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Channel: Tomás García Huidobro sj
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Los rabinos reaccionan ante la divinización de Adán

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Las especulaciones sobre Adán en los primeros siglos de nuestra era produjeron algunas contundentes reacciones rabínicas. Esto es especialmente cierto en relación a aquellas tradiciones que hablaban de la condición cuasi divina de Adán antes del pecado, y de la adoración de los ángeles ante la imagen divina que portaba Adán, etc.  Y es que elevar tanto la condición adámica corría el riesgo de convertirlo en una especie de segundo Dios…algo así como un segundo poder en el cielo. ¿No era acaso lo que había sucedido con la secta de los cristianos? ¿No habían elevado la condición de Jesús, el segundo Adán, convirtiéndolo en un segundo Dios? En BerB 8,10 leemos una advertencia en contra de confundir a Adán con un ser divino. R. Hoshaiah dijo: Cuando el Santo, bendito sea, creó a Adán, los ángeles le confundieron con un ser divino y querían exclamar: “Santo” delante de él  [aquí los ángeles quieren alabarlo al modo de Dios siguiendo Is 6,3]. ¿A qué nos recuerda esto? A un rey y a un gobernador que iban sentados juntos en un carro, y el pueblo de las provincias querían decirle al Rey “¡Domine!” pero no sabían cual de los dos era el rey. ¿Qué hizo el rey? Puso al gobernador fuera del carro, así todos podían reconocer que era sólo el gobernador y no el rey.  De igual forma, cuando el Santo, bendito sea, creó al primer hombre, los ángeles le tomaron por un ser divino y querían exclamar delante de él “Santo”. ¿Qué hizo el Santo, bendito sea? Hiso que el sueño cayera sobre el hombre, y así todos sabían que era un mortal. Por eso está escrito: “Dejen de confiar en el hombre    que solo tiene un soplo de vida en la nariz: ¿Para qué estimarlo tanto?” (Is 2,22).  Adán, argumentan algunos rabinos respondiéndoles a los cristianos, no sólo es un ser mortal, sino que no tiene ninguna participación en la creación. En la Tosefta (tSanh 9,7; bSanh 38ª) se nos dice que Adán fue creado al último. ¿Y por qué fue creado al final? Para que los herejes no puedan decir:  Dios tuvo un ayudante (Adán) en su trabajo de la creación. No solamente esto, también los rabinos saldrán al paso de cualquier especulación al modo de Filón sobre dos adanes, uno terrestre y otro celestial.  Por lo tanto Adán fue creado sólo/como un singular, para enseñaros que cualquiera que destruya una sola alma de Israel, la escritura la imputa como culpable de haber destruido un mundo completo. Más aún, Adán fue creado sólo en bien de la paz de la humanidad, para que nadie puede decir  “mi padre es más grande que el tuyo”. Y lo más importante,  para que los herejes no puedan decir: “Hay muchos poderes que gobiernan en los cielos” (m Sanh 4,5). De nuevo, la preocupación fundamental del rabinismo primitivo, principalmente en conflicto con los cristianos, es subrayar la Unicidad de Dios. Ahora bien, un último matiz...recordemos la entrada sobre la reacción de San Atanasio respecto a la divinización de Adán (San Atanasio reacciona frente a la cristología adámica).
También era contraria...precisamente porque quiere destacar la figura de Jesús por sobre la de un mero segundo Adán.  Para más detalles:  Peter Schafer, The Jewish Jesus, p. 197-213.

El seguimiento de Jesús como medida interpretativa de la Ley en Mateo

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Cuando vemos la relación entre Jesús y la Torah en el Evangelio de Mateo nos sorprende el texto de 8,21-22 en el contexto del discipulado: Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Pero Jesús le dijo: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. Lo que Jesús está diciendo en este texto es que el seguirlo es el más importante de los mandamientos que el hombre pueda imaginar. Y es que no puede ser de otra manera cuando consideramos que el enterrar al padre es una obligación de gran importancia en el judaísmo del tiempo de Jesús.  Un texto rabínico pertinente es m.Ber 3,1 que nos dice que una persona desconsolada está exenta de rezar la plegaria diaria del Shema (“escucha Israel”) y de las 18 bendiciones.  Aquel, cuyo pariente yace muerto delante de él, está exento de recitar la Shema y de orar la oración (de las 18 bendiciones) y de vestir el tefillin. Lo que se nos está diciendo en este texto es que la obligación de guardar la pureza asociada con el vestir el tefillin y las oraciones más importantes (la shema y las 18 bendiciones) pueden ser ignoradas cuando ha muerto un ser cercano. Cuando muere un pariente lo más importante es darle una digna sepultura. Los rabinos discutirán hasta cuando la persona puede ser considerada impura por estar en contacto con el cadáver y hasta cuándo puede abstenerse de sus oraciones… pero este no es el punto. La cuestión es que para Mateo el seguimiento de Jesús no guarda excepciones, es absoluto,  todo se posterga en virtud de este mandamiento. Así el seguimiento de Jesús se convierte en una medida interpretativa de la Ley mosaica. 

La oración de Jesús según Niceforos

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La oración de Jesús toca el corazón de la espiritualidad ortodoxa. Tiene una clara conexión con la idea del observar constantemente lo que va ocurriendo en el corazón. Sólo contemplar y volver el corazón una y otra vez a la oración de Jesús. Un texto notable respecto a su práctica lo encontramos en Niceforus, monje del monte Athos (XIII) quien la explica en términos coloquiales:  Debemos buscar un maestro espiritual que no se encuentre en el error, sus lecciones nos mostrarán cuando nos alejamos a la derecha o a la izquierda del camino y nuestros excesos en materia de atención…Si no puedes encontrar uno, reza a Dios en contrición del corazón y con lágrimas, apela a Él en tu desnudez y haz lo que Él te diga.

Tú sabes que nosotros respiramos, y nuestro aliento va dentro y va fuera, sólo por razón de nuestro corazón… Por lo tanto, y como he dicho, siéntate, recoge tu mente,  atráela- estoy hablando de tu mente-  y que tu  aliento tome el camino para alcanzar el corazón desde los agujeros de tu nariz. Condúcelo, fuérzale a descender hacia tu corazón con el aire que tú estás aspirando. Cuando esté allí, tú contemplarás el siguiente gozo: no tendrás nada sobre qué arrepentirte. Como un hombre que ha estado fuera de casa por un largo tiempo no puede sino alegrarse al ver a su esposa e hijos, así el espíritu te dota de alegría y gozo indescriptibles cuando se reúne de nuevo con el alma…

Luego debes saber que mientras tu espíritu habite allí no debes permanecer en silencio o ocioso. No tengáis más ocupación o meditación que el clamar: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mi”. Bajo ninguna circunstancia daos descanso. Esta práctica protege a tu espíritu de divagaciones y lo hace inexpugnable e inaccesible frente a las sugerencias del enemigo,  y lo eleva cada día en amor y deseos de Dios.


Pero si a pesar de todos tus esfuerzos, hermano, no tienes éxito en el entrar a tu corazón como te lo he enseñado, haz lo que te he encomendado y con ayuda de Dios va a realizar tu cometido. Tú sabes que la razón del hombre tiene su habitación en el pecho. De hecho es en nuestro pecho donde, a pesar que nuestros labios estén cerrados, nosotros hablamos, tomamos decisiones, componemos oraciones y salmos…Luego de sacar todos los pensamientos de este poder racional, y se puede si lo quieres, hazte presente en la oración: “Señor Jesucristo ten piedad de mí”, y fuérzate repetir estas palabras interiormente, excluyendo cualquier otro pensamiento. Cuando, con el tiempo, te hagas maestro de esta práctica, ésta te abrirá la entrada al corazón (PG 147, 961-966).

