La tierra de Israel, como tierra prometida o utopía, se entiende en el trasfondo del Edén. El Edén es el lugar, la condición de perfección de Dios que santifica el séptimo día de la creación, y que se actualiza sólo en la tierra de Israel. En Lv 25,1-8 leemos: "Cuando entréis a la tierra que yo os daré, la tierra guardará reposo para el SEÑOR. Seis años sembrarás la tierra, seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos, pero el séptimo año la tierra tendrá completo descanso, un reposo para el SEÑOR; no sembrarás tu campo ni podarás tu viña. Lo que nazca espontáneamente después de tu cosecha no lo segarás, y las uvas de los sarmientos de tu viñedo no recogerás; la tierra tendrá un año de reposo. Y el fruto del reposo de la tierra os servirá de alimento: a ti, a tus siervos, a tus siervas, a tu jornalero y al extranjero, a los que residen contigo. También a tu ganado y a los animales que están en tu tierra todas sus cosechas les servirán de alimento. Lo que se está diciendo es que después de seis años desde la creación, la tierra le pertenece al Sábado, tanto como el hombre. Un correlato a esta ordenanza lo encontramos en Dt. 15,1-3: Al cabo de cada siete años harás remisión de deudas. Así se hará la remisión: todo acreedor hará remisión de lo que haya prestado a su prójimo; no lo exigirá de su prójimo ni de su hermano, porque se ha proclamado la remisión del SEÑOR. De un extranjero lo puedes exigir, mas tu mano perdonará cualquier cosa tuya que tu hermano tenga. Durante el año sabático, entonces, Israel renuncia a la "propiedad" sobre la tierra de Israel reconociendo que Dios es el verdadero propietario. Tal como un hombre no puede utilizar una tierra que no le pertenece, en el año sabático, el campesino renuncia a la tierra que trabaja. En otras palabras, el año sabático recobra un tiempo perfecto, el tiempo en el Edén cuando la creación descansaba. Antes de la desobediencia el hombre no tenía que trabajar la tierra, sólo cogía los frutos de los árboles a su antojo. La naturaleza de las cosas pertenecen a todos, la posesión privada como respuesta al trabajo humano no existía simplemente porque el hombre no tenía que trabajar. El año sabático tiene sentido sólo cuando el pueblo de Israel toma posesión de la tierra prometida, que es el acontecimiento paralelo al comienzo de la creación en el Edén. Leamos Lv 19,23-25: Cuando entréis en la tierra y plantéis toda clase de árboles frutales, tendréis por prohibido su fruto. Por tres años os será prohibido; no se comerá. Pero en el cuarto año todo su fruto os será santo, una ofrenda de alabanza al SEÑOR. Mas en el quinto año comeréis de su fruto, para que os aumente su rendimiento; yo soy el SEÑOR vuestro Dios. En el Sifra CCII, I,1 se especifica que esta norma rige en la tierra de Israel. La Ley en estos casos se define y se aplica sólo en la tierra de Israel. En Sifra CCII, I.2 surge la pregunta sobre si se excluye lo que los gentiles plantaron antes de que los israelitas entraran en la tierraa. La respuesta, toda clase de árboles. ¿Y qué pasa con los árboles que han crecido sólos, sin la asistencia de los israelitas? Las cuestiones se multiplican: si el israelita planta un árbol sin la intención que produzca fruto, ese árbol está exento de estas reglas. Si el árbol crece independiente de la asistencia humana, estas reglas no se aplican. Como siempre en los debates rabínicos es la realidad la que impone el debate y la interpretación de la halaka, pero lo que está de fondo en estas polemicas es el hecho que la entrada de Israel a la tierra prometida marca la restauración del Edén. Esto explica el por qué se prohibe en Lv 19,23-25 el comer los frutos de los árboles durante los tres primeros años, y es que estos árboles fueron creados en el tercer año de la creación. Israel está reproduciendo la suerte de Adán, y está llamado, con ayuda de la Ley, a revertir la primera desobediencia. De allí que al cuarto año Israel debe mostrar arrepentimiento y llevar los frutos con alegría delante del Señor en Jerusalén. Y es que acordemonos que Adán cuando comió del fruto, se escondióde Dios, exactamente lo contrario que quiere hacer Israel: ir delante de Dios , con alegría y delante de todos, sin vergüenza. En general podemos decir que sólo en Israel, que sucede al Edén, el israelita puede suceder a Adán y regenerar la historia con ayuda de la Torá. Para más detalles: Jacob Neusner, The Theology of the Halakhah 3-34.
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Alianza: la tierra de Israel como el nuevo Edén
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Alianza: la propiedad de los productos de la tierra
La representación halakica de la historia de la creación del Edén se expande a los frutos de los que se puede o no comer. Y ordenó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás (Gn 2,16-17). El punto de partida de la halaka es que tanto las necesidades de Israel como señores de la tierra se encuentran con las de Yavé. El punto de encuentro es claro, Israel debe obedecer las Leyes concernientes a la disposición de los frutos de la tierra en contraposición a lo que hizo en su momento Adán. Sólo así podrá disfrutar del Señorío sobre la tierra que Yavé les dio. Ahora bien, como sabemos la realidad siempre va conduciendo el estudio y la aplicación de la Torá. Por ejemplo, ¿en qué punto los productos agrícolas pueden contar como el diezmo que se ha de ofrecer a Dios? El principio básico es cuando el producto puede ser usado o comido por el dueño de la tierra. Entonces ya puede ser parte del diezmo y no puede ser consumido hasta que no se defina el total del diezmo. Y es que cuando un Israelita quiere disponer de su cosecha a sus anchas, entonces Dios demanda su parte. Pero como siempre, la realidad es más compleja que las leyes. ¿Qué pasa con el período de tiempo desde que el cultivo comienza a madurar y hasta la cosecha? ¿Pueden los que trabajan en el campo o en el transporte de la cosecha darle una "mordida"? ¿Es todo lo que se produce en el campo sujeto al diezmo? Para más detalles: The Theology of the Halakhah p.35-38. En m.Dem de la misná encontramos el tratado que versa sobre este asunto. Por poner un ejemplo, I,3: El que compra algo para semilla o para el ganado, o harina para las pieles o aceite para las lámparas o aceite para engrasar las herramientas, está libre de la le de los productos de diezmo dudoso. Desde Kesib (al norte de Acre) en adelante se está exento de esta ley de los productos de diezmo dudoso. La masa de la ofrenda de un hombre inculto, el producto mezclado, lo que ha sido comprado con dinero del segundo diezmo y los restos de los sacrificios farináceos están libres de la ley de los productos del diezmo dudoso. El aceite perfumado está sujeto a la ley de los productos dudosos según la escuela de Samay, mientras que según la escuela de Hilel no lo está.
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La unción de Jesús en Lc 7,47
En el tiempo de Jesús era común el ungir con perfume la cabeza de un invitado en tu casa. En Lc 7,46 vemos como Jesús contrasta la unción que le hace una mujer y la falta de cortesía del dueño de casa: Tú no me ungiste la cabeza con perfume; ella me ha ungido los pies con mirra. Esta falta de cortesía de parte del dueño de casa se explica en este evangelio por una actitud moral errónea de su parte en el sentido de sentirse justo ante Dios, un motivo típicamente lucano. Sin embargo, esta falta del rabino se puede explicar por el hecho que algunos rabinos estaban en contra de esta práctica. Esto es lo que se trasluce de un texto que se puede retrotraer a antes del año 70: La escuela de Shammai dice: Él sostiene la copa de vine en su mano derecha y el aceite perfumando en la izquierda. Él bendice el vino y luego bendice el aceite. Pero la escuela de Hillel dice: Él sostiene el aceite perfumando en su mano derecha y la copa de vino en la izquierda. Él bendice el aceite y lo derrama sobre la cabeza del huésped. Si el huésped era un discípulo de los Sabios, entonces lo limpiará restregándolo contra la pared porque no es adecuado para un discípulo de los Sabios ir por allí perfumado (t.Ber. 5.29).
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Alianza: vida y muerte como un ciclo mítico
Hemos visto en otra entrada que la Alianza significa para Israel elegir entre la vida y la muerte. Esta dicotomía vida-muerte es parte esencial del pensamiento mítico judío y del cercano oriente. Tiene que ver con el ciclo de la siembra y la cosecha, y con el movimiento, vida-desobediencia-muerte (exilio)- arrepentimiento-vida. En todo caso este movimiento vida-muerte ya estaba presente en los mitos del oriente medio. Pongamo el ejemplo de Baal, quien es un dios fuerte, guerrero, señor de la tormenta y de la fertilidad. Desde la ventana de su nueva casa, y cubierto de nubes, grita y crea los truenos y rayos. Es un ruido ensordecedor que hace temblar la tierra y a sus montañas de miedo. Sus enemigos suben a los árboles para poder protegerse. Este Baal tan poderoso y ambicioso quiere gobernar sólo y sobre todo, lo que lo lleva a pelear con el dios Mot, el dios de la muerte, quien le recuerda que incluso el dios de la vida debe descender por la garganta de la muerte. Baal reconoce esta verdad, y le dice humilde que es el siervo de Mot. Esto no lo libra de la muerte a la que empieza a descender no sin antes procrear a un hijo con una vaca. El dios El, al enterarse de la muerte de Baal, desciende de su trono, se sienta en el polvo del suelo y se lamenta cubriendo su cabeza del polvo, y los vestidos de sus lágrimas (Job 1,20; 2,8). A su vez, la diosa Anat, hermana de Baal, se lamenta gritando Baal está muerto! y le exige a Mot que devuelva a Baal desde el lugar de los muertos. Mot se niega. Y es que ha tragado a Baal como si de un cordero se tratase. El texto se pierde en algunas líneas, para después ver que Anat ha dicho una profecía que se ha cumplido: Baal se encuentra en el vientre de la tierra y El tendrá un sueño donde los cielos lloverán aceite y los ríos correrán con miel (Ex 3,8; Ez 32,14; Jl 4,23). El tiene el sueño y como resultado Baal resulta vivo, sale de la tierra, ataca a Mot y vuelve a su trono desde donde gobernará la tierra. El conflicto con Mot durará todavía siete años, luego de los cuales ambos reconocen su fuerza (Gn 32, 24-29) (J.B. Pritchard, Ancient Near Eastern Texts Related to the Old Testament, Princeton, Princeton University Press, 1968, p. 129-142). Esta dinámica se repite en varios textos bíblicos: el desierto como signo de muerte en contraposición con la tierra prometida donde fluye la leche y la miel, la vida y la muerte, el paso de un estadio a otro. En todas estas historias la fertilidad juega un rol preponderante en esta dicotomía vida-muerte. Israel es el Jardín de Yavé, su mujer, su amante. Yave evoca, a su vez, a Baal el dios vivo. Y no sólo la Biblia, también en el relato de Gilgamesh se encuentra elementos de este mito donde la figura central se hace divino en un proceso que tiene que ver con la vida y la muerte. Gilgamesh desciende durante tres día al lugar de la muerte antes de levantarse a una nueva vida. Arrepentimiento, llanto, humildad, son elementos de este proceso transformativo de fertilidad a lo largo de las estaciones. La salvación tiene que ver con los alimentos abundantes, con la ausencia de hambre y con la lluvia de primavera. Este nuevo mundo que emerge tiene su centro en la casa de Dios, el lugar donde Éste habita, su templo (Ex 15, 17). El templo como la montaña de Dios es un espacio trascendente. Dios lo ha construido con sus manos. No es como el templo de Salomón que fue destruido por Nabudonocodosor (2Re 25). El templo hecho por Dios es el Sión trascendente (Is 31, 4), el jardín del amado en el Cantar de los cantares (6,2), el Jardín del Edén (Gn 2,8), allí uno encuentra el camino de regreso al árbol de la vida (Gn 3,24; Ez 47, 12; Ap 22,14). En este proceso de paso de la muerte a la vida, el concepto del resto de Israel es importante. Los justos (Salm 1, 2-3) son contrastados con los malvados que perecen rápidamente. Y es que estos son idolatras. Amar la Torá (Jos 1, 8-9) es como ser una rama hermosa cuyos frutos son los sobrevivientes de Israel. El resto de Israel será llamado santo, dedicado a la vida (Is 4,1-3). Y así, a iniciativa de Dios, Éste llevará al resto de regreso a la tierra. Es el retorno del exilio. Un nuevo comienzo (Ex 3,14). Israel poseerá un nuevo corazón y un nuevo espíritu (Job 32, 18-19). Sus corazones de piedra llegarán a ser corazones de carne. Este nuevo espíritu los llevará a caminar finalmente de acuerdo a la Ley de Dios. La tierra vacía llegará a ser el Jardín del Edén (Ez 37, 4-10. 11-14). Para más detalles: The Messiah Myth: The Near Eastern Roots of Jesus and David, p. 4347-4615.
