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Los rabinos y la memoria del templo (misná): los movimientos litúrgicos.

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La misná se escribe hacia finales del II y principios del III, cuando el movimiento rabínico iba adquiriendo fuerza y liderazgo entre los numerosos grupos judíos que sobrevivieron a la destrucción del templo. Este paulatino y progresivo liderazgo rabínico se percibe en la misná donde los rabinos se definen como las autoridades legales y jurídicas que interpretan los rituales cultuales tradicionales. En esa linea los rabinos se entienden como los continuadores de los miembros del Sanedrín (Gran Corte), la misma que juzgase a Jesús, otorgándole a ésta última unas potestades jurídicas en la custodia del cumplimiento de la Ley y en la praxis cultual del templo que estaban lejos de haber tenido (Avot 1-2; Pe´ah 2,6). Así los rabinos se describen restrospectivamente como la máxima autoridad legal del tiempo previo a la destrucción del templo. Por ejemplo, de acuerdo a la Misná, los rabinos, como corte, estaban dotados de la potestad de dar  muerte a los culpables de ciertos delitos. Además de continuadores del Sanedrín, los rabinos se describen como los herederos del mismo Moisés (Rosh Hashnah 2,9). Esta autoridad jurídica de los rabinos en los asuntos cultuales, que tan cuidadosamente proyectan al pasado, se manifiesta de diversas maneras. Una de ellas es a través de cómo manejan el espacio literario-físico del  templo de Jerusalén, que a pesar que  ya no existe, ellos recuerdan en la misná. En otras palabras, los rabinos de la misná controlan la memoria del templo. ¿Cómo lo hacen? Manejando los movimientos físicos-literarios de los sacerdotes que participan en las liturgias, especialmente a través de las entradas y salidas en un espacio físico ya inexistente. Fijémonos en la Pascua descrita en el Pesahim 5, 5-10: El cordero pascual era sacrificado por tres grupos, como está escrito: “Lo inmolará toda la asamblea de la congregación de Israel”: asamblea, congregación, Israel: Cuando entraba el primer grupo, se llenaba el atrio. Cuando se cerraban las puertas del atrio, tocaban el sofar, luego la trompeta clamorosamente y luego de nuevo el sofar. Los sacerdotes estaban en pie formando dos filas y teniendo en sus manos  vasos de plata y de oro. Una fila tenía todos los vasos  de plata y la otra todos de oro. No estaban mezclados. Los vasos carecían de base a fin de que no los pudieran posar y se coagulara la sangre (5,5). Un israelita (laico) lo inmolaba, el sacerdote recibía (la sangre) y se la entregaba a su compañero, y éste al suyo, recibía (el vaso) lleno y devolvía el vacío. El sacerdote que se encontraba más cerca del altar la vertía de una vez sobre las basas (del altar) (5,6). Cuando salía el primer grupo, entraba el segundo. Cuando salía el segundo, entraba el tercero. Tal como actuaba el primero, así actuaban el segundo y el tercero. Recitaban el Halel (sal113-118). Cuando terminaban, lo repetían por segunda vez y cuando completaban esta segunda recitación, volvían por tercera vez a recitarlo, aunque nunca ocurrió que pudieran terminarlo en la tercera vuelta…(5,7). ¿De qué manera se cuelga y se despelleja? En las paredes y las pilastras se fijaban unos garfios de hierro de los que eran colgados y desde los que se despellejaban. Para aquellos que no tenían lugar para colgar (el cordero pascual) y despellejarlo, había allí una pértigas finas y lisas que se colocaban sobre el propio hombro y el hombro del compañero, de las que se colgaba y despellejaba…(5, 9). Una vez partido y separadas las porciones (para el sacrificio), lo colocaban en una bandeja y lo quemaban sobre el altar. El primer grupo salía y se detenía en el monte del Templo, el segundo en el contrafuerte y el tercero quedaba en su propio lugar. Al ponerse el sol se iban y asaban su propio cordero pascual (5, 10).

Además de manejar el espacio físico-literario del templo los rabinos, a través de la Misná, controlan la memoria de quienes estaban inhabilitados o no para la participación de las distintas liturgias. Por ejemplo, en la Sotha 7,8 los rabinos cuentan cómo el Rey Agripa leía la Torá a viva voz delante del pueblo, y cómo leía quejumbrosamente los versículos que se referían a la prohibiciones establecidas a los gentiles. Los rabinos nos están diciendo que, a pesar que Agripa era medio gentil, y se lamentaba de ello, podía leer en voz alta la Torá delante del pueblo. Ellos están autorizando a Agripa a leer la Torá delante de la nación. 

Judas, ¿héroe o villano? (Ev. de Judas)

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Desde que se publicó el Evangelio de Judas los especialistas han discutido acerca del rol que juega Judas, el protagonista de la obra. ¿Héroe o villano? La interpretación más temprana y que se popularizó a través de algunos documentales veía a Judas como el discípulo que entendió a Jesús y le ayudó para liberarse de su cuerpo mortal para volver al mundo espiritual.  Judas sería el paradigma del verdadero gnóstico. Así, por ejemplo, Judas es el destinatario de la revelación de Jesús: (Jesús) le dijo (a Judas): “Sepárate de ellos (los otros discípulos) y yo te contaré los misterios del reino” (35, 23-24). “He aquí que te he contado los misterios del reino y te he instruido [sobre el] error de las estrellas” (45,24-46,2).  Judas es poseedor de un conocimiento especial. Así, y al modo de la famosa confesión de Pedro en los sinópticos, Judas le dice a Jesús: Yo sé quién eres y de qué lugar has venido. Tú has venido del eón inmortal de Barbelo, y no soy digno de decir el nombre del que te envió (35, 15-20). A diferencia de los otros discípulos se mantiene erguido delante de Jesús: Y sus espíritus no pudieron osar mantenerse erguidos ante él, excepto Judas Iscariote. Él pudo permanecer erguido ante él(35,7-11). Aunque de difícil interpretación la promesa de Jesús en 46, 20-24 [55,10,11] puede ser indicativo del estatus superior de Judas: Llegarás a ser el decimotercero, y llegarás a ser maldecido por las otras generaciones, y llegarás a reinar sobre ellas. Consideremos también la frase que Jesús le dice en 56,17-20: Pero tú los excederás a todos, porque sacrificarás al hombre que me porta.

Otros autores no están de acuerdo con esta imagen idealizada de Judas en el documento. Y es que hay fragmentos donde salen a la luz las limitaciones de Judas y la ausencia de una promesa de salvación para el mismo. Por ejemplo, es verdad que Judas puede mantenerse erguido ante Jesús, pero inmediatamente se aclara que no pudo mirarlo a los ojos sino que giro su rostro (35,7-11). Jesús rechaza las pretensiones de Judas de querer participar en la salvación. “Tu estrella te ha engañado, oh, Judas” y continuó: “Ninguna progenie de ser humano mortal es digna de entrar en la casa que has visto, porque ese lugar está reservado para los santos, el lugar en el que ni el sol ni la luna ni el día reinarán (45, 13-21).  No obstante más adelante Judas recibe una revelación especial (47,2ss) y se dice que se le ha explicado todo: He aquí que todo te ha sido hecho (57,16).  Para estos autores, Judas no es el héroe gnóstico por antonomasia, pero sí se podría reconocer una evolución positiva del personaje (al modo de Pedro en los sinópticos). 

La Ley y el Espíritu (2Cor 3, 7-11).

