San Gregorio el Sinaíta escribe sobre la oración de Jesús: “En la mañana siembro tu semilla”, esto es, la oración, “y en la tarde que no se canse mi mano”, sino la constancia de la oración, rota por intervalos, puede perder aquella hora en que se pueda escuchar: “no sabes si esto o aquello prosperará” (Ecc 11,6). En la mañana sentaos en un taburete de una altura de 20 centímetros y lleva tu mente a descender desde tu cabeza hacia tu corazón y mantenla allí; inclínate hacia tu pecho, aunque duela mucho en el pecho, en el cuello o en los hombros, y sin cesar clama con la mente o el alma: Señor Jesucristo, ten piedad de mí. Y retened vuestra respiración de algún modo, de manera que no respiréis sin cuidado (Sobre el Silencio, 2, Filokalia 4, p. 264). Más adelante señala: Si deseáis ardientemente encontrar y conocer la verdad, dejad el empeño sólo a la acción del corazón. Éste se debe sustraer de toda imagen y no debe en ningún caso dejar libertad a la imaginación o dejar espacio a cualquier imagen de algún santo o luz, porque usualmente las ilusiones, especialmente al inicio de nuestra labor, engañan las mentes de los inexpertos con fantasías de este tipo. Esforzaos por tener un corazón activo sólo en la oración que calienta y alegra la mente, e inflama el alma del indescriptible amor por Dios y los hombres. Entonces una observable humildad y contrición aparecerá desde la oración, porque la oración entre los que se inician es la acción mental del Espíritu Santo. Esta acción en el inicio es como un fuego que se enciende en el corazón, pero que al final es como una luz fragante (Sobre los signos de la Gracia y los Engaños 2, Filokalia 4, p. 264). También dice: Algunos enseñan que la oración se tiene que decir vocalmente, otros que sólo a través de la mente. Pero yo recomiendo las dos formas. Algunas veces la mente se encuentra exhausta diciendo la oración y otra la boca se cansa de ello. Por lo tanto nosotros debemos orar con ambas, con la boca y con la mente. Siempre debemos llamar al Señor con calma, sin inquietudes, de tal modo que nuestra voz no distraiga nuestros sentidos y la atención de la mente e interrumpa, de tal modo, a la oración. Cuando la mente se acostumbra a este trabajo, va a recibir la fuerza del Espíritu para orar con vigor y en todas las formas. Entonces no habrá necesidad de decir la oración oralmente, e incluso sería casi imposible. Aquel que ha trabajado en esto será totalmente satisfecho con la oración mental (Sobre la oración 2, Filokalia 4, p. 276).
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San Gregorio el Sinaíta sobre la oración de Jesús
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Los rabinos y la memoria del Templo: orquestando los movimientos cultuales
La misná se escribe hacia finales del II y principios del III, cuando el moviento rabínico iba adquiriendo fuerza y liderazgo entre los numerosos grupos que configuraban el judaísmo. Este movimiento también se percibe en la misná donde los rabbis se definen como las autoridades legales, los juristas, los que interpretan los rituales cultuales tradicionales. En esa línea los rabís se creen los continuadores de los miembros del Sanedrín o Gran Corte, la misma que juzgase a Jesús, otorgándole a ésta última unas potestades jurídicas en el cumplimiento de la Ley y en la praxis cultual del templo que estaban lejos de haber tenido (Avot 1-2; Pe´ah 2,6). Los rabís, como corte, son los continuadores de la Gran Corte o Sanedrín, término que ocupan para definirse en algunas ocasiones, dotados de la potestad de dar o no muerte a los culpables de ciertos delitos. Pero más aún, además de continuadores de la Gran Corte, los rabís son los herederos, a través de una serie de cortes, del mismo Moisés (Rosh Hashnah 2,9). Esta autoridad jurídica de los rabís en los asuntos cultuales, que tan cuidadosamente proyectan al pasado, se manifiesta de diversas maneras. Una de ellas es la narrativa en sí misma, esto es en la manera en como transmiten los rituales del pasado…la viveza, la exactitud, los detalles. La audiencia, al creer y aceptar estos relatos, les da a los rabís una autoridad importante: ellos son la memoria del pueblo. Atendamos por ejemplo al relato sobre la fiesta de los Tabernáculos en la Sukkah 5,1-4. Es un relato altamente sensorial, que transporta a la audiencia al Templo, dotando de realidad al contenido, y a través de ello, de autoridad a los rabís. El sonar de la flauta, cinco o seis (días). Es la flauta (que se tocaba) en la fuente que no desplaza ni al sábado ni al día festivo. Se solía decir que quien no ha visto la alegría en la recogida del agua (de la fuente) no ha visto jamás la alegría (5,1). Al concluir el primer día de la fiesta bajaban al atrio de las mujeres y hacían allí un gran preparativo. Había allí candelabros de oro que tenían en el extremo superior cuatro escudillas de oro y cuatro escaleras cada uno. (Había allí asimismo) cuatro muchachos de los sacerdotes jóvenes con cuatro jarros del aceite, con 120 log de capacidad, con los que vertían en las escudillas (5,2). De los calzones pasados de los sacerdotes y de sus cinturones se hacían girones y con ellos se prendían fuego. No había ningún patio en Jerusalén que no resplandeciese con el fuego de la recogida del agua (5,3). Los piadosos y los hombres de acción danzaban ante ellos teniendo antorchas encendidas en sus manos y recitaban ante ellos canciones y loas. Los levitas con arpas, liras, címbalos, trompetas y otros numerosos instrumentos musicales estaban en las quince gradas por las que se baja del atrio de Israel al atrio de las mujeres y que corresponden a los quince cantos graduales del salterio; los levitas suelen estar de pie sobre ellas con instrumentos musicales y entonan cantos. Dos sacerdotes están de pie junto a la puerta superior que desciende del atrio de Israel al atrio de las mujeres teniendo dos trompetas en las manos. Cuando cantaba el gallo sonaban el cuerno con un tono sostenido, luego clamorosamente y después, de nuevo, con tono sostenido. Cuando llegaban a la grada décima sonaban el cuerno con un tono sostenido, luego clamorosamente y después con tono sostenido. Cuando llegaban al atrio sonaban el cuerno con tono sostenido, luego clamorosamente y a continuación, de nuevo, con tono sostenido. Sonaban el cuerno y caminaban hasta que alcanzaban la puerta que tenía la salida a la parte oriental. Cuando llegaban a la puerta que tenía la salida a la parte oriental volvían sus rostros al occidente y decían: “Nuestros padres, que estuvieron en este lugar con sus espaldas hacia el Templo y con sus rostros dirigidos hacia el oriente, se postraron vueltos al sol; nosotros en cambio, tenemos nuestros ojos dirigidos hacia el Señor”. R. Yehudá dice: Acostumbraban a repetir: “Somos del Señor y hacia el Señor están vueltos nuestros ojos” (5, 4). Para más detalles: Naftali S. Cohn, The Memory of the Temple and the Making of the Rabbis, p. 57-60.
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Del menos al más...argumento judío para ejemplificar el amor de Dios (Lc 11, 10-13)
En Lc encontramos un dicho de Jesús que explica en qué consiste el amor de Dios siguiendo un argumento desde el menos al más, en este caso desde la generosidad imperfecta del hombre a la perfección divina. Esta forma de argumentar es muy propia del judaísmo. Jesús dice: Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. O suponed que a uno de vosotros que es padre, su hijo le pide pan; ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado; ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado? O si le pide un huevo; ¿acaso le dará un escorpión? Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lc 11, 10-13). Este mismo tipo de argumento leemos en Salmos de Salomón 5,13-14: La generosidad de una persona siempre se expresa con reticencia, y si tal persona puede volver a ser generoso mañana, puedes maravillarte él. Tú don, Señor, sin embargo, abunda en generosidad y riqueza, y la persona que espera en ti no quedará frugal en regalos. Esta manera tan judía de argumentar encuentra su correlato, bastante pesimista, en Santiago, el hermano del Señor: ¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros?Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres (Stgo 4,1-3).