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Alianza: la Torá como voluntad de Dios
Varias aproximaciones respecto a la Torá nos pueden ayudar a entender mejor otras expresiones antiguas de la ley divina entendida como el orden natural o una verdad eterna. La Torá, a diferencia de la ley natural, desde cierta perspectiva, es expresión de la voluntad soberana de la divinidad, es particularista, no racional, evoluciona, es coercitiva y exige obediencia. La Alianza no es expresión de una ley natural, sino de la libre voluntad de Dios. La Torá se obedece no porque responda a la naturaleza del cosmos, sino porque es voluntad de Dios. Yavé se refiere constantemente a "mis reglas", "mis leyes", y "mis mandamientos" (Lv 18,4-5; 19,37; 26,3; Nm 36,13; Ex. 31,18). Por ejempo en Ex 22,24 cuando se dice que si prestas dinero a mi pueblo, a los pobres entre vosotros, no serás usurero con él; no le cobrarás interés, no se está aludiendo a una ley natural, sino a la mera voluntad de Dios. En este sentido se explica que la Torá sea particular y no universal. Y es que no responde a la naturaleza humana, sino más bien a mandamientos que nacen de la relación de Dios y un pueblo en particular, Israel. La Torá no promueve el universalismo, al contrario, conduce al particularismo y la diferencia del pueblo de Israel (Lv 20, 22a, 233a, 24b)...no andéis en las costumbres de la nación que yo echaré de delante de vosotros...Yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos...Más aún, algunas de los preceptos de la Torá parecen irracionales u arbitrarios, pero eso no les quita validez, como es el caso de las reglas de pureza o de las dieta que sólo se validan en cuanto santifican a Israel apartándose de los demás pueblos (Lv 20,25-26):Me seréis, pues, santos, porque yo, el SEÑOR, soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos. Y no sólo eso, sino que como vemos en la Torá, existe la idea que ésta evoluciona, cambia, incluso normas posteriores pueden contradecir normas anteriores. Y es que como las reglas emergen de la voluntad de Dios, este puede hacer lo que quiera con ellas. Y de hecho lo hace algunas veces interviniendo a través de oráculos interpretando preceptos. Es lo que pasa en Nm 9 cuando algunos hombres que han adquirido impureza le preguntan a Moisés y Aarón por qué son excluidos de ofrecer el sacrifico pascual en el tiempo apropiado. Moisés entonces responde en el v.8:Esperad, y oiré lo que el SEÑOR ordene acerca de vosotros. Dios puede cambiar de opinión y por ende la Ley también. Pero la evolución de la ley también puede responder a una creciente humanización del pueblo. Por ejemplo es lo que sucede con las leyes en relación a la esclavitud (Ex 21, 2-11 y Dt 15, 12-18) donde se la va a limitar por un plazo de seis años, luego del cual se liberará al siervo. Y la respuesta del hombre siempre es la obediencia, tal como leemos en Dt. 12, 8-11: De ninguna manera haréis lo que hacemos aquí hoy, que cada cual hace lo que le parece bien a sus propios ojos;porque todavía no habéis llegado al lugar de reposo y a la heredad que el SEÑOR vuestro Dios os da. Cuando crucéis el Jordán y habitéis en la tierra que el SEÑOR vuestro Dios os da en heredad, y Él os dé descanso de todos vuestros enemigos alrededor de vosotros para que habitéis seguros, entonces sucederá que al lugar que el SEÑOR vuestro Dios escoja para morada de su nombre, allí traeréis todo lo que yo os mando: vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda alzada de vuestra mano, y todo lo más selecto de vuestras ofrendas votivas que habéis prometido al SEÑOR.La obediencia es la respuesta apropiada, y el hombre ideal es el siervo de incuestionable fidelidad, como es el caso de Noe (Gn 6,22; 7,5.9.16), y Abraham (Gn 12,4; 15,6; 22, 16-18). La respuesta de Dios a la obediencia de Abraham supera cualquier humana expectativa (Gn 26 4-5), una descendencia numerosa como las estrellas del cielo. Para más detalles: What´s divine about divine Law? Early Perspectives . p. 15-23
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La interpretación de la Torá y el Reino de Dios en Jesús
Al final de los tiempo habrá una nueva Alianza, una renovada, donde Israel será finalmente Israel, en su propio lugar en el tiempo. La Torá se escribirá en los corazones en vez de en la piedra. Entonces habrá pleno conocimiento de Yavé (Jr 31). Este horizonte es el que está presente en Mt 5,48 (Sed por lo tanto perfectos como vuestro Padre es perfecto) y b.Sabb. 133b y Pe´ah 1,1,. 15b (Sed compasivos y misericordiosos como Él es compasivo y misericordioso). Para Jesús la actual aplicación e interpretación de la Torá no es la definitiva o final. Al mismo tiempo, Jesús se sabe un interprete especial de la Ley. Con él hago especial está sucediendo. Por ejemplo, Mt 8,21-22 (dejad que los muertos entierren a los muertos) contraviene claramente Gn 23, 3-4; Ex 20,12; Tob 6,13-15; Ber 3,1. Jesús está concientemente pidiendo a sus discípulos la desobediencia a la Torá. Jesús reune a un grupo de discípulos, como lo hacían los rabinos, pero con un costo familiar mucho mayor (Lc 12,49ss), quizás sólo equiparable a los escenios de Qumrán (4QTest 16-20) u otros radicalismos (1Mac 2, 27-28.39-48). La interpretación de Jesús de la Tora es también muy radical en lo relacionado con el divorcio (Mt 5,31-32; 19, 3-9; 1Cor 7,10-16) donde su posición se resume con la aspiración de volver a la condición primigenia de Gn 1-2. En ese sentido la Torá viene a ser transformada por la eternidad que ha irrumpido con la proclamación del Reino de Dios (Mt 5,17). En otras palabras, Jesús estaría revelando la forma difinitiva de la Torá. Esto no quiere decir que se trate de una nueva Torá, no sería la alteración de ni siquiera una iota (Mt 5,17 y Rm 3,31). Es la interpretación definitiva de la Torá que inaugura el Reino de Dios. Y es que mientras el novio está vivo, los discípulos no pueden ayunar (Mt 9,15), al contrario deben celebrar el tiempo de la celebración marital (Mt 11, 16-19). El punto, de nuevo, se trataría de que la Torá se reinterpreta de manera nueva debido a la presencia de la eternidad en el tiempo presente. En ese sentido Mc 7,20 diría que toda la comida humana se ha convertido en kosher, y no que el Kashrut se ha abolido (Hch 10,14). Y es por esto que la justicia de los discípulos de Jesús supera a la de los fariseos (Mt 5,17), y no puede ser de otra manera porque han revelado el sentido más verdadero de la Torá. Eso es precisamente lo que ha hecho Jesús en el Sermón del Monte para Mateo, y eso era lo que esperaban los fariseos del Mesías cuando apareciese. En GnR 98,9 se dice que Dios enseñará una nueva Torá y dará 30 nuevos mandamientos. Otro ejemplo en el LvR9,7 se dice que todos los sacrificios y oraciones serán abolidas, del mismo modo que no habrá pecado por el cual expiar. La Torá para Jesús y estos fariseos sería una promesa y una expectativa que ha de ser cumplida (Mt 5,18; Rm 13,8.10; Gl 5,14; 6,2; Jas 2,8). Jesús no viene, entonces a derogar la Ley, sino a darle su triunfo definitivo. Desde el punto de vista cristiano, la incapacidad humana de cumplir con la ley se suplió con el supremo sacrificio del Hijo del Hombre, un amor tan fuerte como la muerte, que viene a cumplir la Torá en su correcta interpretación (Is 53). Ese amor incluye a los enemigos, incluye a todos los alimentos, a todas las personas que se hacen prójimos, y excluye el divorcio como una corruppción de la voluntad primigenia de Dios. Esta plenitud de la Tora revela el verdadero sentido de algunas partes de la Tora como mandamientos y prohibiciones preventivas, dadas por la dureza de los corazones humanos (como el mismo divorcio). Son mandamientos provisorios, llamados a caducar con la irrupción del reino de Dios. Y es precisamente el reino de Dios la clave para entender la interpretación de la Torá de Jesús. Para el judaísmo este concepto es fundamental. Es la presencia misma de Dios (TgIs 31,4; Mt 18,23-35; 22, 1-14), es la actividad (voluntad) misma de Dios (TgIs 40,9; 52,7; Mt 8,4; Lc 13,28-29). El Reino de Dios no es presente o futuro, es la experiencia personal de Yavé. Esta experiencia es subersiva (Lc 6,20) porque incluye a los hambrientos, a los tristes y a los perseguidos. Es una experiencia que parece pequeña (Lc 13,18.20) pero que se desarrolla con fuerza. El Reino está en medio nuestro pero no puede ser observado (Lc 17, 21). Es escatológico (Mc 13,32; Mt 24, 36; Lc 22,16) y al mismo tiempo inminente (Mt 10,23; Mc 9,1; 13,30; Mt 24,34). Su aparición será inesperada (Ap 3,3; 16,5; 2Pe 3,10; Mc 13,33-37; 1Tes 5,2). Para más detalles: Jesus the Central Jew, p.71-92
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Pablo como el doble de Jesús
Es bien sabido que en el libro de los Hch Pablo es presentado como un doble de Jesús. De ambos se mencionan predicciones sobre su muerte (Lc 9, 22.34; 18,31; Hch 20, 23-25; 21, 4.11-13); ambos hacen un discurso final (Lc 22, 14-38; Hch 20,17-35); ambos discuten con los saduceos acerca de la resurrección (Lc 20, 27-39; Hch 23,6-10); ambos reciben una bofetada de los agentes del sumo sacerdote (Lc 22, 63-64; Hch 23,1-2); ambos tienen cuatro juicios, el primero en el sanedrín (Lc 22, 66-71; Hch 22, 30-23, 10), el segundo ante el gobernador romano (Lc23,1-5; Hch 24, 1-22), el tercero ante el Rey herodiano (Lc 23, 1-25; Hch 26), el cuarto, de nuevo, ante el gobernador romano (Lc 23, 13-25; Hch25, 6-12); a ambos las autoridades les declaran inocentes (Lc 23,14.47; Hch 23,29; 25,25; 26,31); en ambos casos la muchedumbre exige sus muertes (Lc 23, 18; Hch 22,22). La gran diferencia entre Jesús y Pablo estriba en que éste último continúa su viaje a Roma donde será ejecutado. Esto quiere enfatizar el hecho que con Pablo la misión de la Iglesia se abre desde el pueblo judío a los gentiles.