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En otras entradas he explicado el rol que juega la Ley para Pablo, especialmente en relación a una antropología adámica (aquí,  aquí,  y  aquí ). Hoy me gustaría ver un texto que contrasta la idea de la Ley mosaica con el Espíritu. Se trata de 2Cor 3, 7-11: Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, de tal manera que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés por causa de la gloria de su rostro, que se desvanecía (7), ¿cómo no será aún con más gloria el ministerio del Espíritu? (8) Porque si el ministerio de condenación tiene gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de justicia (9), Pues en verdad, lo que tenía gloria, en este caso no tiene gloria por razón de la gloria que lo sobrepasa (10). Porque si lo que se desvanece fue con gloria, mucho más es con gloria lo que permanece (11). Este texto es un comentario a Ex 34, 29-32  que habla de la gloria que acompañó la realización de la alianza mosaica en el Sinaí.  Ocupando el argumento rabínico del menos al más Pablo quiere enfatiza el cuanta más gloria acompaña la segunda alianza. Las causas de esta mayor gloria se pueden resumir en tres elementos: el ministerio del Espíritu es superior al ministerio de la muerte; el ministerio de la justificación es superior al de la condenación; y el ministerio que es para siempre es superior al que es temporal. Y es que todos estos argumentos parten de la premisa que la Ley condena y mata (o que es impotente frente al pecado) (Rm 7,10), mientras que el Espíritu es dador de vida. De allí que la primera alianza se haya escrito en piedra.  La cuestión es, ¿acaso Pablo desconoce uno de los elementos más distintivos de la ley mosaica, precisamente el dar vida? Recordemos Lv 18,5: "Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis leyes, por los cuales el hombre vivirá si los cumple; yo soy el SEÑOR. Por otra parte, surge una pregunta igualmente importante, ¿por qué Pablo tiene una visión tan preponderantemente ética de la Ley mosaica? Para más detalles: Colin G. Kruse, “Paul, the Law and the Spirit”, en:  Paul and his Theology, Brill, p. 110-112.

La recapitulación de la historia o el volver al paraíso (EvBart y EvSalv)

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La recapitulación de la historia en la figura de Jesús tiene en vista, para los padres de la Iglesia, el final abierto al drama de Adán y Eva. Estos han sido despojados de la gloria divina, ( aqui  , aqui y aqui ) de la inmortalidad (y aqui ), de la armonía con la creación ...en otras palabras, han sido expulsados del paraíso.  En esta historia de mil caras, profundas y entrecruzadas,  Satán, el ángel que ha envidiado al hombredesde el inicio ( y aqui ), ha salido aparentemente victorioso . Sin embargo, esta es una victoria no sólo temporal, sino sobre todo aparente. De acuerdo al  judeo-cristianismo, donde abundo el pecado, sobreabundó la Gracia. La verdadera importancia del pecado reside, para el hombre que se arrepiente, en la sobreabundancia del amor divino. Un apócrifo cristiano que profundiza en esta verdad es el Evangelio de Bartolomé (III-V).  En este documento, el discípulo le dice a Jesús resucitado que cuando éste yacía en la cruz lo vio desaparecer al mismo tiempo que oía voces subterráneas, y grandes lamentos y rechinar de dientes (1,6). Entonces Jesús le cuenta que efectivamente cuando las tinieblas descendieron sobre el Golgota él descendió a los abismos para llevarse a Adán y a todos los que con él estaban (1, 9). El descenso de Jesús contiene todos los elementos dramáticos de una historia bien construida. El abismo le dice alarmado a Belial (Satán): Según veo, Dios ha llegado hasta aquí. Todos se apresuran a abrir las puertas. Cuando Jesús va descendiendo, el Abismo se llenó de turbación, diciendo: Pienso que Dios ha bajado a la tierra, pues oigo la voz del Altísimo y no la puedo aguantar (1,13). Ante el desconcierto, Belial anima al Abismo: No te sometas. Abismo, recóbrate, pues Dios no desciende a la tierra(1,14). Pero esto es en vano, Jesús sigue descendiendo a los abismos. Los ángeles y potestades aclamaban: Levantad las puertas de vuestro Rey, alzad las puertas eternas, pues ved aquí que entra el rey de la gloria. El Abismo no puede dejar de lamentarse: ¡Ay de mí! Que oigo el aliento de Dios (1, 15).  Pero todo es inútil, el avance conquistador de Jesús es imparable, y así, entra en el Abismo, lo flageló, lo ató con lazos indisolubles y arrojó fuera a todos los patriarcas antes de regresar a la cruz (1, 19). Entre los rescatados destaca un hombre gigantesco, quien no era sinoel primer creado, por quien yo (Jesús) bajé de los cielos a la tierra y a quien dije: Por ti y por tus hijos fui yo colgado en la cruz.

Otro texto apócrifo importante al respecto es el Evangelio del Salvador donde Jesús dice:  Si yo me ocupé  de lo que pertenece al mundo, también es oportuno que baje al Hades a causa de las almas que están atadas en ese lugar (P97).Recordemos también al Evangelio de Nicodemo donde Isaías y Juan Bautista proclaman cómo Jesús descendió a los infiernos: Estábamos nosotros en el infierno con todos los que habían muerto desde l principio del mundo. En la hora de la medianoche amaneció en aquellos oscuros lugares como la luz brillante del sol, con la que todos fuimos todos iluminados de modo que pudimos vernos unos a otros (18 [2])….mientras Satanás y el Abismo se decían uno a otro tales cosas, se produjo una gran voz como de un trueno que decía: “Levantad, príncipes, vuestras puertas, levantaos puertas eternas y entrará el rey de la gloria”…Cuando el abismo esta voz por segunda vez, dijo como si realmente nada supiera: “¿Quién es este rey de la Gloria?” Contestaron los ángeles del Señor: “El Señor fuerte y poderoso, el Señor poderoso en la guerra” (21 [5]). En este texto vemos, además, una interesante correspondencia entre el árbol del Conocimiento y el madero de la cruz. Así, más adelante tenemos a Jesús tomando de la mano a Adán y levantándolo dice: “Venid conmigo todos los que habéis muerto por el madero que éste tocó. Pues mirad cómo yo os resucito a todos por el madero de la cruz”.Cuando Adán es sacado afuera, lleno de gozo decía: “Doy gracias a tu magnanimidad, Señor, porque me has sacado del abismo más profundo” (24 [8]). 

