez más al margen de la proto-ortodoxia. Irineo de Lyon habla de los ebionitas (tal como se les conocía) en los siguientes términos:
Aquellos que son llamados ebionitas están de acuerdo que el mundo fue hecho por Dios, pero sus opiniones respecto al Señor son similares a los seguidores de Cerintos y Carpocrates. Ellos usan solamente el Evangelio de Mateo, y repudian al Apóstol Pablo, diciendo que éste era un apostata de la Ley. En relación a los escritos proféticos, ellos se esfuerzan de exponerlos de una manera particular: practican la circuncisión, perseveran en la observancia de las costumbres señaladas en la Ley, y son muy judíos en su estilo de vida que llegan a adorar a Jerusalén como si fuera la casa de Dios (Haer. 1, 26.2).
Comencemos por desentrañar el significado del nombre ebionitas. Este sería un nombre hebreo אביונימ que significaría “pobres” en el sentido de humildes siervos de Dios. Que el nombre “ebionitas” se relacione con las comunidades cristianas de Jerusalén está justificado en textos como Rm 15,26 (Porque los de Macedonia y Acaya han decidido solidarizarse con los cristianos pobres de Jerusalén) y Gal 2,10 (Sólo pidieron que nos acordáramos de los pobres [referencia a los cristianos de Jerusalén], cosa que siempre he tratado de cumplir). Pensemos también que son precisamente estos cristianos de Jerusalén, bajo el liderazgo de Santiago, quienes se oponían a Pablo por razones de fidelidad a la observancia de la Ley y de la necesidad de circuncidar a los gentiles. Las mismas descripciones presentadas por Irineo. Respecto a la cristología ebionita es poco lo que podemos decir con certeza. Irineo escribió en griego, pero sus textos se conservaron en latín y algunas porciones griegas citadas por otros padres de la Iglesia (en este caso Hiposito). Ambas traducciones no coinciden, de acuerdo a la versión latina los ebionitas no estaban de acuerdo con los seguidores de Cerintos y de los Carpocrianos y, por lo tanto, aceptaban la virginidad de María. De acuerdo a la versión griega citada por Hipolito dirían que los ebionitas no aceptaban la virginidad de María. En otros textos de Irineo (Haer. 3.21.1) se insiste en que los ebionitas no aceptaban la virginidad de María. De inmediato surge un problema evidente. ¿Cómo es posible que los ebionitas no aceptaran la virginidad de María si, al mismo tiempo, defendían el Evangelio de Mateo donde precisamente esta idea se defiende? ¿Es qué en este punto Irineo especula sobre la utilización del Ev. de Mateo de parte de los Ebionitas? ¿O puede ser que los ebionitas utilizaran otro texto conocido como escrito por Mateo que no coincide con los canónicos defendidos por Irineo? Por último, una palabras respecto a la “adoración de Jerusalén” mencionada por Irineo. Es muy probable que algunas primeras comunidades cristianas permaneciesen en Jerusalén pensando en que el final de los tiempos se generaría desde allí. Esto tendría relación también con el hecho de orar mirando a la ciudad santa…que puede ser lo que escandalizaba a Irineo. Como sea, también en el N.T. encontramos evidencias de la importancia de Jerusalén para las primeras comunidades cristianas lideradas por Santiago el hermano de Jesús. Por ejemplo, en Hch 2, 46 se nos dice de los primeros cristianos que a diario acudían fielmente e íntimamente unidos al templo, y especialmente el relato de Hch 21,17-26: Al llegar a Jerusalén, los hermanos nos recibieron contentos. Al día siguiente fuimos con Pablo a visitar a Santiago; se presentaron los ancianos en pleno. Después de saludarlos, les expuso detalladamente todo lo que Dios había realizado por su medio entre los paganos. Al oírlo, dieron gloria a Dios y dijeron a Pablo: —Ya ves, hermano, cuántas decenas de miles de judíos se han convertido a la fe, y todos son observantes de la ley. Corre el rumor de que a los judíos que viven entre paganos les enseñas a abandonar la ley de Moisés y les dices que no circunciden a sus hijos ni sigan nuestras costumbres. ¿Qué hacer? Seguro que se enterarán de que has llegado; sigue nuestro consejo: hay entre nosotros cuatro hombres que han hecho un voto. Acude a purificarte con ellos y paga los gastos para que se afeiten la cabeza; así sabrán todos que los rumores que corren acerca de ti no tienen fundamento y que eres un judío observante de la ley. A los paganos convertidos a la fe les hemos comunicado nuestros decretos: que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de las relaciones sexuales prohibidas. Al día siguiente Pablo tomó consigo a aquellos hombres, se purificó con ellos y fue al templo para avisar de la fecha en que terminaría la purificación y se llevaría la ofrenda por cada uno de ellos.Para más detalles: Petri Luomanen, Recovering Jewish-Christian Sects and Gospels, p.18-24.