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El Apocalipsis de Sedrac sobre la envidia de los ángeles
Respecto a la rebelión de los ángeles que se niegan a adorar al Hombre (imagen de Dios) (aquí y aquí )encontramos este texto del Apocalipsis de Sedrac: Por tu voluntad fue desviado Adán, Señor mío. Tú ordenaste a tus ángeles adorar a Adán, pero aquel que era el primero de los ángeles desobedeció tu decreto y no lo adoró, y tú lo arrojaste porque desobedeció tu decreto y no se acercó a la hechura de tus manos. Si hubieras amado al hombre, ¿Por qué no diste muerte al diablo, el artífice de la iniquidad? (5,1-3). Ante tal recriminación Dios responde: ¿Por qué lanzas palabras contra mí, Sedrac? Yo formé a Adán, a su mujer, y al sol. Y dije: Miraos uno a otro, cómo es el resplandor. Y el sol y Adán eran del mismo estilo. Y la mujer de Adán era más resplandeciente en belleza que la luna, y se le dio como regalo la vida (7,5-7). Este resplandor que ha perdido la primera pareja es el que espera a los justos al final de los tiempos cuando la historia se recapitule. En el 4Esdras se habla de cómo su rostro empezará a brillar como el sol, y cómo empezarán a asemejarse a la luz de las estrellas como sin corrupción…porque se gozarán con confianza, esperarán sin confusión y se alegrarán sin miedo, pues se aprestan a contemplar el rostro de Áquel a quien sirvieron en vida y del que comienzan a recibir la recompensa en gloria (7,97-98).
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Símbolos presentes en el Himno de la Perla
El llamado Himno de la Perla se encuentra en algunas versiones del apócrifo Los Hechos del apóstol Tomás. Es un texto interesante porque expresa de manera simple y concreta la experiencia gnóstica. Además, es un texto altamente simbólico. La casa del Padre en el Este representa la morada celestial; la serpiente en la forma de un círculo cerrando la tierra al dragón del caos original, el principio del mal en este mundo. En el Pistis Sofía (Cap 126 p. 207 Schmidt) dice: Las tinieblas exteriores son un inmenso dragón cuya cola está en su boca. Los Hechos de Tomas en un pasaje independiente al Himno de la Perla caracteriza a este dragón a través de uno de sus hijos: Yo soy el retoño de la serpiente e hijo del Corruptor. Yo soy hijo de quien…se sienta en el Trono y tiene dominio sobre la creación bajos los cielos…quien encierra la esfera, ….quien está afuera, rodeando el océano, cuya cola descansa en la boca (32). Otros símbolos gnósticos pueden ser, el mar o el agua, que representa el mundo de la materia y las tinieblas dentro del cual la divinidad ha caído. Así, los Naasenos interpretan el Salmo 29,3.10 como Dios habitando el abismo y Su voz sonando sobre las aguas aclamando: Las muchas aguas es el mundo de muchas formas de la generacón mortal a donde el dios Hombre ha caído y desde sus profundidad clama al Dios supremo, el Hombre Primordial, su original incorrupto (Hippol. V. 8.15). A su vez, Egipto, es un símbolo común del mundo material no solo en el gnosticismo sino que en otras corrientes. La historia bíblica de la Israel cautiva y liberada desde Egipto es la base de esta interpretación que era tan querida entre los gnósticos. Así, Egipto pasa a ser el símbolo del mundo de la materia, la ignorancia, y la religión perversa. Todos los ignorantes, aquellos que carecen de conocimiento, son egipcios [Hippolytus (V. 16. 5)]. Otro símbolo del Himno lo encontramos en el vestido impuro, cuyo propósito era ayudar al protagonista a pasar desapercibido entre los egipcios, es también bastante común. El salvador viene a este mundo, tomando distintas formas, de manera que los gobernantes del mundo no le reconocen. Los egipcios no reconocen su origen y su misión y están ansiosos de hacer de él uno de ellos. Y el éxito aparente que obtienen se explica, precisamente, al cuerpo que ha adoptado el Salvador. La carta es otro símbolo gnóstico presente en el Himno de la Perla. La voz de esta carta o mensaje se identifica con el “llamado” que es capaz de despertar la conciencia del protagonista. Su plan de salvación llegó a ser como una carta, su voluntad descendió desde lo alto y fue despachada como una flecha que se conduce hacia abajo. Muchas manos alcanzaron la carta para arrebatarla, para tomarla y leerla; pero ella eludió sus dedos. Ellos estaban asustados de ella y del sello que contenía, y es que no tenían el poder de romper el sello porque la fuerza de ésta era más grande que ellos (Odas de Salomón XXIII). Consideremos también la conquista de la serpiente y el ascenso al lugar de origen. La manera en que el mensajero supera a la serpiente y toma el tesoro que esta guardaba es apenas contado en nuestro Himno. Sólo se nos dice que la serpiente cayó dormida, es decir la misma experiencia que el protagonista experimentó en Egipto. En algunas fuentes es producto de un encantamiento o talismán, en otras es el simple hecho que la luz es como un veneno para las tinieblas, lo mismo que éstas lo son para la luz. Como sea, el ascenso comienza cuando el hombre se deshace de sus vestidos impuros y es guiado por la carta, que es luz y voz al mismo tiempo. Estas cualidades también se explican a través de la función de la Verdad en las Odas de Salomón: Yo ascendí hacia la luz como si fuese en el carro de la Verdad, la Verdad me guio y me llevó. Ella me llevo sobre los golfos y los abismos y traspasó con migo los valles y desfiladeros. Ella llego a ser un puerto de salvación y me llevó en los brazos de la vida eterna (Ode XXXVIII, 1-3). Los vestidos celestiales también es un símbolo común. En la liturga mandea para los muertos se lee una formula standart: Yo voy al encuentro de mi imagen y mi imagen viene a encontrarme a mí; ella se preocupa y me abraza como si yo estuviese volviendo desde la cautividad (G 559). Por ultimo nos queda compartir sobre la Perla. ¿Qué significa? Difícil respuesta. Para algunos intérpretes tiene que ver con la condición del alma y su destino; para otros tiene que ver con la identidad del héroe; para otros es el objeto del viaje con independencia de la identidad del héroe; para otros la integración del recorrido con la identidad verdadera del protagonista.
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Ética dualista en Mateo y el TestAser
El dualismo escatológico y ético propio de algunas corrientes judías del período del segundo templo también se trasluce de manera clara en el apócrifo el Testamento de Aser (parte del Testamento de los doce Patriarcas). El hijo de Jacob comienza así su testamento, Oíd, hijos de Aser, a vuestro padre y os mostrare todo lo que es recto ante Dios. Dos caminos dio Él a los hombre, dos mentes, dos acciones, dos maneras de vida y dos fines. Por esta razón, todas las cosas existen por pares, una enfrente de otra. Hay dos caminos, del bien y del mal, y para ellos hay en nuestro pecho dos facultades que los juzgan (TestAser 1, 2-5). La radicalidad ética de esta posición, también presente en Jesús (Mt 12,30), se muestra en la simplicidad y rectitud del sujeto (Mt 5,37), en contra de aquellos que tienen doble faz. Huid de la maldad, aniquilando al diablo con vuestras buenas acciones. Porque los de doble faz no sirven a Dios, sino a sus concupiscencias para agradar a Beliar y a los hombres que se les parecen (3, 2). La posición ética del autor se resume en los siguientes versículos: Atended también vosotros, hijos míos, a los mandamientos del Señor, siguiendo a la verdad con una sola faz. Los que tienen dos caras serán castigados doblemente, porque obran el mal y confraternizan con quienes lo hacen. Odiad a los espíritus del error, que luchan contra los hombres. Guardad la ley del Señor y no presentéis vuestra atención a lo malo como si de algo bueno se tratara. Considerad lo que es realmente bueno y conservadlo gracias a los mandamientos del Señor, volviéndoos hacia ello y fundando así vuestro descanso (6,1-3).