Divinización y sacramentos en G. Palamas

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El proceso de la divinización del creyente, para Palamas, arranca de la unión y la fe en Cristo, en cuya hipostasis coexistieron la naturaleza humana y divina, en completa armonía. Es un concepto que hemos definido como divinización física y que apunta a valorar las realidades materiales que nos rodean. Ahora bien, ¿cómo se produce este proceso de divinización en el creyente? De nuevo vayamos a Palamas, quien destacará la vida sacramental al interior de la Iglesia. Los sacramentos para este monje y obispo ortodoxo son medios creados que transmiten la gracia no creada de Dios.  Los sacramentos como medios visibles de la acción de la gracia increada subraya la línea ortodoxa de Palamas quien sigue a Macarios. En este sentido se contrapone a otros maestros de la espiritualidad ortodoxa, como Evagrio, quienes subrayan que la divinización del creyente pasa necesariamente por la desafección del mundo material y de todo pensamiento o imaginación. Es como lo que comenta Evagrio respecto a la oración: Cuando reces observa de cerca tu memoria  para que ella no te distraiga con recuerdos de tu pasado. Por el contrario, tu hazte consciente que estás delante de Dios, porque por naturaleza la mente se dispone a huir de la oración con recuerdos.  Para Palamas, al contrario, la divinización pasa por la trasformación material y corporal del creyente. Éste, acoge acogiendo los sacramentos debe colaborar con la gracia…y es que en último término Cristo no puso fin a la libertad del hombre en vista de la salvación.  Esto significa que constantemente el hombre, corrompido por la raíz adámica,  debe volver una y otra vez a unirse con la nueva raíz, Cristo (verdadero hombre y verdadero Dios) que da incorruptibilidad y vida divina (Respuesta a Akindynos 3, 6, 15). En definitiva, en esta precariedad que significa nuestra vida humana, el creyente debe adherir a la supremacía de la gracia de Dios sobre el poder del mal. Para Palamas dos son los sacramentos fundamentales: el bautismo y la eucaristía.  De estos dos sacramentos  depende toda nuestra salvación, porque en ellos se recopila toda la dispención divina (Homilia 60, 3). El bautismo es el inicio de la divinización y regeneración del creyente (Homilia 14) a través de la participación en la muerte y resurrección de Jesús. A través de la gracia bautismal la imagen divina en el hombre es restaurada, purificada, y brilla, haciéndose capaz de actualizar la semejanza divina (Sobre la participación divina y la divinización  7). Es un nuevo nacimiento que supera al primero por cuanto se realiza en el espíritu (Respuesta a Akindynos 3, 11, 37), y cuyo resultado es la resurrección del alma en lo que se llama la primera resurrección (A la monja Xeni, Pg 150, 1049D). En ese sentido, Palamas sigue a Sn Pablo en Gal 3,27 cuando dice que por el bautismo el creyente se viste de Cristo. La divinidad de Jesús diviniza la naturaleza humana.  Consideremos que el bautismo para Palamas, implica también la regeneración del cuerpo del creyente, en cuanto éste es visto ahora por fe más que con los propios ojos, es apropiado por la esperanza y no ya por la realidad actual (Homilia 16, PG 151). Ahora bien, como hemos dicho más arriba, el bautismo no elimina la libertad humana, menos la acción de los demonios. Palamas llama a una vida constante de arrepentimiento y confesión (Homilia 29, PG 151, 369 A). Esto es especialmente relevante para la práctica del segundo sacramento que Palamas considera fundamental al momento de hablar de la divinización del hombre, la eucaristía.  Para el monje y obispo la eucaristía implica el ir haciéndose semejante a Dios a través de la comunión en la sangre y en el cuerpo de Cristo por cuanto todo amor culmina en la unión y comienza en la semejanza(Homilia 56, 6-7). ¡Oh, variada e inefable comunión! Cristo ha llegado a ser nuestro hermano, por cuanto Él tiene una hermandad con nosotros en cuerpo y sangre…Él nos ha hecho sus amigos, ha derramado su gracia sobre nosotros a través de sus sacramentos. Él nos ha unido a sí mismo y nos ha unido, como el novio se une con la novia, a través de la comunión con su sangre, y con su carne que se hace una con nuestra carne. Él ha llegado a ser nuestro Padre a través del divino bautismo en sí mismo, y Él nos alimenta con su propio pan, como una amante madre alimenta a su hijo (Homilia 56, 6). En definitiva, para Palamas, la eucaristía implica la unión de la naturaleza humana del Logos de Dios, la cual se había unido hipostáticamente con la segunda persona de la Trinidad. En ese sentido, cuando esta unión se produce, el creyente ha llegado a convertirse en templo de la Trinidad.Este es un misterio insuperable: Él está unido con la hipostasis humana, lo que significa que él mismo se ha unido con cada creyente a través de la participación de su cuerpo santificado, llegando a ser un cuerpo con nosotros, y haciéndonos templo de toda la divinidad (Defensa de los Hisicastas 1, 3, 38). 

Filón de Alejandría sobre los vestidos del sumo sacerdote (3)

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Hemos visto algunas entradas donde Filón de Alejandría explica el significado de los vestidos del sumo sacerdote (aquí y aquí) En  De Vit. Mos. II, 122-123, explica como los cielos se ven representados en estos vestidos. Apoyados en razonables conjeturas, las consideraciones que siguen llevan a la conclusión de que el efod es símbolo del cielo. En efecto, en primer lugar, las dos piedras circulares de esmeralda aplicadas en lo alto de los hombros son signos o bien, como piensan algunos, de aquellos astros soberanos del día y de la noche que son el sol y la luna; o bien, como podríamos afirmar nosotros aproximándonos más a la verdad, de uno y otro hemisferio, ya que, al igual que las piedras, ambos son iguales, el que está sobre la tierra y el de abajo, y es ajeno a la naturaleza de uno y otro el disminuir o aumentar su tamaño como lo hace la luna (122).  El color también lo confirma, puesto que la apariencia del cielo todo, tal como se presenta a nuestra vista, es semejante a una esmeralda. Correspondía, además, que en cada una de las dos piedras estuvieran grabados seis nombres, por cuanto cada uno de los dos hemisferios, al dividir en dos el zodíaco, encierra seis de sus signos (123).  Las esmeraldas representan los hemisferios y el zodiaco también enQuis Heres 176; QE II, 109.

La caída de los ángeles en el ApBaruc y en el Corán

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Ya hemos visto en otras entradas el mito que explica la caída de los ángeles respecto al favor de Dios: estos se habían negado a adorar al hombre como imagen divina. Otro texto que señala esta leyenda se encuentra en la versión eslava del Apocalipsis de Baruc. Dos son las versiones eslavas de este texto. Una versión larga de procedencia serbia, croata y búlgara; y una breve de procedencia rusa. Dos son los manuscritos donde encontramos la versión breve de procedencia rusa: uno conocido con la sigla T del siglo XV que se encuentra en el Museo Histórico de Moscú, y el otro, conocido con la sigla B de finales del XVII que se encuentra en la Academia de Teología de Kiev.  En el T encontramos el siguiente fragmento: Y (Dios) ordenó a San Miguel que reuniera a 353 ángeles ara que plantaran el paraíso en el que iba a vivir Adán. Y trajo San Miguel un olivo y lo plantó, y por eso San Miguel es llamado misericordioso, y San Gabriel plantó un manzano, San Uriel un nogal, San Rafael un membrillo, y Satanael una vid. Y todos los ángeles por orden plantaron el paraíso, y luego (Dios) entregó al hombre el paraíso, y dijo a San Miguel: Toca a formar para que reúnan los ángeles y se postren ante la obra de mis manos, a la que creé. Y tocó a formar San Miguel a los ángeles, y se reunieron todos los ángeles, y todos se postraron ante Adán por orden, pero Satanael no se postró y dijo “Yo no me postraré ante el cieno y el barro”, y además dijo: “Instalaré mi trono sobre las nubes y seré semejante al Altísimo”.  Por eso Dios le apartó de su rostro, junto con sus ángeles, como dijo el profeta: “Fueron apartados de Su rostro todos los que odian a Dios y a la gloria divina”.

