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La ley de la naturaleza, la ley no escrita, y la ley viviente en Filón

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Cuando estudiamos el tema de la Ley en el Judaísmo del segundo templo no hay que dejar pasar por alto la visión judeo-helenista de Filón de Alejandría. Tenemos que tener presente que para el filósofo hay dos temas que van a la par, la ley de la naturaleza y la Torá. Aquí se reconoce una clara influencia estoica en el autor, quienes reconocían que la razón guía humanidad para descubrir las leyes de la naturaleza. El cosmos se presenta ordenado, regido  por una ley que el filósofo define como la ley de la naturaleza o logos. Nada ocurre al azar. Nada es caótico. Las leyes de la naturaleza  fueron determnadas desde el principio cuando el mundo fue creado (QG 4.42). El mundo es como una megapolis que tiene un sólo gobernador, el logos de la naturaleza (Ios. 29). Esta ley está grabada en el universo (Ebr 141; Spec. 2.13). La naturaleza es la ley que Abraham siguió, y de hecho, cualquier persona que ocupe de  manera adecuada la razón conocerá las leyes y estatutos de la naturaleza. Estas leyes de la naturaleza ordena los planetas, los números, la música (Opif 13, 54,70). Para Filón en el relato de la creación de Moisés da cuenta que el mundo está en armonía con la ley y que cualquiera que observe la Torá está regulando sus acciones y propósitos  con la Naturaleza (Opif 3). El logos de la naturaleza se identifica con la razón y con la Ley de Dios (Torá) por cuanto esta última se ajusta a la primera (Spec. 2,37). Así por ejemplo, la ley de la naturaleza prohíbe tener relaciones con una mujer que esté menstruando (Spec. 3.32) lo mismo que la Torá. Los patriarcas seguían la ley de la naturaleza (Prob. 62; Abr 5-6, 276; Mos. 2.13). A diferencia de los estoicos, sin embargo, Filón reconoce que el dador de la ley de la naturaleza, y el fin de la misma, es Dios.

Además de la ley de la naturaleza, Filón de Alejandría reconoce la ley no escrita que vendría a ser la ley oral. Filón la define como las costumbres, esto es, las decisiones hechas y aprobadas por los ancianos (Spec. 4. 149ss). Estas leyes no escritas son partes de aquellas que guían a los judíos (Legat. 115; Hypoth. 7.6). Parte de estas leyes no escritas son físicas representaciones de la ley de la naturaleza (Abr. 5-6). Es más, los patriarcas se definen como leyes no escritas en el sentido que encarnaban las leyes de la naturaleza. La ley de la naturaleza es el concepto dominante, las leyes no escritas se convierte en un concepto adjunto a ésta.

Por último, hay otro concepto que ocupa Filón , la ley viva, que en el contexto helenístico hace referencia al rey, el amigo de Dios. Y es que en el pensamiento antiguo el rey viene a encarnar la ley misma. Para Filón el rey es aquel que es la ley viva porque encarna la ley de la naturaleza. El caso paradigmático es Moisés (Mos 1.162). Éste fue un rey por su bondad (148), odiaba el mal (149) y su finalidad era beneficiar a sus subditos (151). Además gozaba de una cercana relación con Dios (148), tanto que era considerado su partner (155) y amigo (156). Para Filón Moisés como rey era no solo el dador de la ley, sino la ley misma. En este sentido lo que quiere decir el filósofo es que Moises cumplía la ley de la naturaleza.
Para más detalles: John W. Martens, One God, One Law, p. 83-90

El retornar al Padre en el Evangelio de la Verdad

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En el Evangelio de la Verdad, todo viene del Padre y todo regresa a Él. Este retorno es llamado arrepentimiento (metánoia). Por este motivo la incorruptibilidad ha soplado y ha ido detrás del que ha pecado para que pueda descansar. Cristo es el medio que hace las personas puedan regresar al lugar donde pertenecen. Por esto se habló de Cristo en su medio para que los que estaban angustiados pudieran retornar y él pudiera ungirlos con el ungüento. Éste es la misericordia del Padre que tendrá misericordia de ellos (36, 10-20)El Padre conoce sus simientes como palabras en su Intelecto. Ellas provienen de su pensamiento por su intención inseparable de su voluntad. El es bueno. Conoce a sus simientes, porque es el que las ha sembrado en su paraíso. Pero su paraíso es su lugar de reposo. Este es la perfección en el pensamiento del Padre, y éstas son las palabras de su reflexión. Cada una de sus palabras es la obra de su voluntad única en la revelación de su Palabra (36,33-37,9). Como hemos visto, el fin de este movimiento es el conocer al que está oculto, y Éste es el Padre, del que ha salido el principio  hacia el que retornarán los que han salido de Él (37, 35-38,5). 

La Circuncisión para Josefo

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En una entrada anterior vi la necesidad de la circuncisión para los prosélitos judíos al rededor del cambio de era y para Filón. Este no es un tema trivial al momento de analizar las cartas paulinas. Me gustaría aportar nuevos textos a este debate. Primero entendamos el contexto: la conversión al judaísmo en la antigüedad era mucho más que un acto de piedad. Era la incorporación a un nuevo pueblo. Una nueva forma de sociabilización marcad por la Ley de Moisés y que se distinguía de las costumbres griegas y bárbaras. No era sumar una deidad más (como podría ser Isis o Dionisos) a un conjunto de dioses a los que la persona podía ser devota. Era la adopción de nuevo ethnos, con todo un conjunto de creencias y ética que implicaba. Es en este contexto donde cabe preguntarse sobre la circuncisión como condición de entrada al pueblo judío por parte de los gentiles. Y es que la circuncisión era la marca nacional por excelencia del pueblo Judío (Gn 17 9-14), de allí que en la revuelta macabea ésta se convirtiese en el símbolo de resistencia contra las tendencias helenísticas. Con todo, autores como Josefo no son del todo contundentes al respecto.

Para el historiador la circuncisión es la marca distintiva de la identidad judía (Ant. 1.192-193, 214; Ag.Ap 1.171). A pesar de ello cuando cuenta la historia de rey Izates y su madre Helena, que adoptaron las prácticas judías, proporciona datos contradictorios. Por una parte, Izates es aconsejado por Ananías, un comerciante judío, en el sentido que no necesita circuncidarse. Una segunda opinión, sin embargo, la de Eleazar el Galileo le indica que la circuncisión es absolutamente necesaria. Josefo, aclara más adelante que la opinión de Ananías implicaba que Izates podría adorar a Dios sin ser circuncidado (Ant. 20.41). Y es que para Ananías el adorar a Dios contaba mas que la circuncisión  (Ant. 20.38). ¿Es ésta la opinión de un judaísmo helenista del tiempo de Josefo? No es del todo claro, después de todo Ananías nunca dice que el sólo adorar a Dios hace de Izates un judío. El mismo rey Izates nunca se consideró un judío a no ser que circuncidara. Cuando Eleazar entra en escena recrimina duramente a Izates, precisamente porque el no circuncidarse era imperdonable.

Lo que podríamos concluir entonces es que de acuerdo a Ant. 20.34-48 la circuncisión es el paso definitivo de pasar de ser un simpatizante o temeroso de Dios a un judío. Esto no quiere decir que un temeroso de Dios no pudiese compartir la salvación de los judíos. Enfatizando la necesidad de circuncisión para Josefo veamos que éste nota que los idumeos fueron llamados judíos sólo cuando se sometieron a la circuncisión y la forma de vida judía (Ant. 12.258). De hecho, los mismos herodianos siempre enfatizaron en la necesidad de la circuncisión en sus políticas maritales con príncipes gentiles (Ant. 16.225; 19.355; 20,139. 145-146).  Para ser judío había que ser circuncidado. No hay otra. El punto es otro para los primeros cristianos. La lógica que opera es la de la salvación ya y ahora a través de la aceptación del mesías. Si la circuncisión no es requisito para ser salvado (sí lo es para pertenecer al pueblo judío), ¿para qué circuncidarse? Para más detalles: Crossing over Sea and Land, p. 29-36.