Esta dinámica se vuelve a encontrar en los Hechos de Pablo donde el héroe sufre, lo mismo que Jesús en su bautismo, una epifanía inicial (HchPab 9,5-6). Pablo, al igual que Jesús, marcha al desierto y está con las bestias salvajes (HchPab 9,7). Pablo proclama la buena nueva, sana a la gente, y es perseguido al modo de Jesús. Por ejemplo en HchPab 2 el apóstol predica, resucita a un muerto y es expulsado de la ciudad (comparar con Lc 4, 16-30). La pasión de Pablo tiene muchos paralelos con la de Jesús, y más aún su resurrección, una reelaboración de Mc 16,1-8: Al despuntar el día y tal como les había ordenado Pablo, Longo y el centurión Cesto marcharon con temor a la tumba de Pablo. Cuando se acercaron vieron a dos hombres en oración y en medio de ellos a Pablo, de modo que se quedaron admirados. Tito y Lucas, por su parte, presa de un temor muy humano al ver a Longo y a Cesto que se dirigían hacia ellos, se dieron a la fuga. Aquellos los persiguieron diciéndoles: “No os perseguimos para mataros, como suponéis, bienaventurados hombres de Dios, sino para que nos deis la vida tal como Pablo, que hace un momento se hallaba rezando entre vosotros, nos prometió”. Al oír estas palabras, se alegraron Tito y Lucas, y les dieron el sello del Señor [glorificando al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, a quien se la gloria por los siglos de los siglos. Amén]. Para más detalles: Pablo después de Pablo, Richard Pervo, p.262-265.
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Alianza: Segunda Persepectiva, la Ley y la Sabiduría como expresión de un orden cósmico.
La Torá también se puede entender como expresión de una razón divina (no sólo como expresión de la voluntad divina como veíamos en una entrada anterior). La cuestión aquí es si la tradición bíblica contiene algo parecido al concepto griego de la ley natural. Lo primero es que según algunos textos la Torá se puede entender como expresión de un orden universal. Por ejemplo, en la historia de Caín, éste es culpable porque hay una santidad en la vida humana que es universal y que él violó. En la historia del diluvio también se presume un orden moral universal que se vio violado cuando se dice que la tierra llegó a ser corrupta delante de Elohim, la tierra estaba llena de injusticias. Cuando Elohim vió cuan corrupta estaba la tierra, porque toda la carne había corruptido sus caminos en la tierra... (Gn 6,11-13a). La injusticia, en este texto, no es otra cosa sino la violación de las leyes divinas positivas que se habían revelado, leyes implícitas y universales que hacían la convivencia posible. Lo mismo se podría decir de las aberraciones de los hijos de Jacob con su hermana Dina (Gn 34,7) o de la historia de Sodoma y Gomorra, historias que suponen la violación a de leyes que, aunque no reveladas, son expresión de una verdad moral universal. Este principio es importante porque Israel entiende que la voz de Dios se escucha en la creación y en la Torá, ambos principios relacionados. Toda la creación es expresión de la Ley de Dios y de su propósito moral, y toda la Torá está en consonancia con la naturaleza y con el consenso de la comunidad. La voz de los profetas en contra de las aberraciones de las naciones vecinas descanzan sobre este supuesto (Am 1-2; Is 13-23; Jr 46-51). En este sentido la ley revelada en el Sinaí sería racional y universal. ¿O qué gran nacion tiene leyes y reglas tan perfectas como todas las enseñanzas que he puesto delante vuestro este día? (Dt. 4,6). En este sentido la tradición sapiencial juega un papel muy importante. El relacionar a la Torá con la sabiduría se la está enmarcando en el orden de la naturaleza y la creación (Prov 8,22-23. 27-30a. 32-33. 35-36). Y es que la creación ha sido informada o instruida por la Sabiduría (Prov 3,19-20). Así, la Torá va adquieriendo una naturaleza estática como se vislumbra en Dt 4,2 y 13,1. En estos textos se dice que el hombre no puede modificar a la Ley, esta no cambia porque Yavé no cambia (Mal 3,6; Nm 23,19; Is 46,10-11). La Ley pudo haber sido revelada en el Sinaí, pero existía inalterada con Yavé un gran tiempo antes de este acontecimiento. En ese sentido la Ley divina se dirige a un sujeto racional capaz de tomar decisiones morales. En Ex 22,20 se apela a esta cualidad del receptor cuando se señala: Al extranjero no maltratarás ni oprimirás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Lo mismo podemos decir de Dt 24,20.22: Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti, serán para el forastero, para el huérfano y para la viuda. Recordarás que tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto. Y es que la Torá, desde esta perspectiva tiene que ser comprensible (Dt 30,11-14). Por eso se dice que la Torá no está fuera del alcance de las personas, no está en los cielos, sino que por el contrario está muy cerca del hombre, está en su boca y en su corazón. Así, el ideal del hombre que observa la Torá no sería el siervo obediente como vimos en otra entrada, sino el sabio que estudia la Ley con todas sus capacidades, también intelectuales, para llevarla a la práctica. Por eso mismo es que Moisés no es sólo el siervo de Yavé (Gn 34,5) sino aquel que discute, argumenta y razona moralmente con Dios. Para más detalles: What´s Divine About Divine Law?: Early Perspectives, p.24-41
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Alianza: La Torá como una narrativa continuada hacia el tiempo mesiánico
La acción salvífica de Yavé en relación a la esclavitud de Israel en Egipto tiene un propósito que la trasciende, esto es, la celebración de la Alianza Sinaítica con Israel y la consecuente donación de la Torá. Entonces el climax del Pentateuco como corpus literario se encuentra en la entrega de la Torá en el Sinaí, durante la cual Yavé ha descendido para habitar entre su pueblo (Ex 40,34-38). De hecho Yavé ordena al pueblo a no profanar su Santo Nombre para que así pueda ser santificado en medio de Israel y a través de esto santificar a su propio pueblo. Yo, Yavé, quien os santifica, Yo, quien os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios, Yo, Yavé (Lv 22,31-32). Si Israel observa la Ley, tanto Dios como el mismo pueblo son santificados. Primero, Yavé santifica a Israel a través de su liberación y redención, la hace su poseción especial entre todas las naciones, y sella esta relación dándole al pueblo la Alianza con la Torá para que esta santidad se guarde. A su vez, Israel santifica al mismo Dios viviendo su vocación, esto es, observando con fidelidad los mandamientos y viviendo, así, santamente. El corolario sanaítico no sólo nos lleva al origen de esta relación, en el Edén, cuando Dios fue develando su primer mandamiento a los hombres, sino que también al futuro, a la era mesiánica. Y es que en la era mesiánica seremos testigos del final y pleno establecimiento de la Torá. Entonces hay tres etapas narrativas e históricas: el pre-Sinaí, el presente Sinaítico, y la edad mesiánica. Un texto pertinente respecto a la era mesiánica es Is 2,2-3 donde todas las naciones se preparan para subir a Sión donde esperan ser instruidos por el mismo Dios en sus caminos. En este proceso, el pueblo de Israel va a ser el instrumento privilegiado de Dios para que Éste sea universalmente reconocido. Esto supone que Dios pueda habitar permanentemente en su tierra. En la era mesiánica, de acuerdo a Jr y Ez, el pueblo de Israel seguirá la Torá sin esfuerzo. Israel no tendrá que "combatir" para obedecer la Torá. Su obediencia será automática. Y es que según Jr 31, 31-34 Yavé hará una nueva Alianza con la Casa de Israel y la Casa de Judá. Esta no será una Alianza como la que Yo hicé con vuestros padres...Yo pondré mis enseñanzas en su interior y la escribiré sobre sus corazones. Entonces Yo seré vuestro Dios y ellos serán mi pueblo. No necesitarán más enseñarze unos a otros. Algo similar encontramos en Ez 36, 24-25 donde Yavé promete, Y yo te daré un corazón nuevo y pondré en ti un nuevo espíritu: Yo removeré el corazón de piedra de tu cuerpo y te daré un corazón de carne, y Yo pondre mi espíritu en ti...Entonces tú deberás habitar en la tierra que Yo le di a tus padres, y tú serás mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Lo siginificativo es que para ambos profetas la Ley no cambiará en la era mesiánica. Serán las mismas leyes, lo que cambiará es la naturaleza humana y la libertad moral. Es un rediseños utópico de la naturaleza humana, al modo del Jardín del Edén, donde las dificultades que implica una desición moral son obviadas. Así, todo lo que pudo ocacionar la destrucción del primer y segundo templo, entendidos como castigo divino, ante la infidelidad de la Alianza, no podría volver a repetirse. Para más detalles: What´s Divine About Divine Law? Early Perspectives, p.45-48
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Alianza: La Ley como una narrativa de ruptura y restauración
En alguna literatura post-bíblica la idea de la donación de la Ley divina representa una radical roptura y discontinuidad con una realidad primigenia que era no sólo distinta, sino que también superior. La Torá no sería el climax de un desarrollo histórico lineal que tendría su plenitud en la era mesianica, sino por el contrario, una desviación de un estado original que se caracterizaba por la ausencia (y por ende libertad humana) de la Tora. Para esta linea de pensamiento, la era mesiánica ha de caracterizarse no por el cumplimiento ideal de la Torá, como veíamos en una entrada anterior, sino por la ausencia total de la misma. En ese sentido, y de nuevo, el Paraíso es la imagen primigenia que domina la dirección hacia donde se encamina Israel, pero entendido como una ausencia de la Ley. Y es que la revelación de la Ley en el Sinaí fue acompañada por una letanía de advertencias, maldiciones y castigos por su violación (Lv 18,24-30; Dt 27-28), que en la práctica le restan su carácter de regalo y gratuidad. Toda profecía, entonces, sobre la era mesiánica como la describe Jr o Ez ha de entenderse como una condenación de la misma Torá sinaítica. Lo interesante es que esta interpretación se basa en un texto un tanto obscuro de Ez 20, 23-26 donde el profeto dice en boca de Dios que, más aún, Yo les di leyes que no eran buenas y reglas a través de las cuales no podrían vivir...Para más detalles: What´s Divine about Divine Law? Early Perspectives, p. 49-50
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Jesús y el fariseísmo sobre el mandamiento más importante y otros