Estas leyendas tienen una compleja y nada clara historia textual. Vemos como en varias partes del Corán encontramos referencias a ella. En la azora XV (aleyas 26/27 a 35/36) leemos: Acuérdate de cuando dijo tu Señor a los ángeles: “Estoy creando a un ser humano a partir del barro, de la arcilla moldeable; cuando lo haya concluido, insuflaré en él parte de mi espíritu. ¡Caed postrados ante él! Los ángeles se postraron todos juntos, excepto Iblis, que no quiso estar con los que estaban postrados. Dios preguntó: “Iblis, ¿Qué te ocurre que no estás con los postrados?” Respondió: “No estoy para postrarme ante un ser humano que has creado de barro, de arcilla moldeable”. Dios exclamó: “¡Sal de aquí! ¡Tú eres lapidable! ¡Caiga sobre ti la maldición hasta el día del Juicio!”. Otro ejemplo, entre varios, lo encontramos en las aleyas 10/11 a 12/13 de la azora VII: Os hemos creado; y luego os hemos dado forma; entonces dijimos a los ángeles: “Postraros ante Adán”. Todos se postraron, a excepción de Iblis, que no estuvo entre los que se postraban. Dios preguntó: “¿Qué ha impedido que te postraras cuando te lo ordené?” Dijo: “Yo soy mejor que él. Me has creado de fuego y a él lo has creado de barro”.  Dios dijo: “¡Baja de aquí, pues no es lícito que te enorgullezcas aquí! ¡Sal! ¡Tú estás entre los vilipendiados!”.  Otros ejemplos los encontramos en la azora XVII (61/63); XVIII 48/51; XX (115/116); XXXVIII (71/78).  Las preguntas sobre la historia textual de estas leyendas se mantienen. ¿Cómo se influyeron mutuamente las tradiciones de origen hebreas, musulmanas y eslavas? ¿Cuál es el camino que recorrieron y cómo se trasmitieron estas leyendas? Para más detalles: Salustio Alvarado, Los apócrifos eslavos en relación con la tradición islámica, p. 31-43.

La Ley y el Espíritu (Gal 3,1-5.13-14; 4,4-6)

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En una entrada anterior hemos visto la relación entre Ley y el Espíritu en 2Cor 3, 7-11. Hoy me gustaría estudiar tres textos paulinos que son iluminadores al respecto. El primero es Gal 3,13-14:  Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros porque escrito está: MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO (13)  a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe (14). El segundo texto es Gal 4, 4-6:  Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley (4), a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos (5). Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando: ¡Abba! ¡Padre! (6). Ambos textos hablan de la necesidad de redención ya sea de la “maldición de la Ley” (Gal 3,13) o simplemente de la “ley” (Gal 4,5). Pero, ¿de qué maldición está hablando Pablo cuando habla de  la Ley? El texto que está de fondo es Dt 11, 26-28 donde se habla de las bendiciones  que el pueblo recibe si obedece la Ley y las maldiciones que recibe si las desobedece. Encontramos más detalles  de las maldiciones en Dt 28,15-68. Entre otras, enfermedades, pestilencias, sequías, destrucción, invasiones, y lo más grave, el exilio. Jesús nos redime de la “maldición de la Ley” o de “Ley”, esto es de las consecuencias de la Ira de Dios,  sobre la que Pablo se explaya en los primeros capítulos de Romanos (aqui y aqui) . Ahora bien, lo sorprendente es que esta redención pasa por la transformación del creyente. Este pasa a convertirse en “hijo de Dios”, esto es, parte de la familia de Dios, o seres espirituales a semejanza gloriosa del segundo Adán. El tercer texto es Gal 3,1-5: ¡Oh, gálatas insensatos! ¿Quién os ha fascinado a vosotros, ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado públicamente como crucificado? (1)  Esto es lo único que quiero averiguar de vosotros: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? (2) ¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿vais a terminar ahora por la carne? (3). ¿Habéis padecido tantas cosas en vano? ¡Si es que en realidad fue en vano! (4) Aquel, pues, que os suministra el Espíritu y hace milagros entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por el oír con fe? (5) El argumento de fondo trata de persuadir a los gálatas que han llegado a ser miembros del pueblo de Dios como Abraham, esto es, a través de la fe en Jesús y no a través de las obras de la Ley. A través de cinco preguntas retóricas Pablo enfatiza que es el don del Espíritu el que hace de los creyentes el pueblo de Dios…no la adhesión a la ley. Para más detalles:   Colin G. Kruse, “Paul, the Law and the Spirit”, en:  Paul and his Theology, Brill, p.110-116.

La vida de penitencia de Adán

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Cuando Adán es expulsado del Jardín del Edén es castigado con lamuerte, entendida como la lejanía de la comunión de Dios. Al mismo tiempo se le dice maldita será la tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y abrojos te producirá, y comerás de las plantas del campo.  (Gn 3, 17-18 ). Antes Dios le había dicho al hombre: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento.Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento  (Gn 1, 29-30). Esto significa que después de la caída la condición humana se degrada, pasa de comer toda planta que da semilla y todo árbol que tiene fruto a toda planta del campo al modo de las bestias. Existe una degradación que es recogida por el Genesis Rabbah 20,10: Las escrituras dicen: “tu comerás de las plantas del campo [como los animales]”. ¿Cómo podemos interpretar esto? Cuando Adán escuchó esto, su rostro se bloqueó de remordimiento y dijo: “¿Seré acaso yo amarrado como un animal?” Dios le dijo: “Ya que tu rostro se bloqueó de remordimiento, tu comerás pan” (Gn 3,19). Ahora bien, ¿qué significa esta degradación animal que sufre Adán? ¿Podemos encontrarle un significado? Paradojalmente la figura de Nebucadonosor nos puede ayudar a desentrañar el significado de esta condición animal porque este rey, en la biblia, resume la condición humana en general. Efectivamente, este rey nació con honores y creció orgulloso. Con todo, Dios le encomendó ser el medio para castigar a su pueblo Israel. Sin embargo, el rey se sobre limitó en sus deberes y en su orgullo,  y de esta manera perdió la gracia de Dios quien le dice en un momento de enorgullecimiento frente a Babilonia: ¡Contigo hablo, rey Nabucodonosor! Has perdido el reino, te apartarán de los hombres, vivirás en compañía de las fieras comiendo hierba como los toros, te mojará el rocío de la noche, y así pasarás siete años, hasta que reconozcas que el Altísimo es dueño de los reinos humanos y da el poder a quien quiere (Dn 4,29). Ahora bien, el castigo de Nabucodonosor implica una vida de penitencia, como la de Adán. Es como lo entiende San Efraín el Sirio: En este rey [Nabucodonosor] Dios representó a Adán: Desde que él provocó a Dios con el ejercicio de su realeza, Dios lo desnudó de esta realeza. El Justo estaba enojado y lo arrojó a la región de las bestias salvajes; él habitó allí, en la tierra salvaje, y sólo cuando se arrepintió retornó a su vida anterior y a su realeza. Bendito es Aquel quien nos ha enseñado el arrepentimiento para que podamos volver al paraíso (Himnos sobre el Paraíso 13,6). Es interesante que tanto Adán como Nabucodonosor le enseñan al hombre el camino de la penitencia verdadera, lo que tantos monjes de la iglesia siriaca imitaron con fidelidad viviendo a destemplado, convirtiendo estos relatos bíblicos en verdaderos tratados de antropología. Para más detalle:  Gary Anderson, The Genesis of Perfection, p.140-154. 

Mi nuevo libro sobre la Carta a los Hebreos ya ha aparecido.