La circuncisión de los prosélitos en Filón de Alejandría

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En una entrada anterior vi la necesidad de la circuncisión para los prosélitos judíos al rededor del cambio de era. Este no es un tema trivial al momento de analizar las cartas paulinas. Me gustaría aportar nuevos textos a este debate. Primero entendamos el contexto: la conversión al judaísmo en la antigüedad era mucho más que un acto de piedad. Era la incorporación a un nuevo pueblo. Una nueva forma de sociabilización marcad por la Ley de Moisés y que se distinguía de las costumbres griegas y bárbaras. No era sumar una deidad más (como podría ser Isis o Dionisos) a un conjunto de dioses a los que la persona podía ser devota. Era la adopción de nuevo ethnos, con todo un conjunto de creencias y ética que implicaba. Es en este contexto donde cabe preguntarse sobre la circuncisión como condición de entrada al pueblo judío por parte de los gentiles. Y es que la circuncisión era la marca nacional por excelencia del pueblo Judío (Gn 17 9-14), de allí que en la revuelta macabea ésta se convirtiese en el símbolo de resistencia contra las tendencias helenísticas. Con todo, autores como Filón o Josefo no son del todo contundentes al respecto.

En Filón no encontramos una opinión clara respecto a la necesidad de circuncisión en todos los casos. En Queast. in Ex 2,2 el filósofo dice que lo que define a un prosélito no es la circuncisión sino la sumisión a Dios, porque éste circuncida sus deseos y placeres sensuales y otras pasiones del alma. Pero, ¿de quién está hablando Filón? ¿Se está refiriendo a un simpatizante del judaísmo o a un converso? En otro texto Filón se refiere a la iniciación en el judaísmo en términos de educación en la Ley de Moisés haciendo referencia omisa a la circuncisión (Virt. 178). ¿Significa esta omisión una negación a la necesidad de la circuncisión? El texto es ambiguo. Y esta ambigüedad se enfatiza cuando vemos otros textos donde se habla expresamente de la necesidad de la circuncisión para definir la identidad judía.  Es el caso de Quaest. in Gen 3,62: ¿Por qué Abraham circuncidó a los extranjeros de nacimiento? El hombre sabio es al mismo tiempo de ayuda y filantrópico. Él salva y llama no sólo a sus parientes y a aquellos que comparten su opinión, sino que también a los extranjeros de nacimiento. Si bien Filón no es del todo consistente, se podría concluir que no exenta a los conversos de la circuncisión.Para más detalles: Crossing over Sea and Land, p. 21-29.

La necesidad de la circuncisión y los temerosos de Dios

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En otras entradas hemos estudiado la circuncisión como condición para entrar en el pueblo Judío en Filón y Josefo. La designación de "judío", hemos dicho, es difícil de definir. Por ejemplo, si bien en Ex 12 , 43. 48-49 y Nm 9,14 se prohíbe ser parte de la Pascua si no se está circuncidado, en el Ezekiel el dramaturgo  esta condición no se menciona. Más aún, en algunos textos rabínicos se contabiliza como judío todo aquel que deniega de la idolatría (b.Meg 13a; b.Ned 25a; SifreNum 111). En otros textos, sin embargo, se exige al converso un sacrificio, el bautismo y la circuncisión (m. Ker. 2.1; bKer 8b-9a; m.Pesah 8.8; b. Pesah 92a; b.Yebam 46a-47b). Luego está la historia rabínica de tres gentiles que querían convertirse al judaísmo. El primero llega a Shammai y le dice que quiere aprender toda la Torá mientras se está sobre un pie. Shammai lo despide, entonces el gentil va donde Hillel el viejo quien acepta el desafío y le dice que toda la Ley se resume en la siguiente fórmula: Lo que no te gusta que te hagan no lo hagas a tu amigo. Esta es la base de la Torá. Todo el resto es comentario. ¡Ve y aprende! Otro gentil que quería convertirse al judaísmo va donde Shammai y le dice que la única condición es aceptar sólo la Ley escrita. Shammai lo despide, entonces el gentil va donde Hillel que acepta la condición y comienza enseñándole el alfabeto hebreo. Al día siguiente, le enseña de nuevo el alfabeto, pero esta vez confunde el orden de las letras, lo que confunde al gentil. Ante tal confusión Hillel le dice que es conveniente ir y aprender la necesidad de la Torá escrita y la oral. El tercer gentil se quiere convertir al judaísmo porque quiere llegar a ser sumo sacerdote. La liturgia y las cosas del templo le fascinan. De nuevo Shammai lo despide, y Hillel el viejo lo acoge. Finalmente, con Hillel, el gentil aprende que incluso el rey David no calificó para ser sacerdote porque descendía de la linea sacerdotal (b. Sabb. 31a; Abot R. Nat. 24ab). Estas historias, además de confirmar las distintas escuelas farisaicas, tienen algo en común. En ninguna se le exige al gentil la circuncisión. ¿Qué podemos concluir entonces? Que a pesar que no hay una doctrina uniforme, existe una tendencia, las reglas halakikas son claras respecto a la exigencia de la circuncisión; mientras que las historias hagadicas son más flexibles en la bifurcación en la definición del judío.  Y es que además las prácticas de incorporación debieron haber variado dependiendo de las regiones. Así, por  ejemplo, Epictetus hablando de los conversos en Roma parece conocer la práctica del bautismo y omite la obligatoriedad de la circuncisión (Diss. 2.9.20).

En general se pueden distinguir las siguientes circunstancias, cuando se trata de la formalización del paso de un converso al pueblo de Israel, la circuncisión era necesaria (o el matrimonio en el caso de una mujer). De este modo se adhería no sólo a un conjunto de valores, sino a un ethnos determinado. Otro era el caso de los simpatizantes. Estos lo podían ser por admiración filosófica (monoteísmo), simpatía ética, apoyo político etc. Estos podían incorporar ciertas prácticas judías como la observancia del sábado o la dieta judía, pero siempre en el marco de la sociedad greco-romana. Para ellos la circuncisión sería ir demasiado lejos. ¿Quiénes eran entonces los temerosos de Dios? Eran simpatizantes que atendían los servicios sinagogales, adherían al monoteísmo, guardaban algunas leyes judías, pero no llegaban a formar parte del pueblo judío a través de la circuncisión. En la Sinagoga de Acomia en Frigia se lee que el edificio fue erigido, entre otras personalidades, por Julia Severa. A través de otras fuentes sabemos que esta Julia era una noble romana casada con un alto magistrado romano Servenius Capito. La relación de Julia con la Sinagoga en cuestión pudo haber sido un asunto de mero patronazgo. Josefo, por su parte, cuando habla del origen de la riqueza del Templo menciona a los que adoran a Dios (distinguiéndolos de los judíos) en Asia y Europa (Ant. 14.110).  Por último mencionemos los numerosos temerosos de Dios mencionados por Lucas: el centurión de Cafarnaún, el centurión Cornelio, Lidia en Filipos, Jason en Tesalónica, Titius Iustus en Corinto.  Para más detalles: Crossing over Sea and Land, p. 36-51 

La Ley de la Naturaleza y la Torá en Filón

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Para Filón de Alejandría la Torá es la verdadera copia de la ley de la naturaleza.  Esta es una gran ventaja de parte del pueblo judío (Mos 2, 13.51). En todo caso seguir la Torá tiene claras ventajas: uno conoce el propósito de la Ley, la ama, y sabe que sus mandatos están en armonía con nuestra naturaleza (Praem. 82). Ahora bien, nosotros ya sabemos que los Patriarcas siguiendo la ley de la naturaleza lo que hacían era observar la Torá. Los patriarcas eran el protótipo de la ley escrita (Prob. 62). Abraham realizó la divina ley y los mandamientos divino (Abraham 275-276). La pregunta pertinente es, ¿puede una persona hoy realizar la ley de la naturaleza prescindiendo de la Torá? Esto es particularmente importante si consideramos que en la antigüedad  los gobernantes representaban a la ley viva. En principio los gobernantes podrían representar la ley viva, encarnar la justicia por así decirlo, pero en la práctica no sucede. También existen hombres, a parte de los gobernantes, que se guían sólo por la virtud y Dios, en otras palabras, por la pintura humana original que los sabios nos proveen (Prob. 62).  Sin embargo, aquí Filón no es consistente. Podrían existir tales personas, pero siempre conocen sólo parte de la ley de la naturaleza, o bien, han copiado sus leyes a partir de la Torá. Así, Filón admite que existen gentiles que siguen la ley de la naturaleza, por ejemplo en Spec. 2, 42-48, y hablando de aquellos que respetan el sábado. Otro ejemplo, es cuando Filón menciona a Zeno, el fundador de los estoicos, que según el filósofo debió haber conocido y copiado la Torá (Prob. 57), de otro modo no se explica la aplicación de leyes tan justas.  Sócrates también debió haber conocido y copiado la Torá.  Y es que son los judíos los que tienen la verdad que los gentiles adivinan de manera parcial en la ley de la naturaleza. Y es que las leyes de Moisés son firmes, inconmovibles, inamovibles, grabadas, como si lo fueran, con los cellos de la naturaleza misma  (Mos. 2,14). Esto hace que la Torá no pueda se denegada o modificada. Para más detalles: One God, One Law, p. -103-121