Pablo y el Templo: el cuerpo como templo de Dios

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En otras entradas hemos visto la importancia que tenía el templo de Jerusalén para Pablo (ver: Pablo y el templo: el sacerdocio y el ministerio a los gentiles.Pablo y el Templo: La comunidad donde habita la Santidad de DiosEl matrimonio mixto, la pureza sexual, y el templo ). Hoy queremos ver otro texto que apunta al mismo sentido. Se trata de la pregunta de 1Cor 6,19: ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?  Las primeras palabras “¿O no sabéis?” (ἢ οὐκ οἴδατε ὅτι ) nos recuerdan a 1Cor 3,16-17 que también comienza con una pregunta retórica que supone un conocimiento ya adquirido por la comunidad: somos el templo donde habita el Espíritu de Dios.  El contexto, sin embargo, es distinto. Ya no se trata de una polémica en contra de quienes quieren dividir la comunidad alegando pertenecer a Apolo, Pedro, o Pablo mismo. El contexto ahora es, por una parte, la conducta sexual escandalosa (para Pablo) de algunos miembros de la comunidad cristiana: uno duerme con la esposa de su padre (1Cor 5, 1-8), otros duermen con prostitutas (1Cor 6,15); y por otra,  diferentes consejos que responden a preguntas concernientes al matrimonio (1Cor 7,1-16). Al final, la frase que explica este contexto de 1Cor 6, 19 es: Todas las cosas me son lícitas, (1Co 6:12). Esta frase, seguramente repetida por los miembros de la comunidad,  es interpretada por algunos como la posibilidad de poder hacer cuanto me plazca por la libertad (que relativiza todo) ganada por Cristo.  Pero, ¿es esto verdad? ¿Puedo hacer lo que verdaderamente me de en gana por cuanto todo se ha relativizado en Cristo? 


La respuesta de Pablo apunta a una dimensión social (como en 1Cor 3,16-17) como personal: la comunidad y el individuo son templo del Espíritu de Santidad que es propio de Dios.  Efectivamente, Pablo habla del “cuerpo” (σῶμα), término que no sólo se refiere a un sujeto determinado, sino que refiere a una realidad colectiva, la comunidad, compuesta de diferentes miembros (1Cor 12,12.14. 26-27). Es por lo mismo que Pablo pregunta en 1Cor 6,15: ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, acaso, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo! Y es que lo que yo haga con mi cuerpo tiene repercusiones en el templo que es la comunidad. Lo que está detrás de esta sentencia es Gn 2,24, pero entendido no sólo desde una perspectiva individualista, sino también comunitaria. Lo que yo haga, como miembro de un cuerpo mayor, afecta al templo que es la comunidad entera. Este planteamiento también está presente en el castigo propuesto para el hombre que se acostaba con la mujer de su padre: entregad a ese tal a Satanás para la destrucción de la carne (εἰς ὄλεθρον τῆς σαρκός ), a fin de que el espíritu (τὸ πνεῦμα) sea salvo en el día del Señor Jesús (1Cor 5,5). Como veis en este anunciado se habla de la “carne” y del “espíritu” sin preposiciones. Esta ambigüedad abre la puerta a una doble interpretación que no se contradice: se trataría del “cuerpo” del sujeto y de la comunidad (que es un cuerpo formado por varios miembros) y del “espíritu” en las mismas acepciones individuales y colectivas (ver: El cuerpo de Dios (I)...aproximaciones generalesEl Cuerpo de Dios (II)....visiones y erotismo). La inmoralidad de la persona en cuestión atañe al templo del individuo y de la comunidad. Lo que está en juego es el concepto de la Santidad, tan importante cuando estudiamos el templo de Jerusalén. La Santidad implica pureza, la separación desde lo profano para hacerse apto a lo divino. De ahí entendemos una frase como la de 1Cor 6,13: el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo.  Para más detalles: John R. Levison, “The Spirit and the Temple in Paul´s Letters to the Corinthians”, en: Paul and his Theology, Brill, p. 200-207.

Levi y Qahat: el mesianismo sumo sacerdotal.

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En mi blog no le he prestado suficiente atención a un apócrifo judío muy relevante para entender el mesianismo sacerdotal en el judaísmo del tiempo de Jesús. Se trata del Testamento de Levi. En este texto, Levi, el hijo de Jacob, a través de una serie de visiones, sube a los cielos donde es ungido como sumo sacerdote y donde se le promete una descendencia sacerdotal legítima hasta cuando el mesías sumo sacerdote traiga a plenitud el final de los tiempos. Entonces Levi prefigura a un mesías sumo sacerdote que parte del pueblo de Israel esperaba junto al mesías real. Ahora bien, Levi no es el único mesías sumo sacerdote que esperaban algunos judíos.  En el Documento Arameo de Levi se habla de otro personaje que tiene muchos paralelos con la figura de Levi. Se trata de Qahat. Vamos por partes. El Documento Aremeo de Levi (DAL) fue escrito hacia el III o inicios del II a.c. Siete copias fueron descubiertas en Qumrán, y fragmentos en el documento del Cairo Geniza y en el monte Athos. De acuerdo a DAL 11,5-7 Qahat nació en una fecha propicia de acuerdo al calendario solar: el primer día del primer mes del año, cuando el sol despuntaba (Jesús también nace marcado por acontecimientos cósmicos). El nombre que porta, Qahat, significa “asamblea” y hace referencia a la misión que tiene que cumplir: “ser una asamblea para todo el pueblo y para que tenga por siempre el sumo sacerdocio para Israel” (11,5-6) (el nombre “Jesús” también implica una misión). En el  fragmento encontrado en el monte Athos se agrega una frase a estos últimos versículos: “y él (Qahat) y su descendencia será una autoridad para los reyes, un sacerdocio para Israel”. Lo que resulta interesante en esta frase es la relación que se establece entre los atributos reales y sacerdotales, al modo del Sal 110 o del Testamento de Levi 11,6.


Otro documento relacionado con Qahat es el Testamento arameo de Qahat encontrado en las cuevas del Qumran (4Q542). La preocupación en este documento es la trasmisión de enseñanzas sacerdotales. Así, Qahat aconseja a sus descendientes: “Ateneos a  las palabras de Jacob vuestro padre, y …a las prescripciones de Abrahán y a la justicia de Levi y a la mía, y sed santos y puros de toda [impureza]…ateniéndoos a la verdad…Y me daréis, hijos míos, un buen nombre, y será gloria  para Leví y gozo para Jacob y exultación para Isaac y honor para Abrahán, porque habréis guardado y llevado la heredad que os dieron vuestros padres, la verdad, la justicia, la rectitud, la perfección, la pureza, la santidad y el sacerdocio según todo lo que os ordené y según todo lo que os enseñé…(4Q542 Col.I 7-13). Por lo tanto, este escrito está preocupado, al modo del Testamento de Levi o Jubileos, en preservar unas enseñanzas sacerdotales que el grupo cree provienen de un pasado remoto. Este pasado se remonta, pasando por Abrahán, a Noé. De nuevo en el DAL vemos que Levi, habiendo sido revestido y ungido sumo sacerdote, es instruido por Isaac: “Cuando nosotros aprendimos que yo era sacerdote del Altísimo, el Señor de los cielos comenzó a instruirme y a enseñarme la ley del sacerdocio” (5,8). ¿De dónde provienen estas enseñanzas? De acuerdo a las corrientes que estamos examinando (DAL 10,10), como de Jub 21,10, del mismo Noé quien ofrece el primer sacrificio luego del diluvio (Gn 8,20).  Y aquí conectamos estas tradiciones con otras fuentes, lamentablemente fragmentarias, que hacen de Noé una figura prominente, el segundo Adán, el primer sacerdote instruido por los ángeles…. Para más detalles: Michael Stone, Ancient Judaism, New Visions and Views, W.B. Eerdmans, Grand Rapids, 2011, p. 36-42.

Pablo y el Templo: el momento de la intolerancia (2Cor 6,14-7,1).

