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La Alianza de Noé (3): Qumrán y Literatura Rabínica

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En el Genesis Apocrifon (1QapGen XI, 15-XII, 6) contiene una versión de la Alianza de Dios con Noé, a pesar que el texto está en estado fragmentario y no contiene la expresión alianza. La misma Alianza está presente en otro texto, 4Q370 I, 7-8 donde se menciona al arcoiris como símbolo de la promesa de Dios de no destruir el mundo a través de una inundación (Gn 8, 8-17). En la literatura rabínica no existen muchas menciones a la Alianza entre Dios y Noé. En el Tosefta Ber 6(7), 5 dice que quien ve el arcoiris puede recitar: Bendito eres Tú oh Señor nuestro Dios, Rey del Universo, quien es fiel a su Alianza, quien recuerda su Alianza. Esta Alianza con Noé se extiende a toda la humanidad en el sentido que Él no volverá a destruir el mundo de nuevo como consecuencias de las trasgresiones de los hombres (Gn 9,8-17). Los rabis entendieron a Noé más como una figura de transición con quien Dios hiso una Alianza transitoria. 

Creación y Alianza: el libro de los Jubileos (1) [elección y desobediencia].

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Jubileos comienza como un dialogo entre Dios y Moisés en el Sinaí. Allí se ve que la relación entre Dios e Israel se ha iniciado en la creación inaugurando una dinámica que se repitirá una y otra vez a lo largo de la historia de este pueblo. En Jubileos el autor escribe la historia de la creación de tal modo de hacerla más particularista, más orientada a esa alianza entre Dios e Israel. En 2, 19-20 leemos cómo ya entonces Dios escoge a Israel entre todos los pueblos, haciendo del sábado el signo de esta Alianza. Me escogeré un pueblo entre todos los pueblos. También ellos observarán el sábado, los consagraré como mi pueblo y los bendeciré. Como santifiqué el día del sábado, así me los santificaré y bendeciré; serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 20 He escogido a la estirpe de Jacob de cuantos he visto, y me lo he designado como hijo primogénito, santificándomelo por toda la eternidad: les enseñaré el sábado, para que en él descansen de todo trabajo. La importancia del sábado como signo convierte a este día en una celebración especial de la elección de Israel entre todos los pueblos. Además fijémonos que en la relato de la creación en Jubileos no hay nada sobre el hombre creado a imagen de Dios, como si el autor quisiese evitar cualquier sentido universalista del ser humano. La creación versa, especialmente, sobre la Alianza con Israel. La creación marca la verdadera relevancia del inicio de la relación entre Dios y su pueblo,  todo el resto será la repitición de las infidalidades de Israel hasta que Dios venga a cumplir su promesa. La posterior Alianza entre Dios y Abraham también enfatiza la elección del pueblo. 30El Señor no ha acercado a sí a Ismael, sus hijos y hermanos, ni a Esaú, ni los ha elegido por ser hijos de Abrahán; los conoció, pero ha elegido a Israel para que sea su pueblo, 31 lo ha santificado y congregado entre todos los humanos. Muchos son los gentiles y muchas naciones hay, todas suyas, sobre las cuales dio poder a los espíritus para apartarlas de él, 32 pero sobre Israel no dio poder a ningún ángel ni espíritu, pues él solo es su soberano. El los guarda y reclama de manos de sus ángeles y sus espíritus y de manos de cualquier súbdito suyo; él los guarda y los bendice para que sean suyos y él sea suyo desde ahora y por siempre (Jub 15, 30-32).  En este texto el signo de la Alianza con Dios, o de la elección que Éste hiso, es la circunsición.  Ahora bien, la dinámica que se repite una y otra vez en esta relación entre Dios y el pueblo es una reflexión de la teología presente en Dt 31-32, a saber, que si el pueblo viola la Alianza iniciada por Dios en la creación, Éste lo abandonará. Esta desobedencia tiene una naturaleza específicaSe harán túmulos, bosques sagrados e ídolos, adorando vanamente cada cual al suyo, sacrificando sus hijos a los demonios y a todas las falsas obras de sus corazones (11,1).El pecado de Israel, según este libro, es la subyugación a los demonios. Veamos 1, 19-20 (eco de Dt 32, 8-9): Entonces Moisés cayó de bruces y oró así: -Señor y Dios mío, no dejes a tu pueblo y heredad seguir el extravío de sus corazones, ni los entregues a manos de sus enemigos gentiles, que los sojuzguen y hagan pecar contra ti. 20 Álcese, Señor, tu misericordia sobre tu pueblo, y créales un espíritu recto; no los rija el espíritu de Beliar, para acusarlos luego ante ti, apartándolos de todo sendero justo de modo que perezcan ante tu faz. Este texto nos recuerda la oración de Moisés quien intercede delante de Dios por el pueblo luego que éste adorara el cordero de oro (Dt 9,26). En el caso de Jub sen entiende que hay una especie de conjunción entre los gentiles y los demonios para deteriorar la relación entre el Pueblo y Dios. De allí que se enfatice tanto la necesidad que tiene el pueblo de Israel de separarse de los gentiles. Es por esto que Abraham aconseja a Jacob:  Hijo mío, Jacob, recuerda mis palabras y guarda los mandamientos de tu padre, Abrahán. Apártate de los gentiles, no comas con ellos,. No hagas como ellos, ni les sirvas de compañero, pues sus acciones son impuras, y todos sus caminos inmundicia, abominación y horror (22,16). La acción de los demonios fue muy temprana, por ejemplo, en 6,18 leemos: 18 Toda esta festividad se venía celebrando en los cielos desde el día de la creación hasta los días de Noé, durante veintiséis jubileos y cinco septenarios, y Noé y sus hijos la guardaron por siete jubileos y un septenario. Cuando murió Noé, sus hijos la violaron, hasta los días de Abrahán, y comían sangre. En todo caso, puede que los demonios amenazcan la relación entre Dios e Israel, pero el primero va a restaurar en el final de los tiempos esa relación paternal. En el intermedio Dios tiene que proteger al pueblo de las acciones de Mastema, el jefe de los demonios, y de los gentiles.Pasarán jubileos hasta que se purifique Israel de toda culpa de fornicación, impureza, abominación, pecado y error, y habite todo el país en seguridad, sin que tenga ningún demonio ni mal, y se purifique la tierra desde entonces hasta siempre (Jub 50,5) (Dt 32,43). Para más detalles: Creation, Covenant and the Beginnings of Judaism p. 88-118 

Creación y Alianza: Libro de los Jubileos (2)

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En Jubileos la Alianza se retrotrae a la creación desde donde se van repitiendo una serie de hechos que subrayan la infedelidad del pueblo de Israel y la fidelidad de Dios. ¿Qué pasa entonces en este libro con la Alianza mosaica?En términos generales esta alianza se describe como otro evento más donde Dios reafirma su fidelidad con el pueblo. Como en otras ocaciones, la alianza del Sinaí viene a prefigurar la redención definitiva que va a acontecer al final de los tiempos. En el Sinaí no se inicia la relación especial entre Dios y el pueblo. Más aún, la descripción que se hace de esta Alianza en Jub no hace sino minimizar su significado en relación a otras alianzas más tempranas. En este sentido, Jub no sigue la dinámica bíblica que muestra progresivamente las alianzas de Noé (Gn 9) y Abraham (Gn 17) para terminar como culmen en la Alianza sinaítica. Para el autor de Jub lo importante es minimizar la importancia de la Alianza Mosaica especialmente en relación a la de Noé. De hecho ambas alianzas son particularmente semejantes, haciendo de la primera un medio formátivo en la relación Dios-pueblo que la segunda viene a reafirmar. Siguiendo la dinámica propia del libro se afirma en 6, 19 que al igual que la alianza de Abraham, la del Sinaí es respuesta a la infedelidad de Israel en relación a la Alianza de Noé: Pero Abrahán la guardó, al igual que Isaac y Jacob y sus hijos hasta tus días, en los cuales la descuidaron los hijos de Israel hasta que se la renové en este monte. Y es que lo mismo que la creación para este autor tiene un aspecto mucho más particularista (la elección de Israel), también la alianza de Noé la tiene. Así, en Jub se omite de la Alianza de Noé la participación de los animales (Gn 9,11) y el juramento de no derramar sangre (Gn 9,5). Por otra parte, la prohibición de beber la sangre del sacrificio, que esta presente tanto en la Alianza de Noé como en el Sinaí (Ex 24,1-11) se enfatiza en Jub 6,10-11 para subrayar como la segunda alianza estaba prefigurada en el primera. Noé y sus hijos juraron no comer sangre alguna de ningún ser carnal, e hizo pacto eterno ante el Señor Dios para siempre en este mes. 11 Por eso te ha dicho: «Harás tú también un pacto con los hijos de Israel este mes en el monte, con juramento, y derramarás sobre ellos sangre por todas las palabras de la alianza que ha concluido el Señor con ellos para siempre. En otras palabras el ritual descrito en Ex 24,8 cuando Moisés derrama la sangre sobre el pueblo, para el autor de Jub viene a confirmar la prohibición Noética de consumir sangre. Más aún, todas las celebraciones relacionadas con la Alianza en Jub suceden en el Shavout, incluyendo la primera (14,19) y la segunda (15,1-5) Alianza con Abraham; la promesa realizada con Isaac en relación de celebrar una Alianza (15, 19.21), el nacimiento de Isaac (16,13), la bendición de Abraham sobre Jacob antes de su muerte (22, 1-9), y el nacimiento de Judá (29,7). Y es que a través de la Alianza con Noé se está recreando el mundo, lo que nos lleva a la otra alianza fundacional, de acuerdo al autor de nuestro libro, la creación. Recordemos que el signo de esta alianza es el sábado.  Ese día lo creó el Señor como señal para que también ellos descansen con nosotros en el día séptimo. Que coman, beban y bendigan al que creó todo, así como bendijo y santificó para sí a un pueblo que sobresale por encima de todos los pueblos, para que observe el shabat juntamente con nosotros (Jub 2, 21). Para más detalles:  Creation, Covenant and the Beginnings of Judaism p. 118-125.