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La Carta a los hebreos
Una visión desde las teologías del Templo

Tomás García Huidobro
A finales de los años sesenta del siglo I, una comunidad cristiana de Roma quedó conmovida por una extensa homilía que la animaba a perseverar en la fe y no abandonarse a la desesperanza.
Aquella singular exhortación escrita en griego se inspiraba en el Templo de Jerusalén para proponer una teología sorprendente: Jesucristo ‒afirmaba con un elegante estilo retórico‒ es el sumo sacerdote del definitivo Templo celestial y el mediador de la nueva y definitiva Alianza.
La reflexión sobre la fe, el ejemplo de los héroes del pasado, y sobre todo de Cristo, se convierten en clave de interpretación de los acontecimientos presentes, sin olvidar la perspectiva escatológica que determina la historia.
El efecto causado por aquella homilía fue tan asombroso que, además de ponerse por escrito, se difundió posteriormente por otras comunidades como Carta a los hebreos.
Tomás García Huidobro es doctor en teología bíblica y director del Instituto Santo Tomás, en Moscú. Pertenece a la Compañía de Jesús.

Cosmología en el Evangelio de Judas

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Un aspecto importante al momento de estudiar el carácter setiano del Evangelio de Judas es su cosmología. Como todo escrito gnóstico, la verdadera constitución del cosmos, es un misterio revelado sólo a un grupo de elegidos. El primer principio trascendente, el Padre o Espíritu Invisible en el Apócrifo de Juan, no se describe en términos sublimes o negativos. Sólo se nos dice que existe un gran eón ilimitado, cuya magnitud ninguna generación de ángeles ha visto, en el cual está el gran Espíritu Invisible al que ningún ojo de ángel ha visto, ni pensamiento de corazón ha comprendido, y que no ha sido llamado por nombre alguno (47,5-13). Es interesante constatar que en esta sección de la cosmogonía no se menciona al segundo principio trascendente, Barbelo, de quien tenemos noticia en otro pasaje cuando Judas reconoce la identidad de Jesús (al modo de Pedro en los sinópticos): Yo sé quién eres, y de qué lugar has venido. Tú has venido del eón inmortal de Barbelo, y no soy digno de decir el nombre del que te envió” (35, 15-20). ¿Por qué no aparece de nuevo Barbelo en la sección cosmológica del Evangelio? ¿Puede ser que esta parte de la cosmogonía sea un agregado a un texto más antiguo? Es probable, en todo caso es interesante constatar algo único en el gnosticismo setiano, el hecho que del primer principio emane el Autogenerado. Y es que una nube luminosa apareció en ese lugar y él (el Gran Espíritu) le dijo: “¡Que aparezca un ángel como mi asistente!”. Y de la nube procedió un gran ángel, el Autogenerado, el dios de la luz (47, 16-20). El Autogenerado es una figura conocida en el gnosticismo setiano, por ejemplo en el ApocJn 7,18-30, lo novedoso, sin embargo, es calificarlo como “Gran Ángel” o “dios de la luz”. Aunque se mencione más adelante, sabemos que de esta primera nube surgirá más adelante Adamas, imagen primigenia de la raza que no será subyugada. Pero no nos detengamos en Adamas, sigamos con la generación de eones que surgirán a partir del Autogenerado. Y por él surgieron otros cuatro ángeles de otra nube. Y se convirtieron en asistentes del ángel Autogenerado. Es muy probable que estos cuatro ángeles correspondan a los cuatro luminares del ApocJn 8,5 llama Armozel, Uriel, Daveithai, y Eleleth. Por otra parte, la mención a la otra nubese refiera a una separación entre el Autogenerado y los ángeles encargados de asistirle. Y así, desde este Autogenerado van sucediéndose diferentes emanaciones. Y dijo el Autogenerado: “Que aparezca [un eón]” y aconteció [como dijo]. Y él [creó] el primer luminar para reinar sobre él (47,26-48,5). Las semejanzas con el Génesis son evidentes. Y así, a partir de este momentos se irán creando una serie sucesiva de realidades o eones: incontables miríadas de ángeles para servirle en este primer eón  (48,6-9); un eón de luz (48,10-11);  un segundo luminar para reinar sobre él (48,12-13);con miríadas de ángeles para servirle (48,14-15).Pero volvamos un poco atrás. Recordemos que de la primera nube había surgido la figura de Adamas, del cual emanara la generación perfecta. El texto está en malas condiciones por lo que no podemos saber quién surgió a partir de Adamas. ¿Acaso fue Set? ¿o la generación eterna? Tampoco es claro si es a partir de Adamas o de Set que se manifestó la generación incorruptible de Set (o generación santa de 36, 16) […] Y desde aquí se van manifestando una serie de eones: Hizo aparecer setenta y dos luminares en la generación incorruptible, según la voluntad del Espíritu (o Dios Trascendente). Y los setenta y dos luminares hicieron aparecer trescientos sesenta luminares (número de los grados del Zodíaco o número de días del calendario solar) en la generación incorruptible, según la voluntad del Espíritu, para que fuese cinco el número de cada uno (es decir para cada uno de los 72 luminares tenga 5 nuevos luminares)(49,5-17). El texto es difícil de seguir y al final el autor habla del Padre y los setenta y dos luminares que están con él, el Autogenerado y sus setenta y dos eones (no mencionados antes), el lugar en el que el primer hombre (¿Adamas?) se apareció con sus potencias incorruptibles. Y el eón que apareció con su generación (se refiere al Autogenerado), este en el que están la nubedel conocimiento y el ángel llamado Esta última nube del conocimiento es la tercera, no mencionada antes, y puede ser un sustituto de Sofía. Ya estamos cerca del mito de la caída de Sofía y el nacimiento del mundo material.

La sabiduría y el primer pecado (Gn 3)

