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Channel: Tomás García Huidobro sj
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Un Dios guerrero y un Dios sabio: Dos poderes en el cielo

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En la Torá hay dos descripciones del Dios que se revela: uno es que el separa las aguas del mar Rojo, un Dios guerrero, como si fuera joven; el otro, es el que revela los diez mandamientos en el Sinaí, un anciano, lleno de sabiduría y misericordia. Esta correlación está presente también en la figura del Anciano de Días y del Hijo del Hombre en Dn 7: un Padre y un Hijo. ¿Dos poderes en el cielo? Ciertamente es así para parte del judaísmo del segundo templo…pero con la concreción y expansión del cristianismo, estas ideas serán definidas como herejía por el emergente judaísmo rabínico. Un ejemplo que vale la pena tener en cuenta: Yo soy el Señor, tu Dios [Ex 20, 2]: ¿Por qué habló [Dios] así? Por esta razón. Junto al mar [Rojo] se les apareció como un héroe poderoso en la batalla, pues está escrito: “El Señor es un guerrero”. En el Sinaí se les apareció como un anciano lleno de misericordia. Pues está escrito: “Y vieron al Dios de Israel” [Ex 24,10], etc. ¿Y qué se dice del tiempo que siguió a su redención? “Brillante como el mismo cielo” [ibid]. Y también: “Miré hasta que fueron puestos tronos y un anciano de días tomó asiento” [Dn 7,9].  La Escritura no brinda a las naciones  del mundo, así pues, ningún argumento para afirmar que hay dos poderes [celestes], sino que declara  [lo siguiente]: “El Señor es un guerrero; el Señor es Su nombre”. Él es el que estaba en Egipto y el que estaba junto al mar. Él es el que fue y el que será. Él es el que es en este mundo y el que será en el mundo por venir, según está escrito: “Ved que Yo, incluso Yo, soy Él” [Dt 32,39]. Y también: “¿Quién lo ha hecho y realizado? El que desde el principio llamó a las generaciones. Yo, el Señor, soy el primero y seré al final de los tiempos” [Is 41,4].



Algo parecido constatamos en otro texto rabínico algo posterior: Y por eso dice Daniel: “Miré hasta que fueron puestos tronos y un anciano de días tomó asiento”. Rabbi Hiyya bar Abba enseña que, si un bastardo [cristiano] le dice a uno que “Hay dos dioses”, es preciso responderle: “¡Yo soy el que apareció junto al mar [Rojo], el que se manifestó en el Sinaí!” Pesikta Rabbati 21 100b. Para más detalles: Daniel Boyarin, Espacios Fronterizos, Judaísmo y cristianismo en la Antigüedad tardía, Trotta, p. 231-237.

La gratuidad del don de Dios (Mt 20, 1-16)

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Escuchemos la siguiente parábola de Semachot de-Rabbi Chiyah 3,2:  ¿Cómo es que el justo viene a  este mundo? A través del amor porque ellos sostienen el mundo a través de sus buenas acciones. ¿Cómo es que ellos parten de este mundo? También a través del amor. R. Simeon ben Eleazar dijo una parábola. ¿A qué compararemos este asunto? A un rey que contrató a dos trabajadores. El primero trabajó todo el día y recibió un denario. El segundo trabajó sólo una hora y también recibió un denario. ¿Cuál de los dos fue más amado? ¡En ningún caso lo sería el que trabajó sólo una hora! Entonces, ¿qué pasa con Moisés que sirvió a Israel ciento y veinte años y Samuel que sirvió cincuenta y dos? ¡Sin duda, ambos son iguales ante Dios! Como esta dicho: “Entonces Dios me dijo: Moisés y Samuel están delante de mi (Jr 15,1)”; y entonces me dijo, “Moisés y Aarón estaban entre sus sacerdotes, Samuel también estaba entre aquellos que llamaban Su nombre (Salm99,6); respecto a ellos y a otros como ellos Él dice: “Dulce es el sueño de quien trabaja sea que coma mucho o poco (Eccl 5,12). Esta parábola es una entre tantas que nos ilumina el contexto judío de Mt 20,1-16. Lo que está a la base es la idea de Dios como un rey generoso que no calcula qué y a quién dar sus dones, sino que lo da todo de manera gratuita. En el caso de Mt, entre los trabajadores están quienes han trabajado todo el día y que murmuran contra el dueño del campo, lo que los define es el poseer el ojo malo (ὁ ὀφθαλμός σου πονηρός ἐστιν)  (Mt 20,15 ), término que proviene del hebreo  תֵּרַעעֵינְךָ que implica avaricia, egoísmo y en general todo lo que se opone a la gratuidad y a la liberalidad. Otra característica importante en la parábola mateana es la contraposición entre lo que le pertenece al dueño del campo y lo que le pertenece a los trabajadores. En otras palabras, “lo que es mío” y “lo que es tuyo” (de los trabajadores), siendo esto último puro regalo o don del dueño del campo (20,14).  Aquí podría haber una caricatura un tanto divertida que también encontramos en otra parábola judía llamada “los cuatro tipos de personas” en Abot 5,13:  Existen cuatro tipo de personas: a) Aquel que dice, lo que es mío es mío, lo que es tuyo es tuyo. Es el caso más corriente de personas. Algunos dicen que es el tipo de personas de Sodoma.  B) Aquel que dice, lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío. Él es un ignorante. C) Aquel que dice, lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es tuyo. Él es un santo. D) Aquel que dice, lo que es tuyo es mío y lo que es mío es mío. Él es un malvado. Esta descripción, cargada de humor y de un cierto juego de palabras puede describir algo del sabor de la parábola de Mt en el versículo 14. El dueño del campo está claramente descrito en el carácter C. Es la gratuidad, el don continuo, el darse sin medida y restricción. Los trabajadores avaros son descritos en el carácter D. Quieren todo, incluso lo que no les pertenece, y no son capaces de reconocer el don que viene de Dios.    