Creación y Alianza: Jubileos (3).[tablas celestiales]

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Pero hay y todavía otro elemento muy interesante respecto a la minimización de la importancia de la Alianza mosaica en Jub. La Torá tendría su origen, de acuerdo a Jub, en las tablas celestiales que gobernaban la conducta humana antes de Moisés. Estas tablas celestiales no sólo son previas a la Torá, sino que sus contenidos, más amplios que la Torá, incluyen los contenidos de ésta. Así, los patriarcas observaban las mismas leyes que más tarde se explicitarían en la Torá. Así por ejemplo, los patriarcas afirman: 28 Lo bendijimos eternamente con toda su descendencia por siempre, pues hizo esta fiesta en su momento, según el testimonio de las tablas celestiales. 29 Por eso se estableció en ellas para Israel que celebrasen con regocijo la fiesta de los Tabernáculos durante siete días, en el séptimo mes, como festividad agradable al Señor por ley perpetua para siempre, en todos los años (Jub 16, 28-29)En otro texto, hay una cita casi textual de la Torá (Lv 12,4) en las tablas celestiales: 9 Cuando Adán hubo pasado cuarenta días en la tierra donde fue creado, lo llevamos al Jardín del Edén, para que lo labrara y guardara, y a su mujer, a los ochenta días, tras los cuales entró en el Jardín del Edén. Por esto se escribió un mandamiento en las tablas celestiales sobre la parturienta: «Si da a luz un varón, permanecerá en su impureza una semana, los siete días primeros, y treinta y tres días luego en sangre de purificación, sin tocar nada sagrado, ni entrar en el templo, hasta que se cumplan estos días por varón (Jub 3, 9-10). Otras leyes que después encontramos en la Torá de Moisés y que se explicitan en las tablas celestiales lo encontramos cuando Laban le dice a Jacob que no se puede casar con su hija menor antes que la mayor porque así lo ordena las tablas celestiales (Jub 28,6). Estos ejemplos son interesantes porque implican que la lectura correcta de las narraciones contenidas en la Torá mosaica indican que ésta es secundaria, de alguna manera subordinada a las tablas celestiales. Para más detalles:  Creation, Covenant and the Beginnings of Judaism p. 126-129.

Alianza: Elección y Torá

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La elección de Israel como pueblo acontece en el Sinaí donde Dios habiéndolo liberado de la tierra de Egipto lo hace subir a su encuentro, completando así su plan de salvación. De acuerdo a algunas fuentes Dios no habría salvado a Israel si es que éste no hubiese antes renunciado a los ídolos. Es por esto que Dios les pide que sacrifiquen un cordero y preparen la cena pascual. Esta esra la forma de mostrar que habían renunciado a la idolatría porque precisamente los egipcios adoraban al cordero (ShR 15, 2-3). De acuerdo a algunas leyendas el éxodo comienza en Raamses y se dirigieron a la ciudad de Mizraim, una distancia que se cubre en 40 días. Alentados con la voz de su líder cubrieron un instante la distancia hasta Succoth que generalmente toma tres días. En este pueblo Dios los cubrió con siete nubes de gloria cuatro sobre ellos en el frente, detrás, y a los dos lados;  una bajo sus pies para protegerlos contras las espinas y escorpiones; una sobre para protegerlos de los rayos, tormentas y el sol; la séptima les precedía para preparar el camino, levantando los valles y allanando las montañas y los montes (Tosefta Sotah 4, 2; Sifre N. 83; Targum Yerusalem Ex 12, 37; BaR 1, 2; ER 12.60). En este peregrinar por cuarenta años no necesitaron la luz artificial de lámparas porque un rayo de luz les acompañaba a las habitaciones obscuras (Sifre N, 83; Sifra 24,3; Shabbat 22b). La única diferencia entre la noche y el día radicaba en que un pilar de fuego reemplazaba a una nube en las tardes (Mekilta RS, 41; Tehillim 105, 452). Las nubes y el pilar de fuego eran sólo para la protección de Israel, por ninguna otra persona, sea mitad judío y gentil. Estos tenían que caminar fuera de la nube (Sifre N. 83; Sifre Z. 192). Era tan profunda la confianza de Israel en Dios que éstos seguían a Moisés sin murmurar y sin guardar para si provisiones (Mekilta Bo 14, 15b; ER 17,85). La protección divina luego del éxodo se figura también en el Mekhilta de R. Ismael [Tratado de Vayehi Beshallah Parasha 4] donde citando Ex 14,19 cuando el Ángel del Señor se movía delante y detrás del campamento. R. Judá dice, ¿con qué podremos comparar esto? Con un hombre que iba caminando por un camino y dirigía a su hijo que iba delante de él. Cuando los ladrones vinieron a capturar a su hijo desde el frente, él lo tomó y lo puso detrás de él. Cuando un lobo vino para capturar a su hijo desde atrás, lo tomó desde atrás y lo puso delante. Cuando los ladrones vinieron desde el frente y los lobos por atrás, él tomó a su hijo y lo puso en sus brazos. Cuando el hijo comenzó a sufrir por el sol, su padre lo cubrió con su vestidura. Cuando estaba hambriento, lo alimentó. Cuando estaba sediento, le dio de beber. Así hiso el Santo, bendito sea, como está dicho "yo enseñé a andar a Efraín, yo lo llevé en mis brazos; pero ellos no comprendieron que yo los sanaba" (Os 11,3). Versiones parecidas encontramos en el Tratado Bahodesh Yitro Parasha 2, en el Mekhilta de R. Simeon ben Yohai 14,19 y en el Seder Eliyahu Rabbah 28. En el Sifre sobre Nm 84 R. Simeón ben Eleazar dijo: tú no tienes una parte más preciada de tu cuerpo que los ojos, e Israel es como los ojos. Una parábola: Un hombre que se golpea en la cabeza cierra sólo sus ojos porque no tiene parte más querida en su cuerpo que sus ojos, e Israel es como esto. De allí que se diga, "¿Qué, mi hijo? ¿Qué, hijo de mi vientre?¿Qué hijo de mis votos? (Prov 31,2).

Hay que notar que la elección de Dios tiene que ver con el don de la Torá. Antes que Dios le diese la Tora al pueblo de Israel también se la ofreció a los gentiles para que después no dijesen que de haberla ofrecido la hubiesen aceptado. El fue a los hijos de Esaú y les dijo: "¿Vaís a aceptar la Tora?" Ellos le contestaron, "¿Qué está escrita en ella?". El les contestó:"No matarás". Entonces ellos le dijeron: "¿A caso quieres arrebatar de nosotros la bendición con la cual fue bendecido nuestro padre Esaú? Porque éste fue bendecido con las siguientes palabras: Con la espada tú vivirás. Nosotros no aceptamos la Tora" . Entonces fue a los hijos de Lot y les dijo: "¿Van a aceptar vosotros la Tora?" Ellos dijeron: "¿Qué está escrito en ella?" El les contestó: "No cometerás actos impuros".  Ellos dijeron: "Es por la impureza que nosotros nos reproducimos, no queremos aceptar la Tora" (Sifre D 343, 142b; Midrás Tannaim 210; Mekilta Bahodesh 5, 67a; Mekilta RS 93; PK 5, 43b y 32, 199b-200a; etc). En cambio el pueblo de Israel aceptó la Tora, incluso sabiendo que allí había 613 mandamientos. "Oh Señor del mundo! Nosostros hemos actuado de acuerdo a tus mandamientos antes de que fuesen revelado a nosotros. Jacob fue el primero que cumplió el primero de los diez mandamientos obligando a sus hijos alejar a los dioses que estaban entre ellos. Abraham obedeció el mandamiento de no tomar el nombre del Señor en vano por cuanto él dijo: "Yo he levantado mi mano hacia el Señor, el Altísimo Dios". José cumplio el mandamiento de cumplir el sábado y lo guardo santo; y cuando sus hermanos  vinieron hacia él, el tenía para ellos todo preparado el viernes. Isaac observó la ley de honrar a su padre y a su madre, cuando permitió a su padre Abraham amarrarlo en el altar como sacrificio...(Abkir in Yalkut I, 276; BHM VI, 40-41; ER 6,35). Esta relación entre elección y la aceptación de la Torá se describe en las mismas palabras de Dios: Yo he realizado por vosotros muchos milagros, incluso antes que recibieséis la Torá y la observaséis, cuánto más milagros realizaré por vosotros cuando la reibais y observeis las leyes!...Porque ha pesar que todo me pertenece, Israel va a ser mi posesión especial, porque yo la he rescatado de Egipto y la he liberado de la esclavitud. Con respecto a Israel, Dios es como una persona que recibe muchos campos como herencia, pero el que él compró por sí mismo, y el que él ha ganado es el más querido en su corazón (Mekilta Beshallah 2-3, 62b-64b y 9, 72a).

Creación y Alianza: La figura de Moisés

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La teología de la Alianza implica la elección de Dios en relación al pueblo de Israel. Si éste último le es obediente, entonces tendrá vida y sabiduría, tierra, vida larga y descendencia. Al igual que Dios ordena y vence a las fuerzas del caos representadas por las aguas en el relato del Gn, en el Ex conduce al pueblo por las aguas del mar rojo. Es una victoria de implicancias cosmológicas como leemos en el Sal 77, 15-20:
Tú eres el Dios que obras maravillas y mostraste a los pueblos tu poder.
77,16: Con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José.
77,17: Te vio el mar, oh Dios, te vio el mar y tembló, las olas se estremecieron.
77,18: Las nubes descargaron sus aguas, retumbaron los nubarrones, tus rayos zigzaguearon.
77,19: Rodaba el estruendo de tu trueno, los relámpagos deslumbraban el mundo, la tierra temblaba y retemblaba.
77,20: Tu camino discurría por las aguas, tu sendero por las aguas caudalosas, y no quedaba rastro de tus huellas.