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En varias entradas hemos visto la relación entre Pablo y el templo de Jerusalén (ver: Pablo y el templo: el sacerdocio y el ministerio a los gentiles.;Pablo y el Templo: La comunidad donde habita la Santidad de DiosPablo y el Templo: el cuerpo como templo de DiosEl matrimonio mixto, la pureza sexual, y el templo). Hoy queremos analizar otro texto importante, 2Cor 6,14-7,1: No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? (14) ¿O qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo? (15) ¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: HABITARÉ EN ELLOS, Y ANDARÉ ENTRE ELLOS; Y SERÉ SU DIOS, Y ELLOS SERÁN MI PUEBLO. (16) Por tanto, SALID DE EN MEDIO DE ELLOS Y APARTAOS, dice el Señor; Y NO TOQUÉIS LO INMUNDO, y yo os recibiré. (17) …Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios (7:1). El principio general desde el cual se plantean una serie de preguntas retóricas en el texto es la no conveniencia de establecer una unión con los incrédulos . Esta unión sería siempre desigual. El tono es de intolerancia y confrontación, y para ello se contraponen imágenes como la de la justicia y la iniquidad; la luz y las tinieblas; Cristo y Belial; el creyente y el incrédulo; el templo y los ídolos. ¿Cómo entender este tono tan violento sobre todo cuando Pablo suele ser tan inclusivo con los paganos? El contexto que explica el uso de la imagen del templo ya no es el peligro de la división de la comunidad (1Cor 3, 16-17) o la inmoralidad sexual (1Cor 6,19), sino los temores y la incertidumbre que Pablo manifiesta respecto a lo que va a encontrar en su próxima visita a la comunidad de Corintios(2Cor 12,20-21). La insistencia paulina sobre la comunidad como templo, con la consecuente santidad exigida, puede sugerir que los cristianos de Corintios todavía no hacían propios ese símbolo y seguían con una conducta equívoca especialmente con su vecinos y conocidos paganos de toda la vida. Es verdad que en relación al matrimonio entre cristianos y gentiles Pablo no había sido del todo radical y había alentado el no romper la unión con la contraparte pagana (1Cor 7,10-16). Es verdad que en relación a la comida sacrificada a los ídolos  y la comensalía con paganos también fue permisivo (1Cor 23,11,1). De hecho la misión de Pablo no se entiende sino entre los gentiles (Rm 15,16). Si Pablo ahora se muestra tan restrictivo en la interpretación de textos como Lv 26,11-12; Ez 37,27; Is 52,11, todos presentes en 2Cor  6,14-7,1 es porque la comunidad se ha mostrado incapaz de comprender el rico carácter de exclusividad y universalidad de la imagen del templo…ha ido demasiado lejos en permisividad, interpretando de una manera demasiado carismática algunas fórmulas bautismales como Gal 3,27-28. Pablo cree, entonces, que es tiempo de endurecer su discurso. Se acabo el recreo.  Para más detalles:John R. Levison, “The Spirit and the Temple in Paul´s Letters to the Corinthians”, en: Paul and his Theology, Brill, p. 207-213.

En Bielorrusia...al fin en Bielorrusia!

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Queridos amigos!! En Bielorrusia...al fín en Bielorrusia. Hace años que tenía deseos de visitar este país. Había escuchado mucho de la Iglesia Católica por estos lados. Se dice que es una Iglesia en busca de su identidad bielorrusa, con una gran influencia polaca, en medio de una gran presión rusa. ¡Qué combinación!Como el tiempo es tan corto me llevaré solo impresiones. Llegué hace diez días. Terminé una tanda de Ejercicios Espirituales con un compañero jesuita a un grupo de monjas, y ahora estoy empezando una segunda a sacerdotes y más monjas. Entre medio he podido ver algo de los campos, capillas, y una rápida visita a Minsk. Estoy encantado. La gente me ha parecido estupenda. El eslavo es un pueblo tan interesante y tan complejo. En general son tan abiertos...y llevan esa profundidad o melancolía tan propia. Cada vez que doy Ejercicios, y especialmente en contextos culturales (y lingüísticos) tan distintos a los propios, es una profunda llamada al cambio personal. Para mí, esto pasa por aprender  a escuchar. ¡Me cuesta tanto escuchar! Dar Ejercicios es, entre tantas cosas,  aprender a estar atentos a desde dónde escucho al otro. Son tantos condicionamientos, experiencias, y prejuicios que me impiden escuchar de verdad. Dejar al otro ser otra persona. El otro es el verdadero sujeto y agente de su vida y de su encuentro con Dios. ¡No intervenir! Más bien, dejar que Dios se encuentre con el sujeto...al modo propio del sujeto. ¡Aunque no lo entienda! ¡Aunque me parezca super conservador o super liberal! Esto requiere un constante "escucharse a sí mismo"...mirar las propias reacciones...y soltar, para volver al sujeto de manera más limpia y abierta. No ser un impedimento del encuentro entre el sujeto y Dios...Ya cuando regrese a Novosibirsk pienso escribirles de nuevo. Gracias por su apoyo y oraciones. 

El trabajar por la paz de acuerdo a Mateo

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Los discípulos de Jesús son descritos con distintos apelativos en el Evangelio de Mateo. En las bienaventuranzas se les llama los “pobres de Espíritu” (Mt 5,3), siguiendo a Is 61,1 y Is 66,2. Otra de las definiciones del discípulo en Mateo, y de acuerdo a las bienaventuranzas, es  aquel “que trabaja por la paz” (Mt 5,9). El sustantivo griego que está detrás es eirene que implica “ausencia de guerra”, la palabra hebrea es Shalom que tiene un campo semántico bastante más rico. En hebreo Shalom implica “completar”, “dar plenitud”,  y se aplica a la salud física, espiritual, e incluso material, de la persona. R. Hillel habla de los discípulos de Aarón como aquellos que aman y buscan la paz, amando a otros, y acercándolos a la Torah” (m. Avot 1,12). Una historia rabínica que ilustra el significado de trabajar por la paz dice  que “cuando dos hombres han peleado, Aarón iba y se sentaba con uno y le decía: “Mi hijo, mira lo que tu compañero está haciendo. Se está golpeando el pecho y rasga sus vestiduras exclamando: “¡ Hay de mí! ¿Cómo puedo levantar mis ojos y mirar a mi compañero? Estoy avergonzado delante de él ya que he sido yo quien lo ha ofendido”. Aarón podía estar sentado con él hasta que éste haya removido toda enemistad de su corazón. Entonces Aarón iba y se sentaba con el otro individuo y le decía de la misma manera: “Mi hijo, mira lo que tu compañero está haciendo. Se está golpeando el pecho y rasga sus vestiduras exclamando: “¡Hay de mí! ¿Cómo puedo levantar mis ojos y mirar a mi compañero? Estoy avergonzado delante de él ya que he sido yo quien lo ha ofendido”. Aarón podía estar sentado con él hasta que éste haya removido toda enemistad de su corazón. Más tarde, cuando los dos se encontraban, se besaban y abrazaban (Abot de Rabi Nathan A, 12).  La paz  implica el buscarla diligentemente, como lo hacía Aarón, sabiendo que es una gracia de Dios (Is 32,17; 54, 13; Salm 37,11). Los pobres de Espíritu y los que trabajan por la paz definen, en parte, el discipulado de Jesús de acuerdo a Mateo. 

Sobre el cómo la sabiduría nos atrae a la contemplación divina (Filón de Alejandría)

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La imagen veterotestamentaria de la sabiduría es fundamental para entender el desarrollo de la primera cristología cristiana y de la mística judía medieval. En el primer caso porque se aplicará a Jesús muchas características sapienciales que lo harán "pre-existente". En el segundo caso, porque el místico judío concentrará sus esfuerzos en producir la unión entre los aspectos femeninos de Dios (la Sekinah , la Sabiduría) con Dios mismo (masculino) en una relación erótica-mística. En ambos casos se supone a la Sabiduría como un ser divino independiente de Dios (y al mismo tiempo, parte de la unidad divina). Filón de Alejandría es muy importante porque nos muestra hasta qué punto, en ciertos círculos cultos del siglo I, se hablaba de la sabiduría como una característica personificada de Dios, como Esposa (ver:La Sabiduría como esposa de Dios en Filón de Alejandría y Dios y la Sabiduría como Padre y Madre de los hombres en Filón de Alejandría) y como Hija de Dios (ver: La Sabiduría como Hija de Dios en Filón de Alejandría ).  La sabiduría, para Filón de Alejandría, bendice y atrae con su belleza a los hombres, y así, estos llegan a estar más cerca de Dios. La sabiduría se convierte en mediadora entre Dios y los hombres (al modo como Jesús será entendido más tarde). El filósofo escriben en De plantanione  23-24: Por eso se dice en los sagrados oráculos que aquellos que perseveran en la búsqueda insaciable de sabiduría y conocimientos han sido llamados hacia lo alto. Es que por Divina disposición aquellos sobre los que ha soplado Su aliento son llamados hacia la Divinidad en las alturas. 24. En efecto, si a veces los árboles incluso con sus raíces son arrastrados por huracanes y tempestades hacia el aire, y naves de gran tonelaje pesadamente cargadas son arrebatadas del medio del mar cual si se tratase de los más livianos objetos, y lagos y ríos son llevados hacia lo alto, dejando la corriente vacíos los senos de la tierra cuando los potentísimos y tortuosísimos remolinos de los vientos la elevan; extraño sería que la inteligencia, liviana como es, no fuera levantada y elevada hasta las más remotas alturas por la naturaleza del Divino espíritu, todopoderoso y triunfador sobre cuánto hay debajo; y lo sería sobre todo en el caso de la inteligencia del genuino filósofo.