Testamento de Judá y el Adulterio en Mt 5, 18

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Enel Testamento de los 12 Patriarcas, encontramos el Testamento de Judá quien nos provee de una perspectiva para entender la posición de Jesús respecto aladulterio (Mt 5,18). Uno de los motivos importantes del texto es la relación sexual entre Judá, uno de los hijos de Jacob, con Basué, una cananea, hija de un hombre rico, y su consecuente matrimonio. Esto no tendría nada de extraordinario si es que Jacob no hubiese prohibido explícitamente a sus hijos casarse con mujeres extranjeras, especialmente cananeas.  En su testamento Judá reconoce, por culpa del vino no sentí respeto del mandamiento de Dios y tomé como mujer a una cananea (TestJud 14,6). Un poco antes había dicho: Yo me había gloriado de que, durante mis guerras, no me había engañado ningún rostro de mujer hermosa…Pero los espíritus de la envidia y la fornicación se dispusieron contra mí hasta que caí ante Besué, la cananea, y ante Tamar, la esposa de mis hijos. Decía o a mi suegro: “Deliberaré con mi padre y así aceptaré a tu hija”. Pero él no quiso y me mostró una cantidad inmensa de oro a disposición de su hija, ya que era rey. La adornó con oro y perlas e hizo que ella, luciendo toda su belleza, nos escanciara en el banquete. El vino desvarió mis ojos, y el placer cegó mi corazón. Enamorado de ella, caí y trasgredí el mandamiento del Señor y de mis padres tomándola como mujer (13,3-7). Esta experiencia hace que Judá advierta a sus descendientes sobre el peligro del vino, las riquezas y la belleza. El patriarca advierte: Sabed pues hijos míos que dos espíritus tienen sus asientos en el hombre; el de la verdad y el del error. En medio de ellos se halla el espíritu intelectivo de la mente y se inclina adonde quiere. Las obras de la verdad y las del error están escritas sobre el pecho del hombre, y el Señor conoce cada una de ellas(20,1-3). El dualismo ético está  presente también en la Carta a Santiago, en la Didaje, y en general en el Qumrán. Este mundo dualista se ve influenciado por la conducta del sujeto. El vino inclina a la persona al espíritu del error, lo mismo que el amor a las riquezas es camino a la idolatría y el poder de la belleza de la mujer lleva a la mente a la fornicación (17,1-3; 18,1-19,4).  Lo contrario también puede afirmarse: Luego, arrepentido de ello, ni gusté del vino ni de la carne hasta mi senectud, ni gocé de ningún tipo de alegría. El ángel del Señor me indico que las mujeres dominan siempre tanto al rey como al mendigo. Al rey le despojan de su honor, al valiente de su energía y al menesteroso hasta del más pequeño sustento de su pobreza (14, 4-6). En términos generales, guardad, pues, hijos míos, toda la ley del Señor, porque hay una esperanza para todos los que hacen rectos sus caminos (20,1).

Radicalidad de Lucas y el Testamento de Judas (25,4)

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La radicalidad de las bienaventuranzas de Lucas radica en el hecho de que la realidad social se invierte como producto de la intervención divina. Dirigiendo la mirada a los discípulos, les decía: 
   —Felices los pobres, porque el reino de Dios les pertenece.
21: Felices los que ahora pasan hambre, porque serán saciados.  Felices los que ahora lloran, porque reirán. 22: Felices cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y desprecien su nombre a causa del Hijo del Hombre. 23: Alégrense y llénense de gozo, porque el premio en el cielo es abundante. Del mismo modo los padres de ellos trataron a los profetas (6,23-24). 

Esta idea también se encuentra en el Testamento de Judas (25, 4): Los que hayan muerto en la tristeza resucitaran en gozo, y los que hayan vivido en pobreza por el Señor se enriquecerán; los necesitados se hartarán; se fortalecerán los débiles, y los muertos por el Señor se despertaran a la vida. 

La dieta de Adán y Eva después del Edén

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Uno de los elementos que tenemos que estudiar cuando analizamos las consecuencias del primer pecado es la dieta de los primeros padres, esto es,  el alimento que en adelante tendrán que “soportar” Adán y Eva. De acuerdo a J en el paraíso la pareja se alimentaba de todos los frutos del huerto sin necesidad de trabajar. De acuerdo al relato P  el hombre se podía alimentar de toda planta que da semilla (זֹרֵ֣עַזֶ֗רַעת־כָּל־עֵ֣ אֶת) (Gn 1,29 )que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla(Gn 1,29). No debemos dejar de pasar por alto que toda planta que da semilla, y es parte esencial de la dieta bendecida por Dios en el paraíso, se refiere a los cereales, a diferencia de las hierbas (sin más) (לְאָכְלָ֑העֵ֖שֶׂב) que servirán de alimentos a los animales (Gn 1,30). El alimento humano no era un alimento cualquiera, de allí que, por ejemplo en la Vida de Adán y Eva se describa como alimento de ángeles. Esta dieta se verá drásticamente reemplazada en adelante por las hierbas del campo (הַשָּׂדֶֽהאֶת־עֵ֥שֶׂב) (Gn 3,18), esto es, el alimento de los animales. Estas hierbas del campo, que no son lo mismo que toda hierba que produce semillas (Gen 1,29), parte esencial de la dieta en el paraíso, se relacionan más bien con textos como Dn 4, 22. 29. 30 donde el rey Nabucodonosor, quien ha caído en desgracia de Dios al igual que Adán, ha sido expulsado de entre los hombres, su morada se instaló entre las bestias del campo, y su dieta llegó a ser la  hierba para comer como la del ganado (יְטַעֲמ֔וּןלָךְכְתוֹרִין֙עִשְׂבָּ֤א) (Dn4,29) (Gary A. Anderson, “The Penintence Narrative in the Life of Adam and Eve”, Literature of Adam and Eve, Collected Essays, (Ed. G. A. Anderson, M.E. Stone, y J. Tromp), Brill, Leiden, 2000, p. 13-14). En este episodio se nos está diciendo dos cosas, la primera es que la maldición de Adán consiste en reducirlo, de alguna manera, a la condición animal. La segunda, es que a través de esta configuración adámica, el orden jerárquico primigenio queda alterado definitivamente. Y es que de acuerdo al relato de P el hombre, creado a imagen de Dios, es su representante en la tierra y están a cargo de gobernar a los animales de la tierra, el mar y el aire (Ronald Hendel, The Book of Genesis, A Biography, Princeton University Press, Princeton, 2013, p. 37). La armonía que alguna vez existió entre los hombres y los animales se ha desdibujado cuando el orden jerarquico primigenio se ha roto.  