Esta idea de un Dios poderoso y liberador encuentra eco en otros textos veterotestamentarios: Is 10, 24-27; 11, 11; 63, 7-14; Jr 16,14-15; 23, 7-8; 31, 31-33; Mic 7, 14-17. Cabe llamar la atención, como ya lo hicimos en otra entrada, que la figura de Moisés en el relato refleja la de un siervo obediente, que confía en los mandatos de Dios, y que no destaca por sus aptitudes de liderazgo (habla mal, el pueblo le desconfía) (Ex 14). Como Abraham, es un mero instrumento. Esta imagen cambiará bajo la influencia helenista cuando la imagen de Moisés se enaltece como un héroe nacional que juega el papel definitivo en el paso del mar rojo. Para Filón de Alejandría es una desición de Moisés la que hace que el pueblo se dirija a Canaán por una ruta alternativa para que no puedan volver a Egipto en el caso que encuentren oposición en el camino. Las oposiciones que sufre Moisés de parte del pueblo, para Filón, sólo subrayan la extraordinaria capacidad de liderazgo del héroe. Esto es particularmente cierto cuando va guiando al pueblo hacia el mar rojo (Vida de Moisés, 1. 29-32).  Para el filósofo Moisés es el mejos legislador entre todas las naciones, mejor de hecho que todos los que han existido entre los griegos o bárbaros, y es que sus leyes son más excelentes y verdaderamente vienen de Dios (Vida de Moisés 2,3-4). Y es que estas leyes buscan alcanzar la armonía del universo y están de acuerdo con los principios eternos de la naturaleza (Vida de Moisés 2,10).  Algo parecido podemos decir de Josefo, quien si bien subraya más la acción divina si lo relacionamos con Filón, de igual modo presenta a Moisés de una manera extraordinaria. Por ejemplo, la fe de Moisés en Dios no tiene parangón. Éste confía que si Dios quiere, podrán huir de los egipcios  volando por los aires. 

El modo de pensar y argumentar rabínico

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Leviticus Rabba 10,1.

Ama la justicia y odia la iniquidad, pues, entre tus compañeros, Dios, tu Dios, te ha ungido con perfume de fiesta (Salm 45,8). R.Judan a nombre de R. Azari dijo que éste explicaba este versículo como si se hablase de Abraham en la hora cuando pidió misericordia por los sodomitas. Dijo Abraham  a Dios: Altísimo, Tú enfatizaste que no provocarías ningún diluvio en el mundo, porque está escrito “Me sucede como en tiempo de Noé” (Is 54,9). Si un diluvio de agua tu no provocarías, ¿acaso uno de fuego sí? Esto sería aún más terrible que tu juramento. Y es que tu juramento se relaciona con esto, como está escrito: “¡Lejos de ti hacer tal cosa!... El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?” (Gn 18,25)Si tú buscas un juez, entonces no abrá paz en el mundo que creaste. Pero si tu quieres que haya paz , ¿para qué quieres un juez? Un palo con dos extremos, y tú quieres tomar los dos: y la paz es necesaria y el juicio verdadero se necesita. Pero si no cedes un poco en el juicio, la paz no podrá ser posible. Le dijo Dios:Abraham tu amaste la justicia, y amaste el justificar mi creación . Y odiaste el mal y el culparlos, por eso “Dios, te ha ungido con perfume de fiesta más que a tus compañeros” (Salm 45,8). ¿Qué quiere decir “más que a tus compañeros”? Le dijo Dios: Yo enfatizo que diez generaciones sucedieron desde Noe hasta ti, y a ninguna persona me dirigí con palabras, pero a ti me dirijo con palabras: Después de estos sucesos, Abraham recibió en una visión la Palabra del Señor (Gn 15,1).


Veamos como se construye el pensamiento rabínico. Primero hay que mirar los textos veterotestamentarios  como se construyen en paralelo… Estos textos tienen ciertos temas y palabras que se repiten.  


Salm 45. Al director de coro. Según Los lirios. De los hijos de Córaj. Poema. Canto amoroso. 45,2: Bulle en mi corazón palabras buenas, recito mi poema a un rey, mi lengua es ágil pluma de escribano. 45,3: Eres el más bello de los hombres, de tus labios fluye la gracia, porque Dios te bendice para siempre…  45,5: cabalga invicto en pro de la verdad, de la piedad y de la justicia; tu diestra te enseñe a realizar proezas. 45,6: Tus flechas son afiladas, se te rinden ejércitos, se  desmoralizan los enemigos del rey. …45,8: Ama la justicia y odia la iniquidad, pues, entre tus compañeros, Dios, tu Dios, te ha ungido con perfume de fiesta. ..45,11: —Escucha, hija, mira, pon atención: olvida tu pueblo y la casa paterna, 45,12: prendado está el rey de tu belleza; póstrate ante él, que es tu señor. 45,13: La ciudad de Tiro viene con regalos, los hacendados del pueblo buscan tu favor. 45,14: Entra la princesa, toda esplendorosa, vestida de tisú de oro y brocados. 45,15: Llevan ante el rey a las doncellas, sus amigas la siguen y acompañan; 45,16: avanzan entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. 45,17: —A cambio de tus padres tendráshijos, que nombrarás príncipes por todo el país. 45,18: ¡Inmortalizaré tu nombre por generaciones, así los pueblos te alabarán por los siglos de los siglos!


Is 54. Canta de gozo, la estéril que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, la que no tenías dolores; porque la abandonada tendrá más hijos que la casada —dice el Señor—…: porque te extenderás a derecha e izquierda, tu descendencia heredará naciones y poblará ciudades desiertas. 54,4: No temas, no tendrás que avergonzarte, no te sonrojes, no te afrentarán; olvidarás la vergüenza de tu soltería, ya no recordarás el desprecio de tu viudez. 54,5: Porque el que te hizo te toma por esposa: su Nombre es Señor Todopoderoso. Tu redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de toda la tierra. …Me sucede como en tiempo de Noé: juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así juro no enojarme contra ti ni reprocharte. …Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán gran paz tus hijos. 54,14: Tendrás firme asiento en la justicia; quedará lejos la opresión, y no tendrás quetemer, y el terror, que no se te acercará. 54,15: Si alguno te asedia, no es de parte mía; si lucha contigo, caerá frente a ti. 54,16: Yo he creado al herrero que aviva las brasas y saca una herramienta, y yo he creado al devastador funesto: 54,17: ninguna arma forjada contra ti dará resultado; y a la lengua que te acuse en juicio le probarás que es culpable. Ésta es la herencia de los justos del Señor, yo soy su vengador —oráculo del Señor—.


Gn 18,16: Los hombres se levantaron y dirigieron la mirada a Sodoma; Abrahán los acompañó para despedirlos. 18,17: El Señor se dijo: —¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer? 18,18: Abrahán llegará a ser un pueblo grande y numeroso; por él serán benditos todos los pueblos de la tierra. 18,19: Lo he escogido para que instruya a sus hijos, a su casa y sucesores, a mantenerse en el camino del Señor, practicando la justicia y el derecho. Así cumplirá el Señor a Abrahán cuanto le ha prometido.   18,20: Después dijo el Señor:    —La denuncia contra Sodoma y Gomorra es seria y su pecado es gravísimo. 18,21: Voy a bajar para averiguar si sus acciones responden realmente a la denuncia.   18,22: Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán.   18,23: Entonces Abrahán se acercó y dijo:    —¿De modo que vas a destruir al inocente con el culpable? 18,24: Supongamos que hay en la ciudad cincuenta inocentes, ¿los destruirías en vez de perdonar al lugar en atención a los cincuenta inocentes que hay en él? 18,25: ¡Lejos de ti hacer tal cosa! Matar al inocente con el culpable, confundiendo al inocente con el culpable. ¡Lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?   18,26: El Señor respondió:    —Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.   18,27: Abrahán repuso:    —Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. 18,28: Supongamos que faltan cinco inocentes para los cincuenta, ¿destruirás por cinco toda la ciudad?    Contestó:    —No la destruiré si encuentro allí los cuarenta y cinco.   18,29: Abrahán insistió:    —Supongamos que se encuentran cuarenta.    Respondió:    —No lo haré en atención a los cuarenta.   18,30: Abrahán siguió:    —Que no se enfade mi Señor si insisto. Supongamos que se encuentran treinta.    Respondió:    —No lo haré si encuentro allí treinta.   18,31: Insistió:    —Me he atrevido a hablar a mi Señor. Supongamos que se encuentran veinte.    Respondió:    —No la destruiré, en atención a los veinte.   18,32: Abrahán siguió:    —Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. Supongamos que se encuentran allí diez.    Respondió:    —En atención a los diez no la destruiré.


Gn 15, 1Después de estos sucesos, Abrán recibió en una visión la Palabra del Señor:    —No temas, Abrán; yo soy tu escudo y tu paga será abundante.   15,2: Abrán contestó:    —Señor mío, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?   15,3: Y añadió:    —No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará.   15,4: Pero el Señor le dijo lo siguiente:    —Él no te heredará; uno salido de tus entrañas te heredará.   15,5: Y el Señor lo sacó afuera y le dijo:    —Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes.    Y añadió:    —Así será tu descendencia.   15,6: Abrán creyó al Señor y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación.   15,7: El Señor le dijo:    —Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra.   15,8: Él replicó:    —Señor mío, ¿cómo sabré que voy a poseerla?   15,9: Respondió el Señor:    —Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón de paloma.


 Aquí se trata de la promesa de Abraham y de la justicia de este…pero ojo, justicia en una doble acepción. Una “santa” y otra más banal, justicia en el sentido de justificar algo, encontrarle la quinta pata del gato para ganar un argumento. Abraham se constituye en el padre de Israel no solo cuando es justo, sino que también desde el momento que aprende a justificar el error del otro y a partir de esto es capaz de argumentar de verdad con Dios.