Fijémonos que en este texto no se nos dice que  el hombre deba hacer algo, esforzarse, o seguir un método. Por el contrario, es un regalo inesperado que lo transforma completamente sin que se lo proponga. La sabiduría eleva al hombre a un estado contemplativo en el que todo conocimiento humano se relativiza en comparación con lo divino. En De Sacrificiis Abelis et Caini 78-79 el filósofo reconoce la importancia del estudio de los clásicos de la literatura y la poesía, sin embargo,  cuando el resplandor de la sabiduría adquirida sin estudio se nos ha encendido de improviso sin que lo previéramos ni esperáramos; cuando esta sabiduría, tras abrir los cerrados ojos del alma, nos convierte en espectadores de la sabiduría, en vez de oyentes de ella, colocando en nuestra inteligencia al más rápido de los sentidos, la vista, en lugar del sentido del oído, que es más lento; entonces resulta ocioso ya el ejercitar los oídos por medio de las palabras.  Por eso también se dice: "Comeréis lo viejo y lo viejo de lo viejo, pero además sacarás lo viejo de la presencia de lo nuevo" (Lev. XVI, 10);...una vez que Dios haya hecho brotar en el alma los vástagos del saber adquirido sin maestros, hemos de abolir y extirpar de inmediato los conocimientos adquiridos mediante el estudio, los que, por otra parte, ya tienden a desaparecer y derrumbarse de por sí. Es, en verdad, imposible que el discípulo de Dios, el pupilo de Dios, el alumno de Dios, o como deba llamársele, soporte en adelante la guía de los mortales.

La creación, el templo y la desobediencia.

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Los relatos de la creación en la antigüedad no tienen un interés científico, no explican una cosmología de carácter material, como las contemporáneas (el big bang, por ejemplo). Más bien procuran proporcionar un fundamento cósmico para el significado y propósito de la vida humana. El por qué estamos en esta tierra. En ese sentido la historia de Adán y Eva apunta a responder a la pregunta del significado de la vida no sólo de una nación, sino de la humanidad entera. Consideremos que los descendientes de la primera pareja son 70 naciones en total (Gn 10), número que simboliza a la totalidad. Recordemos también que 70 eran los ángeles que fueron destinados, cada uno, a guardar una nación. Además cuando Jacob y su familia descendieron a Egipto, eran 70 personas (Gn 46; Ex 1); a su vez, cuando Israel abandonó el Sinaí, camino a la tierra prometida, eran 70 familias (Nm 26). Todo esto implica que Adán, como el primer hombre, y Eva, como el principio de la vida, simboliza al pueblo de Israel como microcosmos de la humanidad entera. En otras palabras, la humanidad entera se refleja en la historia de Israel. 

Es importante considerar también que la historia de la creación de Adán y Eva tiene un final abierto que contiene su culmen con  la entrega de la Ley en el Sinaí. En el relato del Sinaí se nos dice que  la gloria del SEÑOR reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día, Dios llamó a Moisés de en medio de la nube (Ex 24,16). Mientras Moisés es protegido en la cumbre del Sinaí por la nube del Señor, se le dan las instrucciones para la construcción del Santuario (Ex 25-31). En estas instrucciones se sigue una vez más el patrón propio de la creación del Gn 1:  a través de siete “discursos” que concluyen con el mandamiento de observar el sábado al séptimo día (Ex 25, 1; 30, 11.17.22. 34; 31, 1.12). Ahora bien, lo interesante es que en este relato de la “creación” del Ex,  el esfuerzo del hombre se suma a la obra creadora de Dios (a diferencia de la primera creación) y participa activamente del Sábado.  Moisés, y con él el pueblo de Israel, son co-creadores junto con Dios de la obra creadora que alcanza su plenitud con la construcción del tabernáculo. Esta narrativa termina con la frase Y Moisés terminó el trabajo, la que nos lleva, de nuevo, al relato del Gn. La creación está incompleta hasta que no se construya el tabernáculo. Una vez recibida la revelación Moisés desciende  de la montaña con su rostro radiante como resultado del encuentro divino (Ex 34, 29-35). Una vez con los Israelitas, Moisés devela el proyecto para la construcción del tabernáculo (Ex 35-40). Entonces los sacrificios diarios comienzan (Ex 29, 38-42), tal como nos lo dice el Lv 9, 23-24: Y Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del SEÑOR apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de la presencia del SEÑOR que consumió el holocausto y los pedazos de sebo sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo gritó y se postró rostro en tierra. Ahora bien, ¿por qué Dios consumió el sacrificio? ¿Es que acaso salió algo mal?

Al igual que Adán y Eva desobedecieron a Dios en el Jardín del Edén, el culto mosaico se transforma en algo inapropiado, no querido por Dios. Es por ello que éste consume el holocausto (ver Lv 10,2), en vez de la conclusión natural de cualquier sacrificio, esto es, la incineración del altar, la eliminación de los restos fuera del campamento, o bien el consumir los restos por una persona calificada. Que Dios haya consumido el sacrificio significa sólo una cosa: Aaron, como sumo sacerdote, y sus cuatro hijos han sido negligentes en sus obligaciones, lo que hace que Moisés los reprenda (Lv 10,16-20). Esto explicaría también el por qué en el Yom kippur el sumo sacerdote ofrece un sacrificio por los pecados de su familia. Ahora bien, de acuerdo a otras tradiciones, también presentes en el Ex, hay otras circunstancias que definen este “segundo pecado original” (por llamarlo de alguna manera).  Se trataría de la adoración del becerro de oro (Ex 32-34), el cual sería la analogía a la desobediencia de Adán y Eva. Leemos en el Génesis Rabbah 19,9 que Dios dijo: tal como yo conduje a Adán en el Jardín del Edén y le di un mandamiento que él desobedeció, con lo cual yo le castigué con la destitución y expulsión y lloré exclamando: ekah ¡Cómo pudo ser esto!, lo mismo la nación de Israel….Tal y como yo traje a Adán y Eva al Jardín del Edén, así traje a mi pueblo en la tierra de Israel y les di mis mandamientos. [Como Adán y Eva] ellos también desobedecieron mis mandamientos y los castigué con la destitución, la expulsión y lloré exclamando ekah ¡cómo pudo ser esto! La creación ha quedado imperfecta...el fin de la historia ha quedado abierta. Para el pueblo de Israel el final se configura a partir de la llegada del Mesías y la reconstrucción del Templo. Para más detalles: Gary A. Anderson, The Genesis of Perfection, p.15.199-208.

Podcast 1: La Experiencia del Resucitado

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¿Cuál es la experiencia religiosa fundante del cristianismo? ¿Desde qué experiencia se desarrollan y expanden estas primeras comunidades de creyentes desde palestina al oriente y occidente?  La respuesta es una y categórica. Es la experiencia del resucitado…esto es, una vivencia no deja lugar a duda sobre su realidad para quien la experimenta. Normalmente, cuando pensamos en la resurrección recordamos episodios narrados en los evangelios como la aparición a la Magdalena o a los discípulos de Emaús. Yo siempre he mirado con suspicacia estos relatos. La primera razón porque son relatos donde el contenido teológico está hasta tal punto entrelazado con la narrativa que hace imposible distinguir donde comienza uno y termina el otro. La segunda razón es de carácter más práctico: ¿serían acaso suficientes los escasos relatos de apariciones del resucitado para generar tal desarrollo y expansión de la nueva secta judía de los cristianos? Tuvo que haber habido algo más potente, carismático, o amplio  que explique el temprano desarrollo cristiano.