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El relato del Gn 3 respecto a la tentación y caída de la primera pareja es una crítica abierta a ciertas tendencias que afirmaban la posibilidad de la adquisición de la sabiduría con independencia a Dios. De hecho, la serpiente tienta a la mujer diciéndole que puede adquirir sabiduría prescindiendo de Dios: Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal (Gn 3,5). Esto es al parecer contradictorio con las corrientes sapienciales como Prov 8 donde se ve positivamente la búsqueda y deleite de la sabiduría, que valga la paradoja, es representada como niña, mujer, y esposa (Eva).  Otro texto interesante al respecto es Job  15,7-8 donde por una parte, al igual que el Gn, se acusa al protagonista (Job) de arrogancia al querer alcanzar una sabiduría que depende de Dios (como Adán del Gn); y por otra, da a entender que previo al primer pecado Adán tenía acceso a una sabiduría divina (entonces, ¿para qué comería del árbol?): ¿Fuiste tú el primer hombre en nacer, o fuiste dado a luz antes que las colinas? ¿Oyes tú el secreto de Dios, y retienes para ti la sabiduría? Para Filón de Alejandría la sabiduría también es una prerrogativa dada en el paraíso. Allí el conocimiento se asemeja con la vida contemplativa. De hecho el pecado de Adán consiste no en querer poseer la sabiduría divina, sino en no cultivarla apropiadamente. Cuando él estaba cultivando la sabiduría en el Paraíso, cuidó de este cultivo como si fuesen árboles, beneficiándose de sus frutos inmortales y beneficiosos, a través de los cuales llegaba a ser inmortal. Cuando él fue expulsado del lugar de la sabiduría, él estaba practicando lo opuesto, esto es la ignorancia, la cual contaminó su cuerpo, y su mente que se encegueció, y sus alimentos que no le satisfacían, y él se perdió a sí mismo y sufrió una muerte miserable (QuestGen 1, 56). Teniendo en cuenta estos problemas exegéticos, ¿por qué el texto de Gn 3 problematiza el deseo humano de adquirir y gozar la sabiduría divina? En primer lugar constatemos que existen textos veterotestamentarios que condenan lo que llaman arrogancia, esto es el deseo de alcanzar la sabiduría por medios humanos. El ejemplo más paradigmático es Ez28 que es un texto que guarda muchos paralelos con Gn 1-3. Pero también tenemos a 1Sam 1, 2-3: No hay santo como el SEÑOR; en verdad, no hay otro fuera de ti, ni hay roca como nuestro Dios. No os jactéis más con tanto orgullo, no salga la arrogancia de vuestra boca; porque el SEÑOR es Dios de sabiduría, y por Él son pesadas las acciones. Sin embargo, más importante es constatar que lo que el relato del Gn 1-3 plantea es una teología de la Alianza sobre una teología sapiencial. En ese sentido el árbol del conocimiento tendría un claro paralelo con la Torá (algo que muy bien comprendía Pablo). La desobediencia de la primera pareja, al igual que la del pueblo de Israel en el Sinaí y más tarde en la monarquía previa al exilio, tiene que ver con la desobediencia a la Alianza que Dios ha establecido con su pueblo. Por ejemplo, en el GnRab 19,9 leemos: Dios declara que del mismo modo que Yo conduje a Adán al Jardín del Edén y le di un mandamiento y él no lo cumplió con lo cual lo castigué con la destitución y la expulsión…y así como Yo traje Adán y Eva al Edén, traje a mi pueblo en la tierra de Israel y les di los mandamientos. [Como Adán y Eva] ellos también desobedecieron mis mandamientos y Yo los castigué con la destitución y la expulsión (exilio)… Para más detalles: Peter Thacher Lanfer, Remembering Eden, p.80-91.

María como la segunda Eva.

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En el relato del primer pecado en el Gn existe un malentendido de cuidado entre el primer mandamiento recibido directamente por Adán de Dios (De todo árbol del huerto podrás comer pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás [Gn 2, 16-17]) y el mandamiento que Eva trasmite a la serpiente cuando es tentada ("No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis” (Gn 3,3). ¿Cómo explicar este mal entendido respecto al primer mandamiento dado por Dios a los hombres? Las tradiciones posteriores trataron de resolver el problema siguiendo dos caminos. El primero, diciendo que Adán alteró el mandamiento que había escuchado de Dios cuando se lo transmitió a Eva. Por ejemplo, en un texto conocido como Los Padres según Rabbi Nathan 1, se nos dice que Adán agregó el ni lo tacaréis de tal modo de cuidar a Eva frente a cualquiera posibilidad de desobediencia. Adán extremó el mandamiento de Dios para cuidar a Eva. Sin embargo, este cuidado excesivo de Adán llegaría a ser una negligencia fatal porque cuando la serpiente tienta a Eva le dice que si toca el árbol nada le pasará…y efectivamente, nada le pasa, mal que mal, este no era el mandamiento original de Dios. Si el tocar el árbol no resultó en la muerte, tal como había predicho Adán, entonces el comer del fruto tampoco lo sería, pensó Eva, y es que todo lo que mi maestro me advirtió en el principio era falso. Al final Rabbi Yose concluye, mejor quedarse frente a la valla a la mano, que frente a una más fuerte pero que ha sido rota.

Ahora bien, la segunda manera de explicar esta desavenencia entre el mandato recibido por Adán y el transmitido por éste a Eva tiene que ver con la traducción del hebreo al griego de los LXX. Donde el Hebreo lee un “tu” [masc. sing. dirigido a Adán], el griego lee un “vosotros” [masc.fem. plural dirigido a Adán y Eva]. Esto quiere decir que el primer mandamiento fue transmitido a Adán y Eva juntos. Esta explicación requiere necesariamente el modificar el orden del relato bíblico. Mal que mal, en el texto original, cuando Adán recibe el mandamiento (Gn 2, 16-17), Eva todavía no había sido creada. En todo caso en la antigüedad no era problemático el entender el significado de un texto cambiando su estructura u orden. Así, de acuerdo a esta interpretación, lo que sucedió en verdad fue que Dios creo a Eva de Adán (Gn 2, 20-23), luego de lo cual les ordena no comer del fruto ni acercarse al árbol del conocimiento (Gn 2, 16-18). Esta salida fue la preferida de los interpretes cristianos, no sólo porque estos ocupaban más la traducción de los LXX, sino también porque esta interpretación apuntaba a uno de los motivos teológicos preferidos del primer cristianismo: la contraposición entre Eva y María. Efectivamente, si bien es cierto que a través de Eva se transmitió el primer pecado de generación en generación, también lo es que la salvación nos llegó a través de la segunda Eva, María. Eligiendo nacer de una mujer, Dios santificó el vientre profanado en el Jardín del Edén. Si Eva llego a ser la madre de todos los mortales, María lo sería de todos los inmortales. Más específicamente,  de acuerdo a la traducción de los LXX Eva no fue “engañada” por la serpiente, sino “seducida”, lo que tiene inmediatas implicaciones sexuales. Esto hace que fuentes cristianas, gnósticas, y judías (Targum Pseudo-Jonathan y Pirke de Rabbi Eliezer) le atribuyan la maternidad del linaje de Caín, en contraposición al linaje de los Hijos de Dios, atribuido a María. Además tenemos que fijarnos en cómo Eva fue seducida por la serpiente, a través de la escucha de las palabras de la serpiente. María, a su vez, conoce una escucha y obediencia de otro orden. Ella recibe la palabra de Dios a través del ángel, la guarda, la medita (no reacciona de manera inmediata como Eva), pregunta, y sólo después accede (Lc 1,38).  Para más detalles: Gary Anderson, The Genesis of Perfection, p.75-97.