Alianza: El encuentro entre Dios y su Pueblo

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El momento en que se encuentra Dios con su pueblo en el Sinaí es descrito como una boda. Moisés despierta al pueblo diciendo, "Levantaos de vuestro sueño, el novio está cerca, y está esperando conducir a su novia bajo la tienda de la boda". Moisés, a la cabeza de la procesión, llevó a la nación donde el novio, Dios, al Sinaí, donde él mismo subió a la montaña (PRE 41; Shir 1.12 y 5.3). De acuerdo a otra leyenda, cuando Israel prometió obediencia a Dios ciento y veinte miriadas de ángeles descendieron, y le dieron a cada Israelita una corona y una faja de gloria, regalos divinos, que no se perdieron hasta cuando adoraron al becerro de oro, entonces los angeles vinieron y tomaron de regreso esos regalos (Shabbat 88a; PR 10, 37a; 21, 103b, 28, 154a; PRE 27). Además de las coronas y las fajas, los israelitas, de acuerdo a otras fuentes, irradiaban la gloria divina de sus rostros, cualidad que también se perdió (a excepción de Moisés) cuando adoraron el becerro de oro (PR 21, 101a y 102a).Esta unión entre Dios y los hombres se vislumbra en otra leyenda que dice que los cielos se abrieron y el Monte Sinaí, libre de la tierra, se elevó hacia el aire, de modo que su cumbre se elevó a las alturas mientras que una nube gruesa la cubrió por entera y toco los pies del Trono Divino  (PRE 41; Nispahim 55; Filón, De Decalogo 11). Acompañando a Dios aparecieron, por un lado, 22 mil ángeles con coronas para los levitas, la única tribu que permaneció fiel a Dios mientras que el resto adoraba al becerro de oro. Por otro lado, habían 60 miriadas, 3550 ángeles, cada uno llevando una corona de fuego para cada israelita. En el tercer lado, había el doble de ángeles, mientras que en el cuarto, simplemente incontables. Y es que Dios no apareció en una dirección, sino que en las cuatro simultaneamente, lo que, sin embargo, no previno que su Glorial llenase todos los cielos y toda la tierra (Aggadat Shir 1, 14; PR 21, 202b-203a; ER 22, 119; PR 12, 107b; ShR 29,8; BHM V, 68). Más aún, y de acuerdo a otras tradiciones  cuando la tierra y el cielo temblaban ante la voz divina, Israel se alarmó tanto que apenas podían estar en pie. Entonces Dios envió a cada persona dos ángeles, uno para que pusiera su mano sobre el corazón de cada israelita de modo que su alma no partiera; y el otro para que sustuviera la cabeza de cada israelita para que pudiese contemplar el resplandor de su creador. Ellos contemplaron la gloria de Dios como las palabras invisibles que emanaban de la visión divina y aceptaron al unísono la Tora (Aseret ha-Dibrot 69-70; Tosefta ´Arakin 1.10; Sifre D. 313; Mekilta Beshalah 2, 63b y 9,71b; Shabbat 88b; Tehillim 31, 338). 

Alianza del Sinaí en el Qumran y Literatura Rabínica

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 1QDivre Mosheh (1Q22, Palabras de Moisés) es un discurso dado supuestamente por Moisés cuarenta años después del Exodo. El texto tiene clara relación con las formas que encontramos en el Dt, por ejemplo en la manera en que pronóstica el futuro pecado y castigo del pueblo. El texto habla del Sábado de la Alianza (I, 8). El Sábado y la Alianza están estrechamente relacionados también en 4QapocrJer C (4Q390) 1 8. Lo que está en el centro de estos textos es la Alianza del Sinaí y la inevitable consecuencia de la violación de sus resultados. Esta Alianza del Sinaí se establece en términos místicos como las visiones de la Gloria en 1Q34 3 II, 6. Más aún en 4QpsEzek (4Q385) 2 1 tiene a Dios describiéndose a si mismo como habiendo rescatado a su pueblo para darles la Alianza, esto es, la Ley que les dio en el Sinaí. Los himnos de las Hodayot parace utilizar el término berit (alianza) como equivalente a la Torá dada en el Sinaí a través de la Alianza.

Por otra parte, la alianza por excelencia en la literatura rabínica es la del Sinaí donde Dios y su pueblo se unen en una relación eterna. La expresión haberit (la alianza) ocurre en t. Hal 1, 6 como una fórmula de juramento. Por otra parte el concepto de Alianza que emerge de la Tosefta es mucho más amplio. Primero se refiere a la Alianza de la circuncisión hecho con Abraham permanece como el fundamento que da identidad al pueblo. Esta alianza, al mismo tiempo, es la base desde donde se realiza la Alianza Sinaítica. Mekhilta de Rabbi Ismael Bo´5 utiliza berit de una manera mucho más amplia que la mera constatación de la circuncisión como fundamento de una Alianza como la misná. La Alianza del Sinaí se va haciendo en este texto cada vez más importante, llegando a asumir como propioa la alianza de Abraham (circuncisión). Sifra Behuqotai parashah 2,3 entiende la Alianza Sinaítica como la expresión misma de Dios quien se une en una relación conventual con Israel. Esta fuerte unión es la que explica que en Sifre Números 111 se defina a quien adora a ídolos como quien niega la Alianza Sinaítica. En este texto se habla de berit basar (la alianza de la carne) para hablar de la circuncisión, y simplemente de berit para referirse a la Alianza Sinaítica. En Sifra Behukotai pereq 6,1 se habla de berit para referirse a toda la Torah que es la Alianza realizada con Dios en el Sinaí. Así, la Alianza no sería sólo una porción del Pentateuco o del dacálogo. Rabí Yonatan en Mek. Yitro 10 señala que al pueblo de Israel se le prometió eternamente la tierra de Israel, pero que la Alianza contempla la eventualidad que Dios castigue a Israel  pero siempre de manera temporal y por amor. También en y. Peáh 2,6 (17a), y.Meg. 4,1 (74d) y y. Hag 1,8 (76d) se dice que cuando Dios entró en la alianza Sinaítica con Israel, les dijo que sólo haría una Alianza con Israel si ellos se comprometían a observar la Tora escrita y oral. Este enfasis en la doble dimensión de la Tora también se encuentra en los Talmud babilónico y palestiniense. 

En general, tanto en el Qumrán como en la literatura rabínica la Alianza Sinaítica está en el centro del celo del pueblo de Israel por la Tora. Para el Qumrán, el Sinaí es la referencia por excelencia del término berit. Para los rabinos berit por excelencia sigue siendo la circuncisión, y poco a poco, y ya en tiempos amoraicos, el Sinaí comienca a convertirse en la Alianza central y fundamental entre Dios e Israel. Para más detalles: L. H. Schiffman, "The Concept of Covenant in the Qumran Scrolls and Rabbinic Literature", p. 265-269. 

La Alianza en el Qumran

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La alianza es un término bastante común que utiliza la comunidad para referirse a sí misma, especialmente en las Reglas de la comunidad (1QS). El entrar [a la alianza de Dios] (1QS II, 26-27) es una expresión que significa entrar en la comunidad o grupo (CD II, 2). Por el contrario, el rechazar la alianza de la secta es rechazar a la comunidad en sí (4Q280 [maldiciones ] 2 7. En los Fragmentos Zadokitas (CD VI, 19) se refiere a los sectarios no solamente como aquellos que han entrado en la Alianza, sino como aquellos que han entrado a la nueva (o renovada) alianza en alución a Jr 31,30. Esta idea se repite en CD VIII 21; XIX, 33; XX, 12.  La Alianza de Dios con la secta es eterna (1QS IV, 22; V, 5-6; 1QSa I, 2-2, 25). El liderazgo del grupo es descrito como los hijos de Zadok, los sacerdotes que guardan Su alianza, y...la mayoría de los hombres de la comunidad que ayunan guardando la alianza (1QS V, 2-3, 21-22; VI, 19). Es importante aclarar que estos sectarios no se sentían reemplazando o revocando la Alianza Mosaíca, sino más bien renovándola. Algo parecido a lo que entenderían los rabis, para quienes el pasaje de Jr no se refiere a reemplazar la Tora sino a renovar el compromiso con ella, el mismo compromiso que se adquirió en el Sinaí. El proceso para entrar en la Alianza  en el Qumran requiere que el candidato jure regresar a la Tora de Moisés y a la interpretación que deriva de los hijos de Zadok y de la asamblea de la comunidad (1QS V, 8-10; V, 20; VI, 15; 1QSa I, 2-3). Por otra parte, los miembros de la comunidad se definen como aquellos que mantienen la Alianza, aquellos que se han apartado del camino que sigue la gente (11QMelq [11Q13] II, 24). Por otra parte en 1QSa I, 3, Regla de la Congregación, se nos dice que el adherir a la secta, esto es, a la Alianza con Dios, produce expiación por la tierra. Si es que la secta no hubiese observado la correcta interpretación de la ley, la tierra se hubiese destruido hace tiempo. Y es que los sectarios se consideran como el verdadero Israel. No sucedía lo mismo con los rabis quienes veían a la Alianza como se entendía en la Biblia y no como una relación especial y exclusiva con Dios. Para los del Qumran, insisto, la alianza era una relación independiente y exclusiva con Dios.