Jesús resume la Torá a través de una máxima: Traten a los demás como quieren que los demás los traten. En esto consiste la ley y los profetas (Mt 7,12). Hillel el viejo también había propuesto un principio general parecido: Lo que es desagradable para ti, no lo hagas a tu prójimo, esta es toda la Ley, el resto sólo son deducciones. Tanto Jesús como Hillel vieron a la regla de oro como un sumario de la Ley de Moisés. Esto venía de Lv 19,18 donde leemos que debes amar a tu prójimo como a ti mismo. En el tiempo de Jesús, entonces, varios rabinos entendían este versículo como el mandamiento más importante. En este mandamiento llama la atención el como a ti mismo. En hebreo esta frase se podría traducir también como si fueses tu mismo. En este sentido se podría traducir Lv 19,18 como Ama a tu prójimo porque él es como tu mismo. R. Hanina que vivió aproximadamente una generación después de Jesús comentaba respecto a este mandamiento que es un dicho sobre el cual todo el mundo se sostiene, una declaración poderosa desde el Sinaí. Si tú odias a tu vecino cuyas acciones son tan malvadas como las tuyas propias, Yo, el Señor, voy a castigarte como tu Juez; pero si tú amas a tu prójimo cuyas acciones son tan buenas como las tuyas, Yo, el Señor, te voy a ser fiel y tendré misericordia contigo (Avot de R. Nathan Ver.B. p. 53). Por otra parte, Jesús también resumía la ley diciendo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el precepto más importante; pero el segundo es equivalente: Amarás al prójimo como a ti mismo (Mt 22, 35-40). Aquí Jesús se está haciendo eco de alguna tradición más antigua siguiendo el principio de algunas escribas que sabrían distinguir entre lo nuevo y lo viejo para resguardar lo mejor de ambos (Mt. 13, 52). En este sentido, la primera parte de esta sentencia, el amor de Dios, estaba en armonía con el espíritu del fariseísmo contemporáneo (Mt. Avot 1,3). De hecho, y de acuerdo a la versión de Mc y Lc, los escribas estarían de acuerdo con la proposición de Jesús. Pero Jesús también estaría de acuerdo con otros principios generales predicados por los fariseos que suelen ser mucho más estrictos. De acuerdo a B.Bava Mesia 58.b (aunque posterior) tres clases de pecadores están condenados al infierno: el adúltero, el que expone a su prójimo públicamente a la vergüenza, y el que insulta a su prójimo. Jesús también estaría de acuerdo con esto al decir: Pues yo les digo que todo el que se enoje contra su hermano responderá ante el tribunal. Quien llame a su hermano imbécil responderá ante el Consejo. Quien lo llame renegado incurrirá en la pena del infierno de fuego (Mt 5,22). Luego Jesús continúa advirtiendo: Si tu ojo derecho te lleva a pecar, sácatelo y tíralo lejos de ti. Más te vale perder una parte de tu cuerpo que ser arrojado entero al infierno. Y si tu mano derecha te lleva a pecar, córtatela y tírala lejos de ti. Más te vale perder una parte de tu cuerpo que terminar entero en el infierno (Mt 5, 29-30). Este es el uso de un lenguaje extremo para defender la Torá, como decían los rabinos, vuela de lo que es malo y de lo que parece malo. En el mismo sentido Jesús acusa que aquellos que miran a una mujer con lasciva ha cometido adulterio en su corazón. De hecho hay una posición rabínica que dice que adulterar en hebreo tiene cuatro letras porque se puede cometer adulterio con la mano, el pie, el ojo y el corazón (Midrás Hagadol de Ex 20,14). En otras palabras, y tal como hemos vistos en otras entradas, Jesús guarda la observancia de los mandamientos más pequeños. Para más detalles: Jesus, David Flusser, Posición 1506-1604
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San Niceforus sobre la oración de Jesús
Sn Niceforus del Monte Atos escribe sobre la oración de Jesús: Esta, que es la más grande de todas las actividades, es adquirida por muchos, e incluso por todos, a través del aprendizaje (por un staretz). De manera ocasional la gente la recibe directamente por Dios…Tienes que estar consciente que la respiración por la cual vivimos es un inhalar y exhalar aire. Los órganos que sirven a este propósito son los pulmones que rodean al corazón. Ellos pasan el airea través de sí mismos e inundan el corazón de éste. Entonces podemos decir que la respiración es la manera natural del corazón. Por lo tanto, recoge tu mente y condúcela a través del camino de la respiración donde el aire pasa hacia el corazón y junto con el inhalar el aire fuérzalo a descender hacia el corazón y retenlo allí. Trata de no salir de prisa. En un principio esta retención puede resultar aburrida o pesada, pero cuando te acostumbras a ella, no se puede prescindir de la misma por el júbilo y la alegría que produce….Cuando entres en el lugar del corazón, como te lo he indicado, da gracias a Dios y junto con glorificar su bondad, mantente en esta actividad. Esta te enseñará que no hay nada más que aprender que esta oración. Debes saber también que cuando tu mente está establecida en tu corazón, no debe permanecer en silencio, sino que debe sin interrupción orar: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí”. Esta oración, a través del estar de la mente sin sueños, nos hace inmunes e inaccesibles a la artimañas del enemigo y cada día nos acerca más y más al amor y cuidado de Dios (Sobre la Vigilancia 4, Filokalia p. 205-206).
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Alianza: Introducción, metahistoria, hesed y emet
La Alianza (Berit) es un término que se puede usar para referirse a tratados internacionales como en Jos 9,6 o 1Re 15,19; a las alianzas entre clanes, como en Gn 14,13; o a acuerdos personales, como en Gn 31,44; acuerdos nacionales, como en Jr 34,8-10; y a acuerdo de lealtad como en 1Sam 20, 14-17, incluido matrimonios (Mal 2,14). En todos estos casos una alianza (berit) es una relación elegida, en contraposición de una natural, que implica obligaciones bajo juramento. En el medio oriente las alianzas de por sí eran importantes, especialmente las de dos tipos, el tratado de tipo protección-vasallo que exigía la obediencia de los grupos o estados vasallos so pena de sanciones divinas; y las cartas constitutivas reales o conseciones de tierra donde, como dice el nombre, se otorgaba una posición privilegiada como el ser rey o sacerdote, o una propiedad, por parte de un representante de Dios o un rey a cambio de fidelidad u otros favores aun grupo, familia, o pueblo. El libro del Dt, con todas sus particularidades de contenido, es idéntico a los tratados internacionales del oriente medio, especialmente los de tipo protección y vasallaje de los hititas del segundo milenio a.c. Esto no quita que no tenga elementos propios de las cartas reales constitutivas, así se constituye en una alianza que guardando el género literario es muy original. Gn 21, 22-34 nos provee de un buen ejemplo de lo que significa una alianza en la cultura de medio oriente. En este vemos al rey de Gerar, una ciudad al sur de Canaán, que hace una alianza con Abraham. Esta alianza no significa necesariamente el comienzo de una relación. Más bien puede significar la formalización y la intensificación de una relación previa a través de lazos legales entre las partes. Existe un lenguaje convencional y estandarizado para iniciar estas alianzas o tratados. Generalmente al iniciar un tratado se habla de karat berit, hacer una alianza: Entonces Abrahán tomó ovejas y vacas, se las dio a Abimelec y los dos hicieron una alianza.(Gn 21,27.32). La expresión, heqim berit, establecer una alianza, se refiere al cumplimiento de la misma o a la intención de mantener las obligaciones o promesas establecidas (674- 689). El estatuto legal y formal que adquiere la relación se sella a través de una ceremonia formal y pública, como puede ser generalmente el ofrecimiento y sacrificios de animales, al mismo tiempo que se hacen promesas o juramentos delante de testigos.Estos juramentos o promesas implican, como contrapartida, maldiciones a la parte que incumple las obligaciones. Como éste, hay otros muchos ejemplos bíblicos de este tipo de alianza: entre Josue y los Gibonitas (Jos 9), entre los hombres de Jabesh Gilead y Nahash el amonita (1Sm 11,1-3), las dos alianzas entre David y Jonatan (1Sm 18,3; 23,18), entre David y Abner (2Sm 3,12-21), entre David e Israel (2Sm 3,21; 5,1-3), entre Ahab de Israel y Ben Hadad de Siria (1Re 20,31-34). Ahora bien, hay distintas alianza entre Dios y el pueblo en la biblia, y no todos los estudiosos están de acuerdo en delimitar su número y sus características: la alianza con la creación (Gn 1-3), la alianza con Noé (Gn 6-9), la alianza con Abraham (Gn 12.15.17), la alianza del Sinaí (Ex 19, 3b-8. 20-24), la alianza con David (2Sm 7; Salm 89), la nueva alianza (Jr 31-34; Ez 33, 29-39, 29). Lo que tenemos que considerar también es que las alianzas se enmarcan en un esbozo de una historia que es mucho más grande y que les dota de sentido. Esta historia parte del supuesto que existe un solo Dios y que Éste ha creado todo. Dios es el centro del universo, y los hombres sólo encuentran sus sentidos tanto en cuanto tienen una relación correcta con Dios. El quiebre con Dios se produce, de acuerdo a esta historia, de una manera muy temprana, con la desobediencia de los primeros hombres, y desde entonces sobreviene el caos y la maldad. En esta dinámica hay atisbos de un nuevo comienzo, es el caso de la historia de Noé, y más tarde, de Abraham, y finalmente en el Sinaí. Sin embargo, una y otra vez, el hombre termina arruinando la historia. Y esto es especialmente cierto con la desobediencia de Israel que desdibuja su misión fundamental, ser luz para el mundo, que significa relacionarse apropiadamente con Dios. Israel no guarda la alianza sinaítica. Aquellos que debieron ser bendecidos por la obediencia, terminan siendo maldecidos por la desobediencia. Toda está dinámica configura una meta-historia, un sólo libro, que explica las diferentes alianzas y cómo los distintas facciones responden con o sin fidelidad (hesed) y amor (´emet). Esto se ilustra desde Dios en el Salm 117, 1-2: Alaben al Señor, todas las naciones, aclámenlo, todos los pueblos. Pues grande es su amor con nosotros, la fidelidad del Señor es eterna. ¡Aleluya! Dios exige al pueblo la misma fidelidad y amor que Él tiene por su alianza. Para más detalles: Kigdom through Covenant, p. 588-644. 674-689.
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Alianza: La dualidad vida y muerte, y la actitud del siervo en el rabinismo.