La Alianza de Cristo y la Alianza Mosaica en Hebreos

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En la Carta a los Hebreos el término diathhkh se utiliza para referirse a la Alianza Mosaica y la nueva que viene a realizar en Cristo las promesas de Jr 31, 31-34. La primera Alianza fue realizada por Dios con Israel una vez que lo ha liberado de Egipto. Constata Hebreos: Por eso tampoco la primera alianza se instituyó sin sangre. 9,19: Cuando Moisés terminó de recitar al pueblo todos los mandamientos de la ley, tomó lana roja y una rama de hisopo las mojó en la sangre de los becerros [y cabras], mezclada con agua y roció el libro de la ley y a todo el pueblo, 9,20: diciendo: Ésta es la sangre de la alianza que Dios establece con ustedes. 9,21: Igualmente con sangre roció la morada con todo el ajuar del culto. 9,22: Según la ley, casi todo se purifica con sangre, y sin derramar sangre no hay perdón. La utilización de la sangre en la primera Alianza es prefiguración de la Alianza inaugurada por Cristo. Este contraste se enfatiza cuando se revisa el siguiente texto de Ex: 

Entonces Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor; madrugó y levantó un altar en la falda del monte y doce piedras conmemorativas por las doce tribus de Israel.24,5: Mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer los holocaustos y ofrecer novillos como sacrificios de comunión para el Señor. 24,6: Después tomó la mitad de la sangre y la echó en recipientes, y con la otra mitad roció el altar. 24,7: Tomó el documento del pacto y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:
   —Haremos todo lo que manda el Señor y obedeceremos.
 
 24,8: Moisés tomó el resto de la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo:
   —Ésta es la sangre del pacto que el Señor hace con ustedes según lo establecido en estas cláusulas.


El autor de Hebreos establece una fuerte conexión entre la Alianza y el culto. Lo hace especialmente a través de la mención de la consagración de la tienda en Nm 7,1. En Heb la Alianza Mosaica es en primer lugar de naturaleza cúltica. En segundo lugar, destaca lo que ya hemos mencionado: la importancia de la sangre en el establecimiento de ambas alianzas. La sangre se relaciona con la idea de la purificación y la expiación, conceptos ausentes del texto del Ex. Así, por ejemplo, en el relato del Ex los terneros son ofrecidos como sacrificios quemados y como ofrecimientos de paz a Dios. En Heb se dice que las cabras y toros fueron ofrecidos en sacrificio, aludiendo al uso de estos animales en el Yom Kippur. En la misma carta, el énfasis en la aspersión de la sangre  como medio de purificación hace referencia de nuevo a la expiación. En el relato del Ex hay una sola aspersión de la sangre (no dos como en Heb), la mitad es derramada sobre el altar y la otra sobre la gente. En ambos casos lo que se quiere enfatizar es la relación entre Dios y el pueblo. Y es que en Heb hay dos aspersiones de sangre, la primera sobre la Alianza y el pueblo, la segunda sobre la tienda y los utensilios cúlticos. En el caso de Heb la segunda aspersión hace referencia a Nm 7,1: Cuando Moisés terminó de instalar el santuario, lo ungió y consagró con todos sus utensilios, y lo mismo el altar con sus utensilios: y los ungió y los consagró. 

Para Heb ambas alianzas se inauguran a través de la sangre y la cuestión es una contra la otra. La antigua tildada de obsoleta, vieja y pronta a desaparecer (8,13). Para más detalles: Susan Haber, "They Shall Purify Themselves", Essays on Purity in Early Judaism (A. Reinhartz ed.), From Priestly Torah to Christ Cultus: The Re-vision of Covenant and Cult in Hebrews, p. 145-148.

Jesús como Sabio de su tiempo

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¿Se puede considerar a Jesús como un sabio de su tiempo? Josefo en Ant. 18, 63-64 habla de Jesús como un hombre sabio identificándolo al modo de Shammai o Hillel. El mismo Josefo en varias partes habla de los sabios judíos como sofistas (Ant. 17,152; Gue 1, 648.650), el mismo título que ocupa para hablar de prominentes judíos expertos en la Ley. Luciano de Samosata, un autor griego del II, también habla de Jesús como un sofista. Estas indicaciones apuntan al hecho que Jesús haya sido visto como un rabino conocedor de la Ley, y no un simple campesino o carpintero. Sus mismos contemporáneos le llamaban rabí o maestro, términos populares aquellos días para referirse a los estudiosos de la Ley. Para más detalles: David Fluser, Jesus, posicion 392-441.

Conversiones de gentiles al judaísmo

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Es posible discernir la actividad misionera judía en la diaspora (Mt 23,15) a través de las conversiones forzosas a lo largo de varias guerras, ya  en el período persa tal como se ve en Est 8,11-17, pero especialmente desde el período hasmoneo. Son estos últimos quienes presentan la escala mayor de conversiones forzadas  de los idumeos con Juan Hircano (Ant 13, 257-268; 15, 254-255), de los itureos con Aristóbulo I (Ant. 13, 318-319) y porciones de Siria y Fenicia con Alejandro Janeo (Ant. 13, 395-397). En el caso de este último, por ejemplo, saqueó Pella en Moab (83a.c.) porque no adoptaron las costumbres judías (Ant 13, 397). Estas conversiones forzosas constitutyen la única evidencia de una campaña judía proselitista organizada. Otras instancias de conversiones forzadas las encontramos, más temprano, en la revuelta de los macabeos, en 1Mac 2, 44-48 donde Matatías mandó a circuncidar a todos los niños que encontró dentro de los bordes de Israel. 

Otro texto que alude eventualmente a las conversiones al judaísmo es Mt 23, 15: ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para ganar un partidario, y cuando lo consiguen, lo hacen doblemente más merecedor del infierno que ustedes! ¿Significa este versículo que existía una actividad misionera de parte del judaísmo? En realidad se puede interpretar de distintas maneras. La primera haría efectivamente referencia a una actividad misionera entre los gentiles de parte de los fariseos. El verbo periagw implica un sentido de itinerancia (Mat 4,23; 9,35). Reforsaría esta interpretación lo que sabemos de R. Hillel quien era bien abierto a recibir a los gentiles en el judaísmo. Sin embargo, esta no es la única interpretación a este texto. La segunda, dice relación con el esfuerzo de los fariseos de convertir a otros judíos en el fariseísmo. El mismo término proshlitos puede ser aplicado a Judíos en ciertas circunstancias como Ex 22,20 (LXX). Este interpretación coincidiría con el contexto de rivalidad entre el judaísmo farisaico y el cristianismo en el tiempo en que fue escrito el evangelio de Mateo. Otra interpretación, la tercera, explica el versículo de Mt como el esfuerzo de los fariseos de convertir a los temerosos de Diois en judíos de pleno derecho. Dos palabras parecen dar razón a esta lectura, poihsai y proshliton porque implican la total conversión y circunsición de un gentil (Ant. 20, 40-42 en el contexto de la conversión del rey Izates).  En todo caso, la interpretación de Mt 23, 15 es difícil y hay serias preguntas sobre la existencia de misiones formales de judíos entre los gentiles. 

Y es que las fuentes rabínicas tampoco son contundentes al respecto. Por ejemplo, en Números Rabbah 8,9 y b. Sanh 105a se dice que los gentiles que guarden los mandamientos de la alianza de Noé van a ser partícipes de la edad futura. También en la oración del Amidah, que constituye una oración litúrgica estandart, se dice: Pueda tu compasión ser promovida entre los justos, los piadosos, los ancianos del pueblo, la casa de Israel, los sabios, los prosélitos y entre nosotros también. El problema está en que también encontramos textos rabínicos contrarios a la inclusión de los gentiles. En t. Sanh 13,2 R Eliezer dice que ninguno de los gentiles tiene una porción en el mundo venidero, como está dicho, "el malvado ha de retornorar al Seol, todos los gentile que han olvidado a Dios (Salm 9,17). En b. Yeham 24b y b´Abod.Zar. 3b se dice que los conversos no serán aceptados en los días del mesías, tal como ellos no aceptaron a los prosélitos en el tiempo de David o Salomón. 