En este contexto encontramos en las Reglas de la Comunidad (1QS I, 16-II, 25) una descripción a la renovación anual que hacían de la Alianza. La ceremonia consistía en bendiciones proclamadas por los sacerdotes y maldiciones recitadas por los levitas, basadas todas en el modelo bíblico de la ceremonia de la Alianza en Dt 27-28 (ejem. 11,29). La ceremonia de la renovación de la Alianza incluye  procesiones de los sacerdotes, levitas y el resto de la comunidad sectaria, organizada militarmente de acuerdo al tiempo del desierto. Los Hijos de la Verdad fieles a la alianza van a recibir salud y una gran paz en una vida larga, una gran descendencia junto con todas las bendiciones eternas, al mismo tiempo que un gran gozo que no terminará en una vida perpetua, y una corona de gloria junto a un resplandeciente atuendo de luz eterna (1QS 4.6-8).Para más detalles: L.H. Schiffman, "The Concept of Covenant in the Qumran Scrolls and Rabbinic Literature", p. 272-276. Hay que reconocer que esta alianza se renueva con la misericordia de Dios: Cerca de la muerte me encontraba por culpa de mis pecados, mis iniquidades me habían vendido al Seol: Pero tú me has liberado, Oh Señor. De acuerdo tu gran compasión, y de acuerdo a tus muchas justicias (11QPsa 19,10-11).  

Alianza de Abraham en el Qumrán y Literatura Rabínica

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La Alianza con Abraham está presente en la literatura del Qumrán en el Genesis Apocrifon XXI, 8-14 donde Dios se le aparece al patriarca y le promete para él y sus descendientes la tierra de Israel como herencia eterna, además de prometerle una descendencia innumerable. También consideremos los Fragmentos Zadokitas (CD I, 4-5: VI, 2) donde aparece esta Alianza como la base a partir de la cual Dios elige dejar un resto de Israel que el traerá de regreso después de la destrucción del primer templo (los ascendientes de los miembros de la comunidad del Qumrán).  Porque Israel no cumplió con las obligaciones propias de la Alianza, Dios los castigó ( CDI, 16-18; III, 10-11; 4Q463 I I) produciendo también la destrucción del templo (CD VIII, 1). Porque Israel no cumplió con las obligaciones Dios dió la Alianza a quienes se habían mantenido fieles a los mandamientos (CD III, 12-13;  IV, 7-10). Debido a que la Alianza con Abraham y la del Sinaí no fueron cumplida, entonces Dios transfirrió dichos pactos a los miembros de la secta. La alianza de Abraham tiene otro elemento muy importante: la circuncision. En CD XII, 11 se hace referencia a la circuncisión hablando de la Alianza de Abraham (Gn 17, 10-15, 23-27).  Esta Alianza también se menciona en 4Q378 22 I, 4.

En la literatura rabínica, en la misná B.Qam 1, 2-3 se habla de la Alianza de Abraham como la Alianza de la circuncisión. En m.Ned 3, 11 se habla de la importancia de la circuncisión en los siguientes términos: Grande es la circuncisión, por 13 alianzas fueron hechas por ella. Aquí el número 13 se refiere a la cantidad de veces que la palabra berit (alianza) se menciona en Gn 17. En la misná la base de la relación entre Dios e Israel nace de la Alianza con Abraham. Esta alianza se relaciona de manera muy patente con la circunsición. En t.Ber (6) 7,12-13 leemos: Bendito eres, Oh Señor nuestro Dios, Rey del universo, quien nos has ordenado iniciarle (al niño de ocho días) en la Alianza de Abraham nuestro padre. En el Mekhilta de Rabi Ismael Be Sallah 3 se dice que la circuncisión es el signo permanente de la relación del Judío con su Padre del cielo.

Por lo tanto, tanto para el Qumrán como para los rabinos, la Alianza de Abraham está estrechamente relacionada con el mandato de los patriarcas de seguir sus mandamientos, y entre estos, lo central es la circuncisión. Para más detalles: Lawrence H. Schiffman, "The Concept of Covenant in the Qumran Scrolls and Rabbinic Literature".  

La Alianza de Jacob en los Rollos del Templo y la literatura rabínica

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En los Rollos del Templo la Alianza de Jacob es central (Col. XXIX). En este texto Dios habla en primera persona sobre distintas ofrendas, y sobre el Templo donde hace habitar su Nombre. Promete que las ofrendas que presente Israel serán siempre aceptadas por Él quien será para siempre su Dios si Israel acepta ser por siempre su pueblo. En la era por venir Dios construirá un nuevo Templo para establecerlo por mi mismo por todas las edades, de acuerdo a la Alianza que yo hice con Jacob en Betel (XXIX, 10). El texto que está detrás es Gn 28, 10-22 (Lv 26,42) sobre la escalera de Jacob. Por lo tanto, la alianza a la que se refiere los Rollos del Templo versa sobre el establecimiento del templo de Jerusalén en el monte santo, lugar donde descansará el templo eterno de Dios en la edad venidera. Los rabinos no hablan de la Alianza realizada con Jacob. Sin embargo, sí hablan de la visión de la escalera de Jacob como el acontecimiento que se refiere al establecimiento del templo de Jerusalén. 

Circuncisión como señal inequívoca del ser judío

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De acuerdo a Ap 3,8-9 los cristianos de estas comunidades se entendían como verdaderos judíos. De hecho se distinguían de aquellos que se decían judíos pero que en verdad pertenecían a la sinagoga de satanás. Los verdaderos judíos serían los que han creído en que Cristo es el Mesías. Pablo también comparte la misma perspectiva (que se contradice con Rm 9-11). Así, en Rom 2, 28-29 y dirigiéndose a los judíos de la comunidad:  Ser judío no consiste en tener señales visibles; la circuncisión no consiste en una señal en la carne.  2,29: El verdadero judío lo es interiormente: la verdadera circuncisión es del corazón, según el Espíritu y no según la ley escrita. ¿Y cómo compaginar con Flp "3,1: Entonces, ¿qué ventaja tiene el judío o para qué sirve la circuncisión? 3,2: Las ventajas son muchas y en todos los aspectos"? Los cristianos se apropian de un término que en esa época era escurridizo y no muy claro. La circuncisión era la marca distintiva de los judíos, por lo menos desde el tiempo de los macabeos. Es precisamente porque la circuncisión era la marca distintiva del judío que Antioco IV intenta erradicarla. Ahora bien, esta marca distintiva (imposible de reconocer desde afuera) también se reconocía entre los judíos de la diáspora. Es por ello que algunos autores romanos también la mencionan: Horacio (65-8ac): Satires I.9.69-70; Petronio (primera mitad del I d.c) Satyricon 102, 14; Marcial (final del primer siglo): Epigrams 7.30.5. Por lo tanto, lo que afirman los cristianos es una novedad sin precedentes. Desde el II a.c. la marca distintiva del ser judío es la circuncisión. El problema es que, por lo menos en la parte oriental del Imperio, los judíos no era el único pueblo que practicaba la circuncisión. Por ejemplo, Herodoto ya hacia mediados del V a.c. dice que Colquis (en la actual Georgia), egipcios, y etíopes, también practican la circuncisión (Heródoto 2. 104.2-3). Filón de Alejandría dice que también los egipcios, árabes, etíopes y casi todos los que habitan las regiones del sur cerca de la zona tórrida son circuncidados (Preguntas al Gn 3.48).  En el reinado de Adrían (117-137) la situación cambió radicalmente por cuanto se debate sobre una general prohibición sobre la circuncisión. Este es el contexto que explica la rebelión de Bar Kokhba, esto significa que la circuncisión es sin lugar a dudas en esa época la distinción externa de los judíos. 

Ahora bien, si la circuncisión era la marca distintiva de los judíos, también algunas de sus prácticas externas también lo eran para observadores. Por ejemplo Lentulus define a los judíos como cualquiera que pareciera observar las cuestiones sagradas judías. Esto quiere decir que para la gente común, que no puede cerciorarse si su vecino está o no circuncidado, son sus prácticas las que le indican su identidad judía. Por ejemplo, el abstenerse del cerdo, no trabajar en sábado, ir a la sinagoga. Así para Plutarco una persona que se abstiene del cerdo puede ser llamado judío. Incluso en B. Megillah 13a se dice que cualquiera que niegue la idolatría puede llamarse judío. Como sea, es claro que muchos géntiles seguían ciertas prácticas judías como el no trabajar en el sábado y otros rituales. Eran los conocidos como temerosos de Dios, aunque externamente, y juzgando sólo por su conducta, bien podían ser confundido por judíos. La siguiente anécdota del Talmud ilustra lo complicado de la situación:  Había un gentil que subió a Jerusalén para comer los sacrificios de la Pascua [que le son prohibidos para los gentiles]. Cuando regresó a casa dijo, está escrito en la Tora que ningún extranjero puede comer de éste (Ex 12,43), ningún no circuncidado coma de éste (Ex 12,48), pero Yo, yo he comido de la mejor parte de éste. Rabí Judah b. Beteira le dijo, ¿te dieron una pieza de la cola? El gentil contestó, no. R. Judah contestó, en tal caso no has comido realmente la mejor parte del sacrificio. Cuando subas la próxima vez, diles que te den una pieza de la cola. Cuando el subió a Jerusalén él les dijo, dadme una pieza de la cola . Ellos le dijeron, ¡eso es imposible! Ellos le dijeron, ¿quién te dijo que hablaras de esta manera? Él les dijo, R. Juda b. Beteira. Ellos se dijeron a sí mismo, ¿qué es esto que está pasando frente a nosotros? Ellos le investigaron y encontraron que era gentil y le mataron. Ellos mandaron un mensaje a R. Juda b. Beteira, la paz sea contigo, R. Juda b. Beteira, porque si bien estás en Nisibis tu red está lista en Jerusalén. En este texto están todos los elementos que hemos estudiado: cualquier gentil podía pasar por judío, sólo cuando se revisaba bien, esto es, cuando se cercioraba si estaba circuncidado, se podía tener certeza. S.J.D. Cohen, The Biginnings of Jewishness, Boundaries, Varieties, Uncertainties, posición 360- 563.