La Ley y el Espíritu (Rm 2, 14-16)

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En varias entradas hemos estudiado la relación entre el Espíritu y la Ley en Pablo (aquí,aquí, aquí y aquí). Hoy estudiaremos otro texto pertinente. Se trata de Rm 2, 14-16: Porque cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por instinto los dictados de la ley, ellos, no teniendo la ley, son una ley para sí mismos (14), ya que muestran la obra de la ley (ἔργον τοῦ νόμου) escrita en sus corazones, su conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos (15), en el día en que, según mi evangelio, Dios juzgará los secretos de los hombres mediante Cristo Jesús (16). Si la ley a la que se está refiriendo Pablo es la mosaica, ¿cómo es posible que los gentiles la cumplan si la desconocen? ¿Es que acaso existen gentiles que por instinto cumplen la ley mosaica? No, ese no es el sentido de este texto. Mucho más  probable es  que Pablo tenga en vista profecías como Jr 31, 31-33 y Ez 36,26-27 donde se habla de los últimos días cuando, en el contexto de una nueva Alianza, la Ley será inscrita en los corazones de los fieles. Pablo cree que la ley mosaica se perfecciona en quienes creen en Jesús y caminan en el Espíritu (Rm 8,3-4; 13,10; Gal 5,13-25). Estos creyentes, paganos y judíos, se encuentran bajo una nueva Alianza, superior a la mosaica.

La imagen de Adán, los vestidos gloriosos y la práctica hesicasta

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Una interesante tradición del Pseudo Macario respecto a Adán se preserva en la Homilía II. 12.1 [xxvii] donde se dice que cuando pecó Adánperdió dos cosas. Primero la posesión de su naturaleza, tan querida, creada de acuerdo a la imagen y semejanza de Dios. Segundo, perdió la imagen en sí misma, que había sido extendida sobre él, de acuerdo a la promesa de Dios, la herencia celestial total. Más aún, otro texto importante en la homilía nos dice que antes del primer pecado, Adán y Eva  estaban vestidos con la Gloria de Dios (II.12.8)[xxix]. Ambos textos sugieren una continuidad entre la imagen de Adán y los vestidos de Gloria.  Un aspecto importante del Pseudo Macario es la distinción que hace entre la naturalezade Adán, creada de acuerdo a la imagen y semejanza de Dios [xxx], y la imagen misma de Adán, refiriéndose a dos cosas independientes que se perdieron al mismo tiempo con el primer pecado. Esta es una sutil distinción teológica que nos indica hasta qué punto el autor estaba al día con las agadas judías respecto al tselem de  Adán, esto es, la luminosa imagen de la Gloria de Dios de acuerdo a la cual Adán fue creado [xxxi]. El término imagen se encuentra en numerosos textos neotestamentarios, entre ellos Col 1,15 donde se describe a Jesús como la imagen del Dios invisible, lo que se compara con la creación de Adán a imagen de Dios [xxxii]. Esta conexión teológica entre la creación de Adán de acuerdo a la imagen de Dios y Cristo como la imagen de Dios abre múltiples posibilidades en el uso de la reflexión agadica del tselem de Adán en el contexto teogónico cristiano.  Palamas, siguiendo a Macario depende de antiguas tradiciones sobre el luminoso tselem de Adán. El argumenta que antes del pecado, Adán también participó de la divina iluminación y resplandor, y porque estaba verdaderamente vestido en vestidos de Gloria él no estaba desnudo. Las trágicas consecuencias de la caída de Adán para la condición humana del tselem, tiene, sin embargo, un reverso cuando el hombre deja a un lado los problemas del presente y se sumerge en la perfección de la semejanza que se realiza a través de la iluminación divina desde Dios. La cuestión es recuperar la perdida imagen luminosa de Dios que de un modo misterioso todavía permanece en el hombre, a veces en la forma de un luminoso vestido del corazón y que puede emerger a través de la práctica hesicasta.

Algunos aspectos de la Parábola del Hijo Prodigo (Lc 15,11-32)

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La parábola del hijo prodigo en Lc 15 versa sobre la gracia de Dios, tal como la entendían los judíos. Cualquier judío piadoso, y por supuesto fariseo, estaría de acuerdo con la descripción que hace Jesús de la gracia de Dios. De partida, fijémonos en el contexto de la parábola. Que los hijos pidan su parte de la herencia viene a ser una ofensa mayor para el Padre, y para todos los casos, un escándalo social. Es prácticamente declararle muerto. Según el m. B. Bat. 8,7 cuando el Padre dividía la herencia en vida, los hijos obtenían el derecho de posesión. Así  el Padre se incapacitaba de vender la tierra o las propiedades. Sin embargo, el derecho de posesión del hijo se hacía efectivo una vez que el Padre muriese. Esto significa que si el hijo vendía sus derechos a un tercero, éste sólo podía usufructuar de su propiedad una vez que el Padre del hijo muriese. El Padre, por su parte, mantenía el derecho de los frutos de la tierra o propiedad hasta que muriese. Es decir, el hijo adquiría derechos que no podía hacer efectivos sino hasta la muerte del Padre, y este se veía seriamente limitado en el ejercicio de sus derechos. Para Jesús la gracia divina implica que los hijos de Dios  tomen sus propias decisiones. La libertad de los hijos es más fuerte que el Padre, cuyo amor, sin embargo, sigue siendo incondicional.

Un segundo aspecto de la gracia divina entendida por los judíos tiene que ver con la actitud de ambos hijos. En algo estos se asemejan. Ambos entienden la relación con el Padre en términos mercantiles. Tú me das siempre que yo te dé. En el caso del menor esta actitud se manifiesta incluso una vez que ha decidido regresar donde el Padre:  A cuántos jornaleros de mi padre les sobra el pan mientras yo me muero de hambre. 15,18: Me pondré en camino a casa de mi padre y le diré: He pecado contra Dios y te he ofendido; 15,19: ya no merezco llamarme hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros. En el caso del hijo mayor esta actitud se mantiene hasta el final y tiene como consecuencia la trágica distancia entre los hermanos (el mayor no reconoce al menor como tal): Mira, tantos años llevo sirviéndote, sin desobedecer una orden tuya, y nunca me has dado un cabrito para comérmelo con mis amigos. 15,30: Pero, cuando ha llegado ese hijo tuyo, que ha gastado tu fortuna con prostitutas, has matado para él el ternero engordado. La dimensión mercantilista está ausente del Padre. El quid de la gracia divina se en el perdón de Dios que irrumpe con fuerza y puede cambiarlo todo. Jesús estaría de acuerdo con Pesikta Derav Kahana 24,12: El versículo, “ábrete para mí” (Cantar 5,2) el Santo está diciendo: “Haz para mí una apertura tan grande como un ojo de una aguja y yo haré la apertura tan grande que carros lleno de soldados y batallones puedan pasar a través de el”. De la misma manera R. Meir ilustra la posición de los fariseos cuando dice: “Vas a retornar donde el Señor tu Dios”, R. Samuel Pargrita dijo en nombre de R. Meir: El problema puede ser comparado con el hijo de un rey que adoptó actitudes perversas. El rey le envió un tutor que le imploraba: “Arrepiéntete, mi hijo”. El hijo, sin embargo, lo envió de regreso con el siguiente mensaje: “¿Cómo puedo yo tener el valor de regresar? Me siento avergonzado de volver a ti”. Entonces, el Padre vuelve a enviar un mensaje: “Mi hijo, ¿puede un hijo avergonzarse de volver donde su Padre? ¿No está acaso volviendo donde su Padre?”. Entonces el Santo, bendito sea, envió a Jeremías a Israel, cuando ellos pecaron, y le dijo: “Id y decidle a mis hijos, retornad” (Dt Rabbah 2,24). Para más detalles: Brad H. Young, Jesus the Jewish Theologian, p. 143-154.