La verdad es que la experiencia de la resurrección es mucho más que las apariciones del resucitado tal como nos lo cuenta Mateo, Lucas o Juan. Pongámoslo en los siguientes términos. El cristianismo primitivo fue una explosión de profecías, revelaciones, y visiones que tenían principalmente como objeto  la Gloria divina revelada en el Mesías exaltado (real y sumo sacerdote). El ejemplo más claro es el de Pablo (LaCristofanía...o mal llamada conversión de Pablo) quien nos dice que vió a Jesús como Señor (1Cor 9,1); que Jesús se le apareció (1Cor 15, 8); que Dios tuvo a bien revelarle a su Hijo (Gal 1,8.12); que fue testigo de la revelación de la Alianza en Gloria (2Cor 3,8-9.18; 4,4.6);  conocimiento de Cristo Jesús mi Señor (Fil 3,8); recibió misericordia (2Cor 4,1); recibió autoridad (2Cor 10,8;13,10); recibió gracia (Rom 1,5; 15,15; 1Cor 3,10;15,10; Gal 1,9); Dios le envió a predicar a Cristo (1Cor 1,17). La conversión del apóstol de los gentiles se produce cuando Dios reveló a su hijo en mí para que lo predicara a los gentiles (Gal 1,16). Todas estas expresiones hablan de una experiencia de visionaria muy importante de Cristo la que servirá para justificar su autoridad, su misión, sus esfuerzos, su pensamiento, y su ejemplo. Más que un llamado profético, tal como lo narra Lucas en Hechos, la conversión de Pablo tiene que ver con una experiencia extática, con fuertes contenidos apocalípticos y visionarios, que le mueven a entender que verdaderamente Jesús es el Señor.

El lenguaje ocupado por Pablo para hablar de sus experiencias religiosas tiene que ver con su transformación, con el pasar de un estado a otro, con el llegar a ser Cristo (Laimagen y gloria de Cristo como ideario místico en Pablo). Una de las claves para interpretar su ideario se encuentra en 1Cor 15,49: “Así como hemos llevado la imagen del hombre terrestre, llevaremos también la imagen del celeste”. Los creyentes están llamados a conformarse con la imagen o cuerpo de Cristo.  Veamos otro ejemplo, Rm 8,29 donde es Dios quien conforma a los creyentes en la imagen de su Hijo: “ A los que escogió de antemano los destinó a reproducir la imagen de su Hijo, de modo que fuera él el primogénito de muchos hermanos”. O leamos 2Cor 3,18: “Y nosotros todos, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y nos vamos transformando en su imagen con esplendor creciente, bajo la acción del Espíritu del Señor”; y Fil 3,20-21: “ Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos recibir al Señor Jesucristo, él transformará nuestro cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para dominar todas las cosas”. Esta transformación, o hacerse a la imagen de Jesús, no es otra cosa sino el reflejar la gloria divina. Esto es lo que lo padres de las iglesias orientales han llamado acertadamente, la divinización del hombre.

Os invito a escuchar el podcast: Podcast1: LaExperiencia del Resucitado

El Dios Padre en el Gnosticismo Valentiniano

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Hace un tiempo atrás estudiamos las características fundamentales del Padre Invisible, esto es la divinidad en referencia a sí misma, de acuerdo a la obra gnóstica setiana más importante, el Apócrifo de Juan (La idea del Padre Invisible en el Apócrifo de Juan ). En esa entrada descubrimos que la teología negativa era uno de los rasgos más distintivos al momento de hablar de Dios. Esto quiere decir que Dios es absolutamente distinto a cualquier cosa que podamos decir de Él, lo que hace que el predicar lo que Él  no es es la forma más adecuada de aproximarnos al misterio. Hoy quiero invitarlos a ver cómo la escuela gnóstica valentiniana se aproxima al mismo problema. ¿Qué podemos decir de Dios? El texto que veremos es el Tratado Tripartito (NHC I, 5, 51,1- 138,27), quizás el documento que explica de manera más clara el gnosticismo valentiniano. De Dios se dice que es el Padre, que como el Uno, es InefableEl Padre es Uno solo, como un número, puesto que es el Primero y el que es sólo él mismo (51,10-11).  Al modo de la teología negativa se nos dice que es inimitable e inmutable: Pero el Uno solo, que es únicamente el Padre, es como una raíz con un tronco, ramas y frutos…es inimitable e inmutable (51, 15-25). Nadie es dios o padre para Él:  Puesto que es inengendrado, no hay ningún otro que lo haya engendrado, ni ningún otro que lo haya producido” (51, 29-34). No tiene principio ni fin:  “él es quien lo ha engendrado (al Todo) y lo ha producido. No tiene principio ni fin” (52,5-9).   Es invariable en su eterna existencia: tampoco es posible que cualquier otro lo transforme en una forma diferente, bien sea reduciéndolo o alterándolo o disminuyéndolo, porque es así en el sentido propio de la verdad como es inalterable, el que reviste la inmutabilidad” (52, 28-39).  No se le puede cambiar ni reducir en ningún sentido: Y tiene más, es decir, la carencia de todo celo, para que sea posible descubrir que quienquiera que posea algo se lo debe a él, porque lo da, no siendo mermado ni agotado por lo que da” (53,13-19). Supera cualquier denominación:    “Por lo tanto, ninguno de los nombres concebidos, dichos, vislumbrados o imaginados, ninguno de ellos se le atribuyen, aun cuando sean los más brillantes, venerables y honorables” (54,5-10). Está más del entendimiento humano:  “es imposible a ningún intelecto concebirle y tampoco podría palabra expresarle, ni ojo alguno verlo, ni cuerpo apresarlo, a causa de su insondable grandeza, de su incomprensible profundidad, de su inconmensurable altura y de su ilimitada voluntad” (54,19-29); “Siendo alimento, gozo, verdad, alegría y reposo, lo que concibe, lo que ve, lo que dice, lo que tiene como pensamiento, está sobre toda sabiduría supera todo intelecto y supera toda gloria y supera toda belleza y toda suavidad y toda grandeza y toda profundidad y toda altura, así, pues, el que es incognoscible en su naturaleza, que posee todas las grandezas que ya he mencionado, si quiere dispensar conocimiento para que pueda ser conocido, por la sobreabundancia de su suavidad, tiene capacidad para hacerlo así” (55, 15-39). Hasta aquí hay una experiencia común entre estas dos escuelas gnósticas....una  experiencia de la inmensidad de Dios. Haced el ejercicio de imaginaros a Dios a partir de estas descripciones...¿qué sucede?  

