La comparación de Jesús con su contemporáneo Yohanan Ben Zakkai en relación al templo ilumina la actitud del primero. Este Yohanan era el más conocido discípulo de las escuelas de Hillel y de Shammai (mAbot 2,8 y JNed 5,39b). Jesús y Yohanan eran de Galilea y ambos sufrieron por la fría recepción que recibieron de sus compatriotas. Yohanan llegó a maldecir a los galileos exclamando: "Oh Galilea, Galilea, tu odias la Torá, por lo tanto caerás en las manos de los ladrones"(Y. Shab. 15d). Ambos enseñaron en el templo (Mc 122,35 y Pes 26a). Ambos amaban el templo y sus liturgias, a pesar que profetizaron su destrucción. Yohanan exclamó delante del templo: Oh templo, templo, ¿porque te atemorizas a ti mismo?Yo sé que deberás ser destruido. Zacarias, el hijo de Iddo (11,1) profetizó formalmente sobre ti, "Abre tus puertas, Oh Libano, para que el fuego pueda devorar tus cedros". Para más detalles: J. Charlesworth, Jesus and the Temple, p.174-183
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