Cuando hemos visto la dualidad vida-muerte que se juega en la idea de la Alianza decíamos que el hombre se convierte en un ser insignificante delante del absoluto de Dios. Esta idea tan típica del pensamiento arcaico del oriente medio, también está presente en la literatura rabínica en Sifre Num Shelah 115 que equipara a Israel con un esclavo que debe obedecer las órdenes de su maestro sin cuestionarlas. "Yo soy Yavé tu Dios quien te ha traído desde la tierra de Egipto para ser tu Dios" (Nm 15,41). Otra interpretación: ¿Por qué se menciona el éxodo desde Egipto en conección con los detalles de cada mandamiento? ¿Con qué podremos comparar este asunto? A un rey que tenía un amigo cuyo hijo fue tomado en captividad. Cuando él le redimió lo hizo no como a un hombre libre sino como a un esclavo de tal forma que si el rey decretase algo y el hombre no quisiese obedecerle, el rey pudiese decir, "¡Tu eres mi esclavo!". Cuando ellos llegaron a una provincia, él le dijo: "calzadme la sandalia, lleva mis ropas y llévame a la casa del baño". El amigo del hijo comenzó a poner objeciones. El rey tomó el documento de redención y le dijo: "¡Tu eres mi esclavo!". De igual manera, cuando el Santo, bendito sea, redimió a la descendencia de Abraham su amigo no los redimió como hombres libres sino como esclavos. Si él decretase algo y ellos no lo aceptasen, él les dirá: "¡Vosotros sois mis esclavos!" . Recordemos, en estos textos el ideal humano es el siervo obediente que valoriza de sobremanera los decretos de su maestro. La ley no es sino el medio desde el cual el hombre se confía totalmente a Dios. Un comentario al Lv 20,26 nos da una pista sobre esta manera de pensar: "Tú debes ser santo para mí, porque Yo, Yavé, soy santo" (Lv 20,26), tal como Yo soy santo, tú debes ser santo; tal como yo aparte, así tu debes estar aparte. "Y yo te he separado de todos los pueblos para que seas mío" (Lv 20,26), si tu permaneces aparte de todas las naciones, entonces eres mío, sino, entonces tu perteneces a Nabudonoconosor y a su clase. R. Elazar b. Azariah dijo: ¿Cómo puedo saber que una persona no diga "yo no quiero vestir fibras mixtas, yo no quiero comer cerdo, yo no quiero cometer actos sexuales incestuosos", sino más bien, "yo quiero esas cosas, pero ¿qué puedo hacer? Porque mi Padre en los cielos ha impuesto estos mandamientos sobre mí?" Entonces la escritura dice, "y yo os he separado de los pueblos para que seáis míos". El será separado del pecado y aceptará el reino de los cielos sobre sí mismo (Sifra Qedoshim 10,21-22). La Ley es una marca conciente de identidad, incluso más si contradice los deseos humanos. Es la rendición a Dios. Y sólo de esta manera el hombre se hace miembro del pueblo de Dios. La idea que la Torá pueda contraponerse a los deseos del hombre es propia del pueblo judío, y contradice la idea griega sobre la ley natural que sigue lo divino y atrae todo lo propiamente humano. También contradice la idea paulina que entiende la oposición entre la Torá y los deseos de la carne como el fracaso de la Tora (Rm 7,14. 18. 22-24). Nada más lejos para algunos rabinos quienes pensaban que esta opisición no era sino expresión de la aspiración humana más grande y permanente de rendirse a Dios. Rendición que ha de hacerse motivada por el amor como leemos en Sifre Dt 41: "amando a Yavé vuestro Dios" (Dt 11,13). Si uno dice: Mirad yo estudio la Torá para llegar a ser rico o para ser llamado "Rabi" o para merecer una recompensa en el mundo venidero , las escrituras dicen"amando a Yavé vuestro Dios", todo lo que tu haces debe hacerse sólo por amor. Citemos también Sokho in m.Avot 1,3: No seáis como los siervos que sierven a sus amos por la recompensa, más bien sed como los siervos que no sirven a sus maestros por la recompensa, y dejad que el asombro de los Cielos estén sobre vosotros. Para más detalles: What´s divine about divine Law? p. 252-256
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Alianza: Noé como justo
La primera vez que aparece la palabra berit en el A.T. es en Gn 6,18 haciendo referencia a la alianza con Noé. En Gn 6,5 leemos Al ver el Señor que en la tierra crecía la maldad del hombre y que toda su actitud era siempre perversa. Más adelante encontramos, Gn 6, 11-13: La tierra estaba corrompida ante Dios y llena de crímenes. Dios vio la tierra corrompida, porque todos los vivientes de la tierra se habían corrompido en su proceder. Y Dios dijo a Noé: —Veo que todo lo que vive tiene que terminar, porque por su culpa la tierra está llena de crímenes; los voy a exterminar con la tierra. La corrupción de la tierra implica que una situación originalmente bella y buena se ha arruinado. El responsable es el hombre: se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón.
Y dijo el Señor: —Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, porque me arrepiento de haberlos hecho. El diluvio, entonces, se manifiesta como un juicio divino en respuesta del corazón humano que se ha desviado y corrumpido. Sin embargo, y en contraposición a sus contemporaneos, Noé aparece como un hombre justo y contaba con el favor divino, Pero Noé alcanzó el favor del Señor.Noé fue en su época un hombre recto y honrado, y trataba con Dios, (Gn 6,8-9). La justicia de Noé implica que se relacionaba con Dios y con los hombres con lealtad y fe. La expresión heqim berit en Gn 6,6.9, y como veíamos en otra entrada, indica que Dios no está iniciando una nueva relación o alianza con Noé, sino más bien, está profundizando una anterior, una que tenía que ver con el cuidado de la creación de parte de los hombres, más específicamente con las bendiciones y mandamientos que lo había unido con Adán, Eva y sus descendientes. Es sabido los paralelos que se encuentran entre el relato de la creación y el diluvio: la nueva creación surge desde el caos dominado por las aguas (Gn 1,2; 8,1) donde Dios hace aparecer un viento que las retira dando paso a la tierra firme. El relato del diluvio es el preámbulo de la nueva creación. Luego, en el segundo día, tal como en un inicio Dios dividió las aguas (Gn 1,6-7), volverá a juntarlas restableciendo los límites entre el cielo y la tierra. En una tercera fase o día, tal como Dios había separado la tierra y definido la que podía ser arable (Gn 1,9; 8,3-5). En la cuarta etapa el cielo vuelve a acoger a las aves (Gn 1,20-23; 8,6-12). En la quinta, las creaturas del cielo y la tierra son llamadas desde el arca tal como Dios las había llamado en la creación (Gn 1, 24-25; 8,17-19). En la sexta, hace su aparición el nucleo familiar, como imagen de Dios (Gn 1, 26-28; 8, 16.18; 9, 6). En la séptima etapa el Rey celestial bendice a la humanidad, los alimenta con los frutos de la tierra restaurada, y renueva el mandamiento que hace de los hombres los señores de la creación (Gn 1,28; 9,1-2). En todo este contexto, Noé aparece como el nuevo Adán. La bendición y el mandamiento que le es dado a Noé es el mismo que recibió en su momento Adán (Gn 9,1; 1,28). En Gn 9, 1-7 se le dice a Noé que sea fecundo y llene la tierra, lo mismo que se le había dicho a Adán. En Gn 9,2 se menciona que los animales salvajes y las aves le temerán, lo mismo que se deduce en Gn 1 cuando a Adán se le encomienda someter la tierra y sus seres vivos. Así como en Gn 1, 29-30 las plantas le fueron dadas a Adán para su sustento, los animales le son dados para el mismo propósito para Noé. La restricción a esta concesión está dada en la prohibición de comer la carne con la sangre del animal. En la alianza sinaítica se detallarán más aspectos de este mandamiento, también en lo concerniente a como secar la carne (Lv 3,17; 7,26-27; 19,26; Dt 12, 16-24; 1Sm 14,32-34). Veamos también que la vida humana aparece en ambos relatos como especial y muy valiosa. La raza humana es una familia. Todos estamos relacionados. Si en la historia de Caín aparece por primera vez la palabra hermano (Gn 4,2.8.9.10.11.21) en Gn 9,5 leemos, Yo pediré cuentas de la sangre y la vida de cada uno de ustedes, se las pediré a cualquier animal; y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano. La alianza noética aparece en varias partes de la biblia, haciéndose así parte de la gran historia narrada en la biblia. Tenemos así Is 24,3-5 donde se hace referencia a todos los hombres rompiendo la alianza eterna, haciendo alusión probablemente a la Noética: Queda la tierra rajada, queda saqueada –el Señor ha pronunciado esta amenaza–. Languidece y se debilita la tierra, desfallece y se debilita el mundo, desfallecen el cielo y la tierra, la tierra está profanada bajo sus habitantes, que violaron la ley, trastocaron el decreto, rompieron el pacto perpetuo. También tenemos a Is 54, 9-10 donde Isaías compara la nueva alianza con la alianza noética. Lo que unifica a ambas es la obligación que tiene Yavé de cumplir las promesas, no destruir la tierra como juicio y no quitarle su amor y lealtad en la alianza de paz: Me sucede como en tiempo de Noé: juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así juro no enojarme contra ti ni reprocharte. Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas, no te retiraré mi lealtad ni mi alianza de paz vacilará —dice el Señor, que te quiere—. Por último mencionemos Jr 33, 19-26 donde aparece una expresión (mi alianza con el día y mi alianza con la noche) que bien puede referirse a la Alianza con la creación (Gn 1) que la alianza noética profundiza. Para más detalles: Kigdom through Covenant p.655-657
Y dijo el Señor: —Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, porque me arrepiento de haberlos hecho. El diluvio, entonces, se manifiesta como un juicio divino en respuesta del corazón humano que se ha desviado y corrumpido. Sin embargo, y en contraposición a sus contemporaneos, Noé aparece como un hombre justo y contaba con el favor divino, Pero Noé alcanzó el favor del Señor.Noé fue en su época un hombre recto y honrado, y trataba con Dios, (Gn 6,8-9). La justicia de Noé implica que se relacionaba con Dios y con los hombres con lealtad y fe. La expresión heqim berit en Gn 6,6.9, y como veíamos en otra entrada, indica que Dios no está iniciando una nueva relación o alianza con Noé, sino más bien, está profundizando una anterior, una que tenía que ver con el cuidado de la creación de parte de los hombres, más específicamente con las bendiciones y mandamientos que lo había unido con Adán, Eva y sus descendientes. Es sabido los paralelos que se encuentran entre el relato de la creación y el diluvio: la nueva creación surge desde el caos dominado por las aguas (Gn 1,2; 8,1) donde Dios hace aparecer un viento que las retira dando paso a la tierra firme. El relato del diluvio es el preámbulo de la nueva creación. Luego, en el segundo día, tal como en un inicio Dios dividió las aguas (Gn 1,6-7), volverá a juntarlas restableciendo los límites entre el cielo y la tierra. En una tercera fase o día, tal como Dios había separado la tierra y definido la que podía ser arable (Gn 1,9; 8,3-5). En la cuarta etapa el cielo vuelve a acoger a las aves (Gn 1,20-23; 8,6-12). En la quinta, las creaturas del cielo y la tierra son llamadas desde el arca tal como Dios las había llamado en la creación (Gn 1, 24-25; 8,17-19). En la sexta, hace su aparición el nucleo familiar, como imagen de Dios (Gn 1, 26-28; 8, 16.18; 9, 6). En la séptima etapa el Rey celestial bendice a la humanidad, los alimenta con los frutos de la tierra restaurada, y renueva el mandamiento que hace de los hombres los señores de la creación (Gn 1,28; 9,1-2). En todo este contexto, Noé aparece como el nuevo Adán. La bendición y el mandamiento que le es dado a Noé es el mismo que recibió en su momento Adán (Gn 9,1; 1,28). En Gn 9, 1-7 se le dice a Noé que sea fecundo y llene la tierra, lo mismo que se le había dicho a Adán. En Gn 9,2 se menciona que los animales salvajes y las aves le temerán, lo mismo que se deduce en Gn 1 cuando a Adán se le encomienda someter la tierra y sus seres vivos. Así como en Gn 1, 29-30 las plantas le fueron dadas a Adán para su sustento, los animales le son dados para el mismo propósito para Noé. La restricción a esta concesión está dada en la prohibición de comer la carne con la sangre del animal. En la alianza sinaítica se detallarán más aspectos de este mandamiento, también en lo concerniente a como secar la carne (Lv 3,17; 7,26-27; 19,26; Dt 12, 16-24; 1Sm 14,32-34). Veamos también que la vida humana aparece en ambos relatos como especial y muy valiosa. La raza humana es una familia. Todos estamos relacionados. Si en la historia de Caín aparece por primera vez la palabra hermano (Gn 4,2.8.9.10.11.21) en Gn 9,5 leemos, Yo pediré cuentas de la sangre y la vida de cada uno de ustedes, se las pediré a cualquier animal; y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano. La alianza noética aparece en varias partes de la biblia, haciéndose así parte de la gran historia narrada en la biblia. Tenemos así Is 24,3-5 donde se hace referencia a todos los hombres rompiendo la alianza eterna, haciendo alusión probablemente a la Noética: Queda la tierra rajada, queda saqueada –el Señor ha pronunciado esta amenaza–. Languidece y se debilita la tierra, desfallece y se debilita el mundo, desfallecen el cielo y la tierra, la tierra está profanada bajo sus habitantes, que violaron la ley, trastocaron el decreto, rompieron el pacto perpetuo. También tenemos a Is 54, 9-10 donde Isaías compara la nueva alianza con la alianza noética. Lo que unifica a ambas es la obligación que tiene Yavé de cumplir las promesas, no destruir la tierra como juicio y no quitarle su amor y lealtad en la alianza de paz: Me sucede como en tiempo de Noé: juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así juro no enojarme contra ti ni reprocharte. Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas, no te retiraré mi lealtad ni mi alianza de paz vacilará —dice el Señor, que te quiere—. Por último mencionemos Jr 33, 19-26 donde aparece una expresión (mi alianza con el día y mi alianza con la noche) que bien puede referirse a la Alianza con la creación (Gn 1) que la alianza noética profundiza. Para más detalles: Kigdom through Covenant p.655-657