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Elementos Judíos del Testamento de los Doce Patriarcas
El Testamento de los doce patriarcas es un apócrifo interesante porque nos abre una ventana al judaísmo del tiempo de Jesús. Es verdad que tiene muchas interpolaciones cristianas, sin embargo no hay que dudar de su carácter esencialmente judío. En primer lugar consideremos la idea de la Tora que sostiene. Esta es bien cercana a ciertos círculos judíos como el del libro de los Jubileos en el sentido que la Tora tiene un alcanze universal porque los patriarcas previos a Moises ya conducían su vida en relación a estos principios. Esta idea de que la Ley no es una innovación mosaica puesto que tiene un carácter previo y universal, definitivamente no es cristiana. Pablo estaría muy en contra de esta sugerencia (Gal 3,15-18). Tampoco sería cristiana la idea, sostenida a lo largo de toda la obra, que la conversión de los géntiles siempre ha de respetar los límites y privilegios del pueblo de Israel. Tomemos por ejemplo la visión del TestJud ( 25,3-5) que tiene un fuerte contenido judío: Habrá un solo pueblo del Señor y una lengua; no existirá ya el espíritu engañoso de Beliar...los que hayan muerto en la tristeza resucitarán en gozo, y los que hayan vivido en pobreza por el Señor se enriquecerán; los necesitados se hartarán; se fortalecerán los débiles, y los muertos por el Señor se despertarán a la vida. Los ciervos de Jacob correrán con gozo, y las águilas de Israel volarán con alegría...y todos los pueblos alabarán al Señor por siempre. Notemos también las múltiples referencias a la tradición enóquica que los cristianos no asumieron en tal medida (T. Dan 5: 6; T. Jud. 18: 1; T. Sim. 5: 4; T. Naph. 4: 1; T. Jos. 9: 1; T. Levi 10: 5; 14: 1; 16: 1; T. Benj. 9: 1). El TestLev guarda relación con otro texto judío qumránico, el Leví arameo, más que con cualquier otro texto cristiano. Y lo mismo sucede en general con la antropología de los testamentos, fuertemente dualista y en relación a los dos espíritus luchando en el corazón de las personas (4QS 3,13-4,26). Pensemos también que para los testamentos los patriarcas serán los que se alzarán en los últimos días para juzgar y gobernar al pueblo (T. Sim. 6: 7; T. Levi 18: 14; T. Jud. 25: 1; T. Zeb. 10: 1-4; T. Benj. 10: 6-10), lo que contradice abiertamente a Mt 19,28 cuando Jesús le promete lo mismo a sus discípulos. Y ni mencionar la absoluta ausencia de la idea de un mesianismo sacerdotal proveniente de la linea de Leví en la literatura cristiana. Para más detalles:deSilva, David A. (2012-09-10). The Jewish Teachers of Jesus, James, and Jude: What Earliest Christianity Learned from the Apocrypha and Pseudepigrapha (p. 209). Oxford University Press. .
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Elementos Judíos del Testamento de los doce patriarcas (2)
Una de las dificultades que tiene el uso del apócrifo El Testamento de los doce patriarcas en el estudio del cristianismo primitivo, es el alto número de interpolaciones cristianas que tiene el texto. Al final el estudioso no sabe si la fuente queocupa es de origen judía o cristiana. Cuando esta dificultad se exagera, aludiendo al constante tono cristiano de la obra, se dificulta el estudio del contexto religioso del tiempo de Jesús. Por ejemplo, el siguiente texto del Testamento de Judá suele leerse como una interpolación cristiana, sin embargo, y tal como lo demuestra David deSilva, bien puede ser de origen judío. Después de esto se levantará en paz un astro de la estirpe de Jacob y surgirá un hombre de mi semilla como sol justo, caminando junto con los hijos de los hombres en humildad, y no se hallará en el ningún pecado. Los cielos se abrirán sobre él para verter las bendiciones del Espíritu del Padre Santo. El mismo derramará también el espíritu de gracia sobre vosotros. Seréis sus hijos en la verdad y caminaréis por el sendero de sus preceptos, los primeros y los últimos. Este el retoño del Dios Altísimo y la fuente misma para vida de todo ser humano (24, 1-4). Aparentemente estamos frente a una interpolación de un escriba cristiano, seria una mutilación de un texto original hebreo al que no tendríamos más acceso. Sin embargo, este juicio es prematuro. Primero, el tema del agente de Dios en el cual no se hallará pecado alguno no es un exclusivamente cristiano (2 Cor 5: 21; Heb 4: 15; 7: 26-27; 1 Pet 2: 22), también lo encontramos en los Salmos de Salomón 17,36 donde se menciona que el mesías es puro de pecado. Que se ocupen imagenes como “el astro” para hablar del agente de Dios proviene de Nm 24,17. Respecto a las reminiciencias del bautismo de Jesús (Mt 3,16-17; Lc 3,21-22) tampoco son el único texto para entender este texto del TestJud. Los cielos abiertos y las bendiciones de Dios que se vierten sobre el pueblo también dice relación a las promesas mesianicas de Mal 3,10. El mismo texto de Malaquías explica la profesía referente al sol de la justicia sobre aquellos que reverencian a Dios (Mal 3,10). Por lo tanto, tenemos que ser cuidadosos al momento de evaluar estos textos en los testamentos, puede ser que este apócrifo sea más judío de lo que pensamos y que efectivamente pueda ayudarnos a entender el tiempo de Jesús más de lo que creíamos. Para más detalles: deSilva, David A. (2012-09-10). The Jewish Teachers of Jesus, James, and Jude: What Earliest Christianity Learned from the Apocrypha and Pseudepigrapha (p. 209). Oxford University Press.