El libro de Noé (Apócrifo)

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El libro de Noé es un apócrifo que se encontró en la introducción de un tratado medico hebreo llamado el Libro de Asaf proveniente de la Italia bizantina del siglo IX o X. Las semejanzas con Jubileos  (especialmente Jub 10,1-4) así como sus  extrapolaciones hacen pensar a M. Himmelfarb que la fuente del autor del Libro de Noé es un texto antiguo del cual Jubileos bebió. El texto señala que el ángel Rafaél le da a Noé un libro donde se prescribe los remedios contra las enfermedades y dolores que han afectado a los descendientes de Noé. Y es que debido a los errores cometidos por estos, e incitados por los malos espíritus (descendientes de los gigantes de acuerdo a Jub 10,5), estos últimos han originado estas enfermedades. El objetivo de los malos espíritus es destruir a todos los seres humanos (2).  Entonces Noé santificó sus hijos  y a los miembros de su casa. Se acercó al altar y ofreció sacrificios, y oró a Dios y le suplicó (5) (Jub 10,3-6). Como respuesta a las oraciones y sacrificios de Noé, Dios ha enviado a los ángeles de la presencia y a Rafael para poner en prisión a la mayoría de los malos espíritus y para que así no siguieran corrompiendo a los seres humanos (6).  Sin embargo, el ángel dejó libres a un décimo de los espíritus, quienes continúan atacando a los hombres malos delante del Príncipe Mastemah, castigándoles, y afligiéndoles  con todo tipo de enfermedades (8) (Jub 10,1-2.10). Es entonces que Rafael le da a Noé el libro con los remedios para las enfermedades humanas. Esta medicina es natural, teniendo su base en árboles de la tierra, vegetación del suelo y sus raíces (9) (Jub 10,12). Además de Rafael, otros ángeles también fueron enviados a Noé para darle recetas medicinales, las que el patriarca anotó en un libro que posteriormente dio a su hijo mayor Shem (11). Para más detalles: The Book of Noah, (Trad. Martha Himmelfarb) en: Old Testament Pseudepigrapha, p. 40-45.

Filón de Alejandría sobre la Pascua

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Filón describe la fiesta de la Pascua en De Spec. Leg. II, 144-175.  La fiesta celebra la liberación de Egipto bajo la protección de Dios de la esclavitud de Egipto: La fiesta es una recordación y una acción de gracias por el gran éxodo que emprendieron desde Egipto más de dos millones de hombres y mujeres conjuntamente, acatando los oráculos revelados. Pues bien, en esta ocasión habían dejado atrás un país saturado de inhumanidad e inclinado a expulsar extranjeros, y, lo que es más penoso, a asignar honores Divinos a animales irracionales, no solo domésticos sino también salvajes. Y tan grande era la alegría que los dominaba, que nada tiene de extraño que, movidos por un indecible entusiasmo y uña apremiante premura, llevaran a cabo ellos personalmente los sacrificios, sin aguardar a los sacerdotes. Lo que entonces se hizo bajo el influjo de una espontánea e instintiva emoción, la ley permitió que se hiciera una vez cada año, para recordarnos la obligación de la acción de gracias. Estos son los hechos tal como los narra la historia de los antiguos tiempos (De Spec Leg. II, 146). Como es usual el autor le adjudica a esta celebración un significado alegórico. Mas, para aquellos que acostumbran a hallar el sentido alegórico detrás de la expresión literal, la fiesta de la travesía alude a la purificación del alma. Dicen, en efecto, que el que ama la sabiduría no se ocupa de otra cosa sino del tránsito desde el cuerpo y sus pasiones, cada una de las cuales lo sumerge, a manera de un torrentoso río, a menos que no frene y controle su impulso mediante las doctrinas tocantes a la virtud (De Spec Leg II, 147). En otra parte dice: Pero, también Moisés de los sacrificadores de la Pascua, a los que habían sacrificado primero los alaba sobremanera, porque tras haber emprendido la travesía .desde las pasiones de Egipto perseveraron en esa travesía y ya no tendieron hacia ellas; en tanto que a los que
habían sacrificado en segundo término los juzga merecedores del segundo lugar, (Nm 9,6ss) por cuanto, después de haberse alejado de aquéllas retornaron por el mismo camino, y, como si se hubieran olvidado de sus deberes, de nuevo se lanzaron a. hacer lo mismo, mientras los primeros habían perseverado sin volverse atrás. Por lo tanto, Manases, el que sale del olvido». corresponde a los que sacrificaron la Pascua en segundo término; Efraín, el fructífero, a los que lo hicieron en primer término (Leg All III, 94). Un último ejemplo: Además de liberarlos, Moisés exhorta a los israelitas a abandonar con grande  energía a la que lleva el nombre de madre de todas las cosas monstruosas, y no
tardíamente y de manera lenta sino con rapidez suma. Díceles, en efecto, ardorosamente
que es preciso sacrificar la pascua, (Ex 12, 11.21) término que significa "travesía", para que la inteligencia con ánimo resuelto y firme disposición realice sin volverse atrás el tránsito
desde las pasiones y dé gracias a Dios, su salvador, que la ha rescatado conduciéndola a 
una libertad que le estaba vedada (De Mig Abr 25).

¿Es 1Cor 14, 31-39 un texto paulino?

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En 1Cor 14,31-39 encontramos que Pablo está hablando del don de la profecía cuando interrumpe el discurso (14,32b-36) para referirse a la conducta que se le exige a las mujeres: deben guardar silencio en las reuniones, deben mostrarse recatadas, si desean aprender que pregunten a sus maridos, todo fundamentado en la ley.  Richard Pervo (Pablo después de Pablo, p. 84-86) defiende la tesis que este fragmento es un agregado de un escriba posterior. En primer lugar porque la fuente de dicha interpolación sería 1Tm 2, 11-13 donde también se dice que las mujeres deben guardar silencio, deben ser sumisas y no se consiente que las mujeres enseñen, todo fundamentado en el hecho que Adán fue formado primero y después Eva. Este autor reconoce que la tradición textual está a favor de la originalidad paulina de estos versículos, sin embargo, esta tradición muestra cierta fluctuación en el sentido que se ubican en distintas partes de la Carta a los Corintios. Además, y lo que es evidente, estos versículos (14,32b-36) alteran el contexto que versa sobre las profecías.  Este pasaje discrepa con la idea defendida por Pablo en 1Cor 11, 2-16 en el sentido que las mujeres pueden profetizar. El texto se funda en la ley, lo que es extraño porque cuando Pablo fundamenta enseñanzas en la torá, suele citar un texto concreto. Por último, el lenguaje es más afín con la literatura deuteropaulina que supone, además un modelo doméstico de iglesia.