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La Ley en el discurso Greco-Romano
Para entender cómo el cristianismo primitivo adoptó la Torá, debemos acercarnos brevemente a la idea de la ley en el pesnamiento págano. Ya hemos estudiados varias entrados en relación a Filón de Alejandría. Los pre-socráticos (VI a.c.) introdujeron la idea de un order racional que gobernaba el cosmos y el orden racional que debería regir a las comunidades humanas. Este orden racional podría ser discernido en la naturaleza porque es allí donde se encarna, además de en cada ser humano. De Heráclito de Efeso (535-475 a.c) sería la siguiente frase: Todas las leyes humanas son alimentadas por la única ley divina (Fragmentos, DK B114). Los estoicos, más adelante, hablarán de la ley divina, Dios era la naturaleza, la naturaleza era divina. De esto se sigue que el orden racional o la razón eterna de la naturaleza (el logos) no es otra que la eterna razón de Dios. Los estoicos enfatizaban la distinción entre la ley divina no escrita y las leyes positivas escritas. La ley divina no es otra cosa que la razón por sí misma, la inmutable razón que ordena el cosmos y que trasciende los particulares de la existencia humana. Es por lo tanto, universal. Esta ley natural universal se relaciona con la verdad en un dialogo atribuido a Platon, Minos. En esta obra, Socrates provee una definición realista de la ley humana como una opinión verdadera, como un descubrimiento de lo que es (Minos 315a3, 315b1), en oposición de la definición de la ley como un acuerdo social sobre alguna materia en particular por parte de los ciudadanos. La verdadera ley, entonces, sería expresión de una realidad objetiva. La ley, por lo tanto, tendría una doble ascepción, la primera, la verdadera ley, la segunda, la legislación humana. Para Cicerón sólo existe una verdadera ley, que es la razón verdadera, que está en acordancia con la naturaleza. El logos, que no es otro que la ley de la naturaleza, racional y universal, está en todos lados, es inmutable, y une a todos los hombres y a las naciones. La ley verdadera es la razón en concordancia con la naturaleza, extendida sobre cada uno, consistente, eterna, cuya naturaleza es abogar por el deber a través de las prescripciones e impedir las acciones malas por las prohibiciones...una ley, eterna e inmutable, va a sostener el bien de todos los pueblos en todos los tiempos (Cicerón, La República, 3,33). En otras palabras, cuando la ley natural está segura y establecida en la mente humana, entonces esta es la mente y razón de un hombre prudente. Por lo tanto, tal como la mente divina es la más eximia de las leyes, también cuando en ser humano llega a la madurez, esta reside en la mente del hombre sabio (Cicerón, De Leg. 2.11). La ley natural, al ser universal, implica una universalidad del hombre sin importar su cultura. Cuando al filósofo cínico Diogenes de Sinope se le preguntó de dónde era, contestó: Yo soy ciudadano del mundo (Diogenes Laertius, bk 6, capt. 63). Este ser cosmopolita lo liberaba a seguir las leyes de la naturaleza en vez de las leyes y convenciones de la polis. Por otra parte, Zeno de Citium (IV-IIIa.c.), fundador del estoicismo, decía: los asuntos de nuestra gente deben basarse no en ciudades o distritos, cada uno marcado por su propio sistema legal, sino que nosotros debemos considerar a todos los hombres como nuestros conciudadanos y residentes locales (Plutarco, Sobre la Fortuna de Alejandro 329A-B SVF 1.262). Volviendo a Cicerón (De leg. 1.23), éste decía que los estoicos debían considera como la única ciudad la comunidad de dioses y humanos gobernados por la verdadera razón, la ley natural, y esos son las personas de sabiduría y virtud. Tambien podemos señalar el esceptisimo platónico en relación a la posibilidad que la ley escrita o positiva pueda ser fiel a la ley divina. La ley escrita no puede prescribir con adecuada exactitud lo que es bueno y justo para cada miembro de la comunidad al mismo tiempo (Statesman, 294a 10-b6). Y es que desde esta perspectiva la ley positiva es inherentemente imperfecta y en necesidad perpetua de enmiendas o ajustes atendiendo a los casos particulares. Lo que es positivo en el caso de la perfecta ley divina, esto es la inmutabilidad, es precisamente el peligro que se expresa en la imperfecta ley humana. En ese sentido, para Platón, sería mucho mejor ser gobernados por un grupo de sabios que atiendan las circunstancias particulares que se presentan en cada individuo, que por leyes humanas positivas en constante necesidad de actualización. Para más detalles: What´s Divine About Divine Lay? Early Perspectives. p. 54-67
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La Alianza: Abraham
Abraham, después de Adán y Noé, simboliza un nuevo comienzo. Y es que Abraham es un nuevo Adán, tal como lo fue también Noé. El contexto es similar, después del pecado de la Torre de Babel, la tierra, una vez más, vuelve al caos delante de Dios. Entonces la divinidad elige a Abraham para volver a repetir las promesas adámicas de Gn 1,28 (cuando Dios bendijo a la primera pareja y les encomendó fructificarse y multiplicarse). Veamos, Gn 12,2ss: Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y servirá de bendición. Gn 17, 2.6.8: y haré una alianza contigo: haré que te multipliques sin medida...Te haré fecundo sin medida, sacando pueblos de ti, y reyes nacerán de ti...Les daré a ti y a tu descendencia futura la tierra de tus andanzas —la tierra de Canaán— como posesión perpetua. Y seré su Dios. Gn 22, 16ss: Por haber obrado así... te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa... Todos los pueblos del mundo se bendecirán nombrando a tu descendencia, porque me has obedecido. En Gn 26, 3ss el Señor dice a Isaac: estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tus descendientes he de dar todas estas tierras. Así cumpliré la promesa que le hice a tu padre Abrahán. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, daré a tu descendencia todas estas tierras...Más adelante tenemos en Gn 26,24: Yo soy el Dios de tu padre Abrahán, no temas, que estoy contigo. Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia en atención a Abrahán mi siervo. En Gn 28,3 Isaac bendice a Jacob: El Dios Todopoderoso te bendiga, te haga crecer y multiplicarte hasta ser un grupo de tribus. En Gn 35, 11ss Dios le dice a Jacob: Yo soy el Dios Todopoderoso: crece y multiplícate. Un pueblo, un grupo de pueblos nacerá de ti; reyes saldrán de tus entrañas. La tierra que di a Abrahán e Isaac a ti te la doy; y a la descendencia que te suceda...En Gn 47,27 vemos cómo estas promesas se han cumplido en la tierra de Israel: Israel se estableció en Egipto, en el territorio de Gosén; adquirió propiedades allí y creció y se multiplicó en gran manera. En Gn 48,3ss Jacob le dice a José: Dios Todopoderoso se me apareció en Luz de Canaán y me bendijo, diciéndome: Yo te haré crecer y multiplicarte hasta ser un grupo de tribus; a tus descendientes entregaré esta tierra en posesión perpetua. Todos estos ejemplos ilustran hasta qué punto Abraham y su familia heredan el rol que alguna vez perteneció a Adán y a Eva. A su vez, el poseer la tierra de Canaán y la supremacia sobre sus enemigos tiene su paralelo en el poseer el Edén y tener dominio sobre la naturaleza dado en Gn 1,28. En ese sentido la descendencia de Abraham constituyen la verdadera humanidad, y su tierra, el nuevo Edén. En Gn 12, 1-3 se expresan las promesas de Dios a Abraham de la siguiente manera: Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo (a), te bendeciré (b), haré famoso tu nombre (c), y servirá de bendición. Bendeciré a los que te bendigan (d), maldeciré a los que te maldigan (e). En tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo (f). En estos versículos hay tres mandamientos (a,b,c), y tres bendiciones con respectivas maldiciones (d,e,f). La respuesta de Abraham será la obediencia (12, 4-6); la confirmación (12,7) y la obediencia (12, 8-9). En total hay seis promesas que se dividen en dos grupos, el primero (a,b,c) son tres promesas de bendiciones dirigidas a Abraham como individuo (se convertirá en una gran nación, será bendecido, y se le dará un gran nombre); el segundo, son tres promesas o bendiciones-maldiciones que se dirigen a las naciones del mundo y están condicionadas a la manera en que estas se relacionen con Abraham. La primera promesa, que la descendencia de Abraham se convierta en una gran nacion está relacionada con el poseer una tierra. No puede haber una nación sin un territorio, de ahí que este último esté implicito en esta promesa. Esta dimensión de la promesa se explicita en el versículo 7: A tu descendencia le daré esta tierra. El correlato de esta promesa es la obediencia y la adoración que hace Abraham (v.v. 8-9). Es interesante que esta adoración implica el construir un altar, el cual siempre se relacionará con la tierra de Canaán (Gn 12,7.8; 13, 4.18; 22,9). Cuando Abraham está en Egipto o en Gerar nunca se menciona ninguna ofrenda en un altar. Como sea, este rol sacerdotal de Abraham coincide también con el de Adán. Al final de la canción de Israel una vez cruzado el Mar Rojo se expresan las promesas de Dios de manera muy patente, donde el establecimiento de Israel en Canaán se representa como la plantación de un árbo en la montaña-santuario (Edén) al modo como Gn 2, Ez 28y el Salm 78,54 representan el Jardín con el templo. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu herencia, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos (Ex 15,17).La segunda promesa a Abraham como individuo es la bendición. Esta se da de manera individual a Abraham, y luego de manera colectiva, con sus maldiciones contrapuestas, a las naciones en relación con Abraham. Detengamonos un poco en lo concerniente a las bendiciones y maldiciones. ¿Qué significan? Dios promete bendecir a aquellos que bendigan a Abraham. La misma promesa se convierte en maldición en el caso contrario. Finalmente se dice todos los clanes de la tierra serán bendecidos a través de Abraham. Las bendiciones están relacionadas con la vida, mientras que las maldiciones con la muerte. La bendición tiene que ver con una vida plena, larga, la buena vida en relación a la salud, una familia grande de que preocuparse, éxito económico, tierras, poder sobre los enemigos. Las bendiciones operan en el contexto de la alianza con Dios y son la manifestación de la fidelidad y obediencia con la que el hombre responde a Dios. La maldición, por otra parte, ocurre cinco veces en Gn 1-11 (3,14.17; 4,11; 5,29; 9,25) e implica una pérdida progresiva de los bienes, salud, relaciones. Es el paso desde el Edén a Babel. Es la muerte. La Tercera promesa dice relación con que Dios hará del nombre de Abraham uno grande. Tener un gran nombre dado por Dios en la Biblia es relacionado con una figura real (2Sm 7,9). En este sentido esta promesa se relaciona con la promesa dada a David cuando Dios estableció con él una alianza: Yo he estado contigo en todas tus empresas; he aniquilado a todos tus enemigos; te haré famoso como a los más famosos de la tierra (2Sm 7,9). Abraham aparece, entonces, al igual que Adán como una figura real. A pesar que nunca es llamado rey, el rey de Gerar lo trata como un igual, los habitantes de Hebrón le llaman principe de Dios (Gn 23,6) y sus campañas militares en Gn 14 lo ubican a la par de los reyes. O pensemos también en el famoso incidente con Melquizedek de Gn 14, donde se le reconoce en un rol real y sacerdotal. Bendito sea Abrán por el Dios Altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios Altísimo, que te ha entregado tus enemigos. Y Abrán le dio la décima parte de todo lo que llevaba (Gn 14, 19-20). Para más detalles: Kigdom through Covenant, p. 996-1074
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Las Alianzas de Abraham en Gn 15 y 17
En otra entrada veíamos el contenido de las promesas que Dios había hecho a Abrahám en Gn 12, 1-3. Profundicemos en estas promesas que son consagradas en la Alianza de Gn 15 y Gn 17. Gn 15 encarna las promesas en relación a que Abraham llegará a ser una gran nación de Gn 12, 1-3. En la Alianza de Gn 15 encontramos el siguiente contenido:
I. Sobre los descendientes (15, 1-6);
A. Dios se revela a sí mismo y hace promesas (Gn 15, 1)
B. Abrahám escéptico y protesta (Gn 15,2-3)
A´. Dios se revela y confirma (Gn 15, 4-6).