Simón el Nuevo Teólogo: el rostro resplandeciente de Dios en Cristo

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Simón el nuevo teólogo (949-1022) fue un monje y más tarde superior del monasterio de San Mamas en Constantinopla. Sus escritos son notables porque hablan de sus experiencias religiosas de manera viva y personal. Son textos interesantes, además, porque nos ayudan a entrar en la delicada sensibilidad cristiana oriental. En una ocasión, mencionando a su padre espiritual, Simón el piadoso, escribe que éste me condujo de la mano como quien lleva a un hombre ciego hacia el origen de las fuentes, esto es, hacia las sagradas escrituras y hacia Tus mandamientos divinos…Continúa luego dirigiéndose a Dios y describiendo la experiencia de la luz divina reflejada en el rostro del resucitado, el corazón del misticismo ortodoxo. Un día mientras me apresuraba para tomar mi baño diario, Tú me encontraste en el camino, Tú que ya me habías atraído desde el lodazalEntonces por vez primera la luz pura de tu Rostro divino brilló delante de mis débiles ojos… Desde aquel día, Tú has retornado a menudo a la fuente, Tú zambulliste mi cabeza dentro del agua, dejándome ver el esplendor de tu luz, entonces, de pronto, Tú puedes desaparecer, Tú te haces invisible, y todavía no puedo entender quién eres…Finalmente Tu te dignaste a revelar el temible misterio: un día cuando parecía que Tú me sumergías una y otra vez en las aguas, rayos luminosos me rodearon. Yo vi rayos emanando desde tu rostro junto con las aguas, lavado por estas aguas radiantes yo fui llevado fuera de mí mismo y embelesado en éxtasis (ver: Los rostros luminosos que reflejan la gloria de Dios y Los rostros luminosos de Moisés y Enoc)

Fijémonos como esta experiencia tiene como fundamento la experiencia del propio Pablo. Continúa Simón: Por algún tiempo yo viví en este estado. Entonces por Tú gracia, yo fui llevado a contemplar un misterio aún más increíble. Yo te vi tomándome y llevándome a los cielos, yo no sabía si estaba en mi cuerpo o no, sólo Tú lo sabes, Tú, el único que me ha creado (ver: El tercer cielo, el paraíso, y Pablo.)

Volviendo en mí, gemí en una dolorosa sorpresa de verme abandonado. Pero pronto, Tú te dignaste revelarme Tu rostro, como el sol brillando en el cielo abierto, sin forma, sin apariencia, sin revelarme quien eres Tú…

Todavía gimiendo, yo fui en Tu búsqueda, el Incognoscible. Golpeado por el dolor y la aflicción, me olvidé completamente del mundo, nada de los sentidos permaneció en mi mente. Entonces Tú te apareciste, Tú, el Invisible, el Inentendible, el Intangible, y sentí cómo Tú purificabas mi inteligencia, abriendo los ojos de mi alma, dejándome contemplar de manera más completa tu gloria, Tú que crecías progresivamente en la luz…Me pareció, Oh Señor, que Tú, el Inamovible, te estabas moviendo, Tú, el que no cambia, estabas cambiando, Tú, el que no tiene rostro, adoptabas una imagen…Tú brillaste fuera de toda medida, Tú apareciste completamente en todas las cosas, y te vi claramente. Entonces me atreví a preguntar: “¿Quién eres Tú, Oh Señor?”

Por primera vez, Tú me dejaste, a mí un malvado pecador, escuchar tu voz suave. Tú hablaste de manera tan atenta que yo temblé y me asombré, preguntándome cómo y por qué Tú me has bendecido con estas gracias. Me dijiste: “Yo soy Dios quien se ha hecho hombre por amor a ti. Tú me has deseado y me has buscado con toda tu alma, por esta razón desde ahora serás mi hermano, mi amigo, el heredero de mi gloria…” (Vie Spirituele, XXI, 1931, 305-309).

Pablo antes de San Pablo: el celo por la ley

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Pablo antes de San Pablo (antes de su conversión) ilumina mucho de lo que pudieron ser algunos fariseos del tiempo de Jesús. Mal que mal Pablo había pertenecido al grupo de los fariseos. Y no había sido uno cualquiera. Pablo habla de su antigua manera de vivir en el judaísmo(Gal 1,13) y de como aventajaba en el judaísmo a muchos de mis compatriotasmostrando mucho más celo (ζηλωτὴς) por las tradiciones de mis antepasados (Gal 1,14). El término “Ἰουδαϊσμοζ ” es interesante porque no ocurre en ninguna otro texto del NT. Donde sí lo encontramos es en 2Mac 4,13 donde se le utiliza para explicitar, de manera nacionalista, la religión de los judíos en contraposición con los helenistas sirios. Es un término defensivo y confrontacional (ver también: 1Mac 1,60-63). Algo de este nacionalismo religioso encontramos también en la Carta a Aristeas 139-142: En su sabiduría el legislador (Moisés)…nos rodeó de palizadas y de murallas de hierro para prevenirnos de mezclarnos con otros pueblos en cualquier orden de cosas…él nos cubrió todos los lados con observancias estrictas en relación con la comida y la bebida…y de acuerdo a la manera de nuestra Ley. Esta es la confidencia en la carne (identidad judía) de la que se jacta Pablo en Flp 3,5-6: circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo (5), en cuanto al celo(ζῆλος), perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible (6).

En esta descripción de Pablo antes de San Pablo el celo es un elemento que se repite para definir la manera en que el apóstol se relacionaba con el judaísmo  y la ley. ¿A qué se refiere el celo?  De nuevo el contexto histórico post-macabeo nos descubre un período donde varios grupos se distinguían por separarse de los elementos paganos. Los fariseos mismos se definían como aquellos que se “separaban” del resto para mantenerse fieles a la ley mosaica (escrita y oral) en el marco de la Alianza con Dios. Algunos textos bíblicos fundamentaban tal opción: Gn 34; Nm 25,6-13; 1Rey 18; 2Rey 10,16-17.30; 1Mac 2,23-27. 49-68. El celo fariseo se manifestaba en Pablo precisamente en su afán de separarse de cualquier influencia pagana (o judía inadecuada) que lo alejase de fidelidad a la Alianza Mosaica. Además, Pablo dice de sí mismo  que en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible (Flp 3,6). Esto quiere decir, en el contexto de la teología de la Alianza, que el apóstol se entendía salvado por la gracia de Dios, manifestada en la elección del pueblo judío entre todos los pueblos,  y, en consecuencia, se esforzaba en mantenerse fiel bajo el amparo de esta Alianza. Esto implicaba, entre otras cosas, expiar a través de sacrificios cuando pecaba.

Este “celo” e “irreprochabilidad” se manifestaría, especialmente, en aquellos aspectos de la Ley que distinguían al judío de los gentiles: la circuncisión (Gn 17, 9-14), el sábado (Ec 31, 12-17; Is 56,6) (y otras fiestas), y las reglas de pureza ( Lv 20,22-26) (incluida las dietas:  1Mac 1, 62-63). Esto es lo que la mayoría de las veces San Pablo llamará “trabajos de la Ley”, esto es, aquellos aspectos de la ley que distinguen a Israel de todos los demás pueblos.  Es lo que define “el privilegio de Israel” sobre todos los pueblos.  Lo que separa a Israel de los demás. Para más detalles: James G. Dunn, The Theology of Paul the Apostle, p. 346-359.

Despidiéndome de Novosibirsk

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Después de tres años y un poco más en la "capital" de Siberia, voy partiendo a Salamanca, España, por cinco meses para completar mi formación como Jesuita. Pasaré por Viena, como es ya costumbre, a hacer mi retiro de la oración de Jesús. A mi regreso recibiré un nuevo destino...de todas maneras en tierras de la ex URSS, pero no sé en dónde. En realidad me da igual. Les agradezco mucho su compañía, apoyo, y oraciones. Siento que este tiempo me he hecho cada vez más sacerdote, monje (¡un monje jesuita!) y más oriental. El vivir tan lejos de tu lengua, tus lugares y tu gente (tantos países...tantos años) hace que vaya aprendiendo poco a poco lo que a todos nos enseña la vida sea donde sea que nos encontremos. Goza del encuentro con la gente, especialmente con los que amas, pero no te quedes atado a ellos.  Déjalos partir. No los necesitas para ser feliz hoy. No lo necesitas para ser alguien. Sólo ámalos, y suelta todo lo demás. Fueron grandes momentos. Los disfrute. El monje va aprendiendo poco a poco a vivir y nutrirse de la soledad y de la presencia constante de Dios. Amar desde la libertad. Sin esperar nada de nadie. Sin pedirle nada a nadie. Si lo te lo quieren dar, estupendo. Por lo pronto regresar a la presencia de Dios, una y otra vez, a su nombre constantemente. Desde donde sea...desde tu dictador, desde tu pecador, desde tu santo, desde tu perfeccionista....da igual, lo importante es volver a la unidad de la presencia de Dios. Especialmente para aprender a escuchar y dejar al otro ser verdaderamente otro.