La envidia y el amor de Dios en el Testamento de Dan y en el Evangelio de Mateo

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Jesús advierte sobre el enojo y la envidia como raíces de la transgresión de la Torá. El Testamento de Dan en el Testamento de los doce patriarcas, nos da una idea del contexto judeo-cristiano de tales reflexiones. El libro del Gn no nos dice nada de este personaje aparte de mencionar las últimas palabras que Jacob le dijo junto a sus hermanos antes de morir. El apócrifo del TestDn trata de  resolver este vacío explayándose sobre la envidia y los malos deseos de Dan contra su hermano José. Dan reconoce en su testamento: me alegre con la venta de José, ya que mi padre lo amaba mas que a nosotros. El espíritu de la envidia y del orgullo me decía: “Tu también eres su hijo”.  Uno de los espíritus de Beliar colaboraba conmigo y me decía: “Toma esta espada y mata con ella a José: tu padre te amará una vez muerto el” (1, 5-8). El texto es interesante porque describe como la envidia actúa sobre la persona. La ceguera habita en la ira, hijos míos, y no hay quien pueda ver a otra persona con verdad. Aunque sean el padre o la madre, los considera como enemigos y, aunque sea un hermano, no lo tiene en cuenta (2,2-3). También el patriarca se explaya sobre la ira de una manera psicológica. Malvada es la ira, hijos míos: es como un alma en el alma misma. Se apodera del cuerpo del iracundo, se enseñorea de su alma y proporciona al cuerpo una energía peculiar para cometer toda clase de impiedades. Y cuando el alma ha obrado, justifica lo realizado, puesto que ya no ve (3, 1-3). ¿Cuál es entonces el remedio? Al igual que Jesús en el Evangelio de Mateo, el autor cree que es la observancia de la Ley la que protege al sujeto. Guardad, pues, hijos míos, los mandamientos del Señor y observad su ley. Apartaos de la cólera y odiad la mentira, para que el Señor habite en vosotros y huya Beliar. Que cada uno hable verdad a su prójimo; así no caeréis en ira y confusión, sino que permaneceréis en paz en posesión del Señor de la paz y no se apoderaran de vosotros los conflictos. Amad al Señor durante toda vuestra vida, y unos a otros con un corazón verdadero (5,1-3).

Satán bajo apariencia de bien en La vida de Adán y Eva

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Algunos textos apócrifos contemplan la posibilidad de la transformación de Satán en apariencia de bien. En la versión armenia de La Vida de Adán y Eva 9,1-2leemos que una vez muerto el primer hombre y cuando los dieciocho días de lamento se completaron, Satán tomo la forma de un querubín con esplendido atuendo y fue al rio Tigris a engañar a Eva. Las lágrimas de éste caían sobre sus vestidos y llegaban hasta el suelo. Satán le dijo: “Ven desde el agua y descansa, porque Dios ha atendido a tu penitencia, a ti y a Adán tu marido”. En la versión Georgina se hace mención a los vestidos que adquiere Satán para engañar a Eva bajo apariencia angelical. Él se acercó a Eva, en el rio Tigris, y se quedó de pie a la orilla. Lloraba y sus falsas lágrimas caían sobres sus vestidos, y desde estos al suelo. Entonces le dijo a Eva, “Sal del agua donde estás y detened vuestras tribulaciones porque Dios ha escuchado tu penitencia y las de tu marido. Otro ejemplo lo encontramos en el Apocalipsis de Abraham 23 donde Satán aparece en forma angelical al momento de tentar a la mujer: Y detrás del árbol estaba de pie, como si fuera una serpiente, pero teniendo mandos y pies como un hombre, y con alas sobre sus espaldas: seis en el lado derecho y seis en el izquierdo. Este escenario de engaño se repite en la La Vida de Adán y Eva (v.armenia) donde Satán se colude con la serpiente para servirse de ella y así entrar en el Jardín y presentarse a la mujer sin levantar sospechas. Todo sucedió cuando Eva se encontraba sola, todos los ángeles habían ascendido a alabar a Dios a un cielo superior, entonces Satán tomo la forma de un ángel y comenzó a alabar a Dios con alabanzas angelicales. Yo (Eva) me incline por la muralla para escuchar sus alabanzas. Yo observé y lo vi en apariencia de un ángel, cuando observé de nuevo, ya no lo vi. Entonces él (Satán) fue y le dijo a la serpiente: “Levantaos, venid para que yo pueda entrar dentro de ti y hablar a través de tu boca tanto como lo que necesite decir”.

La herejía de los dos poderes en el cielo y los cuatro que entraron en el Pardes

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En la Torá hay dos descripciones del Dios que se revela: uno es que el separa las aguas del mar Rojo, un Dios guerrero, como si fuera joven; el otro, es el que revela los diez mandamientos en el Sinaí, lleno de sabiduría y misericordia, como si fuera un anciano. Esta correlación está presente también en la figura del Anciano de Días y del Hijo del Hombre en Dn 7: un Padre y un Hijo. ¿Dos poderes en el cielo? Ciertamente es así para parte del judaísmo del segundo templo…pero con la concreción y expansión del cristianismo, estas ideas serán definidas como herejía por el emergente judaísmo rabínico. Un ejemplo que vale la pena tener en cuenta: Leemos en un versículo: “Su trono llameaba” [Dn 7,9], y en otro [lugar del mismo] leemos: “ Hasta que fueron puestos sus tronos y un anciano de días tomó asiento” [Dn 7,9]. No hay ninguna dificultad aquí: uno [de los tronos] era para él y el otro para David.Como nos enseña una barayta [una tradición tannaítica extramisnaica]: Uno era para él y el otro para David es lo que Rabbi Aquiva dijo. Rabbi Yose el Galileo le dijo a su vez: ¡Aquiva! ¿Cuándo dejarás de profanar la Sejina? Habría que decir más bien: Uno [de los tronos] era para su justicia y el otro para su misericordia.¿Aceptó él esta explicación?¡Venid y oíd! Uno era para su justicia y el otro para su misericordia; esas fueron también las palabras de Rabbi Aquiva (TB Hagiga 14ª).