La interpretación estricta del adulterio en Mt 5,28 y en el TestRubén

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La de Jesús es una interpretación radical de la Ley Judía. Para ayudarnos a entender su posición con respecto al adulterio (“quien mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” Mt 5, 28) tenemos que echar mano a un texto apócrifo de origen judío pero con interpolaciones cristianas conocido como el El testamento de Rubén. Su autor pseudográfico es Rubén, el hijo de Jacob, quien mantuvo relaciones sexuales con Bala, la concubina de su padre (Gn 35,22). La obra se centra en el peligro que significan las relaciones extramaritales que aparta de Dios y acerca a los ídolos, engaña continuamente la mente y el juicio, y precipita a los jóvenes  en el Hades antes de tiempo (4, 6). Al igual que Jesús, el autor de este escrito piensa que el origen del adulterio se encuentra en los pensamientos y fantasías primeras. Efectivamente, si Ruben no hubiese visto a Bala bañándoseen un lugar apartado, no habría caído en tan gran impiedad. Tal como lo reconoce Rubén, desde que mi mente concibió la desnudez femenina, no me permitió conciliar el sueño hasta que cometí la abominación (3,11-12). Esta la cometió cuando encontró a la mujer desnuda durmiendo, aparentemente bebida, de tal manera que ésta no se enteró. Sin embargo, el ángel del Señor comunicó lo sucedido de inmediato a Jacob, quien no sólo se lamentó por Rubén, sino que se abstuvo en el futuro de tener relaciones con Bala (3,15). El hijo, por su parte, estuvo enfermo de muerte durante 6 meses, después de lo cual hizo penitencia durante 7 años (1,7-8). Rubén advierte que Beliar ha dispuesto siete espíritus contra el hombre (2, 2), a los que se mezcla la juventud (2,2)  y el error (3,2). El primero de ellos es el espíritu de la fornicación que tiene su asiento  en la naturaleza y los sentidos (3, 3).  El segundo, es el aspecto femenino del mismo espíritu, esto es el espíritu de la insaciabilidad, en el vientre (3,4).  La visión del autor de esta obra no es muy positiva respecto a lasmujeres y a la sexualidad. Perversas son las mujeres, hijos míos, como no tienen poder o fuerza sobre el hombre, lo engañan con el artificio de su belleza (5,1)…con los adornos lo extravían comenzando por sus mentes. Con la mirada siembran el veneno y luego lo esclavizan con la acción (5,3). Lo importante es constatar que el pecado, para el autor de este tratado, como para Jesús, nace a partir de una idea. Para fundamentar el punto, el autor del TestRub alude al mito enóquico de los vigilantes, de este modo sedujeron a los Vigilantes antes del diluvio. Como las estaban viendo tan continuamente, se encendieron en deseos por ellas y concibieron el acto ya en sus mentes. Me metamorfosearon en hombre y se aparecieron a ellas cuando estaban con sus maridos. Las mujeres sintieron interiormente atracción hacia tales imágenes y engendraron gigantes (5,6-7). Por lo tanto, siempre atentos al curso de los pensamientos, parece advertirnos este autor. El modelo sería otro hijo de Jacob, José, quien halló gracia ante el Señor y los hombres porque se guardó de las mujeres y mantuvo limpia su mente de toda fornicación. Aunque la egipcia lo intentó muchas veces con él, convocó a los magos y le ofreció filtros de amor, su buen juicio no admitió ningún mal deseo (4, 8-9).

Sobre algunas cuestiones bíblicas en la radio

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Amigos les dejo un podcast en ruso sobre algunas cuestiones bíblicas...fue un placer estar con los hermanos luteranos.

Algo más sobre el árbol de la vida

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En ciertas cosmologías judías antiguas elárbol de la vidase ubica en el centro del cosmos y guarda dimensiones gigantescas. En el 1Enoc 26,1 cuando Enoc viaja al centro de la tierra contempla un lugar bendito, sombreado con ramas vivas y en flor [símbolo de la vida] de un árbol que era bello. Aunque no se menciona explícitamente que este árbol sea el de la vida, sí comparte muchas de sus propiedades: el lugar donde crece es bendito, es el origen de ríos subterráneos, se encuentra en una montaña santa, y es fuente de vida. Que el árbol de la vida se encuentre en el centro del cosmos significa que es el lugar epifánico de Dios por antonomasia. Pero no sólo eso, este árbol cubre toda la tierra de acuerdo a Ez 17 y a los himnos de Hodayot del Qumrán (1QH 14, 7-19). En el GnRab 2,9: Era un árbol que se extendía sobre todos los seres vivos. Dijo R. Yehudah b. R. Ilay: El árbol de la vida tenía [una anchura de] quinientos años de distancia y todas las aguas primitivas bajo él se dividían…incluso su tronco abarcaba una distancia de quinientos años. Es evidente que este motivo será a su vez reinterpretado por los cristianos para aludir a la cruz. Para más detalles: Peter Thacher Lanfer, Remembering Eden, p.58-60.

La Cueva de los Tesoros, Introducción

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La cueva de los tesoros es un apócrifo cristiano de origen siriaco que  asume las antiguas tradiciones y reflexiones cristianas en relacion a la figura de Adán. El nombre de la obra es ilustrativa de la teología que encierra. Veamos la primera parte del título, "la cueva". ¿Qué significa ésta? La cueva, en cuanto prototipo del seno materno,es un símbolo antiguo para referirse a la regeneración y al renacimiento del ser humano. La cueva de los tesoros es donde Adán y sus descendientes renacen, tras haber muerto al pecado, a traves del bautismo en agua y sangre del costado de Cristo. En efecto, cuando Cristo es atravezadopor la lanza y de su costado manó sangre y agua , éstas, sin mezclarse, descendieron por el manantial del agua de la Vida  que había excavado Adán produciendo su bautismo Salvador. Este rito bautismal implicaba ambos elementos, tal como se explica a continuacion: ¿Y por qué la sangre antes que el agua?...uno, porque por medio de la sangre le fue dada a Adán la vida, es decir, la vida de la Resurrección, y el agua fue su Bautismo; el otro, porque por  medio de la sangre ya no moriría, porque por medio del agua tenía unicamente la mortalidad y el padecimiento de sus pasiones (LI18-20). Ahora bien, en el texto, la cueva no es solo un lugar simbólico sino también un lugar real que se ubicaba en las laderas de la montaña del Paraíso. Es allí donde Adán y Eva, luego de ser expulsados del Edén, descendieron por el impulso de los vientos  y entraron a cobijarse (V 15-16). La cueva  es tambien un lugar de refugio, de oración y de sepultura. Al entrar, Adán y Eva eran celibes. Adán quiso tener trato carnal con Eva y entonces, tomó oro, mirra e incienso de las orillas del Paraíso, los puso dentro de la cueva de los tesoros y la bendijo y la santificó para que fuese la casa de oración de él y de sus hijos (V.17). Que la cueva sea casa de oración la convierte en el templo de Jerusalén (Mt 21, 13). De hecho es allí donde se sirve a Dios. De Enos, un descendiente de Adán, se nos dice que se puso a servir a Dios en la cueva de los tesoros(VIII.1) , lo mismo que otros descendientes ( IX.1) y Enoc (XIII.11).  Este servicio convierte a la cueva en la celda donde el monje o el eremita sirven y oran a Dios. Por último, la cueva es también el lugar donde están enterrados los patriarcas antidiluvianos como Adán (VI.11), Set (VII.22), Enos (VIII.17), Quenán (IX.10), Mahalalel (X.10), Yerad (XIII.9), Lamek (XVII.2).  Y es que Adán fue creado en el lugar donde se erigiría el templo, el mismo lugar donde retornaría una vez que fue expulsado del paraíso, y donde moriría.

Respecto al calificativo de los tesoros hacen referencia al oro, incienso y mirra que Adán tomó de las inmediaciones del paraíso y que guardó en la cueva, tal como lo indica el texto citado más arriba (V.17). Con estos mismos materiales tanto su cuerpo como el de los patriarcas fueron embalzamados. Por ejemplo, antes de morir Adán dice, en cuanto muera, embalsamadme con mirra, incienso y mirra y ponedme en la cueva de los tesoros (VI. 11). Estos son tambien los tesoros presentado por los Magos a Jesús en Belén (XLV.12) justo al octavo día de nacer, el día de la circuncición (XLVI.14). El oro simbolizaba la realeza de Cristo, la mirra el sufrimiento anunciado por los profetas (Dn 9, 26// XLIV. 53-57; LII 18-19), y el incienso el sacerdocio (XLV 14-15). Todos estos dones son los que Dios había concedido a Adán y a los judíos. Adán al levantarse se puso de pie en medio de la tierra. Pusos sus dos pies en aquel lugar donde estuvo clavada la cruz de nuestro Salvador. Allí se vistió de los vestidos del Reino y fue puesta en su cabeza  una corona de gloria. Allí fue hecho rey, sacerdote, y profeta. Allí Dios le hizo sentar en el trono del Reino (III, 15-18).