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El mandamiento del amor en el Test de los doce patriarcas
Una de las relaciones más interesantes entre el Testamento de los Doce Patriarcas y las enseñanzas de Jesús tiene que ver con el mandamiento del amor (Mc 12, 28-34; Mt 22, 34-40; Lc 10, 25-28). En la versión marcana leemos: Un letrado que oyó la discusión y al ver lo acertado de la respuesta, se acercó y le preguntó: —¿Cuál es el precepto más importante?,29: Jesús respondió: —El más importante es: Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es uno solo. 30: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas (Dt 6,4-9). 31: El segundo es: Amarás al prójimo como a ti mismo (Lv 19,2. 18b). No hay mandamiento mayor que éstos. Ecos de esta interpretación de la Tora la encontramos en el Testamento de Isacar 5,2: Amad, por el contrario, al Señor y al prójimo y tened compasión del pobre y del débil. Más adelante Isacar reconoce: Amé al Señor con todas mis fuerzas, e igualmente a los hombres como a mis hijos (TestIs 7,6). También vayamos al Testamento de Benjamín 3,3-4: Temed al Señor y amad al prójimo. Aunque los espíritus de Beliar soliciten abrumaros con toda clase de maldad y angustia, no se enseñorearan de vosotros, como tampoco José, mi hermano. ¡Cuantos hombres quisieron matarle!, pero el Señor le protegió. Pues el que teme a Dios y ama al prójimo no puede ser golpeado por el espíritu etéreo de Beliar, protegido como está por el temor de Dios. El amor al prójimo en Mt implica el amor a los enemigos (Mt 5,43-45ª), elemento que también recoge el Testamento de José donde el protagonista responde con misericordia y amor a sus hermanos que se habían convertido en sus enemigos. Tal como recomienda José a partir de su experiencia: Si alguno quiere haceros daño, rogad por el con afán de hacer el bien, y el Señor os librará de todo mal (TestJos 18,3). Otro texto pertinente es el Testamento de Zabulón 5,3: Tened entrañas de misericordia, hijos míos, porque tal como obréis con vuestro prójimo así actuará el Señor con vosotros. Más adelante, en el mismo testamento leemos: Hijos míos, tened compasión con todo ser humano en misericordia, para que el Señor movido también a compasión, se apiade de vosotros (8,1), algo que suena a Lc 6,37-38: No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados. Perdonen y serán perdonados. 38: Den y se les dará: recibirán una medida generosa, apretada, sacudida y rebosante. Porque con la medida que ustedes midan serán medidos.Para mas detalles: deSilva, David A. (2012-09-10). The Jewish Teachers of Jesus, James, and Jude: What Earliest Christianity Learned from the Apocrypha and Pseudepigrapha. Oxford University Press. Kindle Edition.
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Impureza ritual e impureza moral
En una entrada anterior introducimos el concepto de la impureza ritual y ahora me gustaría profundizarlo. La impureza ritual dice relación especialmente con Lv 11-15 y Nm 19. En otras palabras, la impureza es el resultado del contacto con un número de procesos y substancias naturales como el nacimiento (Lv 12,1-8), algunas enfermedades de la piel (13, 1-46; 14,1-32), hongos en las ropas (13, 47-59) y en las casas (14,33-53), algunas eyaculaciones genitales (15,1-33), contacto con el cadáver de algunos animales (11, 1-47) y de los hombres (Nm 19,10-22), y paradojalmente como resultado de algunas actividades sacrificiales (Lv 16,28; Nm 19,7-8). La impureza se podía prolongar por un determinado número de días que se podían acortar si se seguían los ritos purificatorios pertinentes. Lo que queda claro, en todo caso, es que muchas de las causas de la impureza son naturales e inevitables. Algunos se siguen del cumplimiento mismo de la Ley. ¿Acaso no es perentorio enterrar a los padres (Lv 21, 10-15)? O, ¿no le exigió Dios a los hombres multiplicarse y poblar la tierra (Gn 1,28)? En este sentido, la impureza ritual no tiene nada que ver con el pecado.
Otra forma de impureza, sin embargo, es la moral. Esta impureza es el resultado de ciertas conductas sexuales (Lv 18,24-30), idolatría ( 19,31; 20,1-3), derramamiento de sangre (Nm 35, 33-34). Estas conductas son llamadas "abominaciones" y afectan personalmente al pecador (Lv 18,24), a la tierra de Israel (Lv 18,25; Ez 36,17) y al templo de Jerusalén (Lv 20,3; Ez 5,11). Estas impurezas son consideradas tan graves que pueden implicar la ira de Dios y la potencial expulsión del pueblo de la tierra (Lv 18,28; Ez 36,19). Un texto iluminador en este sentido es Nm 35, 30-34: En casos de homicidio, se dará muerte al homicida después de oír a los testigos. Pero un testigo no basta para dictar pena de muerte. 35,31: No aceptarán rescate por la vida del homicida condenado a muerte, porque debe morir. 35,32: Tampoco aceptarán rescate del que buscó asilo en una ciudad de refugio, para dejarle volver a vivir en su tierra, antes de que muera el sumo sacerdote.
35,33: No profanarán la tierra donde viven: con la sangre se profana la tierra, y por la sangre derramada en tierra no hay más expiación que la sangre del que la derramó.35,34: No contaminen la tierra en que viven y en la que yo habito. Porque yo, el Señor, habito en medio de los israelitas. Para más detalles: J. Klawans, Purity, Sacrifice and the Temple, Oxford, 2006.
Otra forma de impureza, sin embargo, es la moral. Esta impureza es el resultado de ciertas conductas sexuales (Lv 18,24-30), idolatría ( 19,31; 20,1-3), derramamiento de sangre (Nm 35, 33-34). Estas conductas son llamadas "abominaciones" y afectan personalmente al pecador (Lv 18,24), a la tierra de Israel (Lv 18,25; Ez 36,17) y al templo de Jerusalén (Lv 20,3; Ez 5,11). Estas impurezas son consideradas tan graves que pueden implicar la ira de Dios y la potencial expulsión del pueblo de la tierra (Lv 18,28; Ez 36,19). Un texto iluminador en este sentido es Nm 35, 30-34: En casos de homicidio, se dará muerte al homicida después de oír a los testigos. Pero un testigo no basta para dictar pena de muerte. 35,31: No aceptarán rescate por la vida del homicida condenado a muerte, porque debe morir. 35,32: Tampoco aceptarán rescate del que buscó asilo en una ciudad de refugio, para dejarle volver a vivir en su tierra, antes de que muera el sumo sacerdote.
35,33: No profanarán la tierra donde viven: con la sangre se profana la tierra, y por la sangre derramada en tierra no hay más expiación que la sangre del que la derramó.35,34: No contaminen la tierra en que viven y en la que yo habito. Porque yo, el Señor, habito en medio de los israelitas. Para más detalles: J. Klawans, Purity, Sacrifice and the Temple, Oxford, 2006.