La solución rabínica, por lo tanto, salva la unicidad de Dios a través de un modalismo divino. Algo que después, en el misticismo de la cábala, dará paso a una idea más elevada de los dos brazos de Dios (o emanaciones): la justicia y la misericordia. Idea que ya estaba presente en Filón de Alejandría (irónicamente, un gran adherente a la teología de los dos poderes en el cielo) cuando comenta la función de los dos querubines que se hayan sobre el arca de la Alianza. Como sea revisemos, aún, otro texto rabínico pertinente que nos habla del relato de los cuatro que entraron en el pardes y que relaciona la desgracia de quienes no regresaron sanos con el aceptar la herejía de los dos poderes en el cielo: Nuestros rabinos enseñan que quienes visitaron el Pardes fueron cuatro. ¿Quiénes fueron? Ben Azzai y Ben Zoma, Aher y Rabbi Aquiva […] Aher taló sus árboles. Rabbi Aquiva [entró y ] Salió en paz[…]
“Aher taló sus árboles”. A él se refiere el versículo que dice: “No consientas que tu boca te haga culpable” [Qo 5,5]. ¿Qué significa esto? [Aher] vio que Metatrón tenía permiso para sentarse [a la derecha de Dios] y [para] poner por escrito las buenas obras de Israel. Dijo: ¡Pero se nos ha enseñado que nadie tomará asiento en lo alto y que no habrá  allí lugar para la competencia, ni […] para la fatiga! ¡O es que hay en el cielo, Dios no lo quiera, dos poderes! Sacaron de allí a Metatron y lo azotaron con sesenta azotes de fuego. Le dijeron: “¿Cuál es la razón por la que al verlo no te pusiste en pie?” Y le permitieron borrar las buenas obras de Aher. Una voz dijo desde el cielo: “¡Regresad, rebeldes!” [Jr 3,14.22], esto es, todos, salvo Aher.Y añadió “Dado que él ha sido expulsado del mundo por venir, ¡dejad que salga y que disfrute de este mundo!”. [Aher] salió [de allí] y se dio a la mala vida. Se fue con una prostituta cuyos servicios solicitó. Pero ella le dijo: “¡¿No eres tú Elisa ben Abuya?!”. Él arrancó un rábano un sábado y se lo ofreció. Y ella exclamó entonces: “¡Ha de ser otro!” (TB Hagiga 15,a). 

Recordemos que además de Aher, también Ben Zoma y Ben Azzai cayeron en la herejía de los dos poderes en el cielo. Leemos en Génesis Rabba 5: Rabbi Levi dijo: Hay entre quienes predican algunos que, como Ben Zoma y Ben Azzai, proclaman que la voz del Santo, Bendito y Único, se convirtió en Metatron sobre las aguas, según está escrito: “¡La voz de Dios sobre las aguas!” [Sal 29,3]. Rabbi Aquiva fue el único que se arrepintió de sus anteriores opiniones, el único de los cuatro que, “entró y salió en paz [del Pardes]” (TB Hagiga 14b]. Para más detalles: Daniel Boyarin, Espacios Fronterizos, Judaísmo y cristianismo en la Antigüedad tardía, Trotta, p. 237-242.

La primera pareja, las relaciones sexuales y el templo de Jerusalén

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Una de las aproximaciones a la relación entre el Templo de Jerusalén y el Jardín del Edén es a través de la idea bíblica de la pureza sexual. Una vez que Adán conoce a Eva y exclama su satisfacción (Gn 2,23) el texto concluye con una fórmula matrimonial: el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (Gn 2,24). Sin embargo, inmediatamente se agrega que ambos estaban desnudos y no se avergonzaban (Gn 2,25), lo que significa que todavía guardaban un estado de inmadurez sexual. La unión coital no se podía aún realizar. Esto sólo cambiará cuando ambos pequen, descubran su desnudez, y se avergüencen de ella.  En otras palabras, Adán y Eva fueron creados para llegar a ser una sola carne, sin embargo la actualización de dicho objetivo sólo es posibilitado por el pecado humano. ¿Es acaso la sexualidad algo negativo para este relato del Gn? La respuesta es un negativa categórica pero con matices. Para entender el asunto vamos al apócrifo judío de los Jubileos, el cual, además de responder a esta pregunta nos llevará al Templo de Jerusalén. En este libro se constata lo mismo que en el Gn: no es bueno que el hombre esté sólo. A continuación se narra la creación de los animales y el cómo Adán va poniéndoles nombres uno a uno (2,19). Sin embargo, al ver a los animales emparejados, incluso procreándose, de acuerdo a algunas fuentes, hace que Adán se sienta aún más sólo. Esto explica su felicidad cuando finalmente le es dada la mujer: Al fin, hueso de mis huesos, y carne de mi carne (2, 23). Lo interesante es que en el mismo versículo se nos dice que Adán conoció a Eva, lo que implica que tuvieron relaciones sexuales de inmediato...pero fuera del Jardín del Edén. Efectivamente, Adán tuvo que esperar 40 días después de las relaciones sexuales con Eva antes de poder  entrar en el Jardín del Edén. ¿Por qué? Porque este es el tiempo requerido por la Torah desde la última relación sexual del sujeto para la purificación requerida para entrar en el Templo de Jerusalén (Lv 15). En Jubileos se equipara el Templo de Jerusalén con el Jardín del Edén. Para entrar en ellos el hombre (Adán) tiene que estar purificado. Entendámoslo bien, según la tradición judeo-cristiana el hombre fue creado sólo un poco inferior a los ángeles. Esto es, una parte animal y una parte divina. En el Genesis Rabbah 8,11 leemos: Dios creo a Adán con cuatro atributos de los ángeles y cuatro atributos de los animales. Como los animales, el hombre come, se procrea, excreta, y muere. Como los ángeles, el hombre puede estar de pie, hablar, entender, y ver con los dos ojos al frente del rostro. Es a partir de aquí que podemos entender que la Biblia exija una purificación determinada cuando el hombre se aproxima al orden de lo divino, esto es al templo. En otras palabras, el hombre ha de acentuar su carácter angelical para acercarse a Dios purificándose de todos los fluidos corporales (el dar a luz, la menstruación y la eyaculación, por ejemplo) y enfermedades físicas (lepra, por ejemplo) que eran considerados impuros en la Ley Mosaica. Esta dinámica está presente no sólo en relación al templo o al Jardín del Edén (de acuerdo a Jubileos o Qumrán), sino que también en el momento culmen de la experiencia religiosa judía: la epifanía divina en el Sinaí.  De aquí que Dios advierta en la base del monte y antes de dar la Torah: Estad preparados para el tercer día; no os acerquéis a mujer (Ex 19,15). Concluyamos, de nuevo, la sexualidad no es mala…la tradición judía la entiende como un don de Dios, pero del cual tenemos que prescindir temporalmente si queremos acceder al ámbito sagrado y distinto de lo divino, esto es el templo, verdadero Jardín del Edén, donde recobramos nuestra identidad divina perdida por el pecado. Gary Anderson, The Genesis of Perfection, p. 43-55.