En términos generales la posición parecía ser, apertura a los gentiles pero no realizar un procelitismo activo. Esto está ejemplificado en NmR 8, 3 y CantR 1, 15.2. El Santo ama a los procélitos de gran manera. ¿A qué lo podemos comparar? A un rey que tenía un número de ovejas y cabas que iban a pastar cada mañana y regresaban en las tardes al establo. Un día un ciervo se unió al rebaño y pastó con las ovejas, y regresó con ellas. Entonces el pastor dijo al rey: "Hay un ciervo que se ha ido con las ovejas a pastar y ha vuelto a casa con ellas". Y el Rey amó mucho al ciervo. Y le encomendó al pastor, "Dadle mucha atención al siervo, que ningún hombre le haga daño", y cuando el pastor regresó en la tarde, él ordenó  que el ciervo tenga comida y bebida. Entonces el  pastor le dijo: "Mi señor, tú tienes muchas ovejas, cabras y niños, y no nos das instrucciones respecto a ellos, pero sobre este ciervo tu nos das órdenes día a día". Entonces el rey contestó: "Es la costumbre del rebaño pastar en las praderas, pero los ciervos habitan en el bosque y no tienen la costumbre de estar entre los hombres en las tierras cultivadas. Este ciervo, sin embargo, ha venido a nosotros y vive entre nosotros, ¿no debemos, acaso, estar agradecidos que haya dejado el bosque donde muchos ciervos y gazelas se alimentan y que haya venido a nosotros para vivir en medio nuestro?" De la misma manera dice el Santo: "Yo le debo grandes agradecimientos al extranjero en que él haya dejado su familia y la casa de su padre y haya venido a habitar entre nosotros, por esto Yo ordeno en la Ley: "amada al extranjero" (Dt 10,19). Para más detalles: Crossing over Sea and Land, p. 55-76

¿Qué era lo que atraía a los gentiles de los judíos?

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¿Qué elementos del judaísmo podrían haber sido atractivos para los gentiles en el cambio de era? La larga y distinguida historia del judaísmo era un elemento que hacia del judaísmo una religión respetada en el mundo romano. También sus prácticas, oraciones, actos de caridad, calendario, escrituras, leyes de pureza y el sábado eran apreciados en un mundo donde la religión acentuaba su aspecto ritual. Así, por ejemplo, el templo de Jerusalén, además de ser un monumento esplendido en el mundo antiguo, era respetado porque era regido por leyes que regulaban con exquisito detalle y efectividad los sacrificios, oraciones y ofrendas. Además era un templo que tenía una vocación universal que lo hacía muy atractivo. Era una casa para todas las naciones (Is 56,7) como lo demostraba el atrio de los gentiles (Ant 11, 87; 14, 110; Guerr 4,272). Otro aspecto era la fama que tenía el judaísmo de ser muy efectivo en la sanación de enfermos y posesos. Existían rituales y fórmulas de encantamiento en contra de los espíritus malos. Y es que la magia había florecido entre los judíos a pesar de la prohibición de las autoridades. La sanación de enfermedades a través de fórmulas mágicas que incorporaban nombres divinos era una práctica muy común. Existía entre los judíos predicadores itinerantes que sanaban a los enfermos. Otro factor que atraía a los gentiles era el monoteísmo. El judaísmo conocía múltiples intermediarios, como ángeles, el Logos, la Sabiduría, patriarcas, etc, pero no transaba en la adoración de un único Dios. Mencionemos también que existían importantes beneficios económicos y sociales en el ser judío. Los creyentes pagaban un impuesto al templo, pero que era considerablemente menor a lo que pagaban otros fieles de otras confesiones. Los judíos, además, quedaban exentos de pagar tributo a Roma. Si la persona caía en necesidad encontraba una red de protección en los actos de piedad que protegían a los pobres. También era atractivo para los gentiles el ideal ético y piadoso de los judíos que configuraba un componente importante en la red que integraba la devoción y los rituales. La ética también era importante en las religiones paganas, pero no en tal medida o de manera menos integrada. Lo ritual era lo fundamental. La ética quedaba en un plano paralelo. Además que era cosa de ver los ejemplos morales de los dioses paganos para escandalizarse. Por último, mencionemos que el fuerte sentimiento de pertenencia a una nación era algo atractivo en un mundo dondelas fronteras no estaban establecidas de forma clara. Para más detalles: Crossing over Sea and Land.   p. 85-93 

Proselitismo judío de acuerdo a las cartas paulinas

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Hablemos algo más de la visión más universalista del judaísmo del cambio de era. ¿Tenía el proto-rabinismo un carácter misionero? Algunas fuentes cristianas primitivas nos dan algunos datos al respecto. La existencia de judíos-cristianos que urgían a los prosélitos gentiles a circuncidarse y la competencia entre judíos y cristianos por conversos y simpatizantes son algunos datos que arrojan estos textos. En efecto, no existe evidencia que los cristianos judíos estuvieren en contra de la misión a los gentiles. La disputa estaba en torno a los términos en que estos entraban a la comunidad de los seguidores del Mesías. ¿Quién tiene que obedecer la Ley? ¿Cuánto de la Ley ha de obedecerse? Esas eran las preguntas candentes en las primeras décadas. Pero la misión a los gentiles no entrá en cuestión. Ya en Flp 1, 15-18 se da a entender la existencia de una misión judía-cristiana en la diáspora y compuesta por los seguidores de Pablo. Lo mismo se intuye de Hch 15, 1-5 y de Gal 6, 12. El mismo Pablo habla de la oposición que experimentó en Antioquia  y otros lugares (Gal 2,4. 11-12; 5, 10.12; 2Cor 11,5; 12, 11; Flp 3,2) por grupos que imponían la circuncisión a los gentiles, pero que no se oponían a la actividad misionera. Ahora bien, ¿podemos calificar estas misiones de proselitismo judío? Esta es una pregunta no fácil, pero que en el caso de quienes exigían la circuncisión podemos responder afirmativamente. La diferencia, en todo caso, radica en que para Pablo los adherentes a Cristo ya eran de por sí iniciados, mientras que para sus rivales el paso desde el ser adherente a iniciado pasaba necesariamente por la circuncisión. La discusión entre ambos grupos es, a todas luces, una discusión intra judeo-cristiana.

Otro texto interesante es la carta a los Colocenses donde Pablo (o algún discípulo cercano) se entraba en una disputa con algún grupo de judíos visionarios que abogaban por la contemplación de los ángeles, algo parecido a las prácticas que encontramos en los Cánticos del sacrificio sabáticodel Qumrán. En Col 2, 16-17 menciona la fórmula de festivales, lunas nuevas, y sábados como lo que define a estos visionarios. Es la misma que ocurre en los LXX y que representa los mandamientos de la Torá. Por lo tanto, cristianos y judíos visionarios se disputaban la influencia sobre un grupo de gentiles que componía la comunidad. Y de nuevo se repite la insistencia paulina de que no es necesaria la observancia de la Ley para ser un iniciado (3,11).

La propaganda misionera en algunos grupos judíos no puede, sin embargo, llevarnos a creer que esta era una práctica general. Tal como hemos visto en el caso de Josefo o Filón, o en escritos rabínicos, la política más liberal pudo haber sido aceptar a los gentiles, incluso instruirlos para que entren al pueblo de Dios, pero rara vez a iniciativa de los propios judíos, sino más bien de los mismos gentiles. Crossing over Sea and Land.p.133- 155.