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La relación de Jesús con el templo
La relación de Jesús con el templo de Jerusalén es más ambigua de lo que aparece a simple vista. Así en Mc 14,1-2 se dice que los jefes de los sacerdotes y los escribas planeaban la forma de matar a Jesús, pero no se decidían hacerlo durante la Pascua por temor a un levantamiento popular. Los críticos no le conceden una relevante historicidad al hecho, sin embargo, si incluso así sucedió, el texto no dice nada respecto a una supuesta animosidad de Jesús respecto al templo. En Mc 11, 27-28 los jefes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos le preguntan a Jesús que con qué autoridad ha hecho el signo de la purificación del templo. De nuevo, la purificación del templo es un acto profético, no cabe duda al respecto, pero que no necesariamente va en contra del santuario por sí mismo. Es más bien una crítica contra la corrupción de los sacerdote, incluso del Sumo sacerdote, como otros textos rabínicos confirman (Minhot 13,21 [Tosefta] y Pesahim 57,1 [Talmud Babilonia]). Y es que después de todo Jesús enseñaba cada día en el templo (Mc 14, 48-49) durante su estadía en Jerusalén. El templo era el centro neurálgico de la actividad de Jesús en la capital (Mc 12, 35; 14,49; Mt 21,23; 26, 55; Lc 19,47; 20,1; 21, 37; Jn 7,14.28; 8,2; 18,20). En Lc se nos dice que Jesús cada día enseñaba en el templo, y que sólo en la noche se retiraba al monte de los Olivos donde se quedaba con sus discípulos. Esto la gente lo sabía, por ello se levantaban cada mañana para ir a escucharlo en el templo (Lc 21, 37-38). Entonces, ¿en qué consistió la purificación del templo? La exclamación de Jesús es fundamental: Está escrito: Mi casa será casa de oración para todas las naciones, mientras que ustedes la han convertido en cueva de asaltantes (Mc 11, 15-20). Es evidente que Jesús está solidarizando con aquellos que sienten y sufren la corrupción en las operaciones financieras del templo, posiblemente en el cambio del dinero. En el Testamento de Moisés (7,6-10) leemos la crítica directa a los sacerdotes que consumen os bienes del pobre para llevar una vida de príncipes y justificando todo con supuestos actos de justicia. Más aún, se cuidan de tocar cosas impuras, mientras sus labios y su mentes están llenas de ellas. Algo de esto tenemos cuando Jesús alaba a la viuda pobre quien da a través de su humilde ofrenda todo lo que tiene. En ese sentido Jesús enlaza con tradiciones proféticas clásicas como la de Jeremías 7,11. Éste proclamó la eminente destrucción del templo debido a los pecados de los israelitas (7,1-34), pero a pesar de sus profecías no se le puede considerar anti-judío. Más aún muchos estaban de acuerdo con sus advertencias respecto a las consecuencias del pecado del pueblo. Y no sólo se trataría de la crítica de Jesús contra los cambistas que pululaban en el amplio atrio expandido por la reforma de Herodes y que engañaban a los pobres con medidas de cambio truculentas. También diría relación con las monedas que ocupaban para el cambio. Para los judíos piadosos, como Jesús, que se usasen los shekels tirios eran un atentado contra el segundo mandamiento porque contenían la imagen del rey Melkart al modo de Hércules con la inscripción pertenece a la invencible y santa Tiro. La problemática de estas monedas se refleja en la historia del impuesto al templo en Mat 17, 24-27 donde Jesús accede a pagar con una moneda de plata que encontró milagrosamente Pedro en el vientre de un pez. Como sea, es posible que el uso de estas monedas en el templo, en vez de las de bronce que evitaban cualquier representación humana o divina, enfureciese a Jesús como judío piadoso. Para más detalles: J. H. Charlesworth, Jesus and Temple, Textual and Archeological , p. 155-172
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Algunas notas sobre los Fariseos
A pesar de lo poco que sabemos sobre los fariseos, una cuestión es unánime en las fuentes, su inmenso interés en la interpretación y aplicación de la Ley. En este sentido para ellos era fundamental el desarrollo de la Ley Oral, que implicaba la existencia de leyes que no estaban establecidas en la Torá escrita. Este es un tema sensible en el N.T. Ejemplo de estas polémicas: el lavarse las manos o bañarse antes de las comidas (Mc 7,1-8); no compartir la mesa con pecadores o publicanos (Mc 2,16-17); ayunar en otros días que no sean el Yom Kippur (Mc 2,18-20); criterios para sanar en el Sábado (Mc 3, 3-6); la cancelación de los juramentos (Mc 7,9-13); el divorcio. El término fariseo viene de perush que si bien implica el apartarse puede tener una connotación positiva. Esto es lo que cree Eliezer Ben Yehuda quien define la palabra como quien se ha distanciado especialmente de los deseos y de los pecados (Milon Halashon HaIvrit: Hayeshana Vehachadasha, Jerusalem&Berlín 1944). Sin embargo, esta connotación positiva es un asunto que se debate. A pesar que Josefo calcula en 6000 el número de fariseos, es posible que sus simpatizantes hayan sido aún más (Ant. 17,42). Esto los convertía, si bien no en mayoría, si en un grupo respetable. El mismo Josefo nos dice que los fariseos contaban con el apoyo de las masas (Ant. 13, 298). Es interesante constatar que los fariseos no se identificaban con una clase social en particular, como sería el caso de los Saduceos. Más aún, a diferencia de los miembros del Qumrán, nada parecido a una jerarquía social o sacerdotal distinguía a los miembros de la secta. Es verdad que existían maestros o rabinos, pero no era en nada parecido a la jerarquía saduquea o qumránica. Lo mismo se puede decir con respecto al origen urbano y rural de sus miembros. Esta cualidad democrática del grupo, sin embargo, no los hacía unos sujetos al margen de los movimientos sociales o políticos del momento. Al contrario, se movían muy en relación con el poder político, religioso y económico de su tiempo. Desde el tiempo de Juan Hircano ya se disputaban el poder codo a codo con los saduceos, y como un péndulo, éste iba de un grupo a otro dependiendo de las preferencias reales. También hay que reconocer que los fariseos estaban envueltos en el funcionamiento del Templo de Jerusalén. M.Yoma 1,5 nos recuerda el juramento del sumo sacerdote en el Yom kippur en el sentido deremover de las manos de los saduceos. Sea real o simbólico, es un juramento que implica un formal reconocimiento al sistema halakico fariseo por parte del sumo sacerdote. También recordemos la frase del Talmud Babilónico respecto a Juan, un sumo sacerdote que lo fue por 80 años y que al final se convirtió en saduceo (BT Berachot 29a), lo que implica que hasta ese momento fue fariseo. Además, las fuentes nos indican que hubo momentos cuando los fariseos fueron presidentes del Sanedrín (M. Hagiga 22; Tosefta Hagga 2)
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Hillel el viejo, Jesús, y la pobreza
En el relato del joven rico (Mc 10,17-30) queda claro que para pertenecer al círculo íntimo de Jesús es necesario renunciar a los bienes materiales. En ese sentido es un paso aún más radical que el del rabino Hillel el viejo, una generación anterior a Jesús. Para este rabino, igual que para Jesús, la pobreza no es un impedimento al momento de dedicar la vida al estudio y práctica de la Torá. Se cuenta que en cierta ocasión, habiendo dado lo poco que tenía a los pobres, Hillel quedó sin dinero para entrar en la casa de estudio de la Tora. Entonces se subió al tejado para escuchar a los rabinos desde fuera. En esta posición se quedó toda lo noche hasta que la nieve lo cubrió entero. A la mañana siguiente, el sábado, los rabinos descubrieron cómo su cuerpo se reflejaba en el tragaluz, subieron al techo, y le liberaron. A pesar que era sábado, los rabinos dijeron: Por alguien como él vale verdaderamente la pena violar el sábado (Yoma 35b). Y es que si bien se puede violar el sábado para salvar la vida de alguien, con más razón por alguien como Hillel el viejo. Nadie tiene una excusa para no estudiar la Torá, después de todo hasta Hillel el viejo se dedicó a su estudio a pesar de su pobreza. En ese sentido Jesús radicaliza la postura de los discípulos de Hillel, no sólo la pobreza no es un impedimento, sino que hay que elegirla.
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Las Palabras de Adán en el Hades a Lazaro (Apócrifo eslavo)
La siguiente es la traducción del apócrifo eslavo Palabras de Adán en el Hades a Lázaro:
El relato se desarrolla en el Hades y comienza con la entonación de David quien se alegra porque en la tierra ha nacido Jesús el Salvador.
Compañeros, cantemos canciones hoy día y dejemos atrás la tristeza, alegrémonos. Tomó David el arpa, puso sus dedos en las cuerdas vivas, se sentó y (¿?). Ha llegado el tiempo de la alegría, llegó el día de la salvación, ya escucho a los pastores que tocan las flautas en el pesebre, y su voz que llega al portón, y a mis oídos llegan, y ya escucho las pisadas de las pesuñas de los caballos persas, ellos le traen regalos a Él en el pesebre desde sus reinos al rey de los cielos, que hoy en la tierra ha nacido. Oh, compañeros, esto nosotros durante muchos días lo deseamos porque hay un trono en el cielo y la tierra es el estrado de sus pies, y su madre virgen yace en el pesebre, se envuelve el cielo con las nubes, y la tierra le dice: Oh Rey grande y celestial, ¿qué te trajo a nosotros abajo a la tierra? ¿Es que acaso este establo deseabas o la paja en la que ahora yaces?¡ De prisa, el desquiciado Herodes afila la espada para matarte!