II. La Tierra (Gn 15,7-21)
A. Dios se revela a sí mismo y hace promesas (15,7)
B. Abrahám escéptico y protesta (Gn 15, 8)
A´. Dios se revela y confirma (Gn 15, 9-21)
Las promesas de Gn 15,18 se dan en los siguientes términos: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al gran río Éufrates. Esta promesa se sella con un juramento, como es lo usual, pero que se expresa de manera enigmática en Gn 15,17: El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. La presencia de los animales muertos parece confirmar la voluntad que de no cumplir las promesas Dios llegará a ser como ellos. De nuevo, la vida y la muerte se presentan como consecuencia de la fidelidad de la alianza. La misma imagen la encontramos en Jr 34, 18-20 donde se explicita las consecuencias de la infidelidad al cumplimiento de la Alianza mosaica: A los hombres que quebrantaron mi pacto no cumpliendo las estipulaciones del pacto que hicieron conmigo, los trataré como al novillo que cortaron en dos para pasar entre las dos mitades. A los dignatarios de Judá y Jerusalén, a los eunucos y sacerdotes, a todo el pueblo que pasó entre las mitades del novillo, los entregaré en manos de sus enemigos, que los persiguen a muerte; sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra. La humareda y la antorcha presente en Gn 15, 17 parecen indicar la presencia de Dios quien confirma la realización o no de la Alianza. Recordemos que ambos son símbolos de la presencia de Dios (Ex 3,2; 13,21; 19,18; 20, 18). Para más detalles: p. 1093-1132.
Gn 17 encarna la promesa de Gn 12,1-3 en relación a que a través de Abraham todas las naciones serán bendecidas. En la Alianza Abrahamica de Gn 17 encontramos el siguiente contenido:
A. Intención de Yavé de confirmar su juramento sobre la descendencia (Gn 17, 1-2)
B. Abraham cae rostro en tierra (Gn 17,3)
C. Dios promete descendencia y la tierra (Gn 17, 4-8)
D. Es dado el signo de la circunsición (Gn 17, 9-14)
A´. Intención de Yavé de bendecir a Sará con descendencia (Gn 17, 15-16)
B´. Abrahám cae rostro en tierra (Gn Gn 17,17-18)
C´. Dios le promete un hijo de Sará (Gn 17, 19-22).
D´. El signo de la circunsición es practicado (Gn 17, 23-27).
En esta alianza vemos que al igual que Gn 12,3 (ser una bendición para las naciones) también se confirma la misión para el pueblo de Israel en relación a los otros pueblos a través de la expresión camina en mi presencia y sé honrado (Gn 17,1). Esta frase implica que Israel está llamado a ser un pueblo que muestre una relación justa con el único y verdadero Dios delante de los hombres. Dios llama a Abraham a ser luz de las naciones, y a través de él bendecir a todos los pueblos. El ser honrado (Tamín) implica una totalidad sin disminución. Esta misma palabra se utiliza para referirse a Noé en Gn 6,9: Noé fue en su época un hombre recto y honrado, y trataba con Dios. Por lo tanto Dios está llamando a Abrahám a ser un hombre justo, impecable, sincero en su relación con la divinidad, y así cumplir su misión delante de la gente. Esto es interesante porque Abraham y su descendencia parecen ser hombres no muy justos ni honrados en varias de sus actuaciones con gente de otros pueblos: en Egipto (Gn 12, 17-20), con Hagar (Gn 16), Jacob con su hermano Esau etc. Lo interesante es que estas actitudes relucirán en Abraham sólo cuando éste pierda la confianza total en sus propias fuerzas y conozca a Dios como El Shaddai, el todopoderoso. ¿Y cómo se expresa? Pues en el sacrificio de Isaac en Gn 22, 15-18. En este episodio, y respondiendo a la obediencia de Abraham, Dios vuelve a repetir sus promesas: te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos. Todos los pueblos del mundo se bendecirán nombrando a tu descendencia, porque me has obedecido. La obediencia de Abraham en este texto ilustra la respuesta ideal del pueblo en relación a la Alianza. El signo de esta alianza ya se había señalado en Gn 17, la circuncisión (Gn 17,9-14). La importancia de este signo se estructura en el mismo texto: Todo varón incircunciso, que no ha circuncidado su prepucio, será apartado de su pueblo por haber quebrantado mi alianza (Gn 17, 14). Pero,¿y qué significa el ser circuncidado? John D. Meade ("The Meaning of Circumcisión in Israel: A proposal for a Transfer of Rite from Egypt to Israel"Adore Mente 1(2008): 14-29) cree que el origen de la adopción de este ritual en el pueblo hebreo está en el origen sacerdotal egipcio de la práctica. Todos los sacerdotes eran circuncidados en Egipto, Israel, como pueblo sacerdotal (Ex 19,6) también adoptaba este ritual como su sello de identidad. Además, los reyes-sacerdotes de Egipto eran considerados hijos de Dios, consagrados a la divinidad a través de la circuncisión. Israel, como primogénito de Dios también se consagraba a Yavé de la misma forma (Ex. 4, 22-23; Jos 5,2-9). Israel le pertenecía a Yavé como su primogénito y se consagraba a Dios como sus sacerdotes. El que la circuncisión se practique al octavo día nos lleva, por su parte, a la creación donde Dios crea al mundo en seis día, el séptimo descansa, y el octavo...se entendería como una nueva creación. Israel sería el nuevo Adán, el cual, como sabemos, fue rey y sacerdote (p. 1132-3521). Más adelante en Gn 26, 1-5 volvemos a encontrar a alianza de Abraham en un episodio que concierne a Isaac: Sobrevino una carestía en el país —distinta de la que hubo en tiempos de Abrahán—, e Isaac se dirigió a Guerar, donde Abimelec era rey de los filisteos. El Señor se le apareció y le dijo: —No bajes a Egipto, quédate en el país que te indicaré. Reside en este país: estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tus descendientes he de dar todas estas tierras. Así cumpliré la promesa que le hice a tu padre Abrahán. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, daré a tu descendencia todas estas tierras, y todos los pueblos de la tierra desearán las bendiciones de tu descendencia. Porque Abrahán me obedeció y guardó mis preceptos, mandatos, normas y leyes. Más adelante Gn 26,24-25 vuelve a repetir la misma idea, al final de la cual Isaac construye un altar. Nos encontramos en Beersheba, tal como dijimos en otra entrada, siempre los altares se construyen en la tierra prometida. Y por último, consideremos que también Jacob es sujeto de las promesas de Gn 12, 1-3, por ejemplo en Gn 35,11-12: Yo soy el Dios Todopoderoso: crece y multiplícate. Un pueblo, un grupo de pueblos nacerá de ti; reyes saldrán de tus entrañas. La tierra que di a Abrahán e Isaac a ti te la doy; y a la descendencia que te suceda le daré la tierra. Por supuesto, la tierra prometida, Canaán, es el nuevo Jardín del Edén.
I. Sobre los descendientes (15, 1-6);
A. Dios se revela a sí mismo y hace promesas (Gn 15, 1)
B. Abrahám escéptico y protesta (Gn 15,2-3)
A´. Dios se revela y confirma (Gn 15, 4-6).
II. La Tierra (Gn 15,7-21)
A. Dios se revela a sí mismo y hace promesas (15,7)
B. Abrahám escéptico y protesta (Gn 15, 8)
A´. Dios se revela y confirma (Gn 15, 9-21)
Las promesas de Gn 15,18 se dan en los siguientes términos: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al gran río Éufrates. Esta promesa se sella con un juramento, como es lo usual, pero que se expresa de manera enigmática en Gn 15,17: El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. La presencia de los animales muertos parece confirmar la voluntad que de no cumplir las promesas Dios llegará a ser como ellos. De nuevo, la vida y la muerte se presentan como consecuencia de la fidelidad de la alianza. La misma imagen la encontramos en Jr 34, 18-20 donde se explicita las consecuencias de la infidelidad al cumplimiento de la Alianza mosaica: A los hombres que quebrantaron mi pacto no cumpliendo las estipulaciones del pacto que hicieron conmigo, los trataré como al novillo que cortaron en dos para pasar entre las dos mitades. A los dignatarios de Judá y Jerusalén, a los eunucos y sacerdotes, a todo el pueblo que pasó entre las mitades del novillo, los entregaré en manos de sus enemigos, que los persiguen a muerte; sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra. La humareda y la antorcha presente en Gn 15, 17 parecen indicar la presencia de Dios quien confirma la realización o no de la Alianza. Recordemos que ambos son símbolos de la presencia de Dios (Ex 3,2; 13,21; 19,18; 20, 18). Para más detalles: p. 1093-1132.