Alianza: aspectos generales

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La Alianza es una obligación general que concierne a dos partes. La alianza se puede establecer entre individuos (Gn 21,22ss; 31,44ss; 1Sam 18,3; 23,18), entre estados o sus representantes (2Sam  3,13. 21; 1RE 5,26; 15,19; 20,34), entre los reyes y sus súbditos (2Sam 5,3; 2Re 11,4.17), entre el marido y la esposa (Ez  16,8; Mal 2,14; Prov 2,17). En algunas ocasiones la alianza representa una relación que no es recíproca, sino que una de las partes hace un pacto con otra que se encuentra en una condición mucho más débil en orden a protegerla. También constatamos que las alianzas se acompañan de signos externos para recordar a las partes sus obligaciones (Gn  21,30; 31,44-45; Jos 24,27). Entre Dios y el pueblo, algunos de estos signos son el sábado, el arcoiris, y la circuncisión. Cada uno responde a cada una de las grandes alianzas: la creación (Gn 1,1-23; Ex 31, 16-17), el diluvio (Gn 9,1-17) y el comienzo de la nación hebrea. Sin embargo la Alianza más importante es la del Sinaí (Ex 19-24) que contiene la siguiente estructura: historia (Ex 19,4-6: la gracia de Dios en relación al pueblo y su elección); ley (20,1-23,19); promesas y advertencias (3,20-23), conclusión de la Alianza (24,1-11). El libro del Dt, aunque no de manera estricta, también guarda la misma estructura: historia (1-11: con las promesas hechas a los patriarcas en 4, 37-38; 7,8; 9,5), leyes ( 12,1-26,5), obligaciones mutuas  (26, 16-19), bendiciones y advertencias (27-29). En la Alianza se hace referencia a la toma de posición de la tierra por parte del vasallo (Dt 1,8.21). De hecho esta repartición de tierras está en el contexto de la tierra de Seir a Esaú (2,5); Ar a los descendientes de Lot (2,9), etc. En el Dt 29, 21-24 en el contexto de las bendiciones y advertencias de la Alianza se establece lo siguiente en caso de desobedecer: 29,21: Las generaciones venideras, los hijos que los sucedan y los extranjeros que vengan de lejanas tierras, cuando vean las plagas de esta tierra, las enfermedades con que la castigará el Señor 29,22: –azufre y sal, tierra calcinada, donde no se siembra, ni brota, ni crece la hierba, catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, Adamá y Seboín, arrasadas por la ira y la cólera del Señor–, 29,23: todos esos pueblos se preguntarán: ¿Por qué trató el Señor así a esta tierra? ¿Qué significa esta cólera terrible? 29,24: Y les responderán: Porque abandonaron la alianza del Señor, Dios de sus padres, el pacto que hizo con ellos al sacarlos de Egipto. Este texto nos recuerda la descripción que hace Jr de la tierra una vez desolada por los babilonios, que son los mismos términos con los que se describe el Jardín del Edén antes que el hombre lo cultivara. El libro del Dt también hace referencia al depósito de las tablas de la Alianza y de la ley en el arca (10,1-5; 31, 25-26). El arca era considerada el reposapíes de la divinidad, (los qerúbines, el trono), y era precisamente a los pies de los dioses que las alianzas se guardaban de acuerdo a las tradiciones hititas. También, y siguiendo a los hititas, las alianzas tenían que leerse en voz pública cada cierto tiempo (Dt 31, 9-13) o delante del rey (17,18-19). La alianza del Sinaí se valida a través de un sacrificio (Ex 24, 1-11) como se hacía comúnmente en las alianzas del III-II milenio a.c. En el Dt (29,9ss), en cambio, la alianza se valida a través de un juramento como era común en el II-I milenio a.c. Es en este contexto contractual en el que debemos entender expresiones como el amor a Dios, donde más que amor se tendría que traducir como lealtad. Lo mismo de expresiones como seguirte con todo el corazón y con toda el alma; ser perfecto con; seguir; no girar ni a la izquierda ni a la derecha, etc. que son comunes no sólo en el Dt sino que en alianzas contemporáneas del II-I milenio a.c.Por el contrario, cuando una de las partes no cumple con la alianza, se puede suprimir las obligaciones. Esto se ejemplifica cuando Moisés rompe las tablas de la ley cuando encuentra al pueblo incumpliendo la alianza cuando adoraba al becerro de oro.  

Además de la Alianza con Moisés, el pueblo de Israel conoce otras que son muy relevantes: la de Abraham (Gn 15,17) y la de David (2Sam 7; Sal 89). La primera representa el don de la tierra, la segunda, la realeza y la dinastía. A diferencia de la alianza mosaica, estas alianzas son de carácter promisorio. Dios promete a Abraham darle una tierra a su descendientes, mientras que a David, una dinastía para siempre. Las obligaciones de los contrayentes (Abraham y David) no se explicitan, aunque se entienden presente especialmente en el caso de Abraham (no así de David, ver 2Sam 7,13-15). Estas dos alianzas presuponen las cualidades sobresalientes de los dos personajes, en el primero su obediencia (Gn 26,5ss; 22,16-18), el segundo por su servicio fiel, justicia y lealtad (1Re 3,6;9,4;11,4-6;14,8;15,3). Para más detalles: Encyclopaedia Judaica Vol. V. pp. 249-253.

Creación-Alianza: Perspectiva General

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La historia de Israel se construye a través de distintos relatos de la biblia, que como piezas de un rompecabezas, versa principalmente sobre el origen de este pueblo que se constituye en la Alianza que establece con Dios en el Sinaí. Si es fiel a esta elección de Dios, entonces, el pueblo, a través, podrá regresar a una nueva vida preparada por Dios cruzando por el desierto que es un tiempo de purificación. La vida y la sabiduría como don, la tierra propia, la vida larga, y la descendencia son las consecuencias de ser fieles a esta elección de Dios. Entre las distintas versiones de esta misma dinámica encontramos la Canción de Moisés en Dt 32 que son las canciones del desierto a través del cual Yave lleva en sus alas a su pueblo. Dt. 32 al igual que Ex 19 establece que Israel es el pueblo de Yavé, y que Éste, a su vez, es su Dios. Ver también el Sal 91, 11-12, El le dará instrucciones a sus ángeles para protegerte en cada camino, ellos les llevarán en sus manos para que no tropeséis con ninguna piedra. Veamos también el Sal 34,7, el Ángel de Yavé acampa al rededor de aquellos que le temen, y les va a rescatar. El desierto, como metáfora de espacio donde la nada y el vacio purifican al hombre, también se hace presente en Jr. Cuando el prófeta tiene una visión de la destrucción de Jerusalén se le describe como el Jardín del Edén antes que este fuera ocupado por el hombre (el pueblo de Israel). Yo miré sobre la tierra y ésta estaba informe y vacía...y yo observé, la tierra fecunda era un desierto (4, 23-26). Estas cualidades de la tierra después de la destrucción son los mismos que se ocupan en el relato del Gn 2 para hablar de la tierra antes que se ocupase por Adán Es el desierto que ha de transitar el pueblo para llegar a la tierra prometida. Desierto, purificación, un nuevo comienzo, son imágenes recurrentes. 

Si el pueblo obedece la voluntad de Yave, quien los ha sacado de Egipto y los conduce a la tierra prometida donde quiere gobernarlos como Rey, encontrarán refugio en Él. La idea teológica de fondo es la necesidad de caminar en el camino de Yavé, el camino de la justicia. Desde esta perspectiva, Amoritas, Cananeos, y Filisteos son imágenes de páganos o increyentes. Ellos caminan la senda del mal. La visión es bastante básica, muy en negro o blanco. Y por supuesto se repite en muchas partes de las escrituras. Por ejemplo, una vez que el pueblo se ha purificado, Moisés, en la cumbre del monte Nebo, establece la que debería ser la posición de un rey en Israel: Pero él no aumentará su caballería, no enviará tropa a Egipto para aumentar su caballería, porque el Señor les ha dicho: No volverán jamás por ese camino. 17,17: No tendrá muchas mujeres, para que no se extravíe su corazón, ni acumulará plata y oro (Dt 17, 16-17).  Esta advertencia se dirige al libro Rey 10-11 con la historia de Salomón y su lengendaria riqueza. Todo el mundo se dirige ante la presencia del legendario rey trayéndole presentes en oro y plata. El rey trajo caballos de Egipto, tenía 1400 carros, y 12000 caballos. También muchas mujeres, unas 700 de otras naciones. En 2Rey son las esposas extranjeras las que corrupten a Salomón. En otras palabras, desobedeciendo la advertencia de Moisés, Salomón, como un segundo Adán, acarrea la desgracia sobre el pueblo. Más adelante, Esdrás advertirá del mismo peligro a Israel en su conjunto. Hay que cuidarse de las esposas extranjeras. En ese sentido Moisés está advirtiendo sobre el futuro y el pasado (en realidad sobre el presente del pueblo) tal como lo hace en Dt 28,66:  vivirás pendiente de un hilo, temblarás día y noche, no vivirás jamás seguro. Aquí Moisés se está refiriendo al tiempo cuando Israel pierda la tierra y se disperse después de la desobediencia: Ustedes serán arrancados de la tierra adonde vas a entrar para tomarla en posesión, 28,64: y el Señor los dispersará entre todos los pueblos, de un extremo a otro de la tierra (Dt 28, 63-64). La dinámica de la desobediencia es la de la humillación y la degradación:  El Señor te hará volver en barcos a Egipto, por ese camino del que yo te dije: No lo volverás a ver, y allí serán puestos en venta como esclavos y esclavas a sus enemigos, y no habrá comprador (Dt 28, 68). Este pueblo que vuelve al camino de regreso a Egipto, es el mismo que Salomón representa con sus caballos y mujeres, o Adán que ha comido del fruto que Dios había prohíbido. Para más detalles: The Mythic Past, p. 41-99