A continuación toma la palabra Adán, y su discurso concentra la atención del relato.
Y dijo Adán a los que estaban en el Hades: Venid profetas y todos los justos, hagámosle saber a Cristo con lágrimas, al que vive en nuestro tiempo, si quiere librarnos de este tormento.
Isaías y Jeremías se rieron de Adán y de su debilidad y le dijeron a David: El portón del Hades es de fierro, el cerrojo de metal, el candado de piedra, y todo unido con fuerza. ¿Quién de nosotros puede desde aquí hacer llegar este mensaje?
Entonces David les dijo claramente: Uno de nosotros, uno que lleva cuatro días, Lázaro, el amigo de Cristo, mañana regresará (a la tierra), tú le llevaras las noticias de parte de nosotros.
Y escuchando esto, Adán, la primera persona creada, comenzó a golpearse con sus manos su cara muy fuerte y dijo: Lazaro, amigo luminoso de Cristo, informad de mi parte al Poderoso: “A ti se dirige tu primera creación, Adán. Señor, tú me creaste para estar poco tiempo sobre la tierra, y luego, habiendo sido juzgado, para muchos años de sufrimiento en el Hades. ¿Es para esto que has llenado la tierra de personas, oh Altísimo? Y ahora, mis amados nietos están en medio de las tinieblas, por causa de Satanás sufren en el Hades, insultos y agravios llenan los corazones, las lágrimas llenan sus ojos y limpian las pupilas, y deseamos, ya sin fuerzas, que Cristo nos recuerde. En la tierra por poco tiempo vimos la bondad, y ahora en medio de insultos nos encontramos por muchos años. Por poco tiempo fui el rey de todas las creaturas de Dios, y ahora, por muchos días soy esclavo del Hades y me encuentro bajo el poder de los demonios. Por poco tiempo vi tu luz, y ya por muchos años que no veo tu sol brillante y no siento el viento. Señor, si yo pequé más que todos los hombres, por mis acciones me has juzgado, no me quejo, pero Señor, ten misericordia porque fui creado a tu imagen y ahora el diablo se ríe de mí; a tu imagen fui creado, y el mal me hace sufrir. (¿?) A ti Señor, el primer patriarca Abraham, tu amigo, el que por ti quería sacrificar a su amado hijo Isaac, y al que le dijiste: Por ti Abraham serán bendecidas todas las generaciones de la tierra, ¿y es que acaso él pecó? Y he aquí que en el Hades todos sufren y suspiran. Y a Noé el justo que tu elegiste, Señor, de en medio del fuerte diluvio, ¿no puedes acaso liberar del Hades? ¿Es que acaso ellos pecaron como lo hice yo? Y al gran profeta Moisés, oh Señor, ¿es que acaso pecó? Y aquí está con nosotros en las tinieblas del Hades. Y a David, oh Señor, tú lo alabaste en la tierra, y le diste poder para gobernar sobre muchos, y compuso el salterio con el arpa, ¿es que acaso pecó? Y aquí está con nosotros en el Hades sufriendo, frecuentemente se queja, ¿es que acaso pecaron como yo? Y el gran profeta Juan que bautizo al Señor, el cual nació bajo la bendición del arcángel Gabriel, y en el desierto fue educado desde su juventud, comiendo miel salvaje y fue asesinado por Herodes, ¿es que acaso, oh Señor, pecó que está aquí con nosotros en el Hades sufriendo? Y grandes profetas como Elías y Enoc, los que cumplieron los mandamientos más que cualquier justo en la tierra, se quejan, y ¿no quieres por ellos perdonarnos? ¿O es que esperas tu tiempo?¿O simplemente cuando tú lo quieras? Tú sabes que nosotros somos solo personas, y Tú, oh Señor, paciente, sin embargo, venid a nosotros de prisa y libéranos del Hades, captura al diablo, y los ebrios judíos te reconocerán y nosotros los creyentes nos arrodillaremos delante de ti, Cristo, reconociendo tu santidad y glorificando a la Santísima Trinidad, al Padre y a Jesús.
Fuente: Памятники Старинной Русской Литературы(С. Петербургъ, 1862) 11-12
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Jesus y Yohanan Ben Zakkai sobre el templo
La comparación de Jesús con su contemporáneo Yohanan Ben Zakkai en relación al templo ilumina la actitud del primero. Este Yohanan era el más conocido discípulo de las escuelas de Hillel y de Shammai (mAbot 2,8 y JNed 5,39b). Jesús y Yohanan eran de Galilea y ambos sufrieron por la fría recepción que recibieron de sus compatriotas. Yohanan llegó a maldecir a los galileos exclamando: "Oh Galilea, Galilea, tu odias la Torá, por lo tanto caerás en las manos de los ladrones"(Y. Shab. 15d). Ambos enseñaron en el templo (Mc 122,35 y Pes 26a). Ambos amaban el templo y sus liturgias, a pesar que profetizaron su destrucción. Yohanan exclamó delante del templo: Oh templo, templo, ¿porque te atemorizas a ti mismo?Yo sé que deberás ser destruido. Zacarias, el hijo de Iddo (11,1) profetizó formalmente sobre ti, "Abre tus puertas, Oh Libano, para que el fuego pueda devorar tus cedros". Para más detalles: J. Charlesworth, Jesus and the Temple, p.174-183
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La Comensalía y la Interpretación de la Torá
Las diferencias entre los distintos grupos religiosos que constituían el judaísmo del segundo templo también se vislumbra en las reglas de la comensalía. La manera en que comemos, con quien lo hacemos, las normas que seguimos dicen mucho de la cultura de la sociedad y de los grupos en particular. La manera en que comemos habla de los valores del grupo al que pertenecemos, y en el caso del judaísmo, de la interpretación a la ley que se sostenía. Por ejemplo, la dieta de Juan Bautista o Judas Macabeo habla de personas que se han marginado, por diversas razones, de la manera socialmente aceptada de comer. En el caso del Bautista estaría a la base una interpretación estricta y escatológica de la Torá presumiblemente orientada a la penitencia como su contemporaneo Bannus (Josefo Vida, 14). Los esenios guardaban extrictas reglas para el comer. Las comidas eran comunitarias (Josefo, Guerra 2, 129 ss.; Filo, API 5, 10–11; ibid., QOP 85–86.), todos se juntaban para comer como signo de comunión. Las comidas eran preparadas por los sacerdotes, quienes además las bendecían (Josefo, Ant. 18, 22). Y es que en general los sacerdotes tienen la precedencia en la mesa y en comer (Reglas de la comunidad 2, 18–22,). La cantidad de comida era en general frugal para indicar mesura y control (Josefo, Guerra 2, 130, 133). Los novicios tenían que esperar tres años antes de participar en la comensalía del grupo en general (Philo, API (Hypothetica) 11.1–11.18 (632–34); ibid., QOP 86. Comparar: Josefo, Guerra 2, 129–32, 139; ibid., Ant. 18, 22). En las Reglas de la Comunidad se mencionan dos años (5, 21). Incluso si una persona sufría de impureza temporal no podría comer con la comunidad (Josefo, Guerra 2, 129). Otras sanciones también implicaban la extradición temporal de la mesa común (Reglas de la comunidad 7, 19–22). En ese sentido antes de cada comida los esenios se bañaban para purificarse y se vestían con vestidos especiales (Josefo, Guerra 2, 129–30). De más está decir que para este grupo estaba extrictamente prohíbido comer con otros grupos judíos (CD 13,14; Reglas de la Comunidad 5, 10–17; 6, 16–21).