Filón de Alejandría sobre los vestidos del sumo sacerdote (4)

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Estudiar las características que le atribuía Filón de Alejandría a los vestidos del sumo sacerdote nos permite entender un poco más el enorme poder simbólico (divino y humano) que recaía en este oficio (aquí,aquí y aquí). Hablando de la coraza (Ex 28,16) Filón dice que representa a la razón que se manifiesta en el universo, específicamente en las ideas arquetípicas de las cuales el mundo sensible está hecho,  y en los hombres, esto es en la razón inmanente en el pensamiento y expresado en el hablar racional. Continuamos leyendo De Vit. Mos. II, 124-127. En segundo lugar, las doce piedras que van sobre el pecho, que son de distintos colores y están distribuidas en cuatro grupos de tres, ¿qué otra cosa pueden significar sino el círculo del zodíaco? También este círculo, en efecto, dividido en cuatro partes, constituye con tres signos cada una de las estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno, es decir cuatro variantes cada una de las cuales tiene una duración determinada por tres signos, y reconocible gracias a las revoluciones que el sol describe conforme a una ley matemática inmutable, firmísima y verdaderamente Divina (124). Por lo tanto, dichas piedras se adecuaban también al con toda propiedad llamado lugar del logos, ya que las variaciones y las estaciones del año se ajustan a un racional principio de orden y regularidad; y, lo que es más asombroso, testimoniando a través del cambio estacional su permanencia sin término (125). Acertado y sumamente apropiado es el hecho de que sean distintos los colores de las doce piedras, sin que ninguna de ellas sea igual a otra, ya que también en el zodíaco cada uno de los signos origina ciertos matices particulares en el aire, en la tierra, en el agua, en los accidentes de éstos y en todas las especies de animales y vegetales (126).  No es desacertado, por otra parte, el que el lugar del logos sea doble, pues doble es el logos tanto en el plano universal como en la naturaleza del hombre. En el universo se da, por una parte, relacionado con las incorpóreas y arquetípicas formas ejemplares, con las que ha sido forjado el mundo aprehensible solo por la inteligencia; y, por otra, vinculado con las cosas visibles, que son imitaciones y copias de aquellas formas ejemplares, y con las cuales fue construido este mundo sensible. En el hombre una forma del logos pertenece a su intimidad, en tanto que la otra se exterioriza en la palabra, siendo la primera como una fuente, de la que la otra fluye en el acto de la palabra. Aquella tiene por sede la facultad rectora; la de la expresión oral reside en la boca, la lengua y el resto del aparato de la fonación (127).

Sobre algunas cuestiones bíblicas en la radio (2)

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Pecado de Adán y la enemistad con el mundo animal

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Las consecuencias de la desobediencia de los primeros padres era discutida en la antigüedad, para unos era la causa de la corrupción moral (Vita Adae et Evae [VAE] 44); un cambio en la dieta  (VAE 1–4); dolor (VAE 47; Apoc. Mos. 39); perdida del dominio (Apoc. Mos. 11.1–2) y la gloria (Apoc. Mos. 21.6); pérdida de la alegría espiritual (VAE 10.4); dolor y enfermedad (VAE 34.1–3; Apoc. Mos. 8.2; 2 Bar. 56.6); muerte (VAE 26.2; Apoc. Mos. 14.2–3); y finalmente el consecuente juicio de Dios por el agua y el fuego (VAE 49.3).

Nos ocuparemos de una de las consecuencias, la pérdida de la armonía con la naturaleza. Esta se expresa de diversas maneras, entre ellas, la enemistad entre los hombres y los animales; la pérdida de la habilidad de los animales de hablar (Jub. 3.28); y una disrupción en el mundo natural ( 2 Bar. 56.6). Comencemos ejemplificando la enemistad entre los hombres y los animales en un episodio tomado de la Vida de Adán y Eva (versión griega), cuando la primera mujer, acompañada de su hijo Set, se dirige a la región del paraíso en busca del aceite medicinal (1,9) para poder curar a Adán que se encontraba en trance de muerte. En el camino Set se entabla en un combate con una fiera salvaje que lo quiere devorar. Entonces la mujer exclama, tú, fiera perversa, ¿no temes atacar a la imagen de Dios? ¿Cómo se ha abierto tu boca? ¿Cómo se han atrevido tus dientes? ¿Cómo no te acordaste de tu sumisión, de que antes estabas sometida a la imagen de Dios? 11 y la fiera gritó:-Tu arrogancia y tu llanto no van contra nosotros, sino contra ti misma, puesto que de ti surgió el comportamiento salvaje. ¿Cómo se abrió tu boca para comer del árbol que Dios te había prohibido comer? Por eso se transformó también nuestra naturaleza. Así que ahora, si me pongo a refutarte, no podrás soportarlo. En el mismo texto leemos cómo Dios amonesta a Adán después que éste pecara haciendo referencia a la relación con los animales: Y las fieras a las que domines se te rebelarán una  y otra vez porque no guardaste mi mandato(24). Es interesante constatar que la fiera tiene la capacidad de hablar, la que según otras fuentes, se perdió cuando la primera pareja pecó. Así por ejemplo, Jubileos 3,28: En aquel día quedaron mudas las bocas de todas las bestias, animales, pájaros, sabandijas y reptiles, pues hablaban todos, unos con otros, en un mismo lenguaje e idioma. La capacidad de hablar una misma lengua con los animales está atestiguada también en Josefo:  Pero mientras todos los demás animales hablaban el mismo idioma en aquellos tiempos, la serpiente, que vivía con Adán y su mujer, les envidiaba que fueran felices viviendo en obediencia de los mandamientos de Dios (I, 1, 4).La disrupción con el mundo animal, en un contexto más general,  como consecuencia del primer pecado también se refleja en otras obras. Así por ejemplo en  Apocalipsis Siríaco de Baruc 56, 6 leemos: apareció la muerte-que no existía en su tiempo-, se dio nombre al luto, se preparó la tristeza, se creó el dolor, se cumplió la fatiga en el trabajo, el orgullo comenzó a establecerse, el Seol deseó renovarse con la sangre de los hombres y tomó a sus hijos, se creó el ardor de los padres, la majestad de la humanidad fue humillada y la bondad se marchitó. En el mismo texto y hablando de los últimos tiempos se dice que los animales saldrán del bosque y servirán a los hombres; serpientes y dragones saldrán de sus guaridas  como para someterse a un niño. Entonces las mujeres ya no tendrán dolor al dar a luz, ni serán atormentadas cuando den los frutos de su vientre. Y en aquellos días no se fatigarán los cosechadores, ni se cansaran los dedicados a la construcción porque sus trabajos progresaran velozmente por sí solos, al tiempo que ellos trabajan con total tranquilidad. Porque ese tiempo significará el final de lo que es corruptible y el principio de lo incorruptible (73, 6-74,2). Por último constatemos que el desequilibrio cósmico también se manifiesta en la  Vida de Adán y Eva (versión griega) cuando la tierra se rehúsa recibir el cuerpo de Abel que su hermano Caín intenta enterrar. A pesar de que el perverso Caín se preocupó mucho por ocultarlo (el cuerpo de Abel), no lo consiguió, ya que la tierra no lo recibía, pues decía: «No aceptaré un cuerpo compañero hasta que venga a mí el barro que se me quitó y fue modelado sobre mí» (40).
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