Creación-Alianza: Aspectos generales (3)

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Uno de los aspectos fundamentales de la teología de la Alianza es la elección que hace Dios en relación al pueblo. En Dt 32, 7-9 en el contexto de la Canción de Moisés leemos: Acuérdate de los días remotos, considera las épocas pasadas, pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán: 32,8: Cuando el Altísimo   daba a cada pueblo su herencia, y distribuía a los hijos de Adán,trazando las fronteras de las naciones, según el número de los hijos de Dios,32,9: la parte del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su herencia. Este texto, que dará origen a tantas historias rabínicas, versa sobre cómo el Altísimo distribuye las naciones a los distintos hijos de Dios. Yavé es al que le toca el pueblo de Israel. En Ex 3,12 Yavé explica a Moisés de qué manera estará acompañando a su pueblo: Respondió Dios: Yo estoy contigo, y ésta es la señal de que yo te envío: que cuando saques al pueblo de Egipto, darán culto a Dios en esta montaña. Esta elección también se explicita en otra historia, la de Abraham, el obediente, el que hace el bien a los ojos de Dios. Abraham es el que confía: Dios proveerá (Gn 22,8.14).

Además de la elección otro elemento fundamental de la Alianza implica la dependencia total del pueblo en relación a Dios. Sin este, la vida del hombre es sólo polvo. Es lo que leemos en Eclesiastes  3,19: en realidad hombres y animales tienen la misma suerte: muere uno y muere el otro, todos tienen el mismo aliento de vida y el hombre no supera a los animales. Todos son de corta duración. Otro texto pertinente es Gn 9,11 donde la vida animal también se asemeja a la humana en cuanto a su fragilidad: Hago alianza con ustedes: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que destruya la tierra. El mismo principio, realista y radical, se encuentra en el Gilgamesh: Cuando los dioses crearon al hombre, ellos mantuvieron su vida en sus manos. El hombre, un ser de carne, llega a ser un ser viviente sólo cuando reciben el espíritu de Dios. En Gn 2,7:  Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo. Y si la vida se entiende como un don de Dios en el Gn 1-3, lo mismo sucede con la sabiduría. Lo mismo que Salomón ansía la sabiduría que luego se le escapará de las  manos, lo mismo Eva cuando ve el fruto del árbol del bien y el mal como algo deseable y alcanzable por ella misma.  Como nos los recuerda el Qohelet 12,7-8:  y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio. 12,8: Pura ilusión —dice el Qohelet—, todo es pura ilusión. 

Creación y Alianza: Aspectos Generales (2)

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La Alianza pone delante del pueblo la vida o la muerte. Es un esquema simple, pero de un significado más profundo que el aparente. De nuevo el relato de la creación del Gn es fundamental. Dios es el único que puede generar vida, bondad, o sabiduría. Esa es la realidad. El camino propio del hombre es la tontera y la incredulidad. Es el camino que lleva Israel a la perdición. El camino del hombre es el de la carne, el dolor y el mal. El camino de los propios pensamientos, la violencia, los pecadores etc. El camino de Yavé es el del espíritu, la inocencia, la piedad y la sabiduría. Este es el camino de la vida y la muerte, la opción de un David o un Salomón. O en palabras de Job: Un árbol tiene esperanza: aunque lo corten, vuelve a rebrotar y no deja de echar renuevos; 14,8: aunque envejezcan sus raíces en tierra y el tronco se esté pudriendo en el suelo, 14,9: al olor del agua reverdece y echa follaje como planta joven. 14,10: Pero el varón muere y queda inmóvil, ¿adónde va el hombre cuando expira? (Job 14, 7-10). Josue también nos pone ante este dilema existencial poniéndolo en relación a la Alianza: Que el libro de esa Ley no se te caiga de los labios; medítalo día y noche, para poner en práctica todas sus cláusulas; así prosperarán tus empresas y tendrás éxito (1,8). Moisés es un buen ejemplo de quien sigue el camino del Señor. No es un hombre muy clever, no tiene capacidad de hablar en público, no quiere liderar, rompe las tablas de la Ley cuando se enoja...es un ser humano, que sólo deja actuar a Dios (Ex 18). Como lo indica el mismo Moisés en su discurso de despedidaAhora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que respetes al Señor, tu Dios; que sigas todos sus caminos y lo ames; que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma; 10,13: que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien. O en las palabras del mismo Josue: Cumplan a la letra los mandatos y leyes que les dio Moisés, siervo del Señor: amar al Señor, su Dios, caminar por sus sendas, cumplir sus mandamientos y mantenerse fieles a él, sirviéndolo con todo el corazón y toda el alma. Esdrás también es un segundo Moisés, pero con sus particularidades, es un representante de la ley oral, como lo es Nehemías de la ley escrita que la lee delante del pueblo. Otro personaje que representa al compañero de Yavé y un ejemplo de fe y justicia es Abraham. Esto es especialmente cierto en el test que supera en Gn 22. Cuando viaja con su hijo para ofrecerlo en sacrificio como Dios le había pedido, el niño pregunta, ¿Dónde está el cordero? El tono de la pregunta nos recuerda a la celebración de la Pascua cuando los niños preguntan: Y cuando entren en la tierra que el Señor les va a dar, según lo prometido, deberán seguir celebrando este rito. 12,26: Y cuando sus hijos les pregunten qué significa este rito,12,27: les responderán: es el sacrificio de la Pascua del Señor. Él pasó en Egipto, junto a las casas de los israelitas, hiriendo a los egipcios y protegiendo nuestras casas (Ex 12.25-27). Es la lealtad y la total confianza en Dios que definen a Abraham. Ser judío significa estar ligado a través de una Alianza con Dios como uno lo es con un patrón. Total confianza porque Él es lo único cierto y real. Dios es el único que da la vida y la sabiduría (la Torá), la tierra, una vida larga, y descendencia.  El justo no es quien cumple la ley, es antes que esto, quien comprende esta realidad existencial. En el mundo semítico esta realidad es la constatación que somos siervos de un Dios incognoscible a pesar de la representación física que hagamos de Él. El libro de la Alianza (Ex 21, 2-11), el Código de santidad (Lv 17-26) y otros (Dt 12-26; Ex 20, 2-17; Dt 5, 6-21) no son más que expresiones de tradiciones sapienciales que subraya la ascendencia divina. Dios como lo único real, Dios como el patrón, como el único que da vida (espíritu) esas son las claves. 

Estos personajes contrastan con otros, además de Adán, como el rey Saul quien a pesar de ser un buen rey falla en lo más importante: hacer la voluntad de Dios. La cuestión, es dejarse ser como un árbol que es cultivado con amor y cuidado por Dios, que se erige en el Edén donde Dios es el jardinero (Salm 1). Veamos también el Salmo 92,12-14: El justo florecerá como palmera, crecerá como cedro del Líbano,92,14: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios. Para más detalles: The Mythic Past, p.240.