Estas reglas son contrarias a los principios fariseos que se expresan en la máxima todo el que tenga hambra, que venga y coma. Y es que en general los fariseos y los saduceos de Jerusalén no tenían tantas reglas para el comer. En Lc 11, 37-54 vemos que un fariseo invita a Jesús a cenar, no hay un problema de separación de grupos. Se sorprende que Jesús no se lave antes de cenar, interpretación de la Torá farisaica, pero esto no impide que sigan cenando. Hay una apertura farisaica en relación a la posibilidad de compartir la mesa con quienes no compartían su interpretación de la Torá. En la Misná Hag 2,7 leemos: Para los fariseos tienen los vestios de la gente no instruida la impureza del asiento. La misma impureza de contacto tienen los vestidos de los fariseos para los que comen la ofrenda. Aquí se distingue entre fariseos y gente no instruida, y entre los que comen la ofrenda sacrificada a lo dioses y los que no. Hay una distinción en el orden de la pureza que no impide la comunión de mesa entre los dos grupos. Es verdad que la escuela de Shammai es más estricta en relación a la separación con los gentiles. En la misná shab 1,4 se mencionan una serie de normas en las que la escuela de Shammai tenía la mayoría, una de ellas prohibía el aceite y el pan hecho por los gentiles para evitar la impureza. Pero en general estos no eran los criterios extendidos. Al contrario, en los evangelios hay varias menciones de los fariseos participando en banquetes públicos con todo tipo de personas.
Este breve repaso nos señala las distintas aproximaciones al momento de interpretar la Ley en el Judaísmo del segundo templo. Los esenios tenían una visión claramente sectaria, la interpretacción de la Torá se fundaba en una revelación especial y directa al grupo. No había que transar. La Torá era cuestión de valores. Para los fariseos y saduceos de Jerusalén, la Torá siempre se interpreta y responde a realidades concretas que van cambiando. Es la comunidad quien determina temporalmente como aplicar la Ley ante cual o tal realidad. Para más detalles: H. Newman, Proximity to Power and Jewish Sectarian Groups of Ancient Periods, 126-149.
Estas reglas son contrarias a los principios fariseos que se expresan en la máxima todo el que tenga hambra, que venga y coma. Y es que en general los fariseos y los saduceos de Jerusalén no tenían tantas reglas para el comer. En Lc 11, 37-54 vemos que un fariseo invita a Jesús a cenar, no hay un problema de separación de grupos. Se sorprende que Jesús no se lave antes de cenar, interpretación de la Torá farisaica, pero esto no impide que sigan cenando. Hay una apertura farisaica en relación a la posibilidad de compartir la mesa con quienes no compartían su interpretación de la Torá. En la Misná Hag 2,7 leemos: Para los fariseos tienen los vestios de la gente no instruida la impureza del asiento. La misma impureza de contacto tienen los vestidos de los fariseos para los que comen la ofrenda. Aquí se distingue entre fariseos y gente no instruida, y entre los que comen la ofrenda sacrificada a lo dioses y los que no. Hay una distinción en el orden de la pureza que no impide la comunión de mesa entre los dos grupos. Es verdad que la escuela de Shammai es más estricta en relación a la separación con los gentiles. En la misná shab 1,4 se mencionan una serie de normas en las que la escuela de Shammai tenía la mayoría, una de ellas prohibía el aceite y el pan hecho por los gentiles para evitar la impureza. Pero en general estos no eran los criterios extendidos. Al contrario, en los evangelios hay varias menciones de los fariseos participando en banquetes públicos con todo tipo de personas.
Este breve repaso nos señala las distintas aproximaciones al momento de interpretar la Ley en el Judaísmo del segundo templo. Los esenios tenían una visión claramente sectaria, la interpretacción de la Torá se fundaba en una revelación especial y directa al grupo. No había que transar. La Torá era cuestión de valores. Para los fariseos y saduceos de Jerusalén, la Torá siempre se interpreta y responde a realidades concretas que van cambiando. Es la comunidad quien determina temporalmente como aplicar la Ley ante cual o tal realidad. Para más detalles: H. Newman, Proximity to Power and Jewish Sectarian Groups of Ancient Periods, 126-149.
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Las reglas interpretativas de la Torá de Hillel el viejo
La aproximación farisea a la Torá siempre es viva, siempre trata de responder a situaciones concretas. La Torá no se trata de valores inamovibles. La Torá está viva y camina con el pueblo. Esto es particularmente cierto cuando vemos el Talmud. Sin embargo, ya en el tiempo de Jesús encontramos algunos principios interpretativos para relacionar distintas párrafos de la Torá y así responder a la vida práctica. Es el caso de Hillel el viejo quien nos comunica los siguientes: Inferencia de lo menor a lo mayor; inferencia desde la similitud de algunas frases; deducción desde un verso; deducción desde dos versos; inferir algo desde lo general a lo particular; inferencia desde los particular a lo general; las similitudes en donde se encuentren; deducción desde el contexto (Avot de R. Nathan 37). Estas reglas no son nada de claras, pero nos hablan de una actitud que se perfeccionará hasta llegar al Talmud. Esa libertad interpretativa en relación a la Torá que viene dada por la realidad a la que se debe responder. La Torá fue revelada por Dios pero ahora le pertenece al pueblo. Son los sabios quienes tienen que lidiar con ella y tratar de aplicarla a cada circunstancia de la vida, por muy insignificante que aparezca.
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El consejo de los sabios como regla interpretativa entre los fariseos y los saduceos de Jerusalén
Tanto los saduceos, como fariseos y esenios interpretaban y aplicaban de manera particular la Torá (Halaka). Josefo habla específicamente que los fariseos interpretaban los textos sagrados (Guerra 2, 162–63). Comparándolos con los fariseos, el mismo autor da a entender que los saduceos también interpretaban la ley (Ant 18,16). De hecho cuando Juan Hircano le quita el poder a los fariseos y se acerca a los saduceos, se habla que benefició la interpretación que éstos hacían de la Torá (Ant. 13, 296). Esto quiere decir que cada grupo tenía su propia escuela interpretativa de la Ley. Esto era especialmente cierto en el caso del Sábado donde, por ejemplo, en el caso de los esenios vemos su interpretación en Filón QOP, 81–83; API (Hypothetica) 7.10–7.14 (359–60) [630] y en Josefo, Guerra 2, 147–49. Otro tema importante de debate era el año sabático y jubileo donde, refiriéndose a los esenios, Filón escribe en API (Hypothetica) 7.15–7.20 (360–61) [631–32]. También lo concerniente a la pureza e impureza donde también sobre los esenios: Filón, QOP, 84–85; API (Hypothetica) 11.1–11.18 [632]; Josefo, Guerra 2, 128–29, 137–40. Los sacrificios y la reglas concernientes al templo, Josefo Ant. 18, 18–19. Sobre los juramentos, respecto a los esenios en Josefo, Guerra 2, 143; y entre los fariseos, Ant. 18, 14–15. Reglas del comer, respecto a los esenios en Josefo Guerra 2, 143–44, y en relación a Bannus quien vivió en el desierto en Vita 11. Leyes sobre el incesto, por ejemplo en Filón , API (Hypothetica) 7.1 (357) [628]. Gracias a estos autores, y también a las fuentes cristianas, sabemos que estas disputas halakikas eran fundamentales en judaísmo del segundo templo. Además de estos asuntos generales, existía una disputa más particularizada entre saduceos y fariseos respecto a los siguientes, entre otros, temas: la presentación del incienso en el Yom Kippur y el juramento del sumo sacerdote el mismo día ( M. Yoma, 1, 5); la libación del agua en ciertas fiestas (BT Sukka 48b); la refutación de testigos que han conspirado en juicios (BT Hagiga 15b); aspectos del sacrificio individual de un sujeto (BT Menahoth 65a); la impureza de las manos (M. Yadayim 4, 6); el daño a los sirvientes (M. Yadayim 7); el divorcio; el día después del sábado (BT Menahoth 65a).