En esta nueva etapa que inicio quiero definir mi blog como EXPERIENCIAS RELIGIOSAS Y ESCRITURAS. Seguiré poniendo entradas relativas a este tema. Agregaré, además,  un podcast al mes, que os ayude a sintetizar de manera sencilla distintos artículos. Por lo demás estáis invitados a visitar mi web de podcast: Experiencias Religiosas y Escrituras. La siguiente entrada os la enviaré ya desde España.

Podcast 2: Conviviendo con los ángeles, la comunidad del Qumrán.

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Hoy estamos acostumbrados a considerar real sólo lo que se puede probar, constatar, tocar, objetivar. A la gente hoy, le cuesta hablar de experiencias religiosas que escapen a la experiencia cotidiana. Esto no era así en el tiempo de Jesús. En la antigüedad el mundo sobrenatural y el mundo del hombre convivían de una manera que hoy nos sorprendería. El hombre convivía con diferentes espíritus, los sueños se consideraban muchas veces un medio privilegiado de comunicación con el mundo sobrenatural, y el hombre en circunstancias especiales podía subir a los cielos para recibir revelaciones sobre el presente o futuro. Un ejemplo interesante lo constituyen la comunidad judía del Qumrán cerca del Mar Muerto donde los monjes  experimentaban cómo en sus liturgias podían acceder al templo celestial, la contraparte divina del templo de Jerusalén, para alabar junto a los ángeles, a Dios sentado sobre su trono (ver: Los Canticos del sacrificio sabático...alabando a Dios junto a los ángeles). Más aún, los miembros experimentaban una transformación tal que se percibían como ángeles alabando a Dios. Varios escritos como Los Cánticos del Sacrificio Sabático; Hodayot; las Reglas de la comunidad, las oraciones diarias (4Q 503), las Canciones del Sabio (4Q510-11), las Palabras de las luminarias (4Q505-506), las Bendiciones (4Q286-290), y la Regla de la guerra, apuntan a una comunión de vida estrecha con los ángeles.

Pongamos por ejemplo a 1QSb 4, 24-28 en el libro de las Bendiciones (ver: Más sobre ángeles y el Qumran...). Esta bendición, muy probablemente dirigida al sacerdote, demuestra claramente cómo la comunidad se siente participando de la liturgia celestial y cómo la distancia entre lo angélical y lo humano se diluye: Tú serás como un ángel del rostro en la morada santa para la gloria del Dios de los Ejércitos...Tú estarás alrededor sirviendo en el templo del reino, compartiendo el lote con los ángeles de la faz y el consejo de la comunidad... por el tiempo eterno y por todos los períodos perpetuos. Porque verdad son todos tus juicios. Te ha hecho santo entre tu pueblo, como lumbrera que alumbra el orbe con conocimiento y que ilumina la faz de los numerosos... consagrado para el santo de los santos, porque serás santificado para él y darás gloria a su nombre y a sus cosas santas. Este, entre tanto ejemplos, nos ayuda a comprender que la idea de verdadera humanidad realizada para la comunidad del Qumran tenía relación con la transformación angelical. Ahora bien, la liturgia celestial llega a su culmen cuando la naturaleza transformada del monje se une con la estructura física del templo celestial en alabanzas a Dios (ver: El Templo celestial alaba a su Dios). En el cantico séptimo de los Cánticos del Sacrificio Sabático leemos: “Alabad con ellos, vosotros, todas las fun[daciones del santo de] los santos, los pilares de soporte del firmamento el más elevado, y los todos los ángulos de su edificio. Cantad al Dios que es terrible en poder [todos los espíritus del conocimiento y de la luz], para exaltar juntos el firmamento espléndidamente brillante del santuario de su santidad (4Q 403 col I. 41-44).
  

Por último, para los miembros del Qumrán la convivencia con los ángeles no se limitaba solamente al ámbito litúrgico. Ellos tenían la certeza que al final de los tiempos pelearían en un mismo ejército, codo con codo, con los ángeles o hijos de la luz en contra los hijos de las tinieblas aliados del imperio romano (ver: La guerra santa en 1QRegla de la Guerra (combatiendo junto a los ángeles a los hijos de las tinieblas)). La guerra santa, esto es pelear junto con los ángeles, exige cumplir con estrictas reglas de pureza (1QRegla de la Guerra VII, 3-7) para así ser protagonistas de la batalla definitiva contra el mal. Leemos en 1QRegla de la Guerra: (I, 9-12): Y en el día en el que caigan los Kittim (los romanos) habrá un combate y destrucción feroz ante el Dios de Israel, pués éste será el día fijado por él desde antiguo para la guerra de exterminio contra los hijos de los tinieblas. En este día se enfrentarán para gran destrucción la congregación de los dioses y la asamblea de los hombres. Los hijos de la luz y el lote de las tinieblas guerrearán juntos por el poder de Dios, entre el grito de una multitud inmensa y el clamor de los dioses y de los hombres, en el día de la calamidad. Será un tiempo de tribulación para todo el pueblo redimido por Dios. De todas sus tribulaciones, ninguna será como ésta, desde su inicio hasta que se complete la redención eterna.  

Lavarse las manos, ¿antes o después de comer? (Mt 15,2-3)

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En Mt 15,2-3 (Mc 7,1-8; Lc 11,38) encontramos un comentario a una práctica que no está en la Ley escrita, sino que era parte de la Ley oral, el lavado de las manos. ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los mayores? Pues no se lavan las manos antes de comer. Es interesante constatar que el texto no se cuestiona la validez de la tradición oral... La tradición oral no está en cuestión. Fariseos y seguidores de Jesús parecen darla por sentada. Esto explícita hasta qué punto ambas comunidades compartían un background común. El punto está en que los seguidores de Jesús no se lavaban las manos antes de comer. ¿Implica esto que sí lo hacían después de comer? Es interesante constatar un texto de la misná que bien puede retrotraerse más atrás del año 70 y que versa sobre este asunto: La escuela de Shammai dice: Uno debe lavarse las manos y después de servir la mesa. Pero la escuela de Hillel dice: uno debe servir la mesa  y luego lavarse las manos. La escuela de Shammai dice: El lava sus manos en una servilleta y la deja sobre la mesa. Pero la escuela de Hillel dice: El la deja sobre la almohadilla. La escuela de Shammai dice: Uno debe barrer la casa y luego lavarse las manos. Pero la escuela de Hillel dice: Uno debe lavarse las manos y luego barrer la casa (m.Ber 8.2-4).  Puede ser que el punto no es el lavarse o no las manos, menos la validez de la tradición oral...sino más bien cómo aplicar esta ley: ¿antes o después de comer?

El Hijo en el Tratado Tripartito

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Hace algunas entradas veíamos las similitudes de la idea del Dios Padre entre el Apócrifo de Juan y el Tratado Tripartito (ver: El Dios Padre en el Gnosticismo Valentiniano ). La teología negativa es la perspectiva común entre estos paradigmáticos tratados del gnosticismo setiano y valentiniano. Además de la teología negativa, como en todo gnosticismo, se entiende que desde la divinidad van emergiendo una serie de eones, en parejas, que van perdiendo perfección a la medida que se van alejando de la fuente primera. Sin embargo, las diferencias se apuntan de inmediato. En el Apócrifo de Juan la naturaleza fontanal de Dios hace que este se refleje en sus aguas y luz, emanando a Barbelo. En P4 leemos: Este Barbelo es la Sofía superior, la imagen de la luz del Padre, figura del Invisible, Potencia perfecta, perfecto Eón de Gloria. En el Tratado Tripartito, la primera emanación del Padre tiene claras reminiscencias cristianas. No se habla de Barbelo sino del  Hijo. Existe también una clara jerarquía entre el Padre y el Hijo, además de obviarse la explicación del cómo se generó al segundo: “Porque al igual que el Padre es en el sentido propio aquel antes del cual no existe ningún otro y aquel después del cual no existe ningún otro inengendrado, así también el Hijo es en el sentido propio, aquel antes del cual no existe otro, y después del cual no existe otro hijo… primogénito, porque ninguno existe antes que él, hijo único, porque ninguno existe después de él” (57,10-30). El Padre descansa sobre el Hijo, y la relación entre ellos generará a la tercera persona de esta concepción trinitaria gnóstica. 