La muerte de Jesús como el martirio del Justo (2Macabeos)

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El 2Macabeos (I a.c.) es un libro que nos permite entrar al entendimiento de la muerte de Jesús como martirio del justoy su relación con la resurrección. El contexto teológico de este documento es la de la Alianza. El cumplimiento de los preceptos de la Tora garantiza al pueblo escogido estabilidad y seguridad. De acuerdo a Dt 28-32 si Israel se mantiene fiel
a la Ley el favor de Dios descansa sobre ella, por el contrario, si se muestra negligente y se aviene a los modos de las naciones extranjeras, Dios castigará esta conducta. Lo último explica el temprano éxito de Antioco cuando entra a Jerusalén y se hace con los tesoros del Templo (5,17-20). Dios corrige la infidelidad del pueblo también a través de las persecuciones que sufre a manos de los infieles. Ahora bien, más que un juicio final, la teología de la Alianza entiende estos acontecimientos como manifestación de la misericordia de Dios (7,16b.33-35). Dios está llamando a renovar la obediencia a la Alianza antes que se alcance el punto de no retorno (6,14-15). De hecho es la respuesta fiel del pueblo y de los líderes de la rebelión macabea lo que explica su éxito y la instauración de la idealizada dinastía Hasmonea. Son las fieles madres judías y hombres queadhieren de verdad a la Ley (2Mac 6,10-11; 1Mac 60-64) hasta el punto del martirio (2Mac 6, 18-7, 42).  El martiriose entiende como actos representativos de la obediencia de la Ley literalmente hasta la muerte, en nombre y a beneficio de la nación, para aliviar la ira de Dios en contra del pueblo desobediente, con el resultado esperado que pronto mostrará misericordia a los justos (2Mac 7,37-38; 8,5). El sacrificio de los mártires está acompañado, además, de la expectativa de la resurrección como una forma de vindicación divina (2Mac 7,9.11.14.23.29.36; 12,43-45; 14,46). Un libro posterior, el 4Macabeos, recoge esta misma idea a través de la oración de Eleazar: Sed misericordioso con tu pueblo y dejad que nuestro castigo sea suficiente por ellos. Haz que mi sangre sea su purificación, y toma mi vida a cambio por la de ellos (4Mac 6,28-29). Luego del martirio del anciano y otras nueve personas el autor del apócrifo menciona: El tirano [Antioco] ha sido castigado, y la tierra ha sido purificada, ellos [los mártires] han llegado a ser intercambio por el pecado de nuestra nación. A través de la sangre de estos devotos y sus muertes como sacrificiopropiciatorio, la divina providencia ha preservado a Israel que previamente se había descarriado (4Mac 17,21-22).  Estos textos son interesantes, también, porque guardan una relación con la teología levítica tan importante en el Templo (Lev 17,11.22). Por lo tanto, la muerte de los mártires tiene dos resultados: mueve a que Dios actúe a favor de su pueblo para liberarlos, y la obediencia del pueblo se reaviva (4Mac 17,22; 18, 4. Todo esto es precisamente el núcleo de la Teología de la Alianza (Dt 30,1-5).  Para más detalles: David A. deSilva, The Jewish Teacher of Jesus, James, and Jude.

La Historia de Melquizedek (apócrifo cristiano)

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La Historia de Melquizedek es un apócrifo escrito en griego y atribuido a Atanasio, Patriarca de Alejandría (295-373).  En este texto se habla de un cierto Melqui, rey de Salem, hijo de Salaad y nieto de la reina de Salem. Melqui se define en el texto como un pagano, malvado, que ofrecía sacrificios a los ídolos (2,1). Este Melqui  se casa con una mujer de nombre Salem y tiene dos hijos, Melqui y Melquizedek. En cierta ocasión, mientras este último se encontraba buscando siete terneros para sacrificar a los ídolos, elevó sus ojos a los cielos y contempló al sol y reflexionó sobre la luna y las estrellas…y se dijo, “Si alguno hiso el cielo y la tierra, el mar y las estrellas, a él se debe ofrecer los sacrificios, al creador de todas estas cosas” (3,3).  Cuando el joven le explicó esta revelación del Dios verdadero a su padre ocasionó una gran ira en éste, quien le advirtió que de no traer los siete terneros le mataría. A pesar que el joven fue a buscar los siete terneros, el padre planeo la idea de sacrificar a sus dioses uno de sus hijos, pretexto para matar a Melquizedek sacrificándolo en el templo de los doce dioses. La madre de Melquizedek, sin embargo, interviene y salva la vida de su hijo, haciendo inevitable que Melqui Padre no tenga más remedio que sacrificar a su otro hijo, Melqui Junior junto con otros quinientos tres niños e incontable ganado. Cuando Melquizedek se dio cuenta de lo sucedido se entristeció mucho y escapó a la cumbre del monte Tabor donde oro al Señor para que todos los que asistieron al sacrificio de estos niños murieran. “Oh Dios, el Señor de todo, creador del cielo y de  la tierra, te ruego, Único y Verdadero Dios, escúchame en esta hora y ordena que todos aquellos que estaban presentes en el sacrificio de mi hermano Melqui sean devorados por el lugar y que este se convierta en un infierno (8,2-3).El Señor escuchó sus oraciones y toda la familia de Melquizedek junto con toda la ciudad desaparecieron. Entonces Melquizedek se enloqueció y se internó en el bosque donde permaneció durante siete años, desnudo como cuando salió del vientre de su madre y sus uñas llegaron a ser muy largas, su cabello alcanzó sus lomos y su espalda llego a ser como la caparazón de una tortuga (9,3-6).  Luego de este tiempo la voz del Señor le ordenó a Abraham ir al Monte Tabor y encontrar al salvaje Melquizedek, afeitarlo, cortar sus uñas, vestirlo y ser bendecido por él (10,6). Y así ocurrió, tres días más tarde Melquizedek ungió, bendijo y le dio su nombre definitivo a Abraham. Luego Dios le dice a Abraham que el que ningún miembro de la familia de Melquizedek haya sobrevivido sobre la tierra es la razón de por qué  no tiene padre, ni madre, ni genealogía, no tiene comienzo de días ni fin de su vida, sino que hecho como el Hijo de Dios él permanece para siempre (Heb 7,3).Luego, Melquizedek encontró por segunda vez a Abraham, entonces le dio el vino y el pan, y así él fue hecho como el Hijo de Dios, pero no de acuerdo a la Gracia. Este llego a ser el primer prototipo de un sacrificio sin sagre del Salvador, de ahí que se diga que Tu eres sacerdote por siempre del orden de Melquizedek (Salm 110,4) (13,4).  Para más detalles: La Historia de Melquizedek Trad. Pierlouigi Piovanelli, en Old Testament Pseudepigrapha (Ed. J. Davila), p. 53-81).