Creación- Alianza: El Himno de la creación en Eclo (2)

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Una sección interesante del Eclo respecto a una alianza como término del proceso de creación está en el Himno de la creación 42,15-43,33 que también están ordenados en una secuencia de seis días. En el v. de entrada se nos dice: Voy a recordar las obras de Dios y a contar lo que he  visto:   por la palabra  de Dios son creadas sus obras y de su voluntad reciben su tarea. La referencia a la palabra de Dios  el autor hace referencia a Gn 1 donde ya en el v. 3 Dios va creando a través de su palabra. Luego de decir que los santos de Dios (ángeles) no bastan para contar las maravillas de Dios, el autor declara que Éste Sondea el Abismo y el corazón del hombre  (42,18) haciendo referencia a Gn 1,2. Después el autor hace referencia a la repetida frase del Gn 1 (Dios vio que era bueno) cuando pregunta:  Todas, una tras otra, muestran su belleza:¿quién se saciará de contemplar su hermosura? (42,25). 

En 43,1 Ben Sira se mueve al segundo día de la creación cuando Dios separa las aguas de arriba de las de abajo: El firmamento límpido es belleza del cielo, la bóveda celeste es espectáculo majestuoso. El autor continúa en 43, 2-10 con la descripción de los cuerpos celestes. En 43, 6-7 se describe el cuarto día de la creación  con la mención a la luna y en 43, 8c-10b a  las estrellas (Gn 1,14.16.17). Ben Sirá vuelve a otros temas de los cielos, como el arcoíris, los rayos, las nubes, los huracanes y la nieve, todo para después llevar al lector a la creación de los vegetales (43,22), el tercer día de la creación (tb en relación a Gn 2, 5). Luego pasa al quinto día de la creación, con la descripción de las criaturas del mar que nos llevan a Gn 1,21. 

El himno termina en Eclo 43, 30-33: Los que alaban al Señor, eleven la voz,    esfuércense todo lo que puedan, que aún queda más, los que glorifican al Señor, redoblen las fuerzas, y no se cansen, porque nunca acabarán. 43,31: ¿Quién lo ha visto que pueda describirlo?, ¿quién lo alabará como él es? 43,32: Quedan cosas más grandes escondidas, sólo un poco he visto de sus obras. 43,33: Todo lo ha hecho el Señor, y a sus fieles les da sabiduría. El autor nos recuerda que nuestra sabiduría es limitada, que no podemos alabar apropiadamente a Dios porque no somos capaces de entender lo intrincado de la creación. La sabiduría, al final de cuentas, es un don de Dios, recalca el autor tal como ya lo había hecho en el capt. 24. Y es que el esquema se repetirá: la sabiduría es el don de Dios para su pueblo de Israel, más específicamente para los justos que encarnará Simón el sumo sacerdote (capt 50). En otras palabras, el proceso de creación no culmina al séptimo día, sino que después veremos como la sabiduría deambula buscando un lugar donde habitar. Ese es el culmen del proceso creativo, cuando Dios la envía habitar entre el pueblo de Israel y en el tabernáculo.  Todo esto llevado al culmen en la persona de Simón (y eventualmente sus sucesores) quien cumple las promesas sacerdotales y reales que Dios había hecho al pueblo.  Para más detalles: Creation, Covenant and the Beginnings of Judaísm p.46-51.

Creación y Alianza: Eclo (1)

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En el Eclo 24 (versión griega) tiene tres partes: el relato autobiográfico de la  sabiduría y su ventual migración hacia Israel en los v.v. 1-22; una referencia en primera persona sobre las profundidades de la sabiduría (v.v. 23-29); y el cierre en primera persona de Ben Siran (v.v. 30-34). Comencemos con el relato autobiográfico de la sabiduría y cómo se relaciona con el relato de la creación y con la Alianza mosaica. Ya en los v.v. 3-4  aparecen claros paralelos con el relato de la creación. En 24,3 la sabiduría cubre la tierra como la niebla haciendo referencia al espíritu de Dios cubriendo las aguas en Gn 1,2. En 24,5 se habla de la sabiduría recorriendo el arco del cielo y atravesando la hondura del abismo, haciendo referencia a la separación entre las realidades superiores e inferiores del segundo día de la creación. En 24,6 la sabiduría nos dice que ella reina sobre las olas del mar y los continentes, haciendo alusión sobre la separación entre los mares y la tierra. En el mismo versículo, se pasa por alto todos los demás estadios de la creación y menciona directamente a todos los pueblos y las naciones.  Luego, en el v. 7, ya habiéndose realizado la creación, la sabiduría busca un lugar donde habitar. Así, en el v. 8 la sabiduría dice que el creador del universo le ordenó que residiera en Israel. Más aún, en el v. 10 la sabiduría se describe sirviendo en el tabernáculo y sirviendo en Sión. Es interesante constatar que tanto la sabiduría como Israel divagan hasta que Dios los une en el templo y en Jerusalén. Esta unión también hace referencia al relato del Gn y a la unión entre el pueblo y Dios a través de la alianza mosaica. En el v. 13-17 la sabiduría hace referencia a varias imágenes vegetales, describiendo una imágen muy parecida al Jardín del Edén. Más aún, la sabiduría contenida en la Torá se puede analogar con seis cuerpos de aguas, cuatro de los cuales emanan del Jardín del Edén: el Tigris, el Pisón, el Eufrates y el Guijón (v.v. 24-27). Lo mismo que Dios creó y llevó a Eva delante de Adán, así también llevó a la sabiduría a Israel para que habitara allí. Las aluciones al Jardín del Edén son todavía más claras en los v.v. 19-22: 
Vengan a mí los que me aman,
   y coman todo lo que quieran de mis frutos (Gn 3,6);
 
 24,20: mi recuerdo es más dulce que la miel,
   poseerme es mejor que los panales.
 
 24,21: El que me come tendrá más hambre,
   el que me bebe tendrá más sed;
 
 24,22: el que me escucha no fracasará,
   el que me pone en práctica no pecará (Gn 2,25).

Recordemos que de acuerdo al relato del Gn el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal no es malo en sí, lo que constituye una trasgreción es el querer adquirir la sabiduría prescindiendo de Dios. 

Además del capt. 24, el primero es también muy importante al momento de relacionar la sabiduría con el relato de la creación y la alianza mosaica. Lo mismo que en el capt. 24, el capt. primero describe la historia de la Alianza como la fase final del acto de la creación. De hecho, Dios regaló la sabiduría a quienes la aman, esto es, a Israel, los mismos sobre los que descansó la sabiduría después de divagar por distintos lugares (24,11). 

Vamos también al Eclo 16,24-17, 23 donde se narra la historia del mundo desde la creación hasta la revelación del Sinaí. Como sabemos, la transmisión de la sabiduría divina a Israel es la última fase de la creación. En los v.v. 6-10 del capt. 17 se induce que la sabiduría es un don de Dios para toda la humanidad. Sin embargo, y más adelante, expresiones como la ley de la vida (11), la Alianza eterna (12) y los decretos (12) que Dios ordena confirma que los versículos 11b-13 se refieren a la Tora. De igual manera, la teofanía descrita en los v.v. 13-14 en la cual el pueblo contempló la majestad de la gloria (de Dios) y sus oídos escucharon la gloria de su voz nos lleva a la experiencia del Sinaí. Esta ley de vida (17,11) hace que los israelitas puedan trascender su mortalidad de 17,1 y asumir la inmortalidad de los cuerpos celestiales (16,27). 

Para más detalles: Creation, Covenant and the Beginnings of Judaísm, p.17-21

Creación-Alianza: La Alianza de Aarón, Fineés y Simón, Eclo (3)

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En el contexto del judaísmo del segundo templo, al momento en que se escribe el Eclo, Judea operaba como un estado-templo donde el sumo sacerdote y su círculo de influencia. Ben Sirá bien pudo haber sido un escriba al que se le encomendó escribir su libro para exaltar la figura del sumo sacerdote Simón. Es por esto que Ben Sirá señala que sobre Simón descansa la sabiduría (también como revelación divina que se manifiesta en la Alianza) que divago por tanto tiempo buscando un lugar sobre el cual habitar.  ¿De qué alianza se trata? La mosaica, pero en términos de Aaron. Esto significa que Aarón heredó de Moisés el rol de enseñar la Ley, que es la forma madura de la Sabiduría (45,17): Le confió los mandamientos y autoridad para legislar y juzgar, le encomendó normas y preceptos para que enseñara las normas al pueblo. Y es que Aarón ha sido ungido por Moisés:  Moisés mismo lo consagró:ungiéndolo con óleo sagrado, así obtuvieron una alianza perpetua él y sus hijos, mientras dure el cielo, para servir a Dios como sacerdotes y bendecir al pueblo invocando su Nombre. Esta dinámica de la Alianza de Aarón como prefigura de lo que más tarde se vería con Simón ya está delineada en la Alabanzas a los Padres. En esta sección dos son los temas fundamentales: la alianza y la herencia. Dios ha establecido una Alianza con Noé (44, 17d), Abraham (44,19d) e Isaac (44, 22c), y luego con Aarón y su descendencia una Alianza eterna donde se les garantiza que ocuparan el sacerdocio en perpetuidad (45,15).  En la misma línea hace una Alianza con Fineés (45,24-25) donde se establece sobre él y sus descendientes el sumo sacerdocio y la capacidad de juzgar al pueblo: Y ahora alaben al Señor, porque es bueno y los corona de gloria. Que les conceda prudencia para juzgar con justicia a su pueblo; que no acabe la felicidad y el poder de ustedes nunca jamás (45, 26). 