Conociendo a los Fariseos: Pablo de Tarso.

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En otra entrada estudiamos a Pablo antes deSan Pablo, esto es la vida del apóstol como fariseo antes de su conversión. En aquella entrada veíamos que lo que caracterizaba su ser fariseo era el celo y la irreprochabilidad en el cumplimiento de la Ley, especialmente en todo lo que distinguía al judío como pueblo elegido (teología de la Alianza) en relación a los paganos a quienes se les asociaba con la idolatría y la inmoralidad sexual. Lo que distinguía a los judíos de los paganos desde el punto de vista paulino era principalmente la  circuncisión, el sábado, y la pureza. Cabe preguntarse, ¿coinciden estas características paulinas con lo que sabemos a través de otras fuentes de los fariseos? 

Comencemos reconociendo que no es mucho lo que sabemos sobre los fariseos. Una de las razones es que las fuentes con las que contamos no son muy imparciales al momento de describirlos. Por ejemplo, el NT se refiere a ellos como personas muy preocupadas de detalles técnicos de la Ley (Mt 23,23-28; Lc 11,37-44);  como hipócritas preocupados de la opinión de la gente y que cargan a los demás de responsabilidades que son incapaces de asumir (Mt 23,4); reconocen junto a la ley escrita, la ley oral (o tradición de nuestros padres) (Mc 7,5; Mt 15,2; Gal 1,14); les preocupa el cómo reconocer al mesías (Mc 12,35-37) y cómo plantearse ante la autoridad romana (Mc 12, 13-17). Ahora bien, a pesar de estos prejuicios (propio de peleas entre grupos más bien cercanos), los temas que interesan a los fariseos en el NT coinciden en gran medida con los que desarrollarán los rabinos en el futuro: la comida, los impuestos, la agricultura, las fiestas religiosas, la pureza y el matrimonio. Esto no quiere decir que los rabinos procedan en línea directa de los fariseos, puesto que hay que considerar también las influencias sacerdotales y escribas, pero algo de eso hay.

Uno esperaría encontrar más información sobre los fariseos a partir de la propia literatura rabínica, sin embargo esto no es así. En general la literatura rabínica posterior es escueta al hablar de los perushim, algunas veces, incluso, es crítica y les acusa de hipocresía. Sin embargo, es necesario llamar la atención al hecho que dos protagonistas de la mishna, Gamaliel y su hijo Simón, son caracterizados como fariseos. Además la mayoría de los temas subrayados en la mishna son los que interesaban más a los fariseos: fiestas, pureza, impuesto, agricultura, matrimonio, comida. Hay una preocupación de llevar estos temas más allá de los límites del templo…a la vida ordinaria de la gente. Hacer de Israel un pueblo santo y sacerdotal.  No se puede negar una continuidad entre los fariseos y los rabinos…pero ojo, no es una continuidad matemática. El rabinismo es un fenómeno nuevo, una refundación del judaísmo (como lo fue el cristianismo), que bebe también de fuentes sacerdotales y escribas (el estudio de la ley, por ejemplo, era una característica sacerdotal y escriba). En cuanto a Josefo recordemos que él mismo fue fariseo por un tiempo cuando tenía 19 años (Vida, II, 10-12). El hecho que Josefo nos informe tan poco de los fariseos a lo largo de su obra hace dudar a algunos estudiosos de la veracidad de su pasado fariseo. Como sea, hay varios textos breves, en los que se refiere a los fariseos: Guerras Judías  1.5. 2-3, 110-104; 2. 8.14, 162-163.166; Antigüedades 13.10. 5-7, 288-299; 13.15.5-16.6, 398-432; Vida 38, 190-191, etc. En estos textos se caracteriza a los fariseos como cuidadosos intérpretes de la ley; con una profunda creencia en la providencia de Dios; que aceptan una ley propia y distintiva además de la mosaica; que buscaban el poder político, en la mayoría de los casos sin éxito, aunque con la notable excepción  de la influencia ejercida durante el reino de Alejandra Salome; creían en la inmortalidad del alma y la vida después de la muerte (quizás más bien en la resurrección).  

Los temas paulinos en relación a la distinción judía de los paganos, sí es una aproximación acertada para entender más el fariseísmo del tiempo de Jesús. Para más detalles: Lester L. Grabbe, An Introduction to Second Temple Judaism, p. 53-57


Gregorio de Palamas: Revelación y Divinización

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Hoy en día el creer en Dios se entiende como algo que se te da o no, algo que no depende de ti,  algo que adquiriste de tus padres, algo que puedes perder o recuperar según las circunstancias. Antes de la Ilustración esto no era así. El mundo sensible sólo era un reflejo de un mundo espiritual más eximio. Si uno reflexionaba adecuadamente sobre el mundo natural la inteligencia te conducía a Dios.  Para San Gregorio de Palamas, monje y teólogo ortodoxo, Dios le dio al hombre el mundo sensible que es una especie de reflexión del mundo que está más allá, y así es un medio que conduce al hombre a su creador (Homilia 3, PG 151, 36B). Esta idea tiene una clara raíz griega...y también judía. Una de las premisas teológicas de que Pablo da por sentada en sus iglesias, y por lo tanto no se distrae en explicar, es la presencia de Dios en el cosmos. Dios es reconocible a través de la creación del mundo (Rom 1, 20). Estas ideas  están presentes en diversas fuentes sapienciales (Sab 2,23; 7,26),  en Filón, y en fuentes paganas especialmente estoicas.  A pesar  de que Pablo reconoce la existencia de un mundo celestial inmensamente superior, nunca niega de la bondad de este mundo (1Cor 11,7; 10,26; Rom 8, 19-23; 14,14).  La creación se convierte así en un medio natural de la revelación divina. 

Para Palamas la creación no es el único medio para acceder a Dios. También lo es una ley moral inherente al hombre, y que el monje define como un juez infalible y un maestro infalible (Homilia 3, PG 151, 36B). Para Palamas, por lo tanto, el hombre no tiene excusa en relación al conocimiento de la existencia de Dios. 

Ahora bien, eso no significa desconocer que sobre cualquier revelación natural se eleva una revelación inmensamente superior, con la cual ninguna otra se puede comparar. En el centro de esta se encuentra la encarnación. Esta revelación es inmensamente superior porque no sólo afirma la existencia de un ser superior, sino que manifiesta el por qué el hombre vive, sufre, y se alegra en esta vida. La revelación divina en la encarnación habla no solamente de quién o cómo es Dios, sino del sentido de la existencia humana: la divinización. Dejemos hablar al monje: El Hijo de Dios se hizo hombre para mostrarnos hasta qué alturas él nos puede conducir; para advertirnos de la auto-exaltación del pensar que por nosotros mismos podemos asegurarnos la revocación de nuestra caída; para unirnos, con el verdadero mediador, con Él quien es divino y humano, y así desgarrar aspectos de nuestra naturaleza caída; para romper las cadenas del pecado; para purificar la contaminación que el pecado introdujo en nuestra carne; para demostrar el amor de Dios por nosotros; para hacer claro para nosotros la profundidad del mal en el que hemos caído, y que sólo la encarnación de Dios puede rescatarnos; para ser un ejemplo para nosotros de humildad y remedio para el orgullo de nuestro orgullo en la carne y en la pasión; para mostrarnos  como nuestra naturaleza al ser creada por Dios es buena; para ser el inaugurador y la garantía de la resurrección y la vida eterna, destruyendo la angustia; para hacer a los hombres hijos de Dios y participes de la inmortalidad divina, desde que El llego a ser Hijo del hombre y tomó para si la mortalidad; para mostrar como la naturaleza humana fue creada a imagen de Dios por sobre toda otra creatura, porque es tan similar a Dios que puede hacerse una hipostasis con El; para honrar incluso su carne mortal, de tal modo que los espíritus orgullosos no pueden pensarse superiores al hombre, y no pueden pensarse a sí mismos divinos porque son incorpóreos e innata inmortalidad; para unir lo que está separado por naturaleza, la humanidad y Dios, desde que Él llegó a ser mediador de la naturaleza divina y humana (Homilía 16, PG 151, 201D-204B). 
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