Lo que es de especial interés es constatar que a pesar de las diferencias estos dos grupos, los fariseos y los saduceos de Jerusalén, se regían por el siguiente principio: A pesar que nuestra interpretación es diferente, no vamos a actuar de acuerdo a ella, no de acuerdo a la opinión de los sabios. Esto quiere decir que si bien ambos grupos reconocían las diferencias se sometían a la opinión de la mayoría de los sabios de la época. No hay una interpretación estricta o monolítica de la Ley, como la de los esenios o cristianos. Es el dialogo entre los sabios, la realidad y la Torá la que dicta el actuar de la comunidad. En el mundo fariseo este principio se vislumbra en la misná Rosh Hashanah 2, 8–9. En este texto se subraya la autoridad final del juicio de los sabios, incluso sobre lo que pueda dictar la realidad, el sentido común, o la lógica. En otras palabras el concenso de los sabios está sobre cualquier "verdad" o "sabiduría" revelada". Para más detalles: H. Newman, Proximity to Power and Jewish Sectarian Groups of Ancient Periods, 184-237
Lo que es de especial interés es constatar que a pesar de las diferencias estos dos grupos, los fariseos y los saduceos de Jerusalén, se regían por el siguiente principio: A pesar que nuestra interpretación es diferente, no vamos a actuar de acuerdo a ella, no de acuerdo a la opinión de los sabios. Esto quiere decir que si bien ambos grupos reconocían las diferencias se sometían a la opinión de la mayoría de los sabios de la época. No hay una interpretación estricta o monolítica de la Ley, como la de los esenios o cristianos. Es el dialogo entre los sabios, la realidad y la Torá la que dicta el actuar de la comunidad. En el mundo fariseo este principio se vislumbra en la misná Rosh Hashanah 2, 8–9. En este texto se subraya la autoridad final del juicio de los sabios, incluso sobre lo que pueda dictar la realidad, el sentido común, o la lógica. En otras palabras el concenso de los sabios está sobre cualquier "verdad" o "sabiduría" revelada". Para más detalles: H. Newman, Proximity to Power and Jewish Sectarian Groups of Ancient Periods, 184-237
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Actitudes proféticas de Jesus y Jeremías en relación al Templo
Para entender la actitud profética de Jesús en relación al templo es bueno tener en consideración a Jr 7, 9-14:
¿De modo que roban, matan, cometen adulterio, juran en falso, queman incienso a Baal, siguen a dioses extranjeros y desconocidos, 7,10: y después entran a presentarse ante mí en este templo que lleva mi Nombre, y dicen: Estamos salvados, para seguir cometiendo las mismas maldades?7,11: ¿Creen que este templo que lleva mi Nombre es una cueva de bandidos? Atención, que yo lo he visto —oráculo del Señor—. 7,12: Vayan a mi templo de Siló, al que di mi Nombre en otro tiempo, y miren lo que hice con él, por la maldad de Israel, mi pueblo. 7,13: Y ahora, por haber cometido tales acciones —oráculo del Señor—, porque les hablé sin cesar y no me escucharon, porque los llamé y no me respondieron, 7,14: por eso trataré al templo que lleva mi Nombre, y en el que ustedes confían, y al lugar que di a sus padres y a ustedes, de la misma manera que traté a Siló.
En este texto Dios no rechaza los sacrificios per se, sino la presunción del pueblo de que el templo y su servicio son una realidad garantizada. Si Israel cae en la impureza moral, cometiendo robos, idolatrías, asesinatos y adulterios (7,9), entonces el templo y los sacrificios no tendrán aval. Jr en este texto pone el acento en el problema del robo (7,11), contrapoiéndolo con otros crimenes que nos podrían parecer más graves como el asesinato o el adulterio. Y es que el tema del robo o estafa podría considerarse de especial preocupación (Jr 6,13.20), lo mismo que Jesús en relación a los cambistas. En ambos casos lo ofensivo es ofrecer a Dios un sacrificio que tiene como base algo robado, una actitud etica y sacrificialmente errada. En el caso de Jeremías este robo tiene como base la actitud de la gente que sirve en el templo; para Oseas, en cambio, el robo tiene como base las desigualdades sociales escandalosas. Como sea, la impureza moral tiene como consecuencia el profanar la tierra y el templo.
¿De modo que roban, matan, cometen adulterio, juran en falso, queman incienso a Baal, siguen a dioses extranjeros y desconocidos, 7,10: y después entran a presentarse ante mí en este templo que lleva mi Nombre, y dicen: Estamos salvados, para seguir cometiendo las mismas maldades?7,11: ¿Creen que este templo que lleva mi Nombre es una cueva de bandidos? Atención, que yo lo he visto —oráculo del Señor—. 7,12: Vayan a mi templo de Siló, al que di mi Nombre en otro tiempo, y miren lo que hice con él, por la maldad de Israel, mi pueblo. 7,13: Y ahora, por haber cometido tales acciones —oráculo del Señor—, porque les hablé sin cesar y no me escucharon, porque los llamé y no me respondieron, 7,14: por eso trataré al templo que lleva mi Nombre, y en el que ustedes confían, y al lugar que di a sus padres y a ustedes, de la misma manera que traté a Siló.
En este texto Dios no rechaza los sacrificios per se, sino la presunción del pueblo de que el templo y su servicio son una realidad garantizada. Si Israel cae en la impureza moral, cometiendo robos, idolatrías, asesinatos y adulterios (7,9), entonces el templo y los sacrificios no tendrán aval. Jr en este texto pone el acento en el problema del robo (7,11), contrapoiéndolo con otros crimenes que nos podrían parecer más graves como el asesinato o el adulterio. Y es que el tema del robo o estafa podría considerarse de especial preocupación (Jr 6,13.20), lo mismo que Jesús en relación a los cambistas. En ambos casos lo ofensivo es ofrecer a Dios un sacrificio que tiene como base algo robado, una actitud etica y sacrificialmente errada. En el caso de Jeremías este robo tiene como base la actitud de la gente que sirve en el templo; para Oseas, en cambio, el robo tiene como base las desigualdades sociales escandalosas. Como sea, la impureza moral tiene como consecuencia el profanar la tierra y el templo.
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Hillel el viejo y los pobres
La sensibilidad de Hillel el viejo en relación a los pobres se puede apreciar en la misná Shevi´it 10, 3 donde leemos: Si el préstamo se hizo con declaración expresa y oficial de que no se cancelaría con el año séptimo, no se cancela. Esta es una de las cosas que ordenó Hillel el viejo. Cuando observó que la gente se retraía de hacer préstamos, quebrantando lo que está escrito en la Torá: Guárdate de que se alce en tu corazón este bajo pensamiento.... estableció el prosbol. Lo que está en cuestión aquí es la conveniencia o no de dar prestamos a las personas antes del año sabático. La Torá dice que sí se puede dar prestamos, el problema radica en que los prestamistas no lo hacían porque con la llegada del año sabático la deuda quedaba cancelada. Recordemos que Jesús abogaba por la aplicación del año sabático y la anulación de todas las deudas a los más pobres. Hillel es de otra opinión. Para preservar la comunidad, pensaba, era necesario no aplicar el año sabático para que los pobres pudieran tener acceso a los prestamos que tanto necesitaban para poder sobrevivir. Condonar las deudas era lo mismo que no tener acceso a prestamos, lo que significaba la ruina de los pobres.
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