La herencia es el segundo tema importante. Dios había prometido a Abraham en herencia el país de mar a mar, desde el Gran Río hasta el extremo de la tierra (44,21b). Dios también da en herencia a jacob un regalo que nos recuerda Dt. 32, 8-9:  a quien confirmó la bendición y le dio la herencia, señaló las fronteras de las tribus repartiendo lotes a las doce (44,23 b-e). Sólo cuando esta herencia confluye con la sabiduría y llega a ser el libro de la Alianza (24,23) se llega a la plenitud, esto es cuando se celebra el sacerdocio en el tabernáculo . En este contexto llama la atención lo austero que es la mención a la Alianza mosaica en Eclo. Ben Sirá describe el don de la Torá en los siguientes términos: Dios le hizo escuchar su voz y lo introdujo en la nube espesa; puso en su mano los mandamientos, ley de vida y de inteligencia, para que enseñase los preceptos a Jacob, sus leyes y decretos a Israel (45,5). Esta Alianza pasa luego a Aarón como ya vimos cuando citamos Eclo 45,17. Y es que donde reposa la sabiduría es precisamente en el sacerdocio de Aarón, luego en el de Fineés, y posteriormente en Simón. Este último guarda muchas de las características de los monarcas davídicos, así refleja no sólo cualidades sumo sacerdotales, sino que también reales. Tanto Simon como Ezekias habían fortalecido la ciudad (48,17) y construido cisternas (48,17; 50,3). David es descrito como por tanto una corona (47,6) lo mismo que Simón (50,11). En otras palabras, Ben Sirá no describe la Alianza de Aarón en términos superiores a las promesas davídicas. Más bien, llama la atención en la similaridad entre las alianzas entre los sumo sacerdocio y los monarcas. Para más detalles: Creation, Covenant and the Beginnings of Judaism p. 57-87

Creación y Alianza: 4Ezra

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Las preguntas que giran en torno al 4Ezra quieren encontrar explicación sobre la destrucción del segundo templo, el por qué Dios castiga a su pueblo cuando los gentiles son peores. La historia del pueblo se entiende comenzando con Adán, luego con Noé y los patriarcas, luego el don de la Torá en el Sinaí, más adelante el mandamiento a David para construir el templo, y finalmente su destrucción en el 586a.c. La historia de Israel se funda con la Alianza de los patriarcas, especialmente con Jacob: Escogiste a Jacob; apartaste a Esaú; Jacob fue padre de una gran multitud (3,16). Dios celebró la Alianza con los descendientes de Jacob (3, 19). Sin embargo, en la primera parte de este libro, el autor reprocha a Dios que si bien Éste celebró una Alianza con el pueblo no le dio la aptitud para poder cumplir totalmente la Torá (3, 21-22). No les quitaste el corazón malo, a fin de que la ley trajera frutos en ellos.21. Pues el primer Adán poseía un corazón malo y fue vencido; no sólo él, sino también por todos aquellos que nacieron de él.22. Entonces esta debilidad permaneció, así como tu ley, en el corazón de los pueblos junto a la mala raíz; el bien desapareció y el mal permaneció. La marca del pecado de Adán dejo una marca permanente en el hombre, el corazón malvado, que lo ha llevado a trasgredir los mandamientos de Dios. En el inicio de esta obra esto implica una injusticia de parte de Dios. Además, el pueblo de Israel tiene su origen en el relato de la creación (6,54-55). Encima de ellos estableciste a Adán como príncipe de todo lo que habías creado anteriormente(21), y es por culpa suya que nosotros, el pueblo que has escogido, hemos caído en el infortunio (u). 55. Digo todo esto ante ti, Señor, porque has dicho: "es a causa de vosotros que he creado el mundo."A pesar de tener un origen común con los otros pueblos, se reconoce que es Adán y no Abraham  el ancestro de los israelitas (6,54). En todo caso, Israel fue elegido por Dios. Sin embargo, esto no les provee de ningún privilegio, al revés, el autor se queja de que el pueblo se encuentre subyugado por pueblos extranjeros (6, 56-59). Las otras naciones que descienden de Adán son como la nada; se asemejan a la saliva, o a las gotas de agua de un cubo, ellas y sus alegrías. 57. Y ahora, he aquí que estas mismas naciones que son como la nada nos dominan y nos pisotean.58. Y nosotros, tu pueblo al que decías: "Sois mi primogénito(22), mi hijo único al que amo", estamos en sus manos. 59. Si has creado el mundo para nosotros, ¿por qué no lo poseemos como herencia.

Esta crisis de sentido se comienza a revertir cuando a través de unas visiones el autor comprende el verdadero sentido de la figura de Moisés y la alianza sinaítica (9, 29-37).  Señor, Dios mío, les apareciste a nuestros padres en la soledad, en la tierra desierta donde no había ni bosque ni hierba 30. Y dijiste: Israel, escúchame, [tú, simiente de Jacob](ll) atiende a mi voz. 31. Sembraré mi ley entre vosotros; traerá frutos en vosotros y por ella seréis ilustres en este mundo. 32. Pero habiendo recibido la ley, nuestros padres no la guardaron; no quedaron en tu partido (m). Entonces el fruto de la ley no fue perdido, pues no era posible que se perdiera, ya que viene de ti. 33. Aquellos que lo habían recibido perecieron por no haber guardado lo que tú habías sembrado entre ellos. 34. Pues es tu ley; (del mismo modo que) la tierra después de haber recibido la simiente; el mar después de haber sido surcado por el navío; el cuenco, después de haber colocado el alimento en él. 35. Cuando llega el momento de perecer, ya sea para esta simiente, ya para aquellos que han sido colocado (en el cuenco), todo esto es destruido, aunque aquel que lo ha recibido subsiste; pero con nosotros no ocurre lo mismo. 36. Los que hemos recibido tu ley y hemos pecado, perecemos con nuestro corazón que la ha recibido. 37. Tu ley no perece, mas subsiste en toda su gloria (n). 38. Miré entonces con mis ojos y vi a mi derecha a una mujer que gritaba y lloraba; su alma estaba muy afligida; sus vestiduras estaban rasgadas y su cabeza cubierta de ceniza. En este texto el éxodo y  la alianza sinaítica se caracterizan como el momento originario del pueblo de Israel. A diferencia de 3, 19-21 donde se culpa a Dios de no hacer a los israelitas capaces de cumplir la ley, aquí, en 9,32 se culpa a los propios israelitas de no cumplirla. El rol que han jugado los gentiles en la destrucción del templo tampoco juega un papel importante como en los capítulos precedentes. Al destruir el templo Dios ha tratado a los israelitas del tiempo de Ezra del mismo modo como ya lo había hecho con los del pasado. 

Las visiones de Ezra (capt. 10-13) reafirman la alianza de Dios y el pueblo. Dios actuará a favor de su pueblo, pero no en el presente, como espera Ezra, sino en el futuro a partir de la figura del Mesías a quien Dios ha mantenido preparado por muchas eras (13,26). El Mesías va a reunir a las diez tribus de Israel que fueron tomadas cautivas por el rey sirio Hoshea (13,40). En términos generales, la destrucción del templo es sólo una aparente ruptura de la alianza, y es que Dios mantiene intactos sus planes salvíficos, la redención del pueblo tal como se formuló en la creación. Y es en este contexto que la alianza sinaítica adquiere nueva preeminencia (capt. 14, 29-35). 29. Vuestros padres permanecieron antaño en la tierra de Egipto(5) y él (Dios) los liberó.30. Recibieron la ley de vida y no la guardaron, y vosotros, sus sucesores, les habéis desobedecido.31. Nos ha dado la tierra, nos ha hecho heredar el país de Sión; vosotros y vuestros padres, habéis hecho el mal y no habéis seguido las vías que el Altísimo(j) os había prescrito.32. Como es un juez equitativo(k), os ha quitado lo que en su tiempo os dio.33. Ahora estáis aquí, y vuestros hermanos están entre vosotros(l).34. Si os sometéis en vuestros corazones, si corregís vuestros espíritus, si guardáis vuestras vidas, no moriréis.35. Pues el juicio vendrá después de la muerte y no os hará vivir. Entonces aparecerán los nombres de los justos; las acciones de los pecadores se descubrirán. Esta visión del Sinaí enfatiza la fidelidad de Dios sobre el pecado y el castigo. El pueblo ha recibido la Tora e inmediatamente pecó, sin embargo Dios igual le dio la tierra. Una vez en la tierra, el pueblo siguió pecando lo que condicionó la respuesta de Dios como un juez justo. Pero, y de nuevo, el acento no está puesto en el pecado o en el castigo, sino más bien en la fidelidad de Dios en la Alianza, por lo menos en relación a aquellos que le son fieles. En este contexto, Ezra aparece como un segundo Moisés (14, 1-9). 1. Al tercer día(a), mientras estaba bajo un árbol, 2. Una voz que venía del lado de este árbol llegó a mí, diciéndome: ¡Esdras, Esdras! Le respondí: ¡Heme aquí! Me levanté y me enderecé. 3. La voz prosiguió: Me aparecí a Moisés y le hablé desde el espino(1), cuando mi pueblo era esclavo en Egipto (Gëbs). 4. Lo envié como mensajero; hice que mi pueblo saliera de Egipto(2), lo conduje al monte Sinaí(3) (Sinä) y lo establecí cerca de mí (b) durante mucho tiempo, 5. Le conté muchas maravillas, le expliqué el misterio de los días, le hice conocer los últimos tiempos, 6. Le di esta orden: Explica esto, esconde esto otro. 7. Y ahora te digo: 8. Los signos que te he indicado, el sueño que has visto, la explicación que has oído, guárdalos en tu corazón, 9. Pues se te raptará de en medio de los hombres, y permanecerás junto a mi Hijo(c). Veamos también 14,13. 20.21.22.Dios le pide a Ezra, como a Moisés en su tiempo, aislarse por 40 días y escribir 24 libros.La Alianza del Sinaí, y la figura de Ezra como Moisés viene entonces a explicar la situación presente del autor de este libro. 