Gn 17 encarna la promesa de Gn 12,1-3 en relación a que a través de Abraham todas las naciones serán bendecidas. En la Alianza Abrahamica de Gn 17 encontramos el siguiente contenido:
A. Intención de Yavé de confirmar su juramento sobre la descendencia (Gn 17, 1-2)
B. Abraham cae rostro en tierra (Gn 17,3)
C. Dios promete descendencia y la tierra (Gn 17, 4-8)
D. Es dado el signo de la circunsición (Gn 17, 9-14)
A´. Intención de Yavé de bendecir a Sará con descendencia (Gn 17, 15-16)
B´. Abrahám cae rostro en tierra (Gn Gn 17,17-18)
C´. Dios le promete un hijo de Sará (Gn 17, 19-22).
D´. El signo de la circunsición es practicado (Gn 17, 23-27).
En esta alianza vemos que al igual que Gn 12,3 (ser una bendición para las naciones) también se confirma la misión para el pueblo de Israel en relación a los otros pueblos a través de la expresión camina en mi presencia y sé honrado (Gn 17,1). Esta frase implica que Israel está llamado a ser un pueblo que muestre una relación justa con el único y verdadero Dios delante de los hombres. Dios llama a Abraham a ser luz de las naciones, y a través de él bendecir a todos los pueblos. El ser honrado (Tamín) implica una totalidad sin disminución. Esta misma palabra se utiliza para referirse a Noé en Gn 6,9: Noé fue en su época un hombre recto y honrado, y trataba con Dios. Por lo tanto Dios está llamando a Abrahám a ser un hombre justo, impecable, sincero en su relación con la divinidad, y así cumplir su misión delante de la gente. Esto es interesante porque Abraham y su descendencia parecen ser hombres no muy justos ni honrados en varias de sus actuaciones con gente de otros pueblos: en Egipto (Gn 12, 17-20), con Hagar (Gn 16), Jacob con su hermano Esau etc. Lo interesante es que estas actitudes relucirán en Abraham sólo cuando éste pierda la confianza total en sus propias fuerzas y conozca a Dios como El Shaddai, el todopoderoso. ¿Y cómo se expresa? Pues en el sacrificio de Isaac en Gn 22, 15-18. En este episodio, y respondiendo a la obediencia de Abraham, Dios vuelve a repetir sus promesas: te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos. Todos los pueblos del mundo se bendecirán nombrando a tu descendencia, porque me has obedecido. La obediencia de Abraham en este texto ilustra la respuesta ideal del pueblo en relación a la Alianza. El signo de esta alianza ya se había señalado en Gn 17, la circuncisión (Gn 17,9-14). La importancia de este signo se estructura en el mismo texto: Todo varón incircunciso, que no ha circuncidado su prepucio, será apartado de su pueblo por haber quebrantado mi alianza (Gn 17, 14). Pero,¿y qué significa el ser circuncidado? John D. Meade ("The Meaning of Circumcisión in Israel: A proposal for a Transfer of Rite from Egypt to Israel"Adore Mente 1(2008): 14-29) cree que el origen de la adopción de este ritual en el pueblo hebreo está en el origen sacerdotal egipcio de la práctica. Todos los sacerdotes eran circuncidados en Egipto, Israel, como pueblo sacerdotal (Ex 19,6) también adoptaba este ritual como su sello de identidad. Además, los reyes-sacerdotes de Egipto eran considerados hijos de Dios, consagrados a la divinidad a través de la circuncisión. Israel, como primogénito de Dios también se consagraba a Yavé de la misma forma (Ex. 4, 22-23; Jos 5,2-9). Israel le pertenecía a Yavé como su primogénito y se consagraba a Dios como sus sacerdotes. El que la circuncisión se practique al octavo día nos lleva, por su parte, a la creación donde Dios crea al mundo en seis día, el séptimo descansa, y el octavo...se entendería como una nueva creación. Israel sería el nuevo Adán, el cual, como sabemos, fue rey y sacerdote (p. 1132-3521). Más adelante en Gn 26, 1-5 volvemos a encontrar a alianza de Abraham en un episodio que concierne a Isaac: Sobrevino una carestía en el país —distinta de la que hubo en tiempos de Abrahán—, e Isaac se dirigió a Guerar, donde Abimelec era rey de los filisteos. El Señor se le apareció y le dijo: —No bajes a Egipto, quédate en el país que te indicaré. Reside en este país: estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tus descendientes he de dar todas estas tierras. Así cumpliré la promesa que le hice a tu padre Abrahán. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, daré a tu descendencia todas estas tierras, y todos los pueblos de la tierra desearán las bendiciones de tu descendencia. Porque Abrahán me obedeció y guardó mis preceptos, mandatos, normas y leyes. Más adelante Gn 26,24-25 vuelve a repetir la misma idea, al final de la cual Isaac construye un altar. Nos encontramos en Beersheba, tal como dijimos en otra entrada, siempre los altares se construyen en la tierra prometida. Y por último, consideremos que también Jacob es sujeto de las promesas de Gn 12, 1-3, por ejemplo en Gn 35,11-12: Yo soy el Dios Todopoderoso: crece y multiplícate. Un pueblo, un grupo de pueblos nacerá de ti; reyes saldrán de tus entrañas. La tierra que di a Abrahán e Isaac a ti te la doy; y a la descendencia que te suceda le daré la tierra. Por supuesto, la tierra prometida, Canaán, es el nuevo Jardín del Edén.
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La interpretación Paulina de Gn 22,17-18 (la descendencia de Abraham)
En el contexto de las promesas de Dios a Abraham tenemos en Gn 22,18: Y en tu simiente ( בְזַרְעֲךָ֔ ) serán bendecidas ( וְהִתְבָּרֲכ֣וּ ) todas las naciones de la tierra. Lo primero que llama la atención es el valor semántico del hitpael en וְהִתְבָּרֲכ֣וּ, que significaría ser considerado o declarar a alguien como bendito. También llama la atención la preposición beth en tu simiente. El significado de esta beth estaría dando el siguiente significado: las naciones serán bendecidas a través, o mejor dicho, en el nombre de la simiente de Abraham. Sería un beth instrumental: las naciones se considerarán o se declararán bendecidas por/a través de la simiente de Abraham. En un contexto general Gn 22,18 afirma en primer lugar la futura prosperidad de Israel, y como consecuencia de esta, se implica la bendición de todas las naciones como consecuencia de las promesas de Dios, la fidelidad de Abraham, y la relación entre Dios e Israel. Otro aspecto muy relevante de este versículo es el singular: בְזַרְעֲךָ֔ . Y es que זרץ puede significar un colectivo como descendencia o posteridad, casos en lo que generalmente el verbo está en singular (aunque en algunos casos se da en plural). Cuando זרץ significa posteridad los pronombres, los objetos de los pronombres, y los sufijos se encuentran siempre en plural. Cuando זרץ indica un individuo específico, aparece con un verbo inflectivo, adjetivos, y pronombres en singular. Con estos principios veamos los versículos Gn 22,17-18. En la primera parte de Gn 22,17 זרץ se refiere a un gran número de descendientes, sin embargo, en la segunda mitad del v.17 ( וְיִרַ֣שׁ זַרְעֲךָ֔ ) y la primera parte del v.18 (בְזַרְעֲךָ֔ ), se estaría refiriendo a un individuo concreto, singular, quien resultará victorioso sobre sus enemigos. וְהִתְבָּרֲכ֣וּ בְזַרְעֲךָ֔ כֹּ֖ל גּוֹיֵ֣י הָאָ֑רֶץ en el v.18 implicaría, por lo tanto, la referencia a un descendiente concreto de Abraham a través del cual todas las naciones serían beneficiadas. Esta es precisamente la sofisticada interpretación que hace de este texto San Pablo en Gl 3, 16: Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: y a las descendencias, como refiriéndose a muchas, sino más bien a una: y a tu descendencia, es decir, Cristo. Para Pablo, en Gl 3,8-14, Cristo tiene que liberar a Israel de la maldición por el incumplimiento de la alianza y ponerla en la correcta relación con Dios. Además, como rey de Israel, Jesús tiene que cumplir lo que Israel como nación no realizó: llevar las bendiciones a las naciones. El realiza ambos acometidos a través de la muerte en cruz. Esta idea paulina, de Jesús cumpliendo con la alianza de Abraham, tiene ecos sinópticos en Lc 1, 54-55 donde ἐλέους (misericordia) traduce el hebreo hesed. No olvidemos tampoco Lc 1, 69-75 y Hch 3, 24-26. Para más detalles: Kingdom through Covenant, p. 1247-1290.
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Polémica en torno al Nombre de Jesús en la Tosefta y el Talmud
En varias entradas hemos visto la relación entre los milagros de Jesús y la magia (ver: aquí y aquí) . Esto tiene relación también con el uso del nombre de Jesús . Un texto pertinente del uso polémico del nombre de Jesús en el ambiente rabínico se encuentra en la Tosefta Hulin II, 22-23: En cierta ocasión, una serpiente mordió a R. Eleazar ben Dama. Jacob de Keffar Sama vino a curarle en nombre de Yeshua ben Pantera, pero R. Ismael no se lo permitió. Le dijeron: “No te está permitido, ben Dama”. Él [ben Dama] dijo: “Voy a darte una prueba {tomada de la Escritura, tengo derecho] para que él me cure”. Pero, antes que adujese la prueba, murió. R. Ismael declaró: “Dichoso tú, ben Dama, que has salido en paz [de este mundo] sin haber transgredido las ordenanzas de los Sabios, pues quien rompe la barrera de los Sabios, el castigo llega sobre él, como está escrito: “Quien rompe la barrera, la serpiente le muerde” (Ecle 10,8). Otro texto de polémica rabínica en relación a la acción taumatúrgica de los primeros cristianos está en el Talmud de Jerusalén, Sabbat XIX, 4, 14: Su nieto [de R. Yehoshúa ben Leví] se había tragado algo. Vino un hombre y le murmuró [algo] en nombre de Yeshu ben Pandira, y se curó. Cuando hubo salido, [R. Yhoshúa ben Leví] le dijo: “¿Qué os ha murmurado?”. Él contestó: “Tal palabra”. El [R. Yehoshúa ben Leví] le dijo: “Habría sido preferible que muriese antes que esto”. Y así fue (murió), [como está dicho]: “Como un error que emana de la autoridad (Ecle 10,5)”. Podemos decir que el nombre de Jesús tiene poder en cuanto colabora con la fe del sujeto enfermo y en cuanto remite y actualiza el poder de la resurrección. Esto escandaliza a los rabbis, quienes no se detienen en anatemizar tal actuar.
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