La Alianza y el don de la Tierra (Dt)

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La tierra es caracterizada constantemente como un don de Yavé a Israel en el Dt. Y es que de acuerdo a la teología de la alianza no sólo la tierra, sino que toda la realidad, partiendo desde la vida es un don de Dios. Leemos en Dt 6,10ss:  Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que juró a tus padres —a Abrahán, Isaac y Jacob— que te había de dar, con ciudades grandes y ricas que tú no has construido,6,11: casas rebosantes de riquezas que tú no has llenado, pozos ya cavados que tú no has cavado, viñas y olivares que tú no has plantado, cuando comas hasta hartarte, 6,12: ten cuidado de no olvidar al Señor, que te sacó de Egipto, de la esclavitud. La tierra, como cualquier otro don, nunca le pertenecerá a Israel, siempre se presenta como un prestamo el cual siempre depende de su obediencia. Cuando engendres hijos y nietos y ya hayas vivido largo tiempo en la tierra, si se pervierten haciéndose ídolos de cualquier figura, haciendo lo que el Señor, tu Dios, reprueba irritándolo 4,26: –¡cito hoy como testigos contra ustedes al cielo y a la tierra!–, desaparecerán muy pronto de la tierra de la que vas a tomar posesión pasando el Jordán; no prolongarán la vida en ella, sino que serán destruidos (Dt 4,25ss). Dios es siempre el que da, aunque siempre requiere la respuesta de Israel. En otras palabras, Dios es el dueño de la tiera y se la da a Israel, y esta tiene que devolverle algo de sus productos. Dt 16,17: Cada uno dará lo que pueda conforme a la bendición que el Señor, tu Dios, te haya otorgado. La misma dinámica se repite en relación a los adivinos: Dt  18,13: Sé íntegro en tu trato con el Señor, tu Dios; 18,14: esos pueblos que tú vas a desposeer escuchan a astrólogos y vaticinadores, pero a ti no te lo permite el Señor, tu Dios. La teología que está detrás no es tanto de don-respuesta sino que es algo más existencial, más propio de la cultura de medio oriente, a saber, todo le pertenece a Dios. El hombre es pequeño e insignificante, su respuesta es de carácter evidente. Dios bendice, Israel obedece, Dios continua bendiciendo. Si bien las bendiciones de Dios son incondicionales en el sentido que no son respuesta a la obediencia de Israel, llega a ser condicional en relación a la reacción de Israel. Por ejemplo, Dt 23,21: Podrás cargar intereses a los extraños, pero no a tu hermano, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas, en la tierra adonde vas para tomarla en posesión.El punto es el siguiente, Dios ha elegido a Israel para ser su pueblo santo, un acto de puro amor. D7,6: Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios; él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Esta santidad de Israel, que no es sino reflejo de la Dios que lo ha elegido, es el fundamento para apartarse de los otros pueblos (Dt 7, 1-5). De hecho los capítulo 1-11 del Dt muestran que es Yavé, no Israel, quien lidera a su pueblo fuera de Egipto  hacia un rico presente en una fértil tierra: 8,11: Guárdate de olvidar al Señor, tu Dios, de no cumplir los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy. 8,12: No sea que cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, 8,13: cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro y abundes de todo, 8,14: te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud; 8,15: que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes, un sequedal sin una gota de agua; que te sacó agua de una roca de pedernal; 8,16: que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres: para afligirte y probarte y para hacerte el bien al final.   8,17: No pienses: Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas.8,18: Acuérdate del Señor, tu Dios, que es él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy.   8,19: Si olvidas al Señor, tu Dios, y sigues a dioses extranjeros, les das culto y te postras ante ellos, yo les garantizo hoy que morirán sin remedio. 8,20: Como los pueblos que el Señor va a destruir a su paso, así perecerán, por no obedecer al Señor, su Dios. Este acto no es incompatible con la demanda de obediencia que se trasluce en cada página de este documento. Para más detalles: J.G. McConville, Law and Theology in Deutoronomy, The University of Sheffield, Englad, 1986, p. 10-19.

Alianza, la Tora y la Tierra, textos rabínicos

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Consideremos los siguientes fragmentos de Misná kelim 1,6; B. Ketubot 111a; B. Bava Batra 158b; GnR 16,4; LvR 13,2; Melkita de Rabi Ismael Pisha 1: La tierra de Israel es la más santa entre todas las tierras porque la tierra de Israel está bajo la directa providencia de Dios y los ojos de tu Dios están siempre en ella (Dt. 11,12). Ta como el Señor tu Dios es el Dios de los dioses y el Señor de los señores (Dt 10,17), así la tierra de Israel es el centro de toda tierra habitada y de la herencia de Dios. Al mismo tiempo es el lugar central por el estudio de la Tora y la ascensión de las oraciones, como está dicho, es la puerta del cielo (Gn 28,17). En contraste, toda otra tierra es obscura, como está dicho, Él me ha hecho habitar en un lugar obscuro (Lam 3,6). ¡Que pena por los hijos que han sido exiliados de la mesa de su Padre!...Dios había considerado a todas las naciones y ninguno había aceptado la Tora excepto Israel. Entonces Dios había considerado a todas las generaciones y no había encontrado ninguna generación que mereciera recibir la Tora, excepto aquella generación del desierto. Y es que la tierra de Israel no es como Egipto, que se riega por el río Nilo como un Jardín. La tierra de Israel es una tierra de montes y valles que de manera exclusiva absorben el rocío que desciende de los cielos. La vida proviene de Dios.  Desde esta perspectiva la tierra es más que un lugar, es un espacio sagrado. Se dice que cualquiera que desee ser un verdadero judío, sólo lo puede alcanzar a través de la santidad de la tierra de Israel. En el Talmud se dice que cualquiera que camina algunos pasos en la tierra de Israel ya tiene asegurado un lugar en el mundo venidero (B. Ketubot 111 a).

Consideremos ahora otros textos, zohar 1,69 a; 1,108b; 2,6b; 2,18a; 2, 46b; 2,175a, 2,232b; midras Tanhuma, Mas´ei 6, Re´eh 8; Midrás Tehillim 150, 1; Sefer Hasidim 1160. En el tiempo de la creación, Dios decretó que las 70 naciones que descendían de Adán estuviesen a cargo de 70 ángeles guardianes, cada nación debía ser gobernada por su propio ángel. El destino de cada nación particular dependería del estatus de su ángel guardián. Cuando el ángel prosperase, lo mismo haría su nación. Cuando fracase, lo mismo su nación. Como está escrito, Yavé va a castigar a los ángeles en el cielo, y a los reyes de la tierra en la tierra (Is 24,21). Había, sin embargo, una tierra que no había sido confiada a ningún ángel. La tierra de Israel es el centro de la tierra habitada, por eso Dios no puso a ningún ángel, ni oficiales, ni soberanos sobre ella. Dios la guardó para sí mismo diciendo, "Estoy guardando esta tierra sobre mi propio dominio, y cuando encuentre a un hombre sobre la tierra que siga a mi corazón, lo pondré como sello sobre mi corazón y lo colocaré en esta tierra. El será guiado directamente por mi autoridad, sin ningún intermediario entre los ministros celestiales, no como las otras naciones". Entonces Dios dijo, "Que sea Israel mi porción, que herede la tierra y llegue a ser mi porción". 

Creación y Alianza: la elección

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La Alianza implica la elección que hace Dios del pueblo de Israel. Los textos clásicos son Dt 7,6-8 y Dt 9,1-6. Am 3,2 y 9,7 señala que Dios conocía a su pueblo y que lo llevó fuera de la tierra de Egipto.  Otros textos que sitúan la elección en el contexto del éxodo son Os 11,1; 12,10; Mic 6,3ss; Jer 2,2ss; 16, 14; 31,31ss; Ez 20,5ss; Nm 24,8; 1Sam 12,6; Jos 24,4ss. En el contexto del éxodo es cuando encontramos por primera vez que Yavé menciona a Israel como su pueblo (Ex 3,7. 10; 5,1; 7, 16; 816ss etc) y el pueblo hablando de Yavé como nuestro Dios (Ex 3,18; 5,3.8).  Luego del Dt otro texto que enfatiza la teología de la elección es Is: 41,8ss; 43,20ss y 44,1ss.  En principio la relación entre Yavé e Israel no se diferencia de la que pudiesen tener otras deidades con sus respectivos pueblos: Jue 11,24; 1Sam 26, 19; Mic 4,5; Dt 32,8s (LXX). El éxodo es el acto primordial sobre el que descansa la elección: Dt 4,34. 37; 7, 6; Ex 15,21. Y es que Yavé ha peleado por su pueblo, lo ha rescatado, se ha mostrado poderoso en la guerra, sobre la naturaleza y en contra de los extranjeros (Ex 14,30ss). Israel ha aprendido que el Señor peleará por ustedes y ustedes prevalecerán (Ex 14,14; 15,21). Yavé ha liderado a su pueblo fuera de Egipto para convertirse en su Dios y habitar en medio de ellos (Ex 29,45s). Esta elección implica la dedicación total de Israel a su liberador, un Dios celoso (Ex 20,5; Dt 5,9). De allí que Israel deba ser santa como Yavé es santo (Lv 11,45). En textos como Ex 15,21 o Nm 24,8, y más tarde en Dn 9,15, vemos que a través de la elección que hace Dios del pueblo en el éxodo, Israel se constituye como pueblo y comunidad. Otro texto que apunta en la misma dirección es Dt 4, 34ss: ¿Qué dios intentó acudir a sacarse para sí un pueblo de en medio de otro con pruebas, signos y prodigios, en son de guerra, con mano fuerte y brazo extendido, con terribles portentos, como hizo el Señor, su Dios, con ustedes contra los egipcios, delante de tus mismos ojos? Más adelante, el resto que regresa del exilio son los elegidos (Is 65,9. 15.22). De hecho el nuevo comienzo después del exilio se reconoce como una nueva elección (Salm 33,12; 47, 3-5; 105,5ss; 106,4ss; 132,13ss, etc). 