El Templo de Jerusalén y el Jardín del Edén

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El templo de Jerusalén es un espacio que reproduce la aspiración más profunda del judaísmo: el regreso al paraíso. Un ejemplo de esta conexión entre paraíso y templo se encuentra en la creencia que el Edén se encontraba geográficamente en la tierra de Israel o sobre el Monte Moria, el sitio donde se ubicaba el templo. En el Apocalipsis de Moisés o Testamento de Adán  el entierro de éste se realiza en las regiones del paraíso en el lugar desde donde Dios había encontrado el polvo (40,5), esto es, en donde se levantaría el templo. Lo mismo sucede en la Vida de Adán y Eva  (latina) donde el primero expresa a sus hijos el deseo de ser enterrado en el Este, en el gran lugar donde descansa Dios (45,3), que no es otro sino donde se levantará el templo. En la tradición rabínica adjudican el lugar donde Adán pronunció su último discurso en el monte Moria, donde más tarde se levantaría el santo de los santos (midras al Sal 92,6; Pesiq Rab 43,2; Pirque R. El. 23; 31,; etc). En el tárgum de Gn 2,9 intensifica el hebreo “en el medio” que ubica el lugar donde se encuentra el árbol de la vida en el Jardín por “en el medio del medio” dando a entender el santo de los santos. Lo mismo explicita la Peshitta siriaca a Gn 2,9 que ubica el árbol de la vida en la parte más íntima del paraíso. Mencionemos también al libro de los Jubileos que relaciona al santuario con el Edén. En el capítulo sobre Noé este apócrifo identifica el Edén con el santo de los santos y la residencia del Señor (8,19).  El Jardín donde Dios habita se compara con el monte Sinaí y con el monte Sion, ambos creados como lugares santos, uno mirando al otro (8,19). No olvidemos tampoco que el templo de Salomón era decorado con motivos de un jardín, las murallas estaban cubiertas con palmas, las columnas rodeadas de granadas. Para más detalles: Peter Thacher Lanfer, Remembering Eden, p.135-139.

El amor a los enemigos en el TestJos y TestBen

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El apócrifo judío (con interpolaciones cristianas) Testamento de José, parte del Testamento de los doce patriarcas contiene elementos interesantes al momento de incertar al naciente cristianismo dentro de las corrientes de pensamiento ético de la época. Estos son especialmente iluminadores al contrastar con textos como Mt 5,38-48. Reconociendo que sus hermanos no se han comportado bien con él, José no trata de vengarse, al revés, siempre vela por el honor de los suyos. Ved, hijos míos, cuanto soporté  para no cubrir de vergüenza a mis hermanos. Vosotros, pues, amaos unos a otros y ocultad mutuamente vuestras debilidades con magnamidad (17,1-2). Más adelante, y siempre hablando de sus hermanos, confienza: Sus hijos eran los míos, y mis hijos, como siervos suyos. Su alma era la mía, y cualquier dolor suyo, como si fuera mío; toda  debilidad de su parte era como enfermedad mía. Mi tierra era la de ellos, y mis propósitos, los suyos. No me ensoberbecí orgullosamente de entre ellos por gloria mundana, sino que fui entre ellos como uno de los más pequeños (17,6-7).  Más adelante insiste, si alguno quiere haceros daño, rogad por él con afan de hacer el bien, y el Señor os librara de todo mal(18,2). Estos mismos principios éticos estan presentes en el Testamento de Benjamín donde se define a la persona buena diciendo, aunque tramen algo malo con él, vence al mal obrando el bien, protegido por la bondad; y a los justos ama como a sí mismo. Si alguien recibe alabanzas, no siente envidia. Si alguno se enriquece, no siente celos. Si alguno es valiente, lo alaba, cree y ensalza al prudente, tienen misericordia del pobre, se compadece del enfermo, entona himnos a Dios (4,3-5).

La glorificación del creyente en Sn Pablo

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¿Cómo se realiza el misterio de la glorificación del creyente? Tenemos que considerar que los creyentes, que se hacen a la gloria de Dios, han sido predestinados para cumplir esta misión. Pablo escribe: Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos (29); y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó (Rm 8, 29-30). Por lo tanto, todo comienza con un primer grupo de escogidos, a los que Dios conoció y eligió en tiempos pasados (antes de nacer), para pertenecer a Jesucristo. En 1Cor 1,23-24 Pablo escribe: nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles (23);  mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios (24). Más adelante, en 1Cor 1,26-27: Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles (26); sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte (27). Una vez llamados o escogidos, los creyentes son justificados a través de la fe en (de) Cristo. Esto implica el mantener una correcta relación con y delante de Dios (especialmente teniendo en vista el juicio). Pablo lo dice en los siguientes términos: la justicia será considerada también por nosotros, como los que creen en aquel que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor (24), el cual fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado por causa de nuestra justificación (Rm 4, 24-25).Una vez justificados, el creyente se hace a la gloria de Dios, acontecimiento que se completará al final de los tiempos en forma dramática. Así lo expresa Pablo en 1Tes 4, 15-17:  Por lo cual os decimos esto por la palabra del Señor: que nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron(15)(es decir a los que han muerto antes de la parusía).Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero (16). Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre (17). Algo parecido escribe en 1Cor 15, 51-53: He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados (51) en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados(52). Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad (53). Ahora bien, algo de esta transformación final ya se puede percibir en el tiempo presente. Efectivamente, Pablo escribe en Rm 8,15-17: Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (15). El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (16), y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él (17). Esta es una transformación que se produce en la medida que  nuestro hombre exterior va decayendo, y  nuestro hombre interior se renueva de día en día (2Co 4, 16 ). O bien, 2Cor 1,21-22 aludiendo a alguna ceremonia que podría significar la transformación del sujeto: Ahora bien, el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios (21),quien también nos selló y nos dio el Espíritu en nuestro corazón como garantía (22).
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