
Otro paso adelante en esta configuración de la mística judía de la Kabala la encontramos en el siguiente midras de la Pesiqta Rabbati 31 donde “Gloria” y “Shekhina” substituyen al mismo Dios: Otro comentario: “Si yo te olvidara, Oh Jerusalén” (Salm 137,5). Cuando Israel fue al exilio, la Shekhinah fue al exilio con ellos. Los ángeles ministrantes le dijeron a Dios: “Señor del Universo, Tu Gloria está en tu lugar- no desprecies a tu Shekhinah”. El Santo, bendito sea, replicó: “¿A caso no hay cosas estipuladas entre Israel y yo? Yo estipulé con sus padres que Yo estaría con ellos cuando ellos no estuviesen bien; y cuando ellos no estuviesen bien, Mi Gloria estaría con ellos, como está escrito: “Cuando existan problemas yo estaré con él” (Salm 91,15). Lo que está diciendo este texto es que la Gloria-Shekhinah está en la tierra en lugar del mismo Dios. Si tú la abandonas en la tierra junto con el pueblo exiliado de Israel (lejos de la tierra, lejos del templo), la estarás despreciando y humillando. Por supuesto, aquí se supone una distinción entre Dios y su Shekhinah.
Y el último paso lo encontramos en el tardío midras de Seder Eliyyahu Rabba, donde Dios es redimido del exilio junto con Israel como consecuencia del hecho que la Shekhinah había permanecido con el pueblo durante el ostracismo. No más, de quien ha actuado con justicia, haciendo la caridad, y, por lo tanto, preservando muchas vidas, las Escrituras dicen: “Él ha redimido mi alma a través de la paz” (Salm 55,19). Cuando tales actos son realizados, el Santo, bendito sea, dice: “¿Quién es el hombre que me redime a mí, a mi Shekhinah y a Israel de los adoradores de ídolos? Este es el hombre que ejercita la justicia y hace la caridad. En definitiva, y como hemos visto en otras entradas, esta personificación de la Shekina es fundamental para entender la dinámica erótica que se da entre ésta y Dios en la mística medieval judía