La elección también se relaciona con la creación en Salm 33,6-15; 95,4ss; 135,4ss; Is 43,20ss; 44,1ss. En Is 51,9 ss el acto de liberación del pueblo desde Egipto cruzando el mar rojo (Zac 10,11) se compara con el acto creativo de Dios y su victoria sobre el caos de las aguas. La elección también está presente en Gn 12, 1-4 en el contexto de la narrativa de Abraham y aludiendo al mismo texto el Salm 105,6. Otros textos que describen la elección del pueblo para constituirse en una comunidad de sacerdotes son Is 65,9; Sal 105, 6.43; 1Cron 16,13; Salm 65,5; Nm16,7. La elección asociada con la creación la encontramos en Is 43,10ss y 44,2. Ez considera que la elección del pueblo aconteció cuando se les reveló en Egipto (Ez 20,5). Para más detalles: J.L. Mays, C.A.Newsom, D.L. Petersen, The Old Testament Theology, p. 27-75.

La Alianza de Noé (1)

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Tres son las Alianzas que definen la historia de salvación de Israel: la de Abraham, Moisés y la de David. Sin embargo, no nos podemos saltar otra que será igualmente significativa para la primera reflexión cristiana, la de Noé. Esta Alianza había sido anunciada por Dios a Noé antes del diluvio: Pero contigo estableceré una alianza: Entra en el arca con tu mujer, tus hijos y sus mujeres (Gn 6,18). Esto después que Dios había visto la total corrupción de la tierra. Entonces viene el conocido episodio del diluvio, luego del cual Dios dijo a Noé y a sus hijos:  —Yo hago una alianza con ustedes y con sus descendientes,: con todos los animales que los acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra (9,8-10). Los destinatarios de la Alianza es Noé, sus descendientes, y todos los seres vivos en el presente y el futuro. El alcance es, por lo tanto, universal: Pondré mi arco en el cielo, como señal de alianza con la tierra (9,13).  El efecto de esta Alianza es una promesa, la sobrevivencia de Noé, su familia y su descendencia. Al modo de Adán, y de Israel, Dios vuelve a renovar la creación, multiplicaos y llenad la tierra (como Israel ante la tierra prometida; y el orden jerárquico entre el hombre y los animales, vocación real de Adán-Israel) Dios bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles:    —Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra. 9,2: Ante ustedes todos los animales de la tierra sentirán temor y respeto: aves del cielo, reptiles del suelo, peces del mar, están en sus manos (9,1-2).  De manera más breve: Ustedes, sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y domínenla (Gn 9,7). Hay además otras especificaciones. El hombre podrá comer todo ser vivo sobre la faz de la tierra (no sólo los vegetales que dan semilla como el caso de Adán), aunque con la excepción que de comerse carne ha de hacerse sin la sangre porque ésta es la vida del animal.  También, y haciendo alusión al crimen de Caín, Dios dice: Yo pediré cuentas de la sangre y la vida de cada uno de ustedes, se las pediré a cualquier animal; y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano (Gn 9, 5). Así como en el caso de Abraham la circuncisión  (Gn 17) o de Moisés el sacrificio eran los signos que sellaba la Alianza, en el caso de Noé es el arcoíris. 

El carácter universal de esta Alianza, a pesar de sus paralelos con la historia del Edén y de las alianzas de Abraham, Moisés, y David, fue corregido por el libro de los Jubileos (6,1-3) A primeros del tercer mes, (Noé) salió del arca y construyó un altar en aquel monte. 2 Mostrándose sobre la tierra, tomó un cabrito y expió con su sangre todo el pecado de la tierra, pues había perecido cuanto en ella hubo, salvo 10 que estaba en el arca con Noé. 3 Ofreció la grasa sobre el altar y, tomando un buey, un cordero, una oveja, cabritos, sal, tórtolas y palominos, ofreció un holocausto en el altar. Echó sobre ello una ofrenda
de masa harinácea con aceite, hizo una libación de vino y derramó encima de todo incienso, haciendo elevarse un buen aroma, grato ante el Señor. Por su parte, Dios se comprometió de la siguiente manera: En todos los días de la tierra no faltará sementera y mies, frío y calor, verano e invierno; el día y la noche no cambiarán su norma ni faltarán
jamás. 5 Creced y multiplicaos en la tierra, aumentad en número y servidle de bendición. Os haré temidos y terribles a cuantos hay en ella y en el mar. 6 Os otorgo todas las bestias, los animales, volátiles, réptiles de la tierra y los peces en las aguas, todos, como alimento. También os concedo las verduras: comed de todo. 7 Pero no comáis carne con espíritu,
con sangre, pues la vida de todo ser carnal está en la sangre, no sea que se os demande vuestra sangre con vuestra vida. De mano de cualquier hombre de mano de todos reclamaré la sangre humana. 8 Todo el que derrame sangre de hombre, por mano de hombre será su sangre derramada, pues a su imagen hizo el Señor a Adán. 9 Creced vosotros y muluplicaos sobre la tierra.  10 Noé y sus hijos juraron no comer sangre alguna de ningún ser carnal, e hizo pacto eterno ante el Señor Dios para siempre en este mes(6,4-10). La referencia a un mes en particular se explica en el versículo 11 cuando, y hablando a Moisés, se hace referencia a la fiesta de las semanas: Es festividad de semanas y de primicias. Es doble y de dos clases esta fiesta, cuya celebración ha de realizarse según está escrito y grabado (6,21). Esta fiesta, entonces, recuerda una ley que atemporal, que es para siempre (6,14), una alianza eterna (6,16) y que ha de renovarse todos los años (6,17). 

La Alianza de Noé (2)

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La Alianza de Noé tiene ecos en distintos textos veterotestamentarios donde la promesa de no volver a destruir la tierra se ha convertido en el anhelo de volver a habitar una tierra en estado paradisíaco. Veamos, Os 2,20: Aquel día haré en su favor una alianza con los animales salvajes, con las aves del cielo y los reptiles de la tierra. Arco y espada y armas romperé en el país, y los haré dormir tranquilos. Esta Alianza, como fue la de Noé, es el reverso a una situación de iniquidad que se vislumbra en la relación con la naturaleza en Os , 4 1-3. Luego tenemos a Is 24, 3-5; 33, 8-9; 11, 6-9. La dinámica es la misma, la tierra languidece debido al pecado del hombre (24, 3-5):  Languidece y se debilita la tierra, desfallece y se debilita el mundo, desfallecen el cielo y la tierra, 24,5: la tierra está profanada bajo sus habitantes, que violaron la ley, trastocaron el decreto, rompieron el pacto perpetuo. En Is 33, 8-9:  están destruidas las calzadas y ya no transitan caminantes. Ha roto la alianza, despreciando a los testigos y no respetando al hombre. Languidece y se marchita el país, el Líbano se decolora y queda mustio, el Sarón está hecho una estepa, están pelados el Basán y el Carmelo. Es la misma enemistad que se ve entre Adán y la tierra una vez que éste ha pecado. Ver también Is 11, 6-9 para ver cómo las promesas de Dios se convierten en palabras de salvación, sobre una tierra prometida, un Jardín del Edén, en la aspiración del pueblo de volver a conquistar y gobernar la tierra: Entonces el lobo y el cordero irán juntos, y la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león engordarán juntos; un chiquillo los pastorea;  11,7: la vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas, el león comerá paja como el buey. 11,8: El niño jugará en agujero de la cobra, la criatura meterá la mano
en el escondrijo de la serpiente. 11,9: No harán daño ni estrago por todo mi Monte Santo,
porque se llenará el país de conocimiento del Señor, como colman las aguas el mar. Fíjate en la misma dinámica en Jr 5, 22-25; 14,20-21; 33, 20-22. En el caso de  Ez 34, 25-30 hay una promesa de paz en relación a la creación que también nos recuerda a la Alianza Davídica, y al mandamiento de Dios multiplicarse y llenar la tierra. 
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