Pablo y la aplicabilidad de la Ley en la era mesiánica

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Para Pablo los gentiles que han creído en el Mesías resucitado no necesitan circuncidarse. Eso es claro. Pero, ¿qué pasa con los judíos que han aceptado al Mesías? ¿Deben seguir la Torá? Aquí el asunto es menos claro. En algunos textos Pablo dice que uno debe permanecer en el estado en el que fue encontrado. La parusía es tan inminente que no conviene hacer modificaciones. ¿Fue llamado alguno ya circuncidado? Quédese circuncidado. ¿Fue llamado alguno estando incircuncidado? No se circuncide. (1Co 7,18).  Esto implica que el gentil no ha de circuncidarse. Pero, ¿significa que el judío debe seguir cumpliendo la ley? En algunos textos pareciera que es esto precisamente lo que aboga el apóstol (Hch 24,14; 1Cor 7, 17-18).  Partamos diciendo que la Torá no es un problema para Pablo. Al contrario es una bendición. El problema esta en el pecado que ha sido más fuerte que la Ley y que sólo Jesús ha podido vencer. Para Pablo, la Ley no ha sido lo suficientemente fuerte en relación al pecado (Flp 3, 7-11): lo que para mí era ganancia lo consideré, por Cristo, pérdida. Más aún, todo lo considero pérdida comparado con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús mi Señor; por él doy todo por perdido y lo considero basura con tal de ganarme a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia basada en la ley, sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la justicia que Dios concede al que cree.  Lo que quiero es conocer a Cristo, y sentir en mí el poder de su resurrección, tomar parte en sus sufrimientos; configurarme con su muerte con la esperanza de alcanzar la resurrección de la muerte. Estas ganancias se habían explicitado antes (Flp 3, 5-6): circuncidado el octavo día, israelita de raza, de la tribu de Benjamín, hebreo hijo de hebreos; respecto a la ley, fariseo, celoso perseguidor de la Iglesia; en cuanto al cumplimiento de la ley, irreprochable. Algo parecido leemos en 2Cor 11,22: ¿Que son hebreos? Yo también. ¿Que son israelitas? Yo también. ¿Que son descendientes de Abrahán? Yo también. ¿Que son ministros de Cristo? —hablo como demente—, yo lo soy más que ellos. O veamos, Gl 1, 14:  en el judaísmo superaba a todos los compatriotas de mi generación en mi celo ferviente por las tradiciones de mis antepasados. San Pablo ha encontrado en la muerte y resurrección de Cristo todo lo que necesitaba (Gl 2, 19-20).  Por medio de la ley he muerto a la ley para vivir para Dios. He quedado crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.   Y mientras vivo en carne mortal, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. Estos textos sirven de justificación para no vivir más de acuerdo a la Ley, y al ejemplar modo de vida que había llevado hasta ahora como fariseo. Pero insisto, no significa que la Ley sea mala, simplemente que por una parte esta no pudo con el pecado, y por otra, que Cristo es la finalidad de la leyPorque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree (Rm 10,4 ). En este versículo, además, Pablo señala lo que une verdaderamente a los creyentes de Jesús el Cristo, sean gentiles o judíos, el creer o la fe. Por eso insiste en que Abraham fue reconocido justo debido a la fe y a través de ella recibió la promesa de Dios de que cada nación en el mundo sería bendecida en su nombre (Gl 3,8; Rm 4,11.17). En términos generales, para Pablo la Tora no juega un papel fundamental en la era mesiánica como instrumento de salvación. En la era mesianica es la fe la que une y salva a judíos y gentiles: ¿Qué diremos entonces? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe; pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. ¿Por qué? Porque no iban tras ella por fe, sino como por obras (Rm 9, 30-32).  La misma idea se repite en Gl 3, 6-7; 16-17, lo que significa que la nueva alianza opera a través de la fe: Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel;ni son todos hijos por ser descendientes de Abraham, sino que POR ISAAC SERÁ LLAMADA TU DESCENDENCIA. Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes (R 9,6-8).  Aunque aparezca contradictorio esta Nueva Alianza y comunión entre gentiles y judíos no anula la existencia y los privilegios del pueblo de Israel (Rm 11, 11.26). Es más, incluso si el pueblo de Israel ha fallado al no reconocer a Jesús como el Mesías, igualmente serán salvados por la gracia de Dios como está dispuesto en su plan de salvación (Rm 11, 1-6). 

La Torá oral en el Segundo Templo

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¿Cuán antigua es la ley oral de los fariseos, con independencia de las historias sobre que Moisés la recibió en el Sinaí? en T.B. Qiddusin 66a hay una historia que se repite en Ant. XIII, 10, 5-6 de Flavio Josefo que es muy ilustrativa respecto a un incidente que probablemente sucedió en el reinado de Juan Hircano (y no bajo el reinado del rey Yannay como dice el texto talmúdico). Este monarca estaba celebrando una cena después de una serie de exitosas conquistas. Muchos fariseos estaban presentes. Entonces un saduceo le pidió en privado al rey que ponga prueba a los fariseos lo que hizo preguntándoles qué aparte de las adulaciones protocolares le dijesen la verdad. Entonces un fariseo dijo: ¡Oh rey Yannay! Te basta la corona real; deja la corona sacerdotal a los hijos de Aarón". Esto lo decía porque la madre del rey había estado cautiva en Modín...esto ofendió de sobremanera a Juan Hircano quien pensó que el fariseo había hablado en nombre de todos ellos. El saduceo se acercó de nuevo al rey y le aconsejó que los aplastara. Y aquí viene la parte que nos interesa. El rey le preguntó al saduceo: ¿y qué pasará con la Torá?. El le respondió: "Sabes bien que está escrita y depositada en el rincón; el que quiera estudiarla, puede ir allá y estudiarla". Aquí el saduceo restringe el significado de la Torá a la meramente escrita. Pero , ¿era éste el significado de la pregunta de Hircano? ¿No es acaso evidente que la tora escrita está en algún rincón del espacio sagrado? De allí que Rab Najman bar Isaac dijo: En efecto, debería haber dicho: Pase esto para la Tora escrita, pero ¿qué ocurrirá con la Torá oral? Lo que está en  juego es la idea que que la tora oral existía durante el segundo templo. Es verdad que no hay testimonios explícitos de la época. En el N.T. se habla de la tradición de los antiguos (Mt 15,1; Mc 7,3) seguramente para hablar de la Torá oral de los fariseos.  

Relación Gentiles, Judíos y la Alianza (Rm 11)

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En Rm 11 comienza afirmando que Dios no ha negado a su pueblo Israel (11,1), sino que ha reservado un resto de acuerdo a su gracia. Lo mismo que en los tiempos de Elías cuando la idolatría abundaba, Dios eligió un resto a partir de su gracia. Así en Rm 11, 5: Del mismo modo, hoy queda un resto, por elección gratuita. Este resto, como veremos, resulta fundamental en el plan de salvación y en la fidelidad de Dios con el pueblo de Israel en general. Y es que en una primera etapa tenemos que la mayoría de Israel no ha creído en el mesías. Este rechazo de Israel en relación al mesías le duele inmensamente a Pablo. Éste nunca ha dejado de ser judío. De allí que clama en Rm 9,2: Siento una pena muy grande, un dolor incesante en el alma: 9,3: hasta desearía ser aborrecido de Dios y separado de Cristo si así pudiera favorecer a mis hermanos, los de mi linaje. 9,4: Ellos son israelitas, adoptados como hijos de Dios, tienen su presencia, las alianzas, la ley, el culto, las promesas, 9,5: los patriarcas; de su linaje carnal desciende Cristo. Este rechazo de Israel no es, sin embargo, completo puesto que hay un resto que ha aceptado al mesías. Lo que Israel buscaba no lo alcanzó, aunque los elegidos lo alcanzaron. Los demás se endurecieron (Rm 11,7). Ahora bien, esta rebeldía de la mayoría de Israel no es la última palabra. La historia la lleva siempre Dios. Pregunto: ¿tropezaron hasta sucumbir? ¡De ningún modo! Sólo que su tropiezo ha provocado la salvación de los paganos, despertando a su vez los celos de Israel (Rm 11,11). El tropiezo de Israel ha provocado la predicación a los gentiles que se han incorporado a la nueva comunidad de creyentes. A pesar del éxito, Pablo recuerda a los gentiles que la raíz son los creyentes judíos. Recuerda que no eres tú quien mantiene a la raíz, sino la raíz a ti (Rom 11, 18). Y es que Pablo quiere recordar a los gentiles que los judíos también se salvarán y que su inclusión no es más que el catalizador para que esta dinámica se produzca. Estos gentiles producirán la envidia de los judíos quienes posteriormente aceptarán al mesías. El texto que justifica esta visión para Pablo en Rm 10,19 es Dt 32, 21: Ellos me han provocado a celo con lo que no es Dios; me han irritado con sus ídolos. Yo, pues, los provocaré a celos con los que no son un pueblo; los irritaré con una nación insensata. En este texto Dios es caracterizado como el marido de Israel, que está irritado porque su mujer se ha enamorado con otra persona. La estrategia de Dios es provocar los celos de Israel a través de otras naciones. El contexto no sólo es Dt 32,21 sino en general los capítulos 27-32 los que para el apóstol profetizan la desobediencia de Israel, su endurecimiento y juicio; el favor de la Alianza dada a favor de los gentiles; el subsecuente celosía de Israel por el favor a los gentiles; y finalmente la redención de Israel. Así, y de manera más específica, en Rm 11,8 Pablo cita Dt 29,4 en relación al endurecimiento de Israel, y en Rm 15,10 cita Dt 32,42 (LXX) donde las naciones están llamadas a regocijarse con el pueblo de Israel. El contexto deutoronomista es interesante porque pone de lleno a la teología paulina en la teología de la alianza: Israel va a desobedecer a Dios y a experimentar las consecuencias de esa desobediencia, el sufrimiento del exilio (Dt 29, 19-28; 31, 16-21). Entonces Israel se arrepentirá y creerá en Dios y experimentará las bendiciones de la restauración, el regreso del exilio a la tierra prometida (Dt 30,1-10), mientras que algunos gentiles también participaría en la redención de Dios con Israel (Dt 